jueves, agosto 08, 2019

Alfredo M. Cepero: LA CUBA QUE SIEMPRE ANDA CONMIGO. Entrevista al actor Luis Alberto García

Observaciones  del Bloguista de Baracutey Cubano

El concepto de pueblo para  José Martí no era sectario:

¨ Un pueblo es composición de muchas voluntades, viles o puras, francas o torvas, impedidas por la timidez o precipitadas por la ignorancia. Hay que deponer mucho, que atar mucho, que sacrificar mucho, que apearse de la fantasía, que echar pie a tierra con la patria revuelta, alzando por el cuello a los pecadores .... hay que sacar de lo profundo las virtudes ..¨

Martí asociaba el concepto de patria al de libertad:

¨ Y no constituye la tierra eso que llaman integridad de la patria. Patria es algo más que opresión, algo más que pedazo de terreno sin libertad y sin vida, algo más que derecho de posesión a la fuerza. Patria es comunidad de intereses, unidad de tradiciones, unidad de fines, fusión dulcísima y consoladora de amores y esperanzas.¨ (Tomo 1, 93)


El Mártir de Dos Ríos nunca sintió odio o rencor contra los anexionistas o contra cualquier otra persona. Es bueno aclarar que solamente en su pequeña obra ¨Abdala¨, escrita a los 16 años, es donde habla positivamente del odio o rencor al definir el amor a la patria como ¨…el odio invencible a quien la oprime; es el rencor eterno a quien la ataca¨ (Tomo 18, 19). Después de la experiencia del presidio político desterró a esas palabras de su corazón y cuando llamó a la Guerra Necesaria, no recurrió al odio al enemigo para hacer de los combatientes revolucionarios frías y eficientes máquinas de matar. En su obra sobre el presidio político en Cuba escribió:

«La venganza y el odio son dos fábulas que en horas malditas se esparcieron por la tierra»

Años más tarde y siendo coherente con su doctrina de amor, sentenció:

¨En pueblos, sólo edifican los que perdonan y aman. Se ha de amar al adversario mismo a quien se está derribando en tierra. Los odiadores debieran ser declarados traidores a la república. El odio no construye¨ (Tomo 14, 496)


Martí, en una carta rimada del 21 de octubre de 1889 (Tomo 16, 354-358), dirigida a un antiguo compañero y colaborador independentista, el entonces anexionista Néstor Ponce de León, expuso sus convicciones antianexionistas pero a la vez el respeto a las ideas de los demás.

A mi Señor
Néstor Ponce de León:

Viene a decirme Capriles
Que alguien dijo en Broadway,
Que en mi discurso exclamé:
“¡Los anexionistas viles! ”

¡Bien y con mucha razón
Me mandó usted el recado
De tenerme preparado
El espinudo bastón!

Miente como un zascandil
El que diga que me oyó
Por no pensar como yo
Llamar a un cubano “vil”.
.....................................
.....................................
.....................................

Donde no nos puedan ver
Diré a mi hermano sincero:
“¿Quieres en lecho extranjero
A tu Patria, a tu mujer? ”

Pero enfrente del tirano
Y del extranjero enfrente,
Al que lo injurie: “Detente”
Le he de gritar: “¡Es mi hermano!”

En la Patria de mi amor
Quisiera yo ver nacer
El pueblo que puede ser,
Sin odios y sin color.

Quisiera, en el juego franco
Del pensamiento sin tasa,
Ver fabricando la casa
Rico y pobre; negro y blanco.

Y cuando todas las manos
Son pocas para el afán,
¡Oh, patria, las usarán
En herirse los hermanos!

Algo en el alma decide,
En su cólera indignada,
Que es más vil que el que degrada
A un pueblo, el que lo divide.

¿Quién con injurias convence?
¿Quién con epítetos labra?
Vence el amor. La palabra
Sólo cuando justa, vence.

Si es en uno el honor, los modos
Varios se habrán de juntar:
¡Con todos se ha de fundar,
para el bienestar de todos!

Su Martí
N.Y. 21 de octubre de 1889

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LA CUBA QUE SIEMPRE ANDA CONMIGO

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Cuba no es dominio privado de nadie en particular. No es mía ni es tuya. Es de todos sus hijos, los buenos, los regulares y los malos.
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Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
8-6-19

Esta  mañana me he levantado con vocación de filósofo. Algo muy común en los hombres a quienes Dios nos ha concedido el privilegio de andar un camino largo. No quiero hablar de terroristas fanáticos, tiranos sanguinarios o políticos corruptos. Eso lo hago en mis artículos de todas las semanas del año y, con toda probabilidad, lo haré la semana que viene si me lo concede el que todo lo determina y todo lo puede. Hoy voy a hablar de mí mismo sin caer en la frivolidad de torturarlos con mi biografía. Voy a compartir con ustedes los ideales, pensamientos y principios que dan sentido e impulso a mi mundo íntimo.

