domingo, abril 22, 2007

VERDADERA CREYENTE

Verdadera creyente


Por Adolfo Rivero Caro

Cómo hubiera sido la historia de América Latina sin revolución cubana y sin Fidel Castro? Es interesante reflexionar sobre esto. Es muy probable que no hubieran existido los numerosos movimientos guerrilleros que ensangrentaron el continente durante décadas. Es muy probable que las anacrónicas ideas de la izquierda no hubieran podido penetrar tan profundamente entre nuestros intelectuales. Esto, a su vez, hubiera ayudado a que nuestros países consiguieran un vigoroso desarrollo económico. Después de todo, si lo consiguieron Malasia, Tailandia, Corea del Sur, Singapur y Taiwán, si hasta China comunista ha estado creciendo vertiginosamente desde que abrazó el modelo capitalista, si hasta la India ha estado saliendo de su torpor, ¿por qué no hubiéramos podido conseguirlo nosotros en América Latina? ¿Qué lo explica? ¿Qué lo ha estado impidiendo? A mi juicio, la influencia de la revolución cubana ha sido nefasta para nuestro continente y un ancla para su desarrollo.

¿Cómo es posible que Estados Unidos haya tenido una actitud tan displicente frente a un régimen tan furiosamente hostil, a 90 millas de sus costas? No hay una respuesta sencilla a esta pregunta. Sabemos, sin embargo, que la revolución cubana fue sumamente popular. Es lógico pensar que Fidel Castro haya aprovechado esa inicial popularidad para reclutar espías dentro del establishment americano. ¿Habrán podido influir en la manera de pensar de los gobernantes de Estados Unidos? ¿Cuántos y qué importancia pueden haber tenido, y pueden tener todavía?

''True Believer'' (Verdadera Creyente), el libro sobre la investigación y captura de la superespía Ana Belén Montes, que trabajaba para el gobierno cubano, acaba de llegar a nuestras librerías. Se lee como una novela de detectives. Su autor, Scott W. Carmichael, el oficial de contrainteligencia que encabezó esa operación, estará aquí, en Miami, mañana sábado, firmando el libro en Books & Books entre las 6 p.m. y las 8 p.m. Es una buena oportunidad para manifestarle nuestra apreciación. Por otra parte, creo que sería muy útil hacer llegar el libro al mayor número posible de nuestros amigos americanos.

El objetivo fundamental de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) es evaluar las capacidades militares y las intenciones de las potencias extranjeras. Su trabajo es elaborar informes para los principales líderes políticos de Estados Unidos. Obviamente, ellos toman sus decisiones sobre la base de una determinada información. Mucha de esa nformación la suministra la DIA. Desde 1991, Ana Belén Montes fue la principal experta de la DIA en relación con Cuba y, en gran medida, en relación con América Latina. Ana Belén Montes trabajó dentro de la DIA durante 16 años.

Carmichael, por su parte, investiga los intentos de penetrar la agencia por parte de los enemigos de Estados Unidos. A esa tarea ha dedicado buena parte de su vida. En su opinión, Ana Belén Montes ha sido una super-espía al nivel de Aldrich Ames en la CIA y de Robert Hanssen en el FBI. Era la principal experta en Cuba dentro de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos. Su influencia tiene que haber reverberado en toda la inteligencia occidental. Eso significa que la opinión de los dirigentes políticos del mundo occidental ha estado profundamente influida, desde hace muchos años, por la inteligencia cubana. Obviamente, esto debería de haber provocado una gran alarma dentro del gobierno americano y, sobre todo en el Departamento de Estado. ¿Ha sido así? En lo más mínimo. Inclusive presa, Ana Belén sigue triunfando. Gracias a ella, y a otros como ella, el gobierno americano sigue pensando como la inteligencia cubana quiere que piense.

El objetivo fundamental de la inteligencia castrista es que el gobierno americano menosprecie la importancia de Cuba. Eso es todo. El objetivo de Castro siempre ha sido convencer al gobierno americano de que Cuba es un enemigo estridente, sí, pero esencialmente incapaz e inefectivo. Sobre todo, tras el colapso de la Unión Soviética. Es una política brillante. Le ha permitido conseguir el apoyo de los enemigos de Estados Unidos en el mundo entero. Y, al mismo tiempo, le ha estado trasmitiendo internamente a nuestro gobierno un supuesto mensaje de negociación y, por consiguiente, de debilidad.

Scott W. Carmichael no hubiera querido escribir este libro. Los funcionarios de contrainteligencia nunca escriben sobre su trabajo. Carmichael lo ha hecho espantado por el éxito del trabajo de Ana Belén. Es cierto que ha sido descubierta, pero las opiniones que sembró durante muchos años siguen siendo aceptadas, sin discusión, por todos los departamentos del gobierno americano. Increíblemente, el gobierno americano no ha querido hacer ninguna reevaluación sobre Cuba, y sobre América Latina, pese a saber que ha tenido a un agente enemigo desinformando sobre estos temas, al más alto nivel, durante muchos años. Es por eso que, a sabiendas del disgusto de sus colegas, Carmichael llegó a la conclusión de que había que llevar este problema ante la opinión pública. Está convencido de que hay muchos espías cubanos, como Ana Belén, trabajando dentro del gobierno de Estados Unidos. Es muy probable que, a través de ellos, Fidel Castro le está vendiendo información vital a enemigos jurados de este país y a gobiernos terroristas como Irán y Corea del Norte. La dictadura cubana nunca pondrá una bomba atómica en una ciudad americana. Pero ayudará en todo lo posible a que otros lo hagan. Ojalá no tengamos que comprobarlo nunca.
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El captor de una espía cubana asegura que ella no es la única
GLENN GARVIN
The Miami Herald

La espía cubana Ana Montes, quien durante 16 años le pasó secretos militares y de inteligencia a La Habana desde el cargo que ocupaba en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), era ''nuestra peor pesadilla'', dice el hombre que la capturó. Pero Montes no era la única.

