CUBA: LA UTOPIA ES UNA CARCEL
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Iván de la Nuez analiza el espejismo que los intelectuales de izquierda han cultivado con la revolución cubana
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Por Josep Massot 01/06/2006
Barcelona
Edward Said escribió un libro de referencia en el pensamiento de izquierdas para abolir los tópicos eurocentristas sobre el mundo árabe. ¿Qué pasaría si se aplicara esta misma visión crítica a la fascinación de los intelectuales de izquierda por la revolución cubana? Es lo que propone Iván de la Nuez (La Habana, 1964) en Fantasía roja (Debate), donde pasa revista a cómo desde Sartre, Régis Debray o Graham Greene hasta Wenders, Ry Cooder, Oliver Stone, Vázquez Montalbán o Belén Gopegui han compartido en distinta graduación un espejismo sobre la realidad cubana.
Iván de la Nuez describe los distintos estadios por los que esta pasión por Castro ha sobrevivido a la China maoísta o la URSS. "Al principio, en los años no soviéticos, hubo entusiasmo y esperanza por una revolución que plantó cara al neocolonialismo, al imperialismo y al neocapitalismo, e intelectuales como Feltrinelli y Sartre creyeron ver en Cuba el cumplimiento de una utopía frente a EE. UU. y la URSS. Esto duró hasta la muerte del Che Guevara y la sovietización de la isla. Después, en los años ochenta, la coartada fue el multiculturalsimo. Éramos caribeños, mestizos, multiétnicos, periféricos y, entre artistas y músicos, sobre todo anglosajones, se produjo esa atracción por Cuba y su pintoresquismo, paradigma del discurso del otro. En los noventa, tras la caída del muro de Berlín, la coartada fue la batalla por la antiglobalización, la fiebre antinorteamericana por la guerra de Iraq, Abu Ghraib y Guantánamo, con actitudes que pusieron a la democracia en entredicho. El lema de la lucha por la caída del comunismo había sido solidaridad y transparencia, y Occidente daba ejemplos de insolidaridad y opacidad".
Para el autor, "la marea de izquierdas en Latinoamérica" es un factor que ayuda a sostener el castrismo. "En Latinoamérica se ha visto el fracaso de las dictaduras y de las democracias de esquema liberal. Allí se ha ensayado desde el fascismo hasta el comunismo y ahora ha girado hacia una izquierda que ha asumido el poder en las urnas, una izquierda estatalista, nacionalista y que comparte una nueva mirada sobre América Latina en su conjunto, con dos ejes, Lula, Kirschner y Bachelet, por una parte, y Castro, Chaves y Morales, por otro".
"El recelo de la izquierda de Occidente con los críticos del Estado comunista ha sido un cliché tan continuo como poco estratégico... Los que venimos de allá no traemos las buenas noticias que propaga el turismo revolucionario después de dos semanas de inmersión en aguas lejanas", escribe Iván de la Nuez , a quien le molesta, como cubano, ese "neocolonialismo de izquierda" que convierte a su gente en "muñecos para que estos intelectuales jueguen a la utopía y regresen después cómodamente a sus casas en Europa", ese pintoresquismo que les da vivencias, placer, música; se olvidan de que en la isla se tortura y se encarcela por tener ideas diferentes del régimen. "¿Que Sartre se baja del carro en 1971 por el famoso caso Padilla? Saramago puede coger el relevo. ¿Que Saramago se desmarca momentáneamente en el 2003 por el caso Rivero? Ahí está Oliver Stone para continuar portando la antorcha".
¿Qué pasará en Cuba? Iván de la Nuez cree que la cultura es el único ámbito para experimentar fórmulas de libertad e independencia, ya que las fundaciones norteamericanas sólo piensan en Florida, no en Cuba. "Sólo tendrán futuro - dice- aquellas opciones políticas que rescaten ciertas reformas sociales, por un lado, y de democracia, por el otro".
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