martes, agosto 22, 2006

EL MÍNIMO LÍDER Y EL COLOR DEL GATO

EL MÍNIMO LÍDER Y EL COLOR DEL GATO


Por Eugenio Yáñez *
Colaboración
Miami
Florida
E.U.
La Nueva Cuba
Agosto 21, 2006


Después de varios días de un escandaloso silencio, la prensa oficialista cubana publicó una entrevista con Raúl Castro, el hombre que tiene más cargos al mismo tiempo en Cuba y, posiblemente, en el mundo.

Recibió, "con carácter provisional", los cargos de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Comandante en Jefe, y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Hasta donde se sabe, Raúl sigue siendo, además, Segundo Secretario del Partido Comunista, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército y Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Sin embargo, a pesar de sus tantos cargos y funciones, aparentemente su poder está más limitado ahora que en los momentos "normales" del país, es decir, cuando el Comandante en Jefe, el de verdad, no padecía de "secreto de estado".

Solamente apareció en televisión en la tarde del domingo 13 de Agosto, después que en la mañana habían sido publicadas las fotos chic de Fidel Castro vistiendo "mono" Adidas. Y solamente habló después que en un video de ese mismo día, transmitido al día siguiente, aparecía hablando Fidel Castro.

Su primer acto oficial público desde Julio 31, después de la cesión temporal de poderes que realizó el Comandante el Jefe, fue recibir en el aeropuerto al Presidente Hugo Chávez. Curioso ver al General de Ejército saludar militarmente al Teniente Coronel: la diferencia es solo de grados, porque aunque sea provisional y no le guste, Raúl Castro es el Jefe de Estado cubano.

Su primera decisión pública como máximo gobernante provisional fue regalarle a Chávez una obra de arte perteneciente al patrimonio nacional cubano: un retrato de Castro a plumilla, obra de David Alfaro Siqueiros, que "estaba por un almacén". La legislación cubana condena severamente estos delitos, pero solo si los cometen cubanos de a pie.

Justa reciprocidad, pues el Teniente Coronel había regalado objetos que pertenecieron al Libertador Simón Bolívar: evidentemente, ambos ven a sus respectivos países como fincas de recreo de las que pueden disponer de bienes y haciendas a su antojo y voluntad, sin tener que dar cuentas a nadie.
Unos días más tarde, apareció la entrevista. Hasta entonces, las valoraciones del nuevo Comandante en Jefe que se niega a serlo cubrían un amplio diapasón que lo describían desde el ejecutor, pistola en mano, de más de cien personas sin juicio un día de Enero de 1959, hasta un Deng Xiaoping en ropa verde olivo; desde abuelito cariñoso y preocupado por sus nietos hasta el alcohólico inveterado; desde el pragmático organizador hasta el que ha llorado frente al espejo de su casa porque había que fusilar al General Arnaldo Ochoa; y desde el que baila en las congas de Santiago hasta el que se pone chaleco y gorra blindadas para hablar a "sus" militares en un acto público castrense.

El domingo 20 de Agosto comenzó a circular una grabación en su voz donde se refiere a las órdenes que dio para el derribo en aguas internacionales de las avionetas civiles de "Hermanos al Rescate" en 1996: lo que se había considerado desde entonces una orden personal del Comandante en Jefe, que asumió toda la responsabilidad, resultó ser una muy fría orden de este "organizador pragmático" que se mantiene a la sombra, y que dice que "no acostumbro a comparecer con frecuencia en público, salvo los momentos en que se requiera".

En una entrevista, de extensión relativamente standard para sus propios criterios, aunque telegrámica comparada con las de Fidel Castro, el mínimo líder anunció, en realidad, una sola cosa nueva, que en el alboroto de la novedad y la búsqueda de señales de apertura, ha pasado por alto a muchos analistas: el incremento de los efectivos permanentes de las fuerzas armadas desde pocas horas después de hacerse pública la Proclama de Fidel Castro.

