CERCANÍA, TIEMPO ROTO Y MUNICIONES
CRONICA DE DOMINGO
Cercanía, tiempo roto y municiones
Por Raúl Rivero
Madrid -- Creo con fervor en la metáfora y en sus industrias para trasladar situaciones. A veces, en mis conversaciones con amigos de Europa --para explicar la realidad cubana-- cuento que lo que ha pasado en nuestro país es que un grupo terrorista ha hecho explotar un carro bomba en el corazón de la isla.
De ahí el inventario de calamidades: la economía desvencijada; los valores convertidos en cenizas dispersas; la mentira y la hipocresía para sobrevivir entre las ruinas; las máscaras para ocultar las mutilaciones; el 20 por ciento de la población en la diáspora; más de 300 víctimas en prisión y el grupo que dirigió la operación, en el gobierno, sobre los escombros.
Siempre, en mi afán por hacer algunas precisiones, deslizo en la comparación que el anciano que manejó el control remoto detuvo la máquina cargada de explosivos en el mismo sitio que ocupa la familia en ese mapa imaginario que ya mis contertulios extranjeros visualizan con resolución.
Y es que el desastre de estos 48 años la zona de la sociedad que más ha afectado es el ámbito familiar. Ahí es donde la muerte ha hecho su mejor cosecha. Donde las heridas no encuentran alivio ni suturas, porque varias generaciones de cubanos andan por el mundo, lejos de los padres, de algún hermano, de dos hijos y de los abuelos (o es el abuelo el que se fue), del hombre o la mujer que aman, a la espera de un momento que todavía no tiene fecha en el almanaque.
Lo más grave de ese atentado, lo tenebroso, lo duro, lo sombrío es que el carro sigue ardiendo y todos los días va un pandillero y repone la dinamita, alimenta y sube el calibre de las municiones. La metralla continúa en el aire y va hacia todas partes, en los rumbos de los puntos cardinales de la nación.
Creo que en la historia reciente de Cuba, así como en los dominios del arte y la literatura, este asunto, estas lesiones, tienen que tener una atención especial y deben ser objeto de unos acercamientos con toda la gradación de intensidades y desde todas las direcciones.
Fotograma del film ¨Cercanía ", en el cual actúa Reynaldo Miravalles --->
Ya se han hecho estudios, ensayos, libros, aproximaciones y está impreso también en la emoción de muchos poemas y en el temblor de la prosa. El cine cubano, que ha salido después del fogonazo a buscar libertad, entra ahora directamente al tema con la película Cercanía, del director Rolando Díaz y con el maestro Reinaldo Miravalles como protagonista.
No soy crítico de cine, eso se sabe. Pero soy cubano y el filme me conmovió porque aunque es el retrato particular de una familia y su crónica específica vi a mucha gente reflejada, personas muy cercanas y queridas y esa imagen distanciada me ayudó a entender mejor su comportamiento y me dio una dimensión diferente del escenario del exilio.
Cercanía es un drama como es dramático el entorno del episodio que relata, pero es un drama en el que no falta el color criollo de la comedia porque ya sabemos que el humor suele ser, entre nosotros, un recurso para exorcizar ciertas amarguras o todas.
La película es también un canto a la tenacidad. A los cubanos que han tenido que rehacer su noción del tiempo y mostrar valor, constancia y paciencia para conseguir pequeños (o grandes) triunfos en la vida.
No contaré ni una escena, ni voy a enjuiciar las actuaciones, desde luego. Puedo, eso sí, decir que a mi modo de ver como espectador, allá en el fondo de la sala, me pareció un guión excelente, orgánicos y naturales los actores (voto privado para Grettel Trujillo y Carlos Cruz) y necesaria, pertinente la película para comprender los efectos de la detonación del carro bomba que hacen arder aún los terroristas.
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El intento de destrucción de la familia cubana no es una característica del castrismo según ustedes verán en las notas que iré añadiendo poco a poco. La destrucci'on de la familia cl'asica occidental ( " burguesa " ) es un viejo objetivo universal del Comunismo y de cualquier otro sistema de control totalitario de la sociedad como lo han sido el estalinismo, el castrismo, etc..
