miércoles, abril 25, 2007

LOS ANTIBATISTIANOS RETROSPECTIVOS

Nota del Blogguista.


La consigna completa era: ¨! Qué se vaya ´ El Negro ´aunque venga el caos ! ¨
Y el caos llegó, se estableció y está aferrado con uñas y dientes al poder desde hace casi medio siglo.

Al ´Negro´ no lo tumbó ¨ todo un pueblo¨; de eso pueden dar fe aquellos honestos luchadores revolucionarios que se sintieron casi todo el tiempo solos por la poca incorporación del pueblo cubano a la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista. Al irse Batista de Cuba, por el incremento de la lucha revolucionaria y el bajo nivel combativo de las fuerzas represivas del régimen, y muy en particular del ejército, triunfa la revuelta revolucionaria. Al triunfar una de las partes en esa lucha donde se enfrentaban el terrorismo revolucionario y la sangrienta represión gubernamental, el pueblo, en su inmensa mayoría, se sintió alegre por el fin de esa situación que afectaba a toda la población cubana y que muchas personas han confundido con un inmenso apoyo a los revolucionarios antes del triunfo.Nada de eso. Si a lo anterior le añadimos que el triunfador era peligroso ya que fusilaba sin contemplaciones ni misericordia en un santiamén sin investigar ni discutir mucho, y que los derrotados ya no eran un peligro, se entiende muy claramente el porqué el pueblo cubano se fue con el vencedor . El pueblo cubano con ese comportamiento no se diferencia mucho de los otros pueblos que han estado bajo condiciones similares.
Desde muchos puntos de vista el régimen instaurado en 1959 es PEOR que el establecido por el golpe del 10 de marzo de 1953:

1) La tiranía de Fidel Castro ha sido mucho más sangrienta y con un número de presos, tanto políticos como comunes, descomunalmente superior a los existentes cuando el período batistiano. Cuba tenía 14 cárceles antes de 1950; ahora son ampliamente más de 200 establecimientos penitenciarios. El régimen de Batista permitió el asesinato de aproximadamente 2000 personas ( los revolucionarios en ese período mataron aproximadamente a 1000 personas ); el régimen de Fidel Castro solamente en cuanto a la cifra de FUSILADOS ha matado a más de 5000. No tengo en cuenta los muertos en combate, los asesinados en prisión, las ejecuciones extrajudiciales, etc. Se pueden ver sus nombre en Cuba Archive.
2) La duración de la dictadura totalitaria castrista ha sido mucho más larga: 7 años la de Batista y más de 48 años la de los hermanos Castros.
3) El régimen totalitario de fidel Castro destruyó a la economía cubana y aumentó la dependencia económica a otros países así como el monocultivo, la monoproducción y la monoexportación durante décadas con relación a lo existente antes de 1959. Cuba estaba entre las economías mejores de América Latina ahora discute el último lugar con Haití.
4) El actual régimen tiránico ha implantado una censura férrea y constante durante casi todo estos 48 años mientras que durante el batistato solamente hubo tres períodos de censura y el mayorduración no llegó a los dos meses; después de esos períodos de censura se permitía publicar TODO lo que se habia censurado. Por los estatutos provisionales batistianos se podían condenar hasta a dos años de prisión por escribir en esos períodos en contra del gobierno; en la dictadura de Fidel Castro la pena alcanza los 20 AÑOS.
5) Durante el régimen de Fulgencio Batista se permitía la oposición política pacífica, la cual tenía su representación en el Congreso; en la tiranía castrista no se ha permitido nunca la oposición política legalizada y no tiene ningún tipo de representación en ningún nivel gubernamental en el país.
6) La tiranía castrista destruyó la independencia de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; cuando Batista existía esa independencia de poderes. El Poder Judicial depende de la Asamblea Nacional del Poder Popular y esta del Partido Comunista que es la fuerza rectora de la sociedad cubana, según se leen en las leyes y en la Constitución Socialista.
7) Batista respetó a la sociedad civil, incluyendo hasta a aquellas asociaciones que no le permitía su entrada a ellas por ser NEGRO, aunque Batista era realmente mulato. Fidel Castro destruyó a la sociedad civil cubana y la reemplazó por organizaciones parapolíticas de defensa a su régimen.
8) Cuando el período de Batista de 1952 a 1958 los cubanos apenas se iban del país y la inmigración permanente era superior a la emigración permanente. En este período de tiranía castrista el 15 % de la población vive en el exterior.
9) Fulgencio Batista evitó que fuerzas regulares cubanas participaran en conflictos bélicos en otros países; Fidel Castro buscaba protagonismo internacional con el envio de tropas regulares e irregulares en conflictos en otros países.
etc.......

