Toirac al Granma: ‘primero han de cambiar los dirigentes que las necesidades del humor’
Por Hervin Salinas
Agosto 10, 2019
El comediante cubano Ulises Toirac le respondió al periódico oficialista Granma y a su artículo publicado recientemente sobre el papel que juegan el humor en la isla, sobre todo el que se realiza a modo de crítica para los directivos.
“Hay un error conceptual en este artículo de Miguel Cruz Suárez y es creer que es el arte quien forma el criterio. El humor específicamente. El humorismo logra cuerdas de empatía con el público en la medida que sintetice su pensamiento, su espiritualidad”, dijo el humorista.
“Vayamos a un punto aparentemente lejano pero que luego enlazaré con éste: mucha gente critica el trabajo de los reguetoneros. Yo igual opino que no es arte propiamente hablando (aunque esto es discutible), que generalmente (mucho, casi absoluto) usan letras no solo desprovistas de poesía o lírica siquiera… de sensibilidad… vaya del más mínimo sentimiento humano positivo”, agregó en su muro de Facebook.
“Pero el reguetón, como expresión de la parte “intelectual” y “cognitiva” y hasta “cultural” de la sociedad, es un resultado de la realidad concreta. Filosofía, compañeros. Marxismo, por favor, que muchos suspensos me gané estudiándolo: el arte es otra forma de expresión social y no viceversa”, explicó.
“Ser social y conciencia social…¿recuerdan la relación? La realidad es la que genera formas de pensamiento y entre éstas, la cultura con o sin comillas. Y aquí viene “el enlace”: el humor es igualmente forma de expresión espiritual del individuo. No solo del que produce humor. El público orienta su sentido del humor (tipo, nivel intelectual, agudeza) según la realidad histórico-concreta que vive el individuo”, añadió.
Por otro lado, Toirac señaló que, “el humor, entendido por el producto que hacen los humoristas, busca claves de entendimiento con el público porque su objetivo final es hacer reír. Y la gente ríe cuando esas claves tienen éxito y se logra entonces la comunicación”.
“¿Que el 100% del auditorio no ríe del mismo chiste y que a un porciento incluso le resulta insultante? Eso se llama PLURALIDAD. Universo de personas. Pero si la mayor parte del auditorio se ríe y aplaude y hasta se desternilla de la risa, no importa la calidad del chiste, su nivel intelectual y otros aderezos de lo que llamamos ARTE, el objetivo del humor se cumple gústenos o no”, sentenció.
“Igual que
el periodista defiende a los dirigentes (no digo que no haya alguno realmente sacrificado, exitoso y honesto), yo defiendo el humor (y no digo que no haya alguno de mal gusto, incoherente y procaz). Porque el humor, en sus búsquedas, practica una importantísima labor para toda la sociedad y que no queda sólo en la complacencia risueña del público y su “destape valvular”. El humorismo señala, resalta y satiriza todo lo que frena el desarrollo y está en contra del sentido común: tanto en lo ético, lo moral, lo costumbrista y hasta en las tradiciones, sino en lo económico, lo político y lo ideológico”, argumentó, en defensa de lo que él hace, de lo que él cree.
“Y no estoy hablando solo del humor cubano realizado en Cuba. Hablo del HUMOR. Y primero han de cambiar los dirigentes que las necesidades del humor. Créeme”, concluyó.
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Toirac
el viernes
Hay un error conceptual en este artículo de Miguel Cruz Suárez y es creer que es el arte quien forma el criterio. El humor específicamente. El humorismo logra cuerdas de empatía con el público en la medida que sintetice su pensamiento, su espiritualidad.
Vayamos a un punto aparentemente lejano pero que luego enlazaré con éste: mucha gente critica el trabajo de los reguetoneros. Yo igual opino que no es arte propiamente hablando (aunque esto es dicutible), que generalmente (mucho, casi absoluto) usan letras no solo desprovistas de poesía o lírica siquiera... de sensiblidad... vaya del más mínimo sentimiento humano positivo. Y de la misma forma opino que en la casi totalidad, lo que acompaña a esa letra no es música. Y en muchos casos (incluyendo a los más desafortunados artísticamente hablando) la mezcla no es buena, aunque reconozco que utilizan los más novedosos sistemas de grabación, masterización y edición entre los que se encuentran los más insólitos afinadores de voz, por cierto). Pero el reguetón, como expresión de la parte "intelectual" y "cognitiva" y hasta "cultural" de la sociedad, es un resultado de la realidad concreta. Filosofía, compañeros. Marxismo, por favor, que muchos suspensos me gané estudiándolo: el arte es otra forma de expresión social y no viceversa. Ser social y conciencia social...¿recuerdan la relación? La realidad es la que genera formas de pensamiento y entre éstas, la cultura con o sin comillas.
