jueves, enero 02, 2020

Cumple 61 años la mayor estafa en América. Roberto Álvarez Quiñones: 'Los hermanos Fidel y Raúl Castro han gobernado ya más tiempo que los 14 presidentes que tuvo Cuba durante la República.'


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Los proCastristas ¨justifican¨todas las mentiras de Fidel Castro como una brillante estrategia de Fidel Castro para poder triunfar, pero yo me pregunto: ¿ Cuantos dieron sus sacrificios esfuerzos y hasta sus vidas creyendo en esas mentiras de Fidel Castro? . Posteriormente no pocos  de los que lucharon en contra de Batista y otros que creyeron en la Revolución en los primeros tiempos, se levantaron en armas en las montañas o integraron el movimiento clandestino en contra de la naciente tiranía.¿Quiénes entonces son los traidores a la Revolución ?

Fidel Castro al triunfar la Revolución implantó un régimen no democrático ni representativo ni participativo (marxista´leninista según las propias palabras de Fidel aceptadas por el movimiento comunista internacional) donde tampoco están presentes la justicia social, ni ninguna otra justicia, y que la única economía planificada que se implantó fue aquella en que hasta los productos básicos no existen o escasean tremendamente.

De martiano Fidel Castro no tiene nada y su actuar así lo demuestra pues, por ejemplo,  al mentir y no decirle  a los que se incorporaban a la lucha antibatistiana en el Movimiento 26 de Julio que su filosofía política era marxista leninista radical contradecía la enseñanza martiana, pues José Martí escribió:

"... La independencia de un pueblo consiste en el respeto que los poderes públicos demuestren a cada uno de sus hijos. En la hora de la victoria sólo fructifican las semillas que se siembran en la hora de la guerra. Un pueblo, antes de ser llamado a guerra, tiene que saber tras de qué va, y adónde va, y qué le ha de venir después. Tan ultrajados hemos vivido los cubanos, que en mí es locura el deseo, y roca la determinación, de ver guiadas las cosas de mi tierra de manera que se respete como a persona sagrada la persona de cada cubano, y se reconozca que en las cosas del país no hay más voluntad que la que exprese el país, ni ha de pensarse en más interés que en el suyo."  ("Carta a J.A. Lucena.", New York, 9 de octubre de 1885. Tomo 1. Página 186.)

En otro orden de cosas: no debemos restringir la historia de un país, de una provincia, de un municipio, etc. a su historia política, aunque ella  está relacionada, por ejemplo,  con la historia y desarrollo de  lo que se conoce hoy como Sociedad Civil.

A continuación la relación íntegra de los Presidentes de Cuba Republicana con los  nombres con los que ellos más  frecuentemente se conocen; se añade el gobierno de La Pentarquía con los nombres de los pentarcas. 


1) Tomás Estrada Palma *** 20 mayo 1902 - 28 septiembre 1906
2) José Miguel Gómez y Gómez *** 28 enero 1909 - 20 mayo 1913
3) Mario García-Menocal y Deop *** 20 mayo 1913 - 20 mayo 1921
4) Alfredo Zayas Alfonso *** 20 mayo 1921 - 20 mayo 1925
5) Gerardo Machado y Morales *** 20 mayo 1925 - 12 agosto 1933
6) General Alberto Herrera Franchi *** 12 agosto 1933 - 12 agosto 1933
7) Carlos Manuel de Céspedes y Quesada *** 12 agosto 1933 - 4 septiembre 1933
8) La Pentarquía (Ramón Grau San Martín, Sergio Carbó, Porfirio Franca, José Miguel Irisarri y Guillermo Portela *** 4 septiembre 1933 - 10 de septiembre 1933
9) Ramón Grau San Martín *** 4 septiembre 1933 - 15 enero 1934
10) Carlos Hevia y de los Reyes *** 15 enero 1934 - 18 enero 1934
11) Manuel Márquez Sterling *** 18 enero 1934 - 18 enero 1934
12) Carlos Mendieta y Montefur *** 18 de enero 1934 - 11 de diciembre 1935
13) José A. Barnet y Vinajeras *** 11 de Diciembre 1935 - 20 de Mayo 1936
14) Miguel Mariano Gómez y Arias *** 20 de mayo 1936 - 23 de diciembre 1936
15) Federico Laredo Brú *** 23 diciembre 1936 - 10 octubre 1940
16) Fulgencio Batista y Zaldívar *** 10 de octubre 1940 - 10 de octubre 1944
17) Ramón Grau San Martin *** 10 de octubre 1944 - 10 de octubre 1948
18) Carlos Prío Socarrás *** 10 de octubre 1948 - 10 de marzo 1952
19) Fulgencio Batista y Zaldívar *** 10 de marzo 1952 - 1 de enero 1959

Un buen libro para profundizar en esos gobiernos es La verdadera república de Cuba , cuyo autor es el Dr. Andrés Cao Mendiguren, ya fallecido, pues  en él  no se ocultan los hechos, las leyes  y las obras de cada uno de esos gobiernos  pese a  que el autor estaba en contra de la Enmienda Platt y era  radicalmente antibatistiano.

