jueves, junio 01, 2023

Entrevista a Federico Jiménez Losantos: «España está peor que nunca, en manos de la ETA, del golpismo y de Sánchez»

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Tomado de https://www.eldebate.com/

Federico Jiménez Losantos: «España está peor que nunca, en manos de la ETA, del golpismo y de Sánchez»

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El periodista radiofónico acaba de publicar su nuevo libro, El retorno de la derecha, en el que repasa los últimos acontecimientos de la política española

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Por Daniel Martín

27/05/2023

Federico Jiménez Losantos (Orihuela del Tremedal, Teruel, 1951) posee la que es quizás la voz más vehemente de las ondas españolas. El director de Es la Mañana de Federico, en esRadio, acaba de publicar su vigésimo tercer ensayo, El retorno de la derecha, un libro que tuvo que reformular una y otra vez, dada la cambiante situación de la política española, a la que disecciona desde la República hasta nuestros días. A lo largo de sus 368 páginas desentraña, entre otras muchas cosas, el porqué del complejo de la derecha frente a la izquierda. Y lo hace en ese tono tan característico en el que a la vez que cabrea también le arranca una sonrisa al personal.

El presidente del Grupo Libertad Digital, pese a su fiereza dialéctica, recibe a El Debate con una reseñable amabilidad en su despacho, donde alberga una biblioteca con una enciclopedia de más de 70 tomos, libros de Picasso y del impresionismo, sobre los crímenes sin resolver de ETA o sobre el Imperio Azteca y el Frente Polisario. También tiene una pequeña escultura de figuras humanas que conforman el mapa de España y que en realidad es un premio de DENAES a su grupo mediático. «Me lo concedió Abascal y me lo entregó Ortega Lara», recuerda. Aunque de eso hace ya 13 años...

–¿Qué relación tiene con Santiago Abascal a día de hoy?

–¿Ahora? Ninguna. Siempre la he tenido buena. Conozco a Abascal desde siempre y siempre hemos tenido una relación muy cordial. El problema es que, claro, él es ahora el jefe de un partido que no se sabe cuántas direcciones tiene. Ya no está Macarena, ya no está Ortega Smith –en la secretaría general–, Buxadé es un tío de la Falange Auténtica que es un desastre... y no sé qué va a hacer Abascal el día 29. Yo espero que vuelva a la España en Marcha, que era lo de DENAES. Ojalá, porque además no tiene sustitución. Este es un problema. El PP después de Feijóo puede tener a Bonilla o a Ayuso, pero Vox tiene a Abascal o a Abascal. Es joven, es de la generación de Ayuso, ojalá cambie, pero ahora yo los veo perdidos. Pero bueno, es la única esperanza que tenemos, ¿no?

–¿Ha corregido Vox el complejo de la derecha frente a la izquierda?

–El origen real de Vox, de la parte poderosa de Vox, que es DENAES, cuando yo conozco al jovencísimo Santi Abascal, es un movimiento patriótico de rectificación de esa abdicación nacional, no un partido. No se puede perder la idea de nación, porque está ligada a la igualdad ante la ley, a la continuidad histórica y a los valores históricos de España. Para la derecha, antes quizás la religión, pero ya en el siglo XX, y luego en el XXI, lo esencial es la nación.

En DENAES, que es un movimiento de Defensa de la Nación Española, tienes a gente que estaba en el PSOE, está –Nicolás– Redondo Terreros, gente que está en Ciudadanos, en Libres e Iguales, dentro del PP y fuera, como Esperanza Aguirre y otra gente del ala liberal del PP...Y están en contra todos los que mandan con Mariano, que son los sorayos, es decir, la gente que vive en el complejo y lo que quiere es heredar la gestión de la izquierda, pero nunca combatirla. DENAES sale como una defensa de la nación española y por eso Vox pasa después del golpe de Estado en Cataluña de 40.000 votos a casi cuatro millones en un año. ¿Por qué? Porque el PP ha fracasado y además ha demostrado que ni defiende la nación ni sabe ni quiere.