Salí de Cuba a finales del mes de noviembre de 1960. Como la mayoría de los cubanos que salimos por aquellas fechas pensé que mi ausencia sería breve. La realidad de los intereses mezquinos, las traiciones solapadas y la indiferencia generalizada me demostrarían que estaba totalmente equivocado. Para un mundo indiferente y egoísta, los cubanos habíamos puesto al tirano y teníamos la responsabilidad de liquidarlo. Como Pilatos, los supuestos aliados "se lavaron las manos".

Nosotros, sin embargo, no tenemos ese privilegio ni podemos caer en la indignidad de abandonar a nuestra patria. Trabajar por su libertad tiene que ser nuestro primer pensamiento de cada mañana. No importa si el calendario nos niega la probabilidad de volver a verla. El amor a la patria es algo similar a la fe religiosa que ni se ve ni sea toca, pero existe y se siente.

A mayor abundamiento, el verdadero patriotismo, como el verdadero amor, se manifiesta sin condiciones, sin exigencias y sin egoísmos. El único objetivo de ambos sentimientos ha de ser el bienestar de la patria y la felicidad del ser amado. Para servirla no es necesario pisar su tierra. Por mi parte, no he regresado a Cuba porque no quiero ser testigo de su destrucción y de su . Tampoco pongo como condición para luchar por su libertad mi posibilidad de regresar a ella en un futuro de libertad.

Me vienen a la mente en este momento los versos de un patriota cubano de cuerpo entero a quién traté en forma esporádica pero cuya dedicación me sigue estimulando hasta el día de hoy. En unos versos que tituló ¿Volver?, el abogado camagüeyano Emilio Cosío escribió:" Solo pueden volver los que se han ido/Y en suelos del destierro han sepultado/recuerdos, anhelos y pasados…¡Yo no puedo volver, yo no me he ido !" Como Cosío, yo no tengo que volver a Cuba para amarla y servirla porque ella siempre anda conmigo.

Por otra parte, no he creído jamás que, aunque la ame con todas mis energías, Cuba es mía sino que yo soy de ella. Una madre que me abraza y conforta sin pedirme nada a cambio. Cuba no es dominio privado de nadie en particular. No es mía ni es tuya. Es de todos sus hijos, los buenos, los regulares y los malos. Como creo en milagros, estoy seguro que un día muchos saldrán del error que ha hecho posible esta horrible pesadilla de 60 años.

Y cuando esos compatriotas se arrepientan de su maldad, sus bajezas y sus cobardías nos reuniremos todos en la construcción de una nueva nación cubana fundada sobre el pensamiento de Félix Varela, la compasión de José Martí y la hidalguía de Antonio Maceo. La noche habrá quedado atrás y disfrutaremos todos de un nuevo amanecer de libertad.

Pero ese amanecer de libertad tiene con contar con una buena dosis de pragmatismo. Quienes de verdad quieran a Cuba tienen que aceptarla tal como es y, de ahí en adelante, contribuir a su mejoramiento. En vez de aferrarnos a nuestra Cuba ideal tenemos que trabajar con una Cuba real. Porque la historia no da marcha atrás y nadie puede recrear el pasado. La única constante es el cambio. Un cambio que nosotros no controlamos sino que en gran medida nos controla a nosotros. Quienes se opongan a ese cambio estarán obstruyendo el camino de nuestra redención como pueblo y nuestra restauración como nación.

Pero nada de lo que he dicho significa que soy de los tontos que proponen un "un borrón y cuenta nueva". Como el gran patriota y martiano que fue en vida Carlos Ripoll digo--y cito de memoria--que "nadie tiene derecho a perdonar los agravios infringidos a otros sino los recibidos por nosotros mismos". Y la odiosa tiranía castro comunista ha agraviado a todos los cubanos. De ahí que para los responsables de esa tiranía no exista perdón posible.

Además, cualquier perdón generalizado e indiscriminado sería una traición imperdonable a los millares de presos y mártires que han regado con sangre, sudor y lágrimas el surco de nuestra libertad. Por eso creo en una transición sin venganzas siempre que vaya acompañada de una justicia sin excepciones. Porque sin justicia no hay nación que sea capaz de prosperar y perdurar.

Cierro con la esperanza de haber contribuido, aunque sea en forma limitada, al diálogo que debemos sostener los cubanos a la hora de reconstruir a nuestra maltratada y oprimida patria.

8-6-19
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Julio de 2019:

El actor Luis Alberto García con aciertos, errores  e ignorancia  en diferentes aspectos durante una entrevista con las limitaciones de vivir y trabajar en Cuba 

Primera parte
"El odio es enemigo total del raciocinio"


Segunda parte

"La gente tiene que volver a sentir que hay futuro en Cuba"



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