1)
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/cap2.htm
F. Engels
EL ORIGEN DE LA FAMILIA,LA PROPIEDAD PRIVADAY EL ESTADO
Cap'itulo II
La Familia
Caminamos en estos momentos hacia una revolución social en que las bases económicas actuales de la monogamia desaparecerán tan seguramente como las de la prostitución, complemento de aquélla. La monogamia nació de la concentración de grandes riquezas en las mismas manos -las de un hombre-y del deseo de transmitir esas riquezas por herencia a los hijos de este hombre, excluyendo a los de cualquier otro. Por eso era necesaria la monogamia de la mujer, pero no la del hombre; tanto es así, que la monogamia de la primera no ha sido el menor óbice para la poligamia descarada u oculta del segundo. Pero la revolución social inminente, transformando por lo menos la inmensa mayoría de las riquezas duraderas hereditarias -los medios de producción- en propiedad social, reducirá al mínimum todas esas preocupaciones de transmisión hereditaria. Y ahora cabe hacer esta pregunta: habiendo nacido de causas económicas la monogmia, ¿desaparecerá cuando desaparezcan esas causas?.
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En todo caso, se modificará mucho la posición de los hombres. Pero también sufrirá profundos cambios la de las mujeres, la de todas ellas. En cuanto los medios de producción pasen a ser propiedad común, la familia individual dejará de ser la unidad económica de la sociedad. La economía doméstica se convertirá en un asunto social; el cuidado y la educación de los hijos, también. La sociedad cuidará con el mismo esmero de todos los hijos, sean legítimos o naturales. Así desaparecerá el temor a "las consecuencias", que es hoy el más importante motivo social -tanto desde el punto de vista moral como desde el punto de vista económico- que impide a una joven soltera entregarse libremente al hombre a quien ama. ¿No bastará eso para que se desarrollen progresivamente unas relaciones sexuales más libres y también para hacer a la opinión pública menos rigorista acerca de la honra de las vírgenes y la deshonra de las mujeres?. Y, por último, ¿no hemos visto que en el mundo moderno la prostitución y la monogamia, aunque antagónicas, son inseparables, como polos de un mismo orden social?. ¿Puede desaparecer la prostitución sin arrastrar consigo al abismo a la monogamia?.
2)
Queréis abolir la familia! Hasta los más radicales se indignan ante este infame designio de los comunistas.
¿En qué bases descansa la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro privado. La familia, plenamente desarrollada, no existe más que para la burguesía; pero encuentra su complemento en la supresión forzosa de toda familia para el proletariado y en la prostitución pública.
La familia burguesa desaparece naturalmente al dejar de existir ese complemento suyo, y ambos desaparecen con la desaparición del capital.
¿Nos reprocháis el querer abolir la explotación de los hijos por sus padres? Confesamos este crimen.
Pero decís que destruimos los vínculos más íntimos, sustituyendo la educación doméstica por la educación social.
Y vuestra educación, ¿no está también determinada por la sociedad, por las condiciones sociales en que educáis a vuestros hijos, por la intervención directa o indirecta de la sociedad a través de la escuela, etcétera? Los comunistas no han intentado esta injerencia de la sociedad en la educación, no hacen más que cambiar su carácter y arrancar la educación a la influencia de la clase dominante.
Las declamaciones burguesas sobre la familia y la educación, sobre los dulces lazos que unen a los padres con sus hijos, resultan más repugnantes a medida que la gran industria destruye todo vínculo de familia para el proletario, y transforma a los niños en simples artículos de comercio, en simples instrumentos de trabajo.
¡Pero es que vosotros, los comunistas, queréis establecer la comunidad de las mujeres? —nos grita a coro toda la burguesía.
Para el burgués, su mujer no es otra cosa que un instrumento de producción. Oye decir que los instrumentos de producción deben ser de utilización común, y, naturalmente, no puede por menos de pensar que las mujeres correrán la misma suerte.
No sospecha que se trata precisamente de acabar con esa situación de la mujer como simple instrumento de producción.