En ese libro se lee:

¨Cabe decir que aquellos pensamientos de 1913 expresaban una realidad  porque esa nación  se alcanzó muy pronto  en décadas posteriores,  aunque en 1959  fue demolida por los que  usurparon el poder, y ha sido vilipendeada  por una oleada de intelectuales comprometidos o  mediocres. El testimonio de ello es que Cuba ocupaba  las primeras posiciones  en todos los renglones de los anuarios de las Naciones Unidas  para la América Latina. Y hay que reconocer que estos logros  tan destacados  no se hubieran podido conseguir  si nuestros gobernantes, y a pesar de sus errores,  no hubieran tenido interés  y acierto para  resolver los problemas de la sociedad cubana, si nuestros legisladores no nos hubieran  dado una legislación avanzada  y moderna, o si el  pueblo cubano no hubiera estudiado  y trabajado  para superarse. El pueblo cubano era exigente  y siempre aspiraba  a lo mejor, pero tenemos  que acusarnos  de un pecado,  y es que  cuando no lo lográbamos plenamente, en vez de analizar  los fallos  y aplaudir lo logrado, prodigábamos una crítica irresponsable.¨ (Cao, 2008, p. 87)

Lo que sucedió en Cuba fue lo que ya había advertido la Comisión Truslow en las conclusiones de su informe al hacer un estudio, a petición del Presidente Prío Socarrás, para la dinamización de la economía cubana; veamos:

En 1950 la Misión Truslow, comisión internacional solicitada al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) por el gobierno presidido por el Dr. Carlos Prío Socarrás para que hiciera un diagnóstico de la economía cubana y recomendara medidas para dinamizarla, planteó, entre otras cosas, que Cuba debía diversificar su economía teniendo al azúcar como punto de partida y que Cuba poseía los recursos humanos, financieros y materiales necesarios para ello salvo el combustible; alertó que la prosperidad bélica (II Guerra Mundial y Guerra de Corea) había propiciado nuevos niveles de vida para muchas personas y que el actual crecimiento económico no satisfacía las necesidades de su creciente población y que si la economía era incapaz de sostener ese nivel en tiempos menos prósperos, sobrevendría una gran tirantez política (Zuaznábar, 19 y 20). Como elemento conclusivo planteó:

¨Si los líderes se han descuidado en prever esta posibilidad, la opinión pública los inculpará. Y si ello ocurriera, el control podría pasar a manos subversivas y engañosas, como ha ocurrido en otros países donde los líderes no se han dado cuenta de las corrientes de estos tiempos. ¨ (Zuaznábar, 20)
 *******************

Cumple 61 años la mayor estafa en América

*********
'Los hermanos Fidel y Raúl Castro han gobernado ya más tiempo que los 14 presidentes que tuvo Cuba durante la República.'
*********
Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
01 Ene 2020

Con el inicio de año 2020 llegó a los 61 años de edad una de las más grandes estafas del siglo XX  en las Américas, si no la mayor: la llamada revolución cubana, cuyo líder, Fidel Castro, fue a su vez el mito de héroe mejor fabricado jamás en Occidente.

Nunca se le ha mentido tanto a un pueblo, para explotarlo tanto. Con promesas jamás cumplidas, los hermanos Fidel y Raúl Castro han gobernado ya más tiempo que los 14 presidentes que tuvo Cuba durante la República (1902-1958),  incluyendo en ella tres dictaduras y ocho mandatarios elegidos democráticamente.

De entrada, es falso que en Cuba era necesaria una revolución social para sacar al pueblo cubano de "la pobreza, el atraso  y la explotación imperialista", como dicen los textos de las escuelas. El ingreso per cápita en la Isla duplicaba al de España e igualaba al de Italia. Cuba en 1958 estaba entre los diez países que mejores salarios pagaban en el mundo, según datos de la ONU. Fue Fidel quien en lugar de restablecer la democracia prometida realizó una revolución comunista para atornillarse en el poder ad infinitum con el dinero de Moscú.

