martes, agosto 22, 2006

FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS S.A.

FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS S.A.


Son los generales pieza clave en la sucesión del régimen.
El 80% de las exportaciones cubanas y casi la mitad de los ingresos por turismo depende hoy de estos "ejecutivos" con galones y medallas.
El ejército cubano cambió tanques por manuales de gestión empresarial. Los militares cubanos están hoy al frente de 300 compañías y casi 50% de los ingresos por turismo depende de ellos.


César González-Calero
El Universal
México
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Antonio Tang Báez
Jefe de Buró
Canadá
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Agosto 20, 2006



En las paradisiacas playas de Varadero, turistas de medio mundo se solazan durante todo el año bebiendo daiquirís en hoteles de cinco estrellas, relajándose en sus jacuzzis climatizados y zampándose unas langostas mientras contemplan el atardecer en la península de Hicacos. Pero pocos saben que su paquete vacacional está supervisado por los descendientes de aquellos barbudos irreverentes que se levantaron en armas hace 50 años en la sierra Maestra.

Hoy, abierto el melón sucesorio en Cuba, todas las miradas están puestas en un acrónimo que ha cumplido medio siglo: FAR. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias controlan desde hace años los sectores estratégicos de la economía cubana y su papel en el escenario político que se avecina será, según los expertos, decisivo.

Hal Keplak, historiador militar canadiense, ha publicado recientemente Cuba´s Military 1990-2005, un libro que no circula en la isla y donde analiza a conciencia la evolución de las FAR. Su vaticinio sobre el papel que jugará la cúpula militar en la era poscastrista es categórico:

"Aquellos que argumentan que el Ejército va a ser uno de los actores centrales en una transición (en Cuba) aciertan sólo parcialmente. El hecho es que bajo cualquiera de los escenarios contemplados, ellos (las FAR) serán los actores clave".

Para Keplak, sólo los militares cuentan con los medios y la determinación suficientes para liderar un proceso de transición política. Ninguna otra institución del régimen (como el gobernante Partido Comunista de Cuba -PCC-, el poderoso Ministerio del Interior, u organizaciones de masas como los Comités de Defensa de la Revolución) puede erigirse en esa piedra angular de la sucesión en Cuba.

Desde el pasado 31 de julio, Cuba vive inmersa en un inédito escenario político, tras la cesión temporal de poderes efectuada por el presidente Fidel Castro a su hermano Raúl. Una sucesión de la que ya se venía hablando y que se precipitó tras la delicada operación intestinal a que fue sometido el líder histórico de la revolución. La "Proclama al pueblo de Cuba" en la que quedó perfilado el nuevo gobierno interino desató una miríada de especulaciones sobre el futuro del país sin Fidel al mando.

Hay, sin embargo, unanimidad a la hora de resaltar la gran influencia que tendrá la élite militar en los derroteros políticos, sociales y económicos del país. El ejército rebelde conformado por Fidel en 1956 contaba, a los pocos días del desastroso desembarco del Granma en las costas cubanas, con una veintena de milicianos y una docena de fusiles. Al triunfo de la revolución y de la mano de Raúl, las columnas de guajiros desharrapados se transformaron en las disciplinadas Fuerzas Armadas Revolucionarias, que con los años protagonizarían relevantes misiones internacionalistas, principalmente en África.

El llamado eufemísticamente "periodo especial" que se vivió en Cuba, tras el derrumbe del campo socialista, afectó a todos los estamentos sociales. Las FAR acusaron también la crisis, y sus efectivos se redujeron drásticamente (en la actualidad, no pasan de 55 mil hombres en activo y unos 35 mil reservistas). Para mitigar la crisis, los militares, ataviados con saco y corbata, cambiaron los tanques por manuales de gestión empresarial. Por iniciativa de Raúl (como ministro de las FAR), los oficiales atendieron cursos especializados en Europa y ampliaron su vocabulario con términos capitalistas como "competitividad, eficiencia y productividad". El denominado "Sistema de Perfeccionamiento Empresarial" acababa de nacer.

De los cuarteles a los despachos:

En esos años, los generales de Raúl Castro transitaron de los cuarteles a los despachos ministeriales, ocupándose de los principales sectores económicos. Hoy están al frente de más de 300 empresas relacionadas con el turismo, la minería, el azúcar, la pesca, el tabaco, la telefonía y las tiendas en divisas, entre otras.

En torno al Grupo de Administración Empresarial (GAESA) pivotan decenas de compañías, bajo la supervisión del general Julio Casas Regueiro, primer viceministro de Defensa y hombre de confianza de Raúl. Junto a Casas, como director ejecutivo del holding está Luis Alberto Rodríguez, yerno del nuevo hombre fuerte de Cuba. Comandados por el general Álvaro López Miera, jefe del Estado Mayor del Ejército, otros militares de peso en la estructura económica del país son el general Ulises Rosales del Toro (antiguo jefe del Estado Mayor), al frente del Ministerio del Azúcar; el general Luis Pérez Róspide, que gestiona la corporación Gaviota (la mayor compañía turística de Cuba), y el general Rogelio Acevedo, que dirige las empresas de aviación civil. El 80% de las exportaciones cubanas y casi la mitad de los ingresos por turismo depende hoy de estos "ejecutivos" con galones y medallas.

Varios analistas, como Frank Mora, del National War College de Washington, y Domingo Amuchástegui, experto en asuntos militares cubanos, coinciden en calificar a las FAR como la institución más influyente de Cuba. No en vano, cinco generales en activo pertenecen al selecto Buró Político del PCC (de 19 miembros). "A los oficiales de las FAR les unen varios objetivos comunes: preservar los proyectos sociales de la revolución, defender al país de cualquier agresión extranjera, y fortalecer y ampliar las reformas económicas bajo el manto del Sistema de Perfeccionamiento Empresarial", explica Mora en un reciente artículo. Amuchástegui comparte esa percepción del Ejército como fuerza motriz del aperturismo económico: "Tras veinte años de estar expuestos al perfeccionamiento empresarial, con una dinámica de organización y gestión capitalistas, (los militares) han abierto su mente", asegura este experto.

Mora va aún más lejos en su estudio sobre el futuro de las Fuerzas Armadas, y se cuestiona si la disciplina interna que, a su juicio, predominará en los primeros tiempos, podrá perdurar: "La pregunta clave será si, una vez que la estabilidad y la seguridad estén aseguradas en una Cuba pos-Fidel, el Ejército mantendrá su cohesión".