Aquí caben esos versos de Jorge Manrique por la muerte de su padre:

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

Y ESO HA SIDO LA REVOLUCIÓN DE 1959: LA MUERTE de un pueblo y de una nación donde muchos de los valores civiles, éticos, familiares, etc., que siempre los caracterizaron han desaparecidos. Ante nosotros tenemos dos puertas: la de la Resurrección como pueblo o la de la muerte definitiva del alma cubana. Tenemos la ayuda de Dios pero depende de nosotros el futuro nuestro y de nuestra Patria.

OJALÁ HAYAMOS APRENDIDO COMO PUEBLO. !
**************
Tomado de Cuba Liberal.org

Los antibatistianos retrospectivos

Por Nicolás Águila, Madrid

Fulgencio Batista huyó de Cuba hace casi medio siglo, pero todavía algunos no se han enterado de la noticia. Y no lo derrocó Fidel Castro solo, disparando con su fusil de mira telescópica desde la loma recóndita donde plantó su comandancia. Al negro lo tumbó todo un pueblo, incluyendo a los niños que cantábamos inocentemente aquella conga racista: "Batista no tiene madre porque lo parió una mona."

( Nicolás Águila, de frente, hablando con Orlando Fondevila en una manifestación anticastrista en Madrid )

Tal parece que a Batista lo odiaban más por mestizo que por dictador. Que se vaya el negro, decían los mayores. Y lo repetían los estudiantes que lanzaban botellas en la calle sin que nadie los delatara. Cosas de muchachos revoltosos, se lamentaba y hacía la vista gorda un policía muy querido en mi barrio. Y el pago que le dio la revolución triunfante fue imponerle una pena de diez años de cárcel. Todavía se preguntan por qué todos los que lo conocían.

Con la misma facilidad que encarcelaron y ejecutaron sin pruebas a cientos de batistianos, todos supuestamente esbirros, luego fusilarían y enviarían a prisión a muchos de aquellos mismos jóvenes revolucionarios. Por un simple delito de opinión, hubo muchos que tuvieron que cumplir más años de cárcel que los hermanos Castro por haber atacado una fortaleza militar provocando decenas de muertos y heridos.

De ahí que, cuando Zoé Valdés afirma que “Batista es un niño de teta al lado de Castro”, lo que quiere decir es que el régimen del 10 de Marzo no pasó de ser una dictablanda en comparación con lo que vino después. Lejos de intentar la angelización de Batista, la frase vale como reacción desmitificadora contra el viejo truco de escudarse en una tiranía anterior para justificar otra más larga e implacable que, por añadidura, es la que estamos padeciendo.

Parece elemental, pero no son pocos los que todavía no entienden la diferencia abismal entre un gobierno autoritario y un régimen totalitario. Los mecanismos represivos del totalitarismo llegan a un nivel de perfeccionamiento tal que resultan muy difíciles de apreciar para quien no los haya vivido o sufrido en carne propia. Lo que caracteriza al totalitarismo no es tanto la brutalidad policial como el terror que inspira la policía política, omnipresente y todopoderosa. A tal punto que, con el castrismo, la represión batistiana devino supresión total del individuo en aras del Estado —una entelequia que en Cuba tiene dos nombres, pero un solo apellido.

( El joven Fulgencio Batista en la década del 30 cargando al niño Raúl Castro Ruz quien mira entusiasmado las medallas del hombre fuerte; esta foto fue cuando Batista hizo un recorrido por Banes, su terruño natal; Birán está cercano a Banes)

En términos absolutos no admitiría ninguna apología posible un gobierno autoritario que asaltó las instituciones democráticas. Pero en términos relativos cabe una revalorización positiva del batistato, entendido como época, si se traza un paralelo entre lo que sin duda fue un periodo floreciente (a pesar de Batista) y la destrucción total del país durante la era castrista. Frente al todo con partes disfuncionales, ni de lejos resiste la comparación esa nada total del todo totalitario que ya dura cinco décadas. El castrismo, además de haberse cargado todas las instituciones de la república, ha puesto en peligro la esencia misma de la nación cubana.

