EN EL VIA CRUCIS DE CUBA ESTAMOS EN LA ESTACION DE LA ESPERANZA Y LA RESURRECCION
A: Decimocuarta Estación:
JESÚS ES DEPOSITADO EN EL SEPULCRO EN ESPERA DE LA RESURRECCIÓN.
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
B: Es la última estación del Vía Crucis. Es la estación de la esperanza. Es la estación de la fe en la resurrección aún cuando lo que se ve es la puerta de una tumba bloqueada por una piedra aparentemente inamovible. Sin embargo, aquella será la señal y la prueba de la resurrección en la mañana del domingo. El sepulcro vacío, la piedra corrida, las vendas que lo ataban por el suelo. Ha resucitado, verdaderamente, y camina delante de nosotros. Este es el anuncio del amanecer.
A: Cuba vive al borde de esta estación. Entre el sepulcro y la vida. Entre la cruz y la resurrección que no ha llegado. Cuba vive con la puerta cerrada y las piedras de nuestras intolerancias y del inmovilismo de los poderosos, cerrando las puertas a la pascua pacífica, al cambio necesario. Pero esas piedras, aparentemente inamovibles, serán removidas ante la vista azorada de los mismos guardias que la custodiaban como la puerta de la muerte. Al salir el sol, aquella piedra se convirtió en puerta de la vida. Así será en Cuba, lo creemos y lo esperamos. Las puertas de la represión y de la muerte que hoy se cierran sobre nuestra Patria, se abrirán al amanecer y saldrán por ella la vida nueva, la vida resucitada y redimida de nuestro sufrido pueblo. La última estación es la del sepulcro, pero la última palabra es la de la Vida. Precisamente porque este sepulcro que recibió el cuerpo sagrado de Cristo, fue el primer testigo de su resurrección. Levantemos la vista y veremos que, por encima de los sufrimientos que hoy vivimos, se alza, triunfante y victoriosa, la Vida. Cuba vivirá al fin, libre y serena, una vida nueva. Cuba vivirá en la justicia y la verdad. Cuba vivirá en paz. Así será, porque ya el sepulcro de Cristo está vacío.
B: Oremos, queridos hermanos, para que la Pascua de Cristo sea nuestra Pascua. Oremos para que su pasión dé sentido a la pasión de nuestro pueblo. Roguemos para que su muerte redima nuestras muertes y para que su Madre sea nuestra Madre y nos acompañe en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en la cruz y en la resurrección. Oremos en fin para que nuestra fe nunca desfallezca y para que podamos proclamar a nuestros hermanos que creemos que Cristo, ha resucitado y su reino no tendrá fin. Amén.
(La cruz y los ciriales se colocan en el centro del presbiterio)
Santa María de la Esperanza, mantén el ritmo de nuestra espera ( 2 estrofas)
Oración final:
OH DIOS,
QUE POR LA PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE TU HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,
HAS REDIMIDO A LA HUMANIDAD ENTERA,
ESCUCHA NUESTRA PLEGARIA,
PARA QUE CUANTOS CONMEMORAMOS HOY EL SACRIFICIO DE SU CRUZ
PODAMOS GOZAR ETERNAMENTE DE LA GLORIA DE SU VIDA NUEVA.
ATIENDE LAS SÚPLICAS DE TUS HIJOS
Y HAZ QUE CUBA PASE DE LA CRUZ A LA LUZ
DE UNA VIDA EN LIBERTAD, VERDAD, JUSTICIA Y PAZ.
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