BARACUTEY CUBANO

Por Mercedes L. García
Bitácora Cubana


Como "estatuto de hombre" y no cual "principio divino" debemos considerar la sanción de excomunión aplicada el 3 de enero del año 1962 por Juan XXIII a Fidel Castro utilizando para ello un Decreto del Papa Pío XII fechado en el 1949. Tal documento, conocido también como " El Decreto contra el comunismo [1]", condena a la excomunión a todo católico que preste apoyo consciente a partidos o gobiernos comunistas.

Cómo queremos en estos momentos poner a Cuba entera a los pies de su amada Patrona, María Santísima de la Caridad del Cobre, para que reine su amor en el alma de cada cubano, para que bendiga sus hogares, para que brillen sin nubes días de -paz y tranquilidad sobre esa querida Isla! - Juan XXIII – Primer Congreso Católico Nacional de Cuba [2]

Estos fueron los deseos expresados por Ángelo Giuseppe Roncalli, el Papa Juan XXIII [3] en un mensaje enviado a Cuba durante el Primer Congreso Católico Nacional celebrado en la isla en el mes de noviembre de 1959 [4]. Sólo cinco años duró su intervención como principal figura de la Iglesia Católica; pero durante ese corto periodo de tiempo, y aun desde antes de ser Papa, a Giuseppe Roncalli, "el Papa bueno", se le identificó siempre con la defensa de los derechos humanos. La toma de conciencia sobre los deberes individuales y sobre los colectivos fue otro de sus apostolados, así como también abogó por el mejoramiento de las relaciones entre el individuo y el estado, haciendo énfasis en la mención de cómo este último debía valorar la dignidad humana.

El tema cubano siempre le interesó por los cambios históricos que estaban ocurriendo en ese momento en la isla y por ello, a partir del día 2 de diciembre de 1961, fecha en la cual Fidel Castro se declaró Marxista-Leninista, el Papa Juan XXIII no desaprovechó la oportunidad para aplicarle la excomunión al dirigente cubano utilizando el mencionado documento " Decreto contra el comunismo".

Hasta este punto de la historia, se podría decir que los "principios divinos" de amor al prójimo y defensa a los desvalidos fueron los principales detonantes para que desde el Vaticano se tomara tal decisión.

Sin embargo, faltaríamos a la verdad si dejáramos de mencionar que para esa época en Cuba, y desde el principio mismo de la llamada "revolución", Fidel Castro y sus simpatizantes desarrollaron una campaña de persecución en contra de religiosos, feligreses e inclusive en contra de las propiedades de la Iglesia Católica y de otras Iglesias. Las expropiaciones de las escuelas privadas comenzaron alrededor del 1 de mayo del año 1961, fecha a partir de la cual también surgieron las expulsiones, en forma masiva, de los sacerdotes y monjas que fungían como maestros en esas escuelas expropiadas.

Se registraron varios casos de represión en contra de feligreses que intentaban realizar procesiones. Ejemplo de ello lo fue Arnaldo Socorro Sánchez, de 19 años de edad de Unión de Reyes, Matanzas, quien resultó muerto mientras aun portaba en sus manos una foto de la Virgen de la Caridad del Cobre en medio de una procesión. El 17 de septiembre de 1961 fueron expulsados de Cuba el Monseñor Boza Masvidal, el sacerdote cubano Agustín Román y 129 sacerdotes más que fueron subidos por la fuerza al buque Covadonga para posteriormente ser trasladados a España.

A la luz de los desmanes cometidos por Castro a tan temprana fecha como el año 1962 no se necesitaba desempolvar un documento tal o cual para justificar su excomunión, pero se utilizó ese recurso y en adición, se realizó el acto de una forma tan "discreta" que hoy en día muy pocos cubanos conocen sobre la excomunión del Comandante, a pesar de que el tema aparece mencionado en publicaciones religiosas [5], en enciclopedias [6] y hasta en diarios reconocidos [7].

En la actualidad muy pocas personas admiten estar relacionadas con el tema de la excomunión de Castro y los que lo admiten, evitan abundar sobre el particular aduciendo "un cierto temor a menoscabar la imagen de la Iglesia Católica" toda vez que se les hace difícil entender cómo la Iglesia ha mantenido esa "atracción fatal" con el régimen castrista durante tanto tiempo. El régimen de Fidel Castro y la Iglesia Católica han pasado por momentos de gran tirantez, pero jamás esta última se ha desvinculado totalmente del primero.

Para los cubanos nunca ha estado claro el papel que ha jugado la Iglesia Católica de Cuba, o quizás deba decir, "sus dirigentes" en la tétrica historia que nos ha tocado vivir como pueblo: Unos la acusan de ser "aliada" del régimen y otros justifican las ambigüedades diciendo que "es una forma de sobrevivir dentro de un régimen totalitario". Las interrogantes sobre este tema han sido muchas; pero por emblemáticas, comunes y recurrentes nos parece necesario hacer énfasis en, por lo menos, dos de esos cuestionamientos: ¿Cómo pudo ser posible que el fenecido Papa Juan Pablo II le haya concedido una Audiencia a un excomulgado y que hasta le aceptara una invitación para viajar a Cuba [8]? - ¿Incurrió el Papa con esos actos en una violación a las leyes establecidas por la Iglesia que representaba?