Y ahí se produce el gran vuelco político. Pero el problema es que eso dura en Vox desde las elecciones andaluzas, cuando sale, cuando surge por sorpresa y le quita Andalucía a la izquierda hasta las elecciones andaluzas últimas, las de Macarena, que ahí ya Vox pasa a ser un partido rival del PP, no un movimiento de rectificación de la derecha, de los errores básicos de Mariano y compañía y luego de Casado, sino un partido cuyo rival, cuyo enemigo es el PP, no el PSOE. Y ese es un momento de crisis, que es el que estamos viviendo ahora. Cuando no se votan los presupuestos de la Comunidad de Madrid, cuando Ortega Smith no vota la ampliación urbanística de Madrid... Eso es ir contra el Partido Popular. Eso es terrible, desde mi punto de vista, porque además coincide con la caída de Casado, donde sólo sobrevive Ayuso, y la llegada de Feijóo, que tiene el mismo equipo sorayo que tenía Mariano y obedece a los mismos principios, de la gestión y tal. Los complejos.

La única esperanza que tiene España de sobrevivir es que haya un gobierno de derecha sólido y que dure. Pero los dos partidos que lo tienen que hacer, el PP y Vox, tienen en estos momentos dinámicas puramente partidistas, absolutamente antipatriotas y al margen de su base social, que es indistinta, porque puede votar al PP en un sitio, como es el caso de Ayuso, y a Vox en otro. Pero los partidos no. Los partidos tienen su propia dinámica egoísta y eso es lo que me hace a mí, digamos, si no desesperar, desde luego ser pesimista. Porque es necesario un gran acuerdo patriótico a cuatro años del PP y de Vox con un Gobierno conjunto para derrocar todo lo que ha hecho, no el sanchismo, como dice Feijóo, sino lo que ha hecho el PSOE y toda la izquierda. Y no veo a Feijóo ni veo Abascal en esa disposición.

–¿Cree que le puede afectar a Vox de cara a ensanchar su base social este alineamiento que tienen con movimientos negacionistas de las vacunas o con conspiranoicos de distinto tipo?

–Y con El Yunque. De El Yunque recojo sentencias judiciales y el juramento, que es escalofriante. Creo que Vox ha renunciado a crecer. Por eso ha pasado a ser un partido más y ha dejado de ser un movimiento patriótico. Un movimiento patriótico no deja de crecer, sobre todo cuando España está como está, que está peor que nunca, en manos de la ETA, del golpismo y de Sánchez. Creo que Vox ha renunciado a ampliar su base y se ha retranqueado en una especie de autofagia, de un comportamiento de secta. No digo que todos sean de El Yunque, pero El Yunque es el modelo, de vivir en las redes sociales, que es una realidad paralela, no es la realidad.

Y yo creo que los partidos, los gabinetes de comunicación y todo esto tienden a que los partidos vivan en una realidad paralela, que es la suya, donde reciben sólo la información que ellos emiten, y que les cortan la relación con la realidad. Y además es muy difícil sacarlos hasta que no se pegan un trastazo, y algunos ni aun así aprenden. Caso de Ciudadanos, caso de UPyD, dos movimientos nacionales patrióticos que se van a freír espárragos, uno en nueve días de agosto y el otro en tres meses de Malú.

¿Cómo es posible? Pues es posible, porque la falta de fibra moral, de convencimiento, la derecha social la detecta y la castiga. Es implacable. Igual que te apoya generosamente, te quita su apoyo radicalmente. El 29 Abascal va a tener que decidir. Si quiere hacer un Gobierno de futuro, PP- Vox, tiene que cambiar. No puedes estar contra Ayuso, porque además a Ayuso la votan los de Vox y la votan los del PP. Y si estás contra Ayuso, gana la secta, gana Hazte Oír. Eso es suicida, desde su punto de vista. Ellos mantienen su suelo, pero no aspiran a ningún techo.