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Se acusa también a los comunistas de querer abolir la patria, la nacionalidad.
Se acusa también a los comunistas de querer abolir la patria, la nacionalidad.
Los obreros no tienen patria. No se les puede arrebatar lo que no poseen. Mas, por cuanto el proletariado debe en primer lugar conquistar el Poder político, elevarse a la condición de clase nacional[22], constituirse en nación todavía es nacional, aunque de ninguna manera en el sentido burgués.
3)
Mao Tsetung, 1958, "Pláticas en la conferencia de Chengtu",
Mao Tsetung espontáneo
4)
Artículo de A. Kollontai
Tomado de http://www.marxists.org/espanol/kollontai/comfam.htm
El niño y el Estado comunista
En este aspecto también acudirá la Sociedad Comunista en auxilio de los padres. En la Rusia Soviética se han emprendido, merced a los Comisariados de Educación Pública y Bienestar Social, grandes adelantos. Se puede decir que en este aspecto se han hecho ya muchas cosas para facilitar la tarea de la familia de criar y mantener a los hijos.
Existen ya casas para los niños lactantes, guardería infantiles, jardines de la infancia, colonias y hogares para niños, enfermerías y sanatorios para los enfermos o delicados, restaurantes, comedores gratuitos para los discípulos en escuelas, libros de estudio gratuitos, ropas de abrigo y calzado para los niños de los establecimientos de enseñanza. ¿Todo esto no demuestra suficientemente que el niño sale ya del marco estrecho de la familia, pasando la carga de su crianza y educación de los padres a la colectividad?
Los cuidados de los padres con respecto a los hijos pueden clasificarse en tres grupos: 1º, cuidados que los niños requieren imprescindiblemente en los primeros tiempos de su vida; 2º, los cuidados que supone la crianza del niño, y 3º, los cuidados que necesita la educación del niño.
Lo que se refiere a la instrucción de los niños, en escuelas primarias, institutos y universidades, se ha convertido ya en una obligación del Estado, incluso en la sociedad capitalista.
Por otra parte, las ocupaciones de la clase trabajadora, las condiciones de vida, obligaban, incluso en la sociedad capitalista, a la creación de lugares de juego, guarderías, asilos, etc. Cuanto más conciencia tenga la clase trabajadora de sus derechos, cuanto mejor estén organizados en cualquier Estado específico, tanto más interés tendrá la sociedad en el problema de aliviar a la familia del cuidado de los hijos.
Pero la sociedad burguesa tiene medio de ir demasiado lejos en lo que respecta a considerar los intereses de la clase trabajadora, y mucho más si contribuye de este modo a la desintegración de la familia.
Los capitalistas se dan perfecta cuenta de que el viejo tipo de familia, en la que la esposa es una esclava y el hombre es responsable del sostén y bienestar de la familia, de que una familia de esta clase es la mejor arma para ahogar los esfuerzos del proletariado hacia su libertad, para debilitar el espíritu revolucionario del hombre y de la mujer proletarios. La preocupación por lo que le pueda pasar a su familia, priva al obrero de toda su firmeza, le obliga a transigir con el capital. ¿Qué no harán los padres proletarios cuando sus hijos tienen hambre?
Contrariamente a lo que sucede en la sociedad capitalista, que no ha sido capaz de transformar la educación de la juventud en una verdadera función social, en una obra del Estado, la Sociedad Comunista considerará como base real de sus leyes y costumbres, como la primera piedra del nuevo edificio, la educación social de la generación naciente.
No será la familia del pasado, mezquina y estrecha, con riñas entre los padres, con sus intereses exclusivistas para sus hijos, la que moldeará el hombre de la sociedad del mañana.
El hombre nuevo, de nuestra nueva sociedad, será moldeado por las organizaciones socialistas, jardines infantiles, residencias, guarderías de niños, etc., y muchas otras instituciones de este tipo, en las que el niño pasará la mayor parte del día y en las que educadores inteligentes le convertirán en un comunista consciente de la magnitud de esta inviolable divisa: solidaridad, camaradería, ayuda mutua y devoción a la vida colectiva.
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