Fidel nunca fue héroe

Parte 3 de la entrevista exclusiva a Mario Chanes de Armas (combatiente en el ataque al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953 y expedicionario del yate Granma quien cumplió posteriormente 30 años en  las cárceles Castristas)  donde en los primeros 10 minutos  habla del carácter mentiroso y cobarde de Fidel Castro.
(video añadido al artículo por el bloguista)


Tampoco Fidel Castro fue el héroe que mitificó la propaganda fidelista. No fue heroico en el Moncada, ni en la Sierra Maestra, ni en Playa Girón, ni durante el Maleconazo de 1994. Tampoco cuando fue fascista mientras estudiaba bachillerato, o gángster que mataba o hería a rivales políticos. Ni cuando en 1951 fue a la finca Kuquine y alentó al entonces senador Fulgencio Batista a dar un golpe de Estado al presidente Carlos Prío.

Del Moncada recordemos que, siendo Castro el jefe del ataque, al llegar al cuartel y escuchar los primeros disparos huyó sin avisarle siquiera al resto de los asaltantes que se retiraran pues se había perdido el "factor sorpresa", y que aquello iba a ser una masacre. Y lo fue, murieron inútilmente 61 de sus 160 colegas, seis en combate y 55 asesinados.

En la Sierra Maestra solo seis semanas antes de que Batista se montara en el avión el 1 de enero de 1959, cuando  ya el Ejército estaba en desbandada y los jefes se negaban a pelear, fue que Fidel Castro bajó al fin de las montañas, en las que permaneció dos años guarecido en su comandancia de La Plata,  acompañado por su secretaria, amante y confidente, Celia Sánchez. Con buena comida, excelentes tabacos, una biblioteca y una emisora de radio a su lado para hacer propaganda.

Desde fines de 1957 y principios de 1958, envió a distintos oficiales al frente de nuevas columnas fuera de la Sierra Maestra. En agosto bajaron las columnas  invasoras de Camilo Cienfuegos y Ernesto "Che" Guevara hacia Occidente. Pero a diferencia de los invasores comandados por Antonio Maceo y Máximo Gómez, ninguna de estas columnas de 1958 iba encabezada por el comandante principal, que prefirió no arriesgarse y permanecer en su segura comandancia arropado por su pareja femenina.

A Playa Girón Castro no fue hasta que los combates cesaron y los brigadistas habían sido derrotados y tomados prisioneros. Ya con todo en calma,  en la playa los fotógrafos Sergio Canales y Tirso Martínez (de Verde Olivo y Revolución) le tomaron las famosas fotos tirándose de un tanque soviético T-34.

Del Maleconazo recordemos que la gran manifestación de habaneros contra el régimen comenzó al mediodía del 5 de agosto de 1994, y Castro fue al lugar de los hechos a las 5:00PM, cuando ya habían sido dispersados los manifestantes, arrestados y muchos de ellos apaleados salvajemente y heridos de gravedad por esbirros del MININT y chivatones del Contingente Blas Roca.

Muy diferente fue lo que hizo Boris Yeltsin en Moscú al producirse el golpe de Estado a Gorbachov el 19 de agosto de 1991. Yeltsin subido en un tanque de guerra se enfrentó a los golpistas y en plena calle llamó a la huelga general y pidió apoyo a la población y al  Ejército. Yeltsin no acabó con un tiro en la cabeza porque el grupo de operaciones especiales Alpha de la KGB, al que dieron la orden de matarlo, inesperadamente se negó a obedecer.

Volviendo a enero de 1959, desde que Castro entró en La Habana vitoreado como Julio César al regresar a Roma de las Galias, todo fue un colosal embuste, letal además. Rápidamente declaró: "Yo no soy un aspirante a presidente de la República… No me interesa el poder".

"No somos ni seremos comunistas"



CUBA - FIDEL: "NO SOMOS COMUNISTAS"





El 13 de enero de 1959,  en el Club de Leones, Castro "aclaró": "No somos ni seremos comunistas". En abril  viajó a EEUU y dijo en el Club de Prensa de Nueva York: "Que quede bien claro que nosotros no somos comunistas. Que quede bien claro".  Y en Washington aseguró: "Yo no estoy de acuerdo con el comunismo. Cuba no nacionalizará ni expropiará propiedades privadas extranjeras y buscará, por el contrario, inversiones adicionales".

Ya en mayo de 1958,  en la Sierra Maestra,  había asegurado: "No he sido nunca,  ni soy comunista (…)  nunca ha hablado el Movimiento 26 de julio de socializar o nacionalizar la industria. Ese es sencillamente un temor estúpido hacia nuestra revolución (…)  nuestra filosofía política es la de la democracia representativa".