No lo dijo de esa manera, claro, pero explicó que decenas de miles de reservistas habían sido movilizados, como ya sabemos siempre a causa del peligro de agresión imperialista, y que ya comienzan a desmovilizarse y rotarse continuamente en lo que ha denominado "Guardia de la Patria", nueva frase pública, consigna, con que Raúl Castro inaugura su mandato que no desea para nada.

Sería bueno tomar nota, a manera de información para los análisis, que la cantidad de reservistas cumpliendo esa Guardia de la Patria equivale, diariamente, a cinco divisiones de infantería, lo cual no es nada despreciable.

Con relación a una supuesta "señal" a Estados Unidos en cuanto a una ventana de negociación que no está cerrada, no debe perderse de vista que Raúl Castro lo que hizo fue citar palabras anteriores de Fidel Castro, de 1986, y así lo dejó bien claro. Lo que traducido al lenguaje de la realpolitik significa que las relaciones de Cuba hacia el vecino del norte se seguirán enfocando en el espíritu del Comandante en Jefe.

Por muy optimista que se quiera ser, los últimos cuarenta y cinco años demuestran como es que Fidel Castro concibe las relaciones con Estados Unidos, y Raúl Castro recuerda de nuevo las palabras del tirano: la búsqueda de mejorías en las relaciones "tendría que ser sobre la base del más irrestricto respeto a nuestra condición de país que no tolera sombras a su independencia".

Más todavía: "Eso será posible únicamente cuando Estados Unidos se decida a negociar con seriedad y esté dispuesto a tratar con nosotros con espíritu de igualdad, reciprocidad y el más pleno respeto mutuo". Lo que se traduce como que cualquier negociación entre ambas partes no podría incluir referencias a prisioneros de conciencia, elecciones libres y multipartidistas o respeto a los derechos humanos de los cubanos, pero sí al "criminal bloqueo imperialista" y "los cinco héroes prisioneros del imperio".

El resto de lo que se puede esperar del "pragmático" General Raúl Castro lo dijo en una sola palabra, una solita, cuando calificó de "mercenarios" a los disidentes. Todo lo demás es paisaje, retórica, escenografía: eso define las perspectivas de apertura que muchos querían ver en esta primera presentación.

No hay diferendo con el pueblo, con la disidencia, con los opositores: "es David contra Goliat, la noble y pequeña Cuba frente al criminal gigante imperialista". Los cubanos que no desean la dictadura no pueden ser cubanos, patriotas, seres humanos: son simplemente mercenarios al servicio del imperio. Punto.

Es cierto que debe ser muy difícil ser un Raúl Castro en estos momentos, cuando el Comandante en Cama sigue vivo, y aunque se encuentre débil y en reposo es posible que pueda recibir reportes diarios de la situación aunque sean orales y de algunos minutos. Si "Big Brother" sigue vigilando desde el lecho, nadie hará nada diferente. No están locos.

Aparentemente, el Mínimo Líder está ejerciendo sus funciones de la misma manera que lo hizo durante más de cuarenta y siete años cada vez que el hermano mayor no se encontraba en el país: es la instancia decisiva hasta que Big Brother regrese, y se atienden los asuntos del día a día, pero no se toman decisiones de carácter estratégico ni se operan cambios trascendentales en nada.

Más de lo mismo, con un bajo perfil. Aquí no se trata de que no importe el color del gato si caza ratones, sino todo lo contrario: no importa si caza o no caza ratones, pero el color del gato tiene que ser rojo… o verde olivo, que no es lo mismo, pero es igual.

Las relaciones con Venezuela deben estar tensas, pues la exclusión de Hugo Chávez en los primeros diez días que estremecieron a Cuba, después de la sustitución "con carácter provisional", tiene que haber hecho una gran marca en el líder bolivariano, que solamente puedo regresar con su cake, sus velitas y las propiedades que sustrajo a Simón Bolívar y al patrimonio venezolano cuando Fidel Castro, desde su convalecencia, lo ordenó. Y Raúl Castro se refirió a él con mucha frialdad durante la entrevista, al llamarle solamente "el Presidente Chávez".

