miércoles, octubre 15, 2008

CUBA: CAMBIO, UNA PALABRA PELIGROSA

Cambio, una palabra peligrosa

Por Miguel Saludes

MIAMI, Florida, octubre 15, (www.cubanet.org) - Hay palabras que resultan inexorables. Su peso radica en la fuerza que llevan. Ellas se hacen imprescindibles en momentos y circunstancias del acontecer histórico humano. Libertad, justicia, amor y paz son ejemplos emblemáticos. En determinados contextos esos vocablos pueden convertirse en locución peligrosa. Su enunciado abierto en los predios de las dictadoras, puede resultar costoso a quienes lo proclaman.

En Cuba estas voces no dejan de ser incómodas para el régimen que domina la Isla desde hace medio siglo. Libertad, democracia y derechos suenan insultantes en los oídos castristas. En estos últimos años a ellas se ha unido una que resulta no menos provocativa. Cambio ha devenido el término perturbador a combatir por los gendarmes totalitarios. Los divulgadores de esta divisa pueden ser blancos de la más contundente acción represiva. Esto fue lo que le ocurrió en días recientes a un activista cívico en la ciudad de Baracoa.

Julio Antonio Monés Borrero, presidente del Movimiento Cubano de Derechos Humanos Miguel Valdés Tamayo, fue agredido en plena vía pública cuando transitaba vistiendo una camiseta que tenía esa consigna estampada. Un furibundo guardián del orden gubernamental, da igual que llevara uniforme militar o disfraz de ciudadano simple, la emprendió contra el profesor arrancándole la prenda de vestir del cuerpo. El ofendido revolucionario cumplió su cometido al servicio de la represión. Como suele suceder en estos casos el agredido fue a parar a los calabozos de la policía política y casi de inmediato a la cárcel provincial.

Monés Borrero se declaró en huelga de hambre. Su anciana madre Caridad Borrero decidió secundar al hijo en tan dura prueba. Con 84 años cumplidos, tal determinación supone un serio riesgo para su vida. Pero las madres no saben de peligros cuando se trata de salvaguardar a sus hijos. Por ello el drama adquiere serias connotaciones.

Los ojos de la opinión pública siguen atentamente la situación. Las expresiones de solidaridad con el activista cívico no se hicieron esperar. Numerosas organizaciones y llamados individuales claman por su liberación. Una de estas voces tocó mi puerta telefónica el pasado domingo para compartir su inquietud. Desde el exilio en New Jersey un baracoense de fuerte raigambre civilista une su esfuerzo en pro del hermano de nación y pueblo. Le conmueve la situación de la mujer octogenaria que pone en peligro su venerable existencia ante la injusticia cometida.

No ha sido este un caso aislado. Otros eventos preocupantes se verificaron en estas últimas semanas. Golpizas contra Luis Enrique Ferrer, una huelga realizada por el preso de conciencia Antonio Díaz Sánchez que le provocó nuevos trastornos en su delicado estado de salud, son algunos hechos que ilustran el panorama socio política de Cuba en estos días.

A veces parece que es muy poco lo que puede hacerse. Aunque insuficiente, es importante seguir apoyando a los que enfrentan el duro reto dentro del país antillano. Por eso no resulta vano el gesto del profesor Heriberto Leyva. Su misión a tiempo y destiempo consiste en tocar puertas, hablar, escribir, alertar a los amigos por cualquier medio; seguir las noticias que llegan de la Isla. Todo con la fe en que está próximo un nuevo amanecer. Que todo esto ocurra en el marco del 10 de octubre, una fecha tan significativa para Cuba, puede ser tomado como señal de los tiempos por llegar. Aunque a los represores les cueste aceptarlo, estos vienen bajo el signo del Cambio inevitable.

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Madre de Julio Antonio Monés Borrero , prisionero político en huelga de hambre