BARACUTEY CUBANO

Tomado de http://zoevaldes.net

Sucesos durante la presentación del libro de la Dra. Hilda Molina. Por Ibis García Alonso.

Abril 25, 2010

Por Zoé Valdés

“Querida Zoé, lamento no haber tenido tiempo para comentarte más temprano esta noticia. Ahora, si me lo permites, te voy a narrar los hechos tal y como ocurrieron, pues yo estaba presente.
La Dra. Hilda Molina nos había invitado a mí y a un amigo cubano refugiado (a quienes nos menciona en su libro) para que compartiéramos ese momento con ella. Nosotros, por supuesto, invitamos a varios amigos de nuestro Grupo Por Cuba en el Cono Sur, y efectivamente, allí nos encontramos todos. La presentación estaba prevista para las 8:00 de la noche. Mientras, Hilda Molina daba notas a la prensa en el salón de espera contiguo a la Sala Jorge Luis Borges donde sería la presentación de su libro. En un momento, los cubanos refugiados empezamos a ver la llegada de la gente de la embajada cubana y con ellos a todos sus reclutados. Entonces se acercaban amenazantes mientras la doctora daba sus notas y nuestro grupo tenía que rodearla para protegerla. Pero cuando finalmente mandaron pasar a la Dra., entonces empezaron las provocaciones con nosotros. Yo me le acerqué a un guardia de seguridad y le planteé lo que estaba sucediendo y que, por favor, nos dejara pasar adelante porque veníamos con Hilda y no queríamos confrontación, que éramos cubanos refugiados y/o peticionantes de refugio y que veníamos a festejar el lanzamiento del libro de una compatriota, sólo eso. Entonces el hombre nos cerró la puerta y al poco rato salió una mujer y me dijo que no me preocupara, que ya habían solicitado más efectivos de seguridad. En fin, que entramos junto a todos y nos colocamos en la primera fila de la izquierda. Ellos, los castrodefensores, se colocaron de manera muy estratégica en el salón: los de la embajada al centro, y a cada costado un grupo numeroso de reclutados facinerosos.

La Dra. Molina estuvo media hora respondiendo las preguntas que le hacía la periodista, pero a cada rato se escuchaba una provocación y había que pedir permiso para seguir. Pero llegó el momento del boicot total y los fascistas empezaron a preguntar a gritos: ¿Y qué opina de Posada Carrilles; y qué opina de… bla, bla, bla? Mira, yo ya no pude más y agarré un cartel que llevaba de los prisioneros políticos y me subí en una silla y comencé a preguntarles qué opinaban ellos de los cubanos muertos por fusilamientos, de los muertos por torturas, como Orlando Zapata Tamayo, de la represión a las Damas de Blanco. El primero que me vino encima fue el de la embajada y me empezó a gritar que me callara, que yo era agente de la CIA, que me estaban midiendo, y todos los epítetos habidos y por haber que te puedas imaginar mientras me apuntaba amenazante con un dedo. Lógicamente, empezaron a llegar agentes de seguridad y me bajaron de la silla a tirones. Pero yo me les escapaba y me ponía frente a los de la embajada con el cartel de los prisioneros políticos cubanos en alto. Y se armó un tira que jala (como decimos en Cuba) inimaginable. Pero alguien estaba grabándolo todo y… ya tú ves, hoy hemos comenzado a difundir por internet las fotos de los represores y organizadores de estos actos. Tenemos videos muy claritos de los responsables. Hemos incluso sacado las fotos de ellos mismos en un incidente anterior que tuvo la Dra. en el mismísimo Congreso argentino, y los hemos circulado para que se compruebe que son ellos los provocadores y los que están perpetrando actos como el de anoche, en un país cuya Constitución predica la libertad de expresión. Y allá vamos.

Desde luego, no se pudo concluir el acto de presentación (aunque aclaro que la doctora presentó el libro en su totalidad) y sacaron a la Hilda por una puerta de seguridad. Entonces se quedó el jaleo entre los cubanos de Por Cuba en el Cono Sur y los reclutas castristas-estalinistas. La seguridad del lugar nos empezó a sacar a todos, pero un cubano se plantó en sus trece y dijo que a nosotros nos tenían que ofrecer custodia, porque ellos podían ver que había un escuadrón de Al Qaeda contra nosotros, que éramos apenas ocho. Y cuando llegaron los agentes de la policía federal argentina tuvieron que escoltarnos y alejarnos del predio, pues los de la embajada estaban distanciados de sus reclutas, pero enviándoles las órdenes de atacarnos cuando saliéramos de la Sala. Y nosotros lo sabíamos y la policía lo pudo comprobar cuando nos sacaron armados. Yo perdí la voz. No he dormido en 60 horas. Siento un dolor profundo por la exportación asquerosa de la dictadura castrista en todas las tierras de América. He llamado a varios abogados, pero todos me dicen que no se puede levantar cargos sin pruebas. La verdad, no sé qué otra prueba se necesita además de lo que ocurrió anoche. Pero esperen, mañana será día de denuncia para que los rostros de los agentes del régimen dictatorial cubano sean identificados con facilidad por si a algún cubano de nuestro grupo le sucede algo. En el enlace de abajo te pego las últimas imágenes que han salido por la prensa, de hecho, ya los rostros están saliendo en primera plana. Todavía no sé qué repercusión pueda tener todo esto, pero de que no me voy a callar, no me voy a callar.
Un abrazo, Zoé.

¡Viva Cuba Libre!

Ibis García Alonso.”

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Tomado de http://www.infobae.com

Manifestación en contra de Hilda Molina en la Feria del Libro



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