domingo, diciembre 06, 2015

La investigación del FBI confirma la pista islamista en la matanza de San Bernardino California. El ISIS afirma que los asesinos de California eran “seguidores” suyos


Fotos de Malik y Farook distribuidas por el FBI. / AP | ATLAS


La investigación confirma la pista islamista en la matanza de California

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El FBI considera oficialmente la matanza un "acto terrorista"
La mujer que participó en los ataques juró lealtad al Estado Islámico en Facebook
 “Para un musulmán no hay dónde radicalizarse en San Bernardino”
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Por Pablo Ximénez de Sandoval
 Los Ángeles
 5 DIC 2015

Tashfeen Malik, la mujer de origen paquistaní que participó en la matanza de 14 personas el pasado miércoles en San Bernardino, California, escribió un mensaje en Facebook en el que expresaba su lealtad al grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), que opera en Irak y Siria. El dato lo revelaron el viernes por la mañana fuentes federales (FBI) anónimas de la investigación citadas por las principales agencias de información. Los agentes afirmaron que trabajan con la hipótesis de que la pareja atacante se radicalizara a través de Internet.

El director del FBI en el sur de California, David Bowdich, confirmó que el Gobierno considera el ataque de San Bernardino como "un acto de terrorismo", y que así está siendo investigado. A preguntas de los periodistas, sin embargo, rechazó calificarlo como el primer atentado de ISIS en suelo de Estados Unidos. En el tercer día de investigación, las pruebas del arsenal de los presuntos terroristas, el grado de planificación y las inquietantes nuevas evidencias de su vinculación con el islamismo radical han decidido al FBI a dar esta nueva calificación a los sucesos del miércoles, explicó Bowdich. La agencia ha activado una línea telefónica para la colaboración ciudadana.

Una hora después, el director del FBI, James Comey, dio algunos detalles más en una rueda de prensa en Washington. "La investigación, por ahora, ha mostrado indicaciones de radicalización de los asesinos y de posible inspiración por parte de organizaciones terroristas", dijo. "No tenemos indicación de que los asesinos formen parte de un grupo organizado o una célula".

Los investigadores llevan más de 24 horas revisando todo el material informático hallado en el domicilio de la localidad de Redlands que compartía con su marido, Syed Farook. La reconstrucción de ese material, que incluye teléfonos y ordenadores, es fundamental para saber cuál fue el motivo para asesinar a sangre fría, pues hasta el momento todos cuantos conocieron a Farook afirmaban que era una persona reservada pero normal. Entre el material recuperado hay dos móviles destruidos que estaban en un cubo de la basura cercano. El FBI trata de reconstruirlos.

No ha surgido nadie que afirme haberla conocido a ella en Estados Unidos. Ambos son los principales sospechosos de haber entrado con armas de asalto el miércoles en una fiesta de Navidad de empleados del condado con armas de asalto, máscaras y vestidos de camuflaje. En un tiroteo posterior fueron abatidos por la policía en plena calle cuando trataban de huir.

El mensaje en cuestión que está siendo analizado fue escrito con un seudónimo, según los investigadores, y borrado poco antes del ataque del miércoles. No ha trascendido el seudónimo ni cómo los agentes han logrado recuperar el mensaje. En esa cuenta de Facebook, la mujer expresaba su admiración por el Estado Islámico. El mensaje fue escrito aproximadamente a la misma hora de los ataques, alrededor de las 11 de la mañana locales del miércoles. Farook, por su parte, había tenido contacto online con extremistas. Las fuentes citadas no creen, sin embargo, que la matanza fuera ordenada por ISIS, sino más bien inspirada por su ideología y ejecutada por imitación.

En las primeras horas tras la masacre, que dejó también 21 heridos, varios datos hacían pensar que no se trataba de un tiroteo como los demás. Primero, que se tratara de un equipo de al menos dos personas. Segundo, que una fuera una mujer, algo extraño en los tiroteos en Estados Unidos. Y tercero, el grado de planificación del ataque. Los asesinos incluso dejaron tras de sí bombas que debían ser activadas por control remoto, pero fallaron.

Por los relatos de quienes les conocieron y la investigación, se sabe que Farook, ciudadano estadounidense de 28 años, conoció a Malik, paquistaní de 27, por Internet. Se vieron por primera vez en un viaje de Farook a Arabia Saudí para hacer la peregrinación de los musulmanes y ambos entraron juntos en el país en julio de 2014, ella con visado como su prometida. Se casaron al mes siguiente en Riverside, California. Tuvieron una niña hace seis meses. El miércoles pasado la dejaron con su abuela y se dirigieron a perpetrar la matanza en un todoterreno alquilado tres días antes.

La agencia Reuters, tras hablar con familiares de Malik en Islamabad, aseguró este viernes que la mujer se había mudado a Arabia Saudí de pequeña, hace 25 años y que allí se había convertido en una persona “conservadora de línea dura”. Malik era del distrito de Layyah, en la provincia de Punjab. Regresó a estudiar a Pakistán hace cinco o seis años. Javed Rabbani, uno de los tíos de Malik, dijo que cuando los familiares iban a visitarlos a Arabia Saudí volvían comentando sus planteamientos radicales.