En cuanto al equipo de gobierno, parece que está jugando al ratón y el gato. Cuando aparecen Alarcón y Lage, Raúl está a la sombra. Desde que apareció Raúl Castro parece como que Alarcón está de vacaciones. A tres semanas de la Cumbre de los Países No Alineados, los preparativos se mueven a nivel de viceministro y edecanes civiles. Hay un canciller "en funciones", pues de Felipe Pérez Roque no hay pistas: se esté preparando para Presidente o para el plan pijama, no da la cara.

No ha habido comunicados ni informaciones de una reunión del Buró Político, que ahora cuenta con diecinueve miembros, al descontar enfermos, demovidos y presos. Por mucho trabajo que hubiera, con el sistema de tele-conferencias, correo electrónico, fax y celular, podría buscarse un consenso y hacer pública una declaración.

Tampoco el Consejo de Estado parece existir. Veintinueve miembros, contando a Fidel Castro como ausente por enfermedad, pero no hay comunicados ni declaraciones. Es el Comandante de la Revolución Juan Almeida quien cubre funciones protocolares. Si en Cuba existe hoy una dirección colectiva, como se quiere hacer creer, lo disimulan muy bien, porque lo que parece es una dirección desbandada y desorientada.

El mismo Raúl Castro ha rechazado, en la práctica, los cargos y atributos que le delegó Fidel Castro en la Proclama "con carácter provisional". Sigue refiriéndose a Fidel Castro como el Comandante en Jefe, y la prensa oficial lo sigue llamando General de Ejército o, simplemente, "Raúl". De hecho, aunque elegante, es insubordinación, no ha cumplido las órdenes de Fidel Castro.

Quienes estén esperando los próximos "rounds" con Raúl Castro en público o con los periodistas, deben tener paciencia. Posiblemente no se producirá ninguno en las próximas semanas. "Siempre he sido discreto, esa es mi forma de ser", dijo, "y de paso aclaro que pienso seguir así". No hay que hacerse ilusiones. Y recordar que Raúl Castro considera que "se debe decir la verdad, pero no hay por qué decir toda la verdad". La mejor forma de evitar confusiones es no hablar demasiado en público.

Debemos esperar la Cumbre de los No Alineados, y una gran puesta en escena. Raúl Castro no tiene experiencia en estas lides, y hay complejos problemas en la agenda: Irán, Corea del Norte, Líbano, Venezuela, precios de la energía, terrorismo, y más.

Si el Comandante en Cama resiste las tres semanas que quedan por delante, que nadie se asombre si ve a Raúl Castro con un Comandante en Jefe, débil y muy limitado, saludando por televisión a los ilustres visitantes, o quizás, mejor aún, en una camilla o en silla de ruedas dando la bienvenida a los participantes, y pidiendo que, por motivos de salud, se traslade la presidencia del Movimiento No Alineado a su Excelencia el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, compañero Hugo Chávez.

Si el General de Ejército Raúl Castro, el Mínimo Líder, en realidad pretende cambiar algunas cosas en Cuba para mejorar, sean cuales sean, deberá esperar hasta el final de los funerales de Fidel Castro: mientras Big Brother respire, Raúl será solamente su segundo, eternamente, nunca "con carácter provisional".

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* Eugenio Yáñez, Dr. en Economía, politólogo, analista y especialista en la realidad cubana, durante 14 años fue Profesor de la Universidad de La Habana y el Instituto Superior de Dirección de la Economía. Ha publicado diversos libros y es coautor, junto a Juan Benemelis, de "Secreto de Estado. Las primeras doce horas tras la muerte de Fidel Castro". Colabora habitualmente con La Nueva Cuba desde el 2005.