En cambio, como Gobierno conjunto, yo creo que Vox es el que defiende cosas que el PP de Feijóo no quiere o no sabe o no puede defender, porque no le sale. Vox le puede obligar, porque son necesarios los dos. Si Abascal cambia el discurso, evidentemente hay posibilidad, y ojalá lo cambie. Yo me fío más para muchas cosas de Vox que del PP, en cuestiones ideológicas y morales. Ahora, tienen que comportarse como adultos. Lo que no puede ser es comportarse como una secta de cuatro o cinco, y ahora sin Macarena, de tres, donde todo se decide entre unos pocos y nadie sabe muy bien por qué hacen las cosas, que es lo que pasa con Vox. Hay una incomunicación total. La gente sigue votando a Vox porque no les gusta Feijóo, pero ya no le gusta Vox.

El Vox de antes de las elecciones andaluzas, el de Macarena, el de Ortega Smith de abogado, Santi a caballo y tal, ya no existe. Ese Vox simpático que atraía a gente de todas partes ha dejado de existir. Primero, porque se han hecho mayores. Segundo, como se ve en la moción de censura de Tamames, porque viven en un mundo paralelo. Se inventan sus cosas y no se dan cuenta cuando hacen el ridículo. Y luego falta ese principio patriótico que está en sus orígenes.

–¿Qué separa a la derecha social de la derecha política de este país?

–La derecha cree en cosas distintas de la izquierda, que tiene una idea puramente política y por eso no cambia de partido. Tiene el PSOE y los comunistas, con los separatistas donde toque. En cambio, la derecha cree en valores civiles: la propiedad, la familia, la nación, la continuidad histórica, la historia de España, el esfuerzo o el mérito. Son valores de la vida civil, no de la vida política. Y por eso los políticos están incómodos con esa base social que, digamos, defiende principios más que ideas. La derecha política no representa a la derecha social y la derecha social no se siente representada por la derecha política. Por eso cambia siete veces de partido en la democracia.

Creo que las separa el respeto de la derecha política a los valores de la derecha social, que no la entienden. No la entienden porque, además, se han puesto en manos de encuestadores, todos los de izquierda. Por eso hay un capítulo dedicado a Arriola. El arriolismo es el complejo de pensar «nuestras ideas son mejores, pero nosotros somos peores que los de izquierdas». El votante de derechas no piensa que es peor que el votante de izquierdas. El político de derecha sí piensa que es peor, aunque sus ideas sean mejores.

Eso se produce desde UCD hasta Mariano Rajoy. El problema de fondo es que no se fijan en su base, que no la respetan, que no la escuchan. No escuchan más que las encuestas, que están sesgadas. Además, cuando tienes la experiencia de que se han cargado a siete partidos, tómatelo en serio. Ciudadanos todavía no sabe por qué ha desaparecido. No entiende que es porque traicionó a sus votantes. Y Mariano, igual. Ahí hay una especie de venganza histórica que la derecha política, salvo, solo en parte, Vox, sigue sin entender.

De Feijóo a Ayuso

–Si llega a gobernar Feijóo, ¿cree que podrá enmendar las políticas de la izquierda, o sospecha que veremos un mandato similar al de Rajoy?

–Por eso digo que es fundamental Vox. Creo que el PP puede cambiar esto con Vox. Si gobierna solo el PP, el PSOE le puede dejar gobernar dos años y luego lo echará. Esa tendencia existe. Los cucos, jamacucos, el «González Porn» y compañía no tienen remedio. Son sorayos y lo que quieren es gestionar el desastre que deja la izquierda hasta que vuelva la izquierda, que los eche a patadas.

El factor nuevo es Vox. Es fundamental que haya un acuerdo de la organización del PP, que tiene los mejores cuadros, con diferencia, que hay en España para la Administración, con algunos principios básicos de Vox, como la defensa de la ganadería y la agricultura. Y, sobre todo, en las cuestiones legales, para acabar con todas las leyes estas: trans, trons, etcétera, y la guerra contra el Constitucional, que va a ser la próxima legislatura, que es la guerra contra la dictadura de Pumpido. Feijóo, que es un tipo bastante frío, puede funcionar siempre que Vox tenga los ministerios clave, Justicia e Interior.