Y aquí viene "el enlace": el humor es igualmente forma de expresión espiritual del individuo. No solo del que produce humor. El público orienta su sentido del humor (tipo, nivel intelectual, agudeza) según la realidad histórico-concreta que vive el individuo. Un francés de Paris no ríe de la misma forma (en cuanto al chiste y a la exteriorización incluso de ese impacto intelectual en su cerebro) que un campesino hindú.
El humor, entendido por el producto que hacen los humoristas, busca claves de entendimiento con el público porque su objetivo final es hacer reir. Y la gente ríe cuando esas claves tienen éxito y se logra entonces la comunicación.
¿Que el 100% del auditorio no ríe del mismo chiste y que a un porciento incluso le resulta insultante? Eso se llama PLURALIDAD. Universo de personas. Pero si la mayor parte del auditorio se ríe y aplaude y hasta se desternilla de la risa, no importa la calidad del chiste, su nivel intelectual y otros aderezos de lo que llamamos ARTE, el objetivo del humor se cumple gústenos o no.
Igual que el periodista defiende a los dirigentes (no digo que no haya alguno realmente sacrificado, exitoso y honesto), yo defiendo el humor (y no digo que no haya alguno de mal gusto, incoherente y procaz). Porque el humor, en sus búsquedas, practica una importantísima labor para toda la sociedad y que no queda sólo en la complacencia risueña del público y su "destape valvular". El humorismo señala, resalta y satiriza todo lo que frena el desarrollo y está en contra del sentido común: tanto en lo ético, lo moral, lo costumbrista y hasta en las tradiciones, sino en lo económico, lo político y lo ideológico.
Y no estoy hablando solo del humor cubano realizado en Cuba. Hablo del HUMOR.
Y primero han de cambiar los dirigentes que las necesidades del humor. Créeme.
(eliminé el enlace al artículo en cuestión porque se me han quejado algunos amigos de que no sale mi texto en el enlace compartido, les ruego ir al Granma de hoy viernes 9 de agosto y busquen el artículo titulado "Humor de un solo sentido")
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Humor de un solo sentido
El personaje oficial, el cuadro político, el simple dirigente del barrio, el que alguna vez dirigió y ya no lo hace, e incluso los miembros de las instituciones del orden o la legalidad, se han convertido en blanco predilecto a la hora de armar los personajes más ridículos o los que asumen roles negativos en no pocas producciones audiovisuales (humorísticas o no) de los últimos tiempos
Autor: Miguel Cruz Suárez
internet@granma.cu
8 de agosto de 2019
El humor criollo, el costumbrismo y el teatro vernáculo, siempre se han nutrido de todas las facetas de la vida política y social cubana, pero de esto a convertir en comodín humorístico (a veces no tan humorístico) todo cuanto «huela» a institucionalidad creo que es demasiado hiriente para miles de personas que asumen con mucho sacrificio aquellas tareas que, por lo general, nunca quieren ser tomadas por los más críticos.
El personaje oficial, el cuadro político, el simple dirigente del barrio, el que alguna vez dirigió y ya no lo hace, e incluso los miembros de las instituciones del orden o la legalidad, se han convertido en blanco predilecto a la hora de armar los personajes más ridículos o los que asumen roles negativos en no pocas producciones audiovisuales (humorísticas o no) de los últimos tiempos.
De solo pasar la mirada por decenas de películas, puestas televisivas o teatrales de los años recientes, se hace perceptible la asignación a estos personajes de guiones sin muchos matices, que los reducen a personas torpes, incultas, desfasadas o tontas, que de inmediato ganan para sí los sentimientos de repulsa y burla en los espectadores, justamente lo que se busca cuando son diseñados.
Entonces me pregunto: ¿por qué no reírse un poco más del maceta, del que roba, del contrarrevolucionario, del que nos agrede y bloquea, del que hace de la sociedad un espacio carente de disciplina, del simulador, del vago y hasta de los seudoartistas o seudointelectuales?
No hago una defensa a ultranza de los cuadros de dirección o las autoridades, en los que subsisten muchos problemas y a veces no emplean los métodos más correctos para enfrentar determinadas situaciones, pero no concuerdo con la superficialidad que se le otorga al tema y creo que la vida y la cotidianidad de estas personas da para mucho más en materia de estructura de los personajes; lo cual permitiría, sin detrimentos al humor inteligente, un equilibrio más constructivo.
No me parece adecuado encasillar siempre en los llamados roles negativos a la figura de la autoridad oficial, porque el arte traslada y entroniza estereotipos y a la larga la gente terminará por asociar dichas autoridades, sin excepciones, con la chapucería e incluso con el fracaso. Más valdría, creo yo, diversificar y enriquecer la crítica sin que lo grotesco sea la norma.
Etiquetas: arte, censura, Chivichana, comedia, cuba, diario Granma, dirigentes, humor, Matute, Toirac, Ulises Toirac
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