''Fidel Castro ha logrado penetrar con espías todo el gobierno norteamericano'', dice Scott W. Carmichael, el cazador de espías del DIA que fue el primero en identificar a Montes como una agente cubana y le insistió a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) que iniciara la investigación que terminó por atraparla en el 2001.

''Resultó demasiado fácil para los cubanos reclutar a Ana Montes y luego situarla donde querían, en pleno corazón de la inteligencia norteamericana'', afirma Carmichael. ``Tengo que creer entonces que, si son tan buenos, ellos han podido hacerlo más de una vez''.

Carmichael se encuentra en Miami para leer esta noche fragmentos de su libro sobre el caso Montes, True Believer, en la librería Books & Books.

El autor se pasó dos años y medio trabajando con la DIA y otras agencias de inteligencia de Estados Unidos para llevar el libro a la imprenta, señala, ya que quiere advertir sobre los espías de Castro, una advertencia que, según afirma, el gobierno estadounidense no está tomando muy en serio.

''La frustración me hizo escribir el libro'', declaró Carmichael durante una entrevista con The Miami Herald. Desde la captura de Montes, Carmichael ha celebrado varias reuniones con expertos militares de contrainteligencia donde les ha pedido que se lleve a cabo una persecución exhaustiva y coordinada de los espías cubanos, asegura.

Sin embargo, sus esfuerzos han sido recibidos con completa indiferencia en la mayoría de los casos.

''Me parece que continuarán pensando que se trata de un caso aislado'', dice Carmichael, aunque las autoridades desactivaron una red de espías cubanos en el sur de la Florida en 1998 y otra en el 2006. ``Creo fervientemente que están equivocados. Pienso que hay muchas Ana Montes, tanto aquí en Miami como en Washington''.

La afirmación de Carmichael de que el gobierno norteamericano está lleno de espías de Castro ha sido recibida con escepticismo por algunos funcionarios de inteligencia, así como por analistas de la política cubana. ''¿Cómo podría él saberlo?'', pregunta Philip Peters, ex diplomático norteamericano que sigue de cerca los asuntos cubanos para el Instituto Lexington, un grupo de análisis conservador. ``Su libro no tiene muchas pruebas''.

Otros, en cambio, están más impresionados.

Roger Noriega, que ocupó cargos de política extranjera durante las administraciones de Ronald Reagan, George Bush, padre, y George W. Bush, dice que le preocupó que Montes tuviera un cargo tan importante a pesar de su conocida oposición a la política norteamericana con respecto a Cuba.

''Existe una indiferencia a la amenaza que Cuba representa para nuestro aparato de seguridad nacional'', observa Noriega. ``Esta indiferencia llega hasta el sector de la inteligencia. No me parece que son muy rigurosos ni vigorosos en cuanto a Cuba. Realmente es perturbador el cuadro que pinta Carmichael''.

La DIA recopila, analiza y administra toda la inteligencia militar que pasa por las fuerzas armadas norteamericanas. Montes era la analista militar y política acerca de Cuba desde 1992 hasta su arresto en el 2001, cinco años después que Carmichael la interrogó por primera vez. Montes admitió espiar para Cuba y se encuentra cumpliendo una condena de 25 años de cárcel en una prisión federal en Texas.

Parte del acuerdo de culpabilidad gracias al cual Montes evitó ser condenada a cadena perpetua fue que hiciera una confesión completa de su participación, de modo que los funcionarios de inteligencia pudieran evaluar todo el daño que había hecho.

Carmichael dice que los detalles son escalofriantes, no sólo lo que Montes le dijo a La Habana, sino también de la forma tan flagrante en que lo llevó a cabo.

Algo aún peor, dice Carmichael, es que si Fidel Castro sabía todos estos secretos también lo sabían otros regímenes con los que EEUU tiene confrontaciones.

''El peligro no es que Cuba vaya a desembarcar tropas en Miami Beach'', dice Carmichael, ``sino que el régimen de Castro utilice la información donde más le ayude. Con los rebeldes colombianos, por ejemplo, si le sirve a sus propósitos, entonces les dará la información, y si por su culpa muere un soldado norteamericano, pues mala suerte.

'En el 2001, apenas unos meses antes de que Ana Montes fuera arrestada, Castro visitó Siria, Libia e Irán. En Irán, Castro pronunció un discurso en el que dijo: `Irán y Cuba, trabajando juntos, pueden hacer que Estados Unidos se doblegue'. La fuerza más grande que tiene el régimen de Castro es todo lo que sabe sobre nosotros''.

ggarvin@MiamiHerald.com

Fonte: El Nuevo Herald
http:www.elherald.com