–¿Confía en que Ayuso será algún día presidenta del Gobierno de España?

–Bueno, vamos a ver si queda España para dentro de unos años. Yo creo que ahora es el momento de Feijóo. Ayuso lo tiene muy claro y ella piensa que Feijóo necesita dos legislaturas con Vox, aunque ella no lo diga, pero con Vox. Y luego llega su turno. Ella tiene unos 18 años menos que Feijóo, o sea que después de que gobierne Feijóo ella tendrá unos 50 años. Es muy joven y entonces tendrá una experiencia extraordinaria en la Comunidad de Madrid. Además es una figura nacional e internacional, cosa que la derecha no había producido nunca.

La veo muy centrada en eso. Primero en conquistar Madrid, porque ella es muy política, es muy hormiguita, muy trabajadora, no es nada intuitiva. La verdadera Ayuso no es ni lo que unos critican ni lo que otros aplauden. Es una persona muy distinta, mucho más reflexiva, mucho más calculadora, mucho más fría de lo que puede parecer. Una cosa es que tenga el carácter caliente y otra cosa es que piense en frío.

Cuento en el libro cómo tuvo durante dos años guardado el decreto de disolución de su Gobierno hasta el día de la moción de censura de Murcia. Su partido no lo espera y en Génova estaban aterrados ante esa posibilidad. Por lo mismo gana y se convierte tanto en un poder que van a matarla. Esa es Ayuso. Es una mujer muy sola, pero mucho más fría de lo que parece.

–Citando el epílogo de su libro, Entre la esperanza y la desesperación, ¿qué le da esperanza y qué le desespera de las elecciones del 28-M?

–Esperanza me da que hay una base social española, como dijo Gil Robles en el 36: «Media España no se resigna a morir». Y yo creo que esa media España es suficiente para echar a esta gentuza. Otra cosa es que aparte de derrotarlos, haya que acabar con lo que han hecho, que eso es lo más gordo de todo. Lo malo no es lo que Sánchez ha hecho. Lo malo es todo lo que ha deshecho: ha destrozado las instituciones y el ecosistema de la derecha y de la izquierda.

Sánchez ahora es un representante del cártel de Puebla, de Marruecos, y España ha dejado de existir internacionalmente. Es una cosa pavorosa. La situación española dentro y fuera es terrible. Aquí mandan la ETA y el golpismo catalán porque le conviene a Sánchez y prefiere la ETA antes que a las víctimas de la ETA, que es tremendo. Siempre ha habido esa tendencia en la izquierda, pero nunca tan a las claras y tan descarada. La esperanza es la necesidad de luchar contra esta basura.

La desesperación: que a las dos piezas necesarias para conseguir eso, que son el PP y Vox, las veo metidas en una especie de endogamia, que no son capaces de superar para un gran acuerdo patriótico de cuatro años u ocho; es decir, un acuerdo de gobierno para acabar con todos los desastres que ha hecho la izquierda. Y, en ese sentido, la esperanza es porque me hace falta como español.

–¿Quién es, a su juicio, el político más nefasto que ha tenido la derecha española desde la Transición?

–Rajoy, sin ninguna duda. Es el que tuvo la oportunidad de deshacer todo lo que había puesto en marcha Zapatero. Y no solamente no lo deshizo, sino que además lo confirmó. Rajoy ha sido lo peor que le ha pasado a la derecha. En democracia, todos los demás presidentes han tenido cosas buenas y malas. Suárez, Calvo-Sotelo y Aznar tienen su parte buena y su parte mala. Pero Rajoy no encuentra una cosa buena. Todo lo que hizo fue malo, malo para la derecha y malo para España. Es el mayor traidor y encima un tío que se va a emborracharse y dejan el bolso en su escaño en la moción de censura. No sé cómo todavía estos imbéciles de Génova lo sacan de vez en cuando en romería.


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