Fidel Castro,  en la Sierra Maestra durante la lucha contra el gobierno de Batista,   dice no ser Comunista ni Marxista
(video añadido al artículo por el bloguista)


Y prometió que luego del triunfo  habría elecciones presidenciales. Lo reiteró al llegar a La Habana, así como restablecer la democracia y la Constitución de 1940.


El 3 de enero de 1959 puso de presidente provisional de la República  al magistrado Manuel Urrutia, aunque era él, Fidel, quien dirigía el país. Pero ya el 13 de febrero de 1959,  41 días después,  le dio un golpe de Estado a Urrutia. Con una denominada Ley Fundamental sustituyó a la Constitución de 1940  (sin plebiscito alguno) y convirtió al primer ministro en jefe de Gobierno por encima del presidente, abolió el Congreso y trasladó el Poder Legislativo al Consejo de Ministro, que él pasó a presidir.  

En mayo de 1959, con la Ley de Reforma Agraria, Castro no entregó a los campesinos sin tierra las fincas confiscadas a sus legítimos dueños, como había prometido desde el Moncada, sino que creó enormes granjas estatales como los sovjoses soviéticos.

Lejos de convocar los comicios prometidos lanzó la consigna de "¿Elecciones para qué?". Acto seguido expropió y estatizó los medios de comunicación y utilizó la TV para hipnotizar y lavarles el cerebro a los cubanos.

¿Era "estúpido" el temor al comunismo?

El 13 de octubre de 1960 hizo efectivo el "temor estúpido" al comunismo que farisaicamente había denunciado antes y estatizó la economía del país, excepto los pequeños negocios familiares. Cinco meses después declaró el carácter comunista de su revolución y que él era marxista-leninista. Ya sembrado en el poder, no le importó admitir que se había burlado de todos.

Con los subsidios de Moscú el comandante hizo creer que Cuba era una "potencia médica" y en materia educacional y social. Falso. Fue con dinero regalado. La economía castrista no era, ni es, capaz siquiera de sustentarse a sí misma.

Su hermano Raúl, al tomar el mando en 2006,  prometió un vaso de leche para cada cubano, y anunció cambios para mejorar la vida del pueblo. Ni leche, ni cambios reales ha habido. El general mantiene intacto el criminal modelo estalinista y acosa al sector privado; militarizó la economía (GAESA) y puso de presidente títere al inepto pero obediente Díaz-Canel, que "ni pincha, ni corta" (como se decía de Urrutia en 1959); agudiza los rasgos fascistas del régimen al ponerlo todo en manos de los militares y aumenta la represión política y social.

En fin, en 61 años lo único verdadero han sido las decenas de miles de muertos  causados, el empobrecimiento de Cuba a niveles africanos, y haberla convertido en una cárcel de la que todos quieren escapar.
**********
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Gastón Baquero tenía ¨en su contra¨ cuatro supuestos estigmas para la Cuba anterior a 1959: ser de raza negra, campesino (para la mayoría de los residentes de La Habana, y sobre todo para aquellos habaneros de primera generación, ser de Banes y de cualquier pueblito del interior de Cuba es ser campesino), pobre y homosexual. En lenguaje peyorativo de la época, Gastón Baquero se diría que era: ¨negro, guajiro, 'muerto de hambre' y maricón¨ , o sea, ¨la última carta de la baraja¨; sin embargo, Baquero llegó a ser Jefe de Redacción del Diario de La Marina, el más importante diario o periódico cubano de Cuba. El gran poeta y ensayista Gastón Baquero es un ejemplo de que con talento y perseverancia se salía adelante en aquella anterior República tan vilipendeada por los Castristas.

Por cierto:

¿ Cuántos Jefes de Redacción negros ha tenido: Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores o cualquier diario de provincias después del triunfo revolucionario de 1959 ?. Yo no he conocido a ninguno...
**********************


Texto de Gastón Baquero, Diario de la Marina, 19.4.1959



Al iniciar un viaje que por muchos motivos puede denominarse de vacaciones, consideramos obligado ofrecer a los lectores amigos los otros se lo explican todo a su manera algunas consideraciones sobre la actitud de este columnista antes y después del 1º de Enero.

Veníamos en silencio, sin escribir, desde la aparición de la censura. Meses y meses previos al desenlace de una etapa histórica, nos vieron callados, y posiblemente interpretados por algunos frívolos o por algunos ciegos apasionados como indiferentes a un dolor patrