jueves, agosto 10, 2006

DESPUÉS DE CASTRO LOS CUBANOS LO PASARÁN MAL

Observación de Paul Echániz



Sr. Romanov, Cuba no es Rusia.

Esta prediccion no se aplica a los checos, los polacos etc. ...por que tiene que aplicarse los cubanos? Conocemos muy bien el proceso en Rusia y trataremos a toda costa que no vuelva a ocurrir en Cuba. Las frustraciones del Sr. Romanov no son necesariamente contagiosas. Este señor es un amargado, que se quede en Rusia con su Gaidar!

P.
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Nota del blogguista

Son muchas las diferencias; solamente diré algunas.

1) Hay un 30% de la población cubana que conoció y vivió lo que era una república y los regímenes democráticos. Rusia pasó del zarismo al leninismo-stalinismo.
2) Tenemos un exilio muy bien entrenado y exitoso en la economia capitalista.
3) Estamos ante el mayor mercado a nivel mundial; posición geográfica privilegiada.
4) En las dos orillas nos estamos preparando como pueblo para ese momento del cambio y tenemos en cuenta los errores que se han cometido en las transiciones de otros países, en particular en Rusia.
5) Como pueblo hemos reconstruido en dos ocasiones nuestra economía gracias al esfuerzo del pueblo cubano y en una de ellas, gracias también a las ventajas económicas en nuestro interactuar con los Estados Unidos que en dos ocasiones también nos han ayudado grandemente a la reconstrucción democrática de Cuba con sus muchos acierto y sus pocos errores. Veamos este fragmento del incuestionable patriota Manuel Sanguily siendo Ministro de Estado (responsabilidad que corresponde a la de Canciller o Ministro de Relaciones Exteriores en nuestros días) del gobierno de José Miguel Gómez durante la segunda década del siglo anterior:

¨Mantendrá el Gobierno las relaciones más cordiales en el orden diplomático y de los negocios, con las naciones amigas entre nosotros dignamente representadas, y sobre todo cultivará los grandes y vitales intereses que en franca y afectuosa correspondencia nos ligan a los Estados Unidos, no ya solo en consideración a las ventajas que deriva de ellos nuestra economía, sino por los incomparables servicios que el pueblo y el Gobierno americanos han prestado a la causa de la justicia, de la civilización y de nuestra nacional soberanía.
Y no os sorprenda esta sincera manifestación de quien siempre ha vivido inquieto y receloso en el temor de los grandes y los fuertes. Dos veces -una, por la ceguedad de nuestra vieja y orgullosa Metrópoli; otra por la ceguedad de enconos fratricidas-, vinieron aquí los americanos traídos por su fortuna o llamados por nuestras discordias, y siempre se retiraron de nuestro territorio, haciéndonos el doble beneficio de construir dos veces la república, y dejándonos en el corazón atribulado, desengaños y escarmientos; más en ambas ocasiones, motivos superiores de admiración y de gratitud por esa magnánima conducta que jamás en la historia habían observado los pueblos fuertes y triunfantes con los débiles, conturbados y decaídos"
(Cuba: 1898-1921. Partidos Políticos y Clases Sociales, Jorge Ibarra, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992, 312)

Señor Romanov: tenemos dos historias y dos puntos de partidas muy diferentes.

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http://www.lanuevacuba.com/nuevacuba/notic-06-08-1002.htm



Es evidente que el próximo decenio a Cuba
la esperan cambios radicales

DESPUÉS DE CASTRO LOS CUBANOS LO PASARÁN MAL

Piotr Románov
RIA Novosti
para "El Confidencial Digital".
Infosearch:
José F. Sánchez
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Agosto 10, 2006

El Fidel caduco y el Raúl no menos caduco ya no son capaces de oponerse a los cambios, mientras que en el horizonte político cubano no se divisan figuras jóvenes equivalentes a los hermanos. Procede señalar que las personalidades como Fidel son un fenómeno extraordinario porque los últimos decenios los hermanos Castro practicaban la depuración a fondo de la élite política. De tal modo, en el mejor de los casos, en su nómina han quedado ayudantes fieles , pero no los más talentosos. Pero en el decenio próximo la propia fidelidad a los ideales de Castro se someterá a duras pruebas. Sólo se puede hacer conjeturas sobre quién de la "férrea" cohorte política cubana actual sea el primero en ver carcomidos sus principios.

Dicho en otros términos, ya va siendo hora de hablar no de la posibilidad de cambios (ese tema ya no ofrece interés), sino de su contenido. Temo que mi pronóstico no sea del gusto de los partidarios de Castro, ni de sus adversarios. Pero ¿qué hacer?

No dudo que los futuros cambios en Cuba serán sumamente dolorosos para los cubanos. Un ejemplo de ello es mi propio país. Naturalmente, por sus dimensiones, Rusia y Cuba son incomparables, sin embargo, los acercan el paso del viejo modelo socialista al capitalista, del régimen autoritario a la democracia, de la censura total a la libertad de la palabra, del sistema unipartido al monopartido, etc. Por esto, a mi modo de ver, los paralelos se admiten. Por supuesto, hay que tener en cuenta las peculiaridades nacionales, económicas y geográficas, entre estas últimas, la proximidad a EE UU, pero predominarán los rasgos comunes del período transitorio.

