BARACUTEY CUBANO

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LAS OPINIONES SIN IMPORTANCIA

Juan González Febles
Periodista independiente
juanchogonzal@gmail.com


Lawton, La Habana, 5 de agosto de 2010, (PD) Ciertamente, las recientes excarcelaciones devenidas en destierros y el rol jugado por la jerarquía católica en sus contactos con la cúpula de gobierno, no han tenido mucho impacto en el ciudadano corriente. Este último, mal informado o desinformado por los medios oficiales, sólo ha mostrado otra vez, su escepticismo.

En aquellas barriadas que fueron lugares de residencia de desterrados, las opiniones recogidas muestran dentro de un amplio diapasón, algunos lugares comunes muy significativos. Los vecinos de Omar Rodríguez Saludes coinciden en que: “Omar era un tipo bueno y decente”.

Para algunos, la cosa fue que: “No estaba con ‘esto’ y era socio del embajador americano”. Otros opinan: “No le tenía miedo a esta gente. ¿Quiere más?”

Si Omar llegara a leer estas líneas, es bueno que sepa que en su barrio, con excepción de los chivatones miembros del Partido Comunista y su Asociación de Combatientes, nadie considera justo que le hayan impuesto más de veinte años de cárcel, por ser de los ‘derechos humanos’. La gente también comenta que si lo hubieran soltado sin otra condición, no se hubiera marchado del país.

Desde esas tribunas de opinión improvisadas o ya no tan improvisadas, que son nuestros almendrones o taxis por cuenta propia, esos que la gente llama boteros, también se opina. En uno de ellos que servía en el momento la ruta de la calle Línea en El Vedado, atestado de gente y con mucho calor, promoví la discusión. Un hombre mayor, dijo: “El problema de esta gente, es que todo lo resuelven con la fuerza y a cojones. Tienen a la gente aterrorizada y nadie se atreve a hablar, pero el miedo se está acabando. Cuando se acabe, vamos a ver a cuanto tocamos…”

Otra pasajera que por toda identificación dijo ser maestra retirada, expresó: “Es el sistema que no sirve. No sirvió en Rusia ni en el resto de Europa, tampoco en China ni en ninguna parte. Pero esta gente sigue aferrada al poder y la buena vida. Esos infelices ni pusieron bombas ni mataron a nadie-dijo al referirse a los presos- Ahora los botan como en el tiempo de España. ¡Menos mal que a la iglesia le dio por hacer algo!”

El chofer fue más categórico: “¡Este pueblo es maricón! Era pa que ya la gente se hubiera tirado pa la calle. El cubano se volvió aguantón y cobarde. Por eso esta gente hace lo que quiere y regalan la comida, te quitan los médicos y si protesta, ¡pal tanque…”

Sobre las huelgas de hambre y las Damas de Blanco también escuché muchas opiniones. Entre ellas vale destacar estas que he seleccionado.

La opinión de un vendedor improvisado de limones en Centro Habana.
“Esas mujeres tienen más cojones que todos nosotros juntos. El que murió de hambre en su huelga, ¡e un pingú!”

Otra, un mecánico de refrigeración:
“A mí los curas nunca me han cuadrado. Pero si el tipo (cardenal Ortega) se arrestó a enfrentar a esta gente y pedirle que suelte a los presos, mis respetos pa él, con sotana y to.”

Un médico de familia:
“No tienes idea de que es morir en una huelga de hambre. No tienes idea del dolor físico o de la angustia. La parte más benigna es la agonía que precede el final. A mí que no me jodan. Nadie puede engañarme en este sentido. No creo que por un radio, alguien arrostre un tormento parecido. El muerto tenía principios y convicciones que todos debemos respetar. Fue sin lugar a dudas, un hombre muy valiente. Eso, muy valiente y con principios…”

Estas son las expresiones que pude recoger. No serán tema de reflexiones en los cenáculos políticos ni tampoco serán tema para los medios extranjeros de prensa, esos tan importantes. Son algunas de las opiniones sin importancia de gente sin nombre que recogí en La Habana.

juanchogonzal@gmail.com