A esas personas, debo decirles que en ese sentido no hay nada que temer, la reputación tanto de la Iglesia, como del Papa están a salvo Para la Iglesia Católica, la excomunión significa expulsar a alguien de la comunidad de los fieles y del uso de los sacramentos por parte de la autoridad eclesiástica [9]. Su definición y sus sanciones están estipuladas dentro del Código de Derecho Canónigo [10] y se establece para los delitos más graves, aquellos que la legítima autoridad eclesiástica considera que colocan al sujeto fuera de la comunión con la Iglesia.

Quien comete un delito tipificado con excomunión es colocado fuera de la Iglesia, pierde la oportunidad de recibir los sacramentos según las leyes Católicas [11]. Quien es sancionado de tal manera "condena su alma", pero eso no significa que no pueda entrar y sentarse en una Iglesia, darle la mano a algún sacerdote, sentarse a hablar con un Papa o invitarlo a visitar su casa o su país. De igual manera, el Papa que por las circunstancias políticas actúe de tal manera, lo hace desde el punto de vista político y como jefe de gobierno no pone mácula alguna sobre la reputación de la Iglesia que representa. Sobre los efectos inmediatos y posteriores de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba y si tal acción benefició o no al pueblo cubano, entrar en una discusión sobre los argumentos esgrimidos por ambas partes nos desviaría del tema objeto de este artículo. Por ahora es suficiente hacer constar que las opiniones están divididas en ese sentido.

Sí nos parece importante mencionar que en el caso del dirigente cubano, es necesario recordar que la excomunión aplicada sobre él en el año 1962 fue una, hasta donde tenemos entendido, del tipo conocido como " ferendae sententiae" sustentada por decreto, pero que indistintamente de que se crea o no en dicho documento, existen otras causas para aplicar las excomuniones de tipo "latae sententiae" o "sentencia ya dada" que son más graves que la anterior y que no necesitan decreto alguno para ser otorgadas. La sola comisión del delito constituye el juicio y queda adjudicada la excomunión de forma automática. Una de estas causas es el apoyar o facilitar el aborto, por ejemplo. En Cuba, el aborto es legal y Fidel Castro es responsable de todas las "leyes" que se establecen en la isla., por tanto podemos concluir que sobre su conciencia pesan no una, si no dos o incluso varias excomuniones.

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto y a la luz de los últimos acontecimientos sobre las "relaciones" de la Iglesia Católica cubana con el régimen castrista, nos preguntamos ¿cómo pudo ser posible que el domingo 6 de agosto de 2006, en la Catedral de La Habana, el Cardenal Jaime Ortega y Alamino , Arzobispo de La Habana presidiera él mismo una Misa [12, "para orar por la salud de Fidel Castro", un excomulgado múltiple? La Santa Misa es un Sacramento de la Iglesia Católica y el Código de Derecho Canónigo dice que "un excomulgado pierde el derecho a recibir los Sacramentos", entonces podemos inferir que el Cardenal transgredió las leyes eclesiásticas al celebrar tal Misa. Claro, que en estos casos siempre existen atenuantes y estamos seguros que de ser necesario, ya los encontrarán, no faltaba más. Ya nos enteraremos algún día si tal acción fue en realidad inspirada por un "principio divino" o si por el contrario, resulta ser una simple estratagema política.

La Iglesia y Fidel

Sobre el comunicado de los obispos cubanos que pide oraciones por Fidel Castro, quiero señalar que los sacerdotes tenemos un arraigado sentido de lealtad hacia nuestros superiores. No nos resulta fácil criticarlos. Siempre estamos de acuerdo en los principios y doctrinas, pero no siempre en asuntos prácticos.

Descendiendo al texto episcopal, hay que notar que no piden oraciones para que Fidel Castro se recupere. Está sutilmente formulado: ''Para que Dios lo acompañe en su enfermedad''. Yo lo entiendo como acompañarlo hacia el fin de su peregrinación terrena.

En cuanto a pedir que Dios ''ilumine'' a los encargados del gobierno provisional, humildemente siento que mis obispos cubanos bien pudieron explicitar un poco de qué iluminación se trata. Pudieron haber mencionado luces hacia la democracia, hacia el respeto de todas las libertades y de todos los derechos humanos, y gestos de reconciliación, como la liberación de los presos políticos.

Sí, pienso que los obispos se quedaron cortos, pero ellos temen perder el poco espacio de libertad que tienen para realizar la labor esencial de la Iglesia, que es la evangelización de los pueblos y la santificación de los evangelizados. Ellos no viven en Miami, donde es fácil vociferar por las calles y hablar acaloradamente, tacita de café en mano, frente al Versailles u otros mentideros populares.

Eduardo M. Barrios, S.J.

Ebarriossj@aol.com