Sorprende por eso que haya figuras de relieve internacional, secundadas por algunas voces cubanas de la diáspora, que se sientan aterradas por el posible retorno a la escena política del espectro de Batista, seguido de un séquito de mafiosos y truhanes dispuestos a reabrir los célebres casinos de los años 50. Se trata de personajes tan poco coherentes que desde la comodidad del capitalismo aconsejan a los cubanos mantener en conserva las ruinosas reliquias del comunismo —eso que la propaganda izquierdista sigue llamando conquistas revolucionarias.

No se conoce, de entrada, ninguna organización del exilio o de la oposición interna que pretenda desmantelar los sistemas de salud y educación pública, ni demoler las deterioradas instalaciones escolares y hospitalarias. De esa orgía de destrucción no hay antecedentes históricos en la Isla, ni siquiera durante el caos que siguió a la caída de Machado en 1933. A nadie entonces se le ocurrió ir a dinamitar el Capitolio y demás obras públicas erigidas por el dictador en fuga, si bien es verdad que se desató una ola de saqueos y linchamientos que aún rondan el imaginario del pueblo cubano. Ése, por cierto, pudiera ser el precio a pagar por la prolongación excesiva del castrismo más allá de la muerte del patriarca, al parecer aún postrado en su lecho de enfermo crónico.

Da la impresión de que no es muy casual, en la actual coyuntura, el florecimiento de esa extraña corriente neoantibatistiana. “No volváis a aquel pasado batistiano del capitalismo oprobioso, queridos camaradas cubanos,” nos advierten desde diversos medios los antibatistianos retrospectivos, cuando en realidad lo que nos piden es no volver a la democracia y pare de contar. ¿Por qué nos advierten con tanto afán que no volvamos a ese pasado, pero al mismo tiempo justifican la perpetuación de un régimen decrépito con base en las supuestas conquistas de hace más de 40 años?

El castrismo es el único pasado que han conocido tres generaciones de cubanos, nacidos o criados bajo ese sistema. Y lo que Cuba quiere no es un regreso al pasado anterior a este largo pasado en que está enquistado su presente. La inmensa mayoría de los cubanos quiere —queremos— salir definitivamente de esa obsoleta conjugación de pretérito indefinido y futuro hipotético con que han postergado nuestros mejores sueños.

Aparte de la imposibilidad del regreso al pasado, se requiere haber perdido todo contacto crítico con la realidad para suponer que exista cualquier plan para restaurar una dictadura depuesta hace casi cincuenta años. Por obvia que parezca la observación, no está de más aclarar que quienes se rebelaron contra Batista no pretendían retroceder cinco lustros para reponer la dictadura de Gerardo Machado. Ni los que lucharon contra el machadato en 1933 lo hacían para volver a la colonia de fines del siglo XIX.

En esa misma línea, la oposición a la dinastía de los Castro no aspira a retrogradar en la historia. El objetivo es dejar atrás el pasado imperfecto que los dos hermanos representan, acceder por fin al presente y poder vivir de cara al futuro.

Abril 23, 2007

1 Comments:

At 11:15 a. m., Anonymous Anónimo said...

Agradezco la publicación de mi artículo y, más aún, los atinados comentarios del blogger, todos muy bien argumentados y en la justa perspectiva. Debo aclarar que lo que yo escribí fue una columna, que por su extensión sólo busca tratar un ángulo del asunto desde un punto de vista: que el batistato fue una dictablanda en comparación con la dictadura totalitaria que vino después (tesis que Pedro Pablo suscribe en su excelente análisis). Parece una perogrullada decirlo, pero en los últimos meses se han publicado trabajos periodísticos que ponen al castrismo como la salvación de una Cuba que agonizaba con la dictadura de Fulgencio Batista.
Felicito al señor Pedro Pablo por su magnífico blog y nuevamente le doy las gracias, Nicolás

 

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