La pareja vivía en un chalé adosado de clase media de la localidad de Redlands, dentro del suburbio de San Bernardino, a unos 100 kilómetros al este de Los Ángeles. Él trabajaba en los servicios de salud del condado desde hacía cinco años. Se trata de un barrio tranquilo, de familias de clase media de todo tipo de origen. Farook y Malik guardaban un arsenal de 5.000 balas en su garaje, además de 12 bombas caseras y material para fabricar más. La pareja tenía dos rifles de asalto tipo AR-15 y dos pistolas. Todas las armas habían sido compradas legalmente, a pesar de que California tiene algunas de las leyes más restrictivas de EE UU sobre armas.

La pista islamista ha estado sobre la mesa desde el primer día, pero todos los niveles de investigación (policía, sheriff y FBI) y la mayoría de líderes políticos han extremado la prudencia para no apuntar al móvil religioso en la matanza.

Fotos de Malik y Farook distribuidas por el FBI. / AP | ATLAS

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El ISIS afirma que los asesinos de California eran “seguidores” suyos

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La investigación revela un perfil de pareja de clase media americana radicalizada, sin amigos y con fácil acceso a armas 
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Por Pablo Ximénez de Sandoval
 Los Ángeles 5 DIC 2015

Una nueva pieza fue revelada este sábado en el puzle que intenta recomponer el FBI sobre el asesinato a sangre fría de 14 personas en una fiesta en San Bernardino, California, el pasado miércoles. El grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), que opera en Irak y Siria, dijo que la pareja de clase media americana formada por Syed Farook y Tashfeen Malik eran “seguidores” de la organización. El perfil del yihadista de la puerta de al lado comienza a despejarse en una investigación a la que en solo tres días solo le queda por dar respuesta a la pregunta más importante y la más compleja: por qué.

La afirmación, hecha en una emisión de radio, llega al día siguiente de que el FBI encontrara un mensaje en Facebook, publicado a la misma hora de los ataques, en el que utilizando un seudónimo Malik alababa al ISIS. La agencia federal considera oficialmente la matanza un “acto terrorista”. El FBI añadió que no cree que formaran parte de una célula terrorista más amplia. Si se trata de terrorismo islamista, es el atentado más grave en EE UU desde el 11-S.

Farook, estadounidense callado pero cordial de 28 años, hijo de inmigrantes paquistaníes y devoto religioso, conoció por Internet en 2013 a Malik, paquistaní de 27 que había vivido toda su vida en Arabia Saudí. Se vieron por primera vez durante un viaje de él a La Meca. Ella entró en Estados Unidos con un visado de prometida. Tenían una hija de seis meses. El miércoles por la mañana, la dejaron con la madre de él. Armados con rifles de asalto y pistolas y vestidos de camuflaje, ejecutaron a 14 compañeros de trabajo de Farook, inspector de sanidad del condado. Después cayeron tiroteados por la policía en plena calle

Viendo el barrio de clase media de Redlands donde vivían es difícil concebir que semejante horror surgiera de un chalé adosado de un suburbio a 100 kilómetros de Los Ángeles, donde guardaban más de 5.000 balas y 12 bombas caseras. El viernes, dos abogados que representan a la familia Farook dieron una rueda de prensa en la que aclararon que el entorno de los asesinos está tan impactado como el público. “Ningún miembro de la familia tenía idea de que esto estaba pasando”, dijo el abogado David Chesley. “Están impresionados”. Farook, dijo, era una persona “muy aislada e introvertida” a la que no se le conocían amigos.

Para el abogado Mohammad Abuershaid, la casa de los Farook era una casa “tradicional” musulmana en la que los hombres y las mujeres se sentaban separados. Malik siempre llevaba la cabeza completamente tapada. Los hermanos de Farook nunca le vieron el rostro a su cuñada, “la conocían simplemente como la esposa de Syed”. Los abogados la describieron como una “típica ama de casa” que cuidaba de su hija de seis meses. No conducía. Los familiares sabían que la pareja tenía dos pistolas en casa.

Sin embargo, ninguno de estos datos tiene por qué llamar la atención en el sur de California, una de las zonas más diversas del mundo, donde viven al menos 150.000 paquistaníes (y alrededor de medio millón de iraníes), donde nadie se mete con la religión o las costumbres del vecino y mucho menos con su afición a las armas.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue informado este sábado del estado de situación de la investigación del FBI sobre la matanza de San Bernardino. Según comunicó la Casa Blanca, la fiscal general, Loretta Lynch, el secretario de Interior, Jeh Johnson, informaron al presidente de que hay varios elementos de la investigación a que “la radicalización violenta de los perpetradores les llevó a cometer este ataque odioso”. El equipo de presidente le informó de que aún no han descubierto ningún elemento que lleve a pensar que Syed Farook y su esposa, Tashfeen Malik, formaran parte de un grupo más grande.

En su alocución de radio semanal, el presidente Barack Obama reconoció que “es completamente posible que estos dos atacantes cometieran estos actos terroristas por su radicalización”. “Si es así, esto reafirma la amenaza en la que nos hemos estado centrando durante años, el peligro de la gente que sucumbe a ideologías extremistas violentas”, añadió. Enredado en un debate sobre los peligros de acoger a refugiados de Siria, Estados Unidos ha despertado esta semana a la evidencia de que para radicalizarse vale con una conexión a Internet. Que para comprar las armas vale con un carné de conducir. Y que una fiesta de Navidad del trabajo es un objetivo tan bueno como cualquier otro para aterrorizar a un país