Pues bien, primero: no se debe esperar un período transitorio suave después de la salida de Castro del proscenio político. Probablemente, por un breve lapso de tiempo el bastón de mando pase a Raúl o a otro político menos relevante quien intentará a todo trance mantener el país en el marco del viejo rumbo. Esta tarea es absolutamente absurda, pero comprensible desde el punto de vista sicológico y, además, ese régimen no entregará de buena gana el poder político. El "castrismo" se hundirá en un abrir y cerrar de ojos, porque, al igual que el antiguo régimen soviético, no será capaz de aceptar compromiso sensato, ni modernizar el sistema, ni efectuar una verdadera democratización . Sin lugar a dudas, semejante régimen habrá de desaparecer de la palestra histórica.

Segundo: la luxación siempre requiere un tratamiento doloroso; el paciente sufrirá dolor que simplemente es inevitable. Pero también es cierto que el éxito del tratamiento depende de la pericia del médico. Al parecer, la suerte de los cubanos resultó adversa: los curanderos serán compatriotas suyos de Miami y sus patrocinadores de Washington, a quienes podemos aplicar la conocida fórmula: "Ellos no han olvidado nada, ni han aprendido nada" . Esta fuerza desconoce compromisos. Agreguen a ello las fogosas pasiones de los emigrados cubanos, es decir, el odio acumulado en la época de la administración de Fidel que profesan a todo lo atinente a su herencia. Por consiguiente, van a romperlo todo a mano dura sin anestesia alguna.

En cuanto a la política, indudablemente en Cuba aparecerán institutos democráticos formales: la Casa Blanca velará por ello, pero transcurrirán muchos años antes de que una verdadera democracia se entronice en la Isla de la Libertad. Durante largo tiempo el nuevo régimen cubano no será más que "democracia gobernable", cuando el poder, observando formalmente las normas democráticas, de hecho no confíará a su propio pueblo y por esto no dejará de "introducir enmiendas desde arriba". ¿Podrán, acaso, los ex emigrados cubanos confiar la suerte de la nueva Cuba a quines votaron ayer por Fidel Castro?

Por último, es indudable que muy pronto, la gente acostumbrada a vivir bajo el socialismo, sentirá nostalgia por el pasado, cuando existía

la igualdad ilusoria y por el futuro, sea sumamente modesto, pero nada ilusorio que les permitía subsistir de alguna manera, educar y curar a sus hijos.

Pasará mucho tiempo antes de que los cambios económicos reporten resultados positivos a los amplios sectores poblacionales. Al principio, los espera un período indefinidamente largo y también muy doloroso de adaptación al mercado. Procede señalar que en ello, lo mismo que en la política, predominará el enfoque más radical o aquello que suele llamarse "terapia de choque". Estos días, "el padre" de las liberales reformas rusas, Yegor Gaidar, dijo que emigrados cubanos de Miami pidieron su consulta. El motivo es comprensible: Gaidar tiene experiencia en lo que se refiere a transformar la economía socialista en capitalista. En modo alguno es un hecho de que en el futuro precisamente Gaidar administre, entre bastidores, la economía cubana, pero el que los emigrados cubanos se hayan dirigido a Gaidar atestigua hacia dónde van dirigidos sus propósitos.

Pues bien, partiendo de que Cuba tendrá que recorrer el camino de Rusia, su futuro no es nada envidiable. Quisiera recordar que la variante radical-liberal de desarrollo económico adelantada por Gaidar llenó en breve las tiendas rusas, pero condujo a la estratificación fantasmagórica de la sociedad, a la situación cuando, por un lado, Rusia se vio inundada de costosos automóviles extranjeros, y, por el otro, de niños vagabundos y jubilados indigentes. Solamente el Gobierno de Putin asumió la tarea de corregir esa situación ignominiosa, intentando realizar hoy toda una serie de proyectos nacionales. Precisamente hoy Rusia puede sentirse orgullosa del estable incremento de su PIB y recuperación de su prestigio en el ámbito internacional. Pero aún ayer los rusos sentían un fuerte dolor. Por supuesto, la pequeña estratificación social registrada en Cuba a raíz de cierta liberalización forzosa de su economía, motivada por el cese de las dotaciones monetarias soviéticas después de desintegrada la URSS, no tiene ni comparación con aquella estratificación en ricos y pobres que espera a Cuba durante la realización de reformas liberales radicales en la economía.

También por otra razón los cubanos tendrán que afrontar los cambios dolorosos en extremo. Los cubanos ya se han acostumbrado al papel especial que desempeñan en el quehacer internacional, a su soberanía e independencia. Está claro que el retorno de la influencia norteamericana a la isla - que los repatriados de Miami traerán inevitablemente en sus valijas-, afectará la conciencia nacional y la dignidad de los ciudadanos cubanos provocando irritación extrema en la mayoría de ellos. Máxime que la política estadounidense jamás se distinguía por la flexibilidad ni por el tacto. No creo que de improviso se produzcan cambios en la política rígida de los norteamericanos hacia Cuba. También a este respecto la escisión en la sociedad cubana será casi inevitable y se requerirán tiempo y esfuerzos para poder superarla.

Por último, la mafia cubana ya está haciendo las maletas para volver a casa. No será difícil pronosticar su futuro crecimiento e influencia en Cuba. No se descarta la posibilidad de que la isla se convertirá de nuevo en un gran casino.

En pocas palabras, aconsejo que no se hagan ilusiones quienes esperan que después de Castro el bienestar, la democracia y la pureza moral regresen de inmediato a la isla.