viernes, julio 02, 2010

EL PATRIOTA PARAPLÉJICO ARIEL SIGLER AMAYA Y EL ESPÍA GERARDO HERNÁNDEZ. EL GORDO DEL PAJARITO

EL PARAPLÉJICO Y EL GORDO DEL PAJARITO



Por Juan González Febles

Periodista independiente.
jgonzafebster@gmail.com

Lawton, La Habana, 1ro de julio de 2010, (PD) Recientemente, el diario oficial Granma informó que en las cortes norteamericanas se presentó un recurso de Habeas Corpus a favor del espía convicto Gerardo Hernández Nordelo. Con la noticia y a partir de su seguimiento, el Noticiero Nacional de TV promocionó la imagen gráfica del espía gordo, rosado y sonriente, con un pajarito en su cabeza.

En el marco de los contactos entre Iglesia-Estado, fue liberado el prisionero político y de conciencia, Ariel Sigler Amaya, que hoy espera turno para salir del país. Ya recibió visa para viajar a los Estados Unidos y sólo le falta la imprescindible y humillante tarjeta blanca. Con la noticia, se divulgaron otras fotografías. En ellas, Ariel Sigler Amaya exhibe las huellas del maltrato a que fue sometido en siete años de reclusión en cárceles cubanas.

El contraste entre la foto del parapléjico y la del espía gordo, saludable y su pajarito, es obvio. Quien quiera una mascota en una cárcel cubana, tendrá que amaestrar una rata o quizás una cucaracha. Sobre esto ha escrito y habló la poetisa Tania Díaz, que ya amaestró su cucaracha en una cárcel cubana.

La mala noticia o el hecho que todos parecen aceptar es que en las cárceles cubanas se tortura. Pero esto parece interesar a pocos. Una cárcel cubana priva no sólo de libertad a los reclusos. Una cárcel cubana secuestra la identidad humana de sus recluidos. No se trata de privación de libertad a secas. En una cárcel cubana, o para decirlo mejor, en una cárcel castrista, se degrada institucionalmente la dignidad humana de cada prisionero y se le priva de todo y no sólo de libertad.

( El espía Gerardo Hernández y el Preso de Conciencia Ariel Sigler Amaya)

El espía convicto Nordelo, al igual que a sus otros cuatro cómplices, recibe la visita de cuanto sinvergüenza o compañero de viaje, de Estados Unidos o del mundo, así lo demanda. Los presos políticos cubanos, sólo pueden ser visitados por familiares muy cercanos.

Los cinco espías convictos en USA, envían con regularidad e-mail, grabaciones y fotografías tomadas en el penal. Están en estrecho contacto con los activistas que a lo largo del mundo participan en la costosísima campaña orquestada y pagada por el régimen cubano para liberarles.

Ellos que son convictos de espionaje, una figura de delito consagrada por todos los códigos penales del mundo y que con su actuar, tomaron o pusieron en peligro vidas humanas, disfrutan de condiciones carcelarias distantes años luz de las dramáticas circunstancias del presidio político cubano.

Mientras que el presidio político cubano carece (entre otras carencias) de alimentación balanceada, cuidados médicos especializados y lo fundamental, de respeto a su dignidad de prisioneros, que se manifiesta en la práctica reiterada y denunciada de la tortura, sin posibilidad de supervisión internacional, los espías encarcelados en USA disfrutan de alimentación balanceada, condiciones humanas de internamiento, salud perfecta, internet, teléfonos y TV sin censuras.

Los medios del régimen aportan la prueba: el espía Nordelo con su pajarito ostenta el buen color de piel aportado por el sol y la alimentación balanceada. Se siente todo lo bien que es posible en una prisión y recibe cuanta visita llega hasta la cárcel donde extingue su sanción.

Ahí están los testimonios fotográficos de las dos caras de la moneda. En uno de ellos, Nordelo sonríe con su pajarito en la cabeza, en el otro, Sigler Amaya, desde una silla de ruedas, parapléjico y destruido físicamente proclama la crueldad sin límites del régimen castrista y de su brazo ejecutor por excelencia: El Ministerio del Interior.

Esta institución que algunos, dentro y fuera de la Isla califican como organización criminal, está a cargo de las dantescas y medievales prisiones cubanas. Todo apunta a que la organización está integrada, entre otros especímenes, por personas viles capaces de cumplir cualquier orden criminal.

Estas órdenes convierten en minusválido a Sigler Amaya y lo atan a una silla de ruedas. Ahoga a hombres, mujeres y niños de un remolcador en las aguas costeras habaneras, hunde en similares circunstancias al Rio Canímar en Matanzas, golpea mujeres en La Habana y en Holguín y aún con estos antecedentes, clasifica para recibir el voto de confianza de algunos. A fin de cuentas, alguien me dijo en una ocasión que ellos sólo cumplen órdenes y que esto los exonera. Entonces: ¿Quién da esas órdenes?

Por si alguien tuviera dudas, ahí están al alcance de todos, el parapléjico y el gordo del pajarito.