EL HECHO BIOLÓGICO
El Boncó Quiñongo del desaparecido programa " Sabadazo" de la TV Cubana después de llegar a Miami dijo,al igual que muchos cubanos: ¨por qué no vine antes para acá ?! ¨.
Con la muerte de Fidel Castro la amplia mayoría del pueblo cubano de la Isla PENSARÁ algo parecido: ¨por qué no se murió antes ?! ¨.
Tomado de La Vanguardia.es
Por Erika Casajoana
Como si de un secuestrado se tratase, el pasado 13 agosto, octogésimo aniversario de Fidel Castro, apareció una foto suya en un lugar secreto, mostrándose vivo y fehacientemente enseñando la portada del periódico del día anterior. Más adelante lo vimos comiendo yogur y charlando con su discípulo y mecenas Hugo Chávez.
Fidel Castro no ha sido secuestrado por nadie más que por la realidad que él mismo ha ido generando en sus 47 años de poder absoluto en Cuba, dominada por machaconas consignas revolucionarias, constantes apelaciones guerreras para salvar la patria del imperio capitalista, reducción de la autonomía individual a la mínima expresión, y miseria material y espiritual. Todo ello sustentado por la represión.
Esta realidad se tambalea ahora junto con la salud de su creador.
Cuando en su mensaje del día 13 Fidel Castro preparaba a la población para posibles "noticias adversas", probablemente estaba admitiendo que no podrá volver al poder. El propio titular del periódico en sus manos ya parecía un epitafio: "Absuelto por la Historia".
Algunos detractores de Castro albergan cierto sentido de culpabilidad por desear la muerte de un ser humano. Y sus seguidores se aferran a la esperanza de que vuelva al cargo y todo siga igual, como si el hecho biológico pudiera ser postpuesto para siempre. Es lástima tener que alegrarse de que un anciano se apaga, aun cuando sea responsable de miles de muertes y de la opresión y exilio de millones de personas. Pero es una lástima todavía mayor que Castro sea un dictador más que acabará sus días en una cama y sin pasar por la silla de acusado de un Tribunal, respondiendo por crímenes contra la Humanidad.
Para las dictaduras, el traspaso del poder representa un grave reto. Carecen de la legitimidad que las elecciones libres otorgan a las democracias, y la tradición a las monarquías. A los regímenes comunistas les faltan además reglas claras y previsibles de sucesión que garanticen el mantenimiento del orden.
En tiempos de la antigua Unión Soviética, cuando las insondables intrigas palaciegas en el Kremlin decidían el nuevo hombre fuerte, el mundo contenía el aliento ante la posibilidad de otro Stalin. En el caso de Fidel Castro y su hermano, ¿cómo hacer tragar que una sucesión dinástica similar a la que se sacó de la manga Corea del Norte obedece a la "dictadura del proletariado"?
Si a la revolución cubana le cuesta mantener el brillo de hazañas guerrilleras de hace medio siglo, por mucho que los viejos autócratas todavía se vistan de combate, mucho más le costará al hermano pequeño ungirse del aura del carismático y cuasieterno comandante en jefe.
La inseguridad del régimen cubano en estos momentos se manifiesta en las maniobras militares para intimidar a la población, la movilización de los Comités de Defensa de la Revolución (órganos de control y espionaje entre vecinos), la celebración de eventos masivos de fervor patriótico y el trabajo "voluntario" de más de 100.000 cubanos el domingo día 13 como expresión de apoyo al comandante en su cumpleaños.
Se habla mucho sobre si quien ahora manda, Raúl Castro, va a impulsar una evolución de la isla hacia el "modelo chino", del que se dice es un gran admirador.
Improbable. China lleva 30 años de reformas económicas, y el muro de Berlín cayó hace 17. Cuba es un pequeño país sin ya importancia estratégica, y a sólo 90 millas de los Estados Unidos. La isla caribeña es el último país comunista de Occidente, hecha una ruina política, ideológica y económicamente.
Si después de la era Fidel, la Unión Europea, Canadá y la mayoría de países latinoamericanos se ponen de acuerdo para condicionar la cooperación política y los acuerdos comerciales al respeto de los derechos humanos y al inicio de la apertura en Cuba, Raúl Castro o cualquiera que sea el líder pocas alternativas tendrá para actuar de otro modo. Por supuesto Estados Unidos mantendrá su embargo a menos que haya una verdadera transición democrática.
Incluso sin una posición coordinada de la comunidad internacional a favor del cambio político, ante la desesperada situación diaria de los cubanos la única manera para mantener el status quo sería continuar e incluso aumentar la represión violenta del menor atisbo de disidencia. Y encomendarse a la "generosidad" del presidente venezolano Chávez para que siga enviando petróleo barato.
Fidel paró el reloj en su país, atándolo por décadas a una ideología opresiva y fracasada. Ya es hora de la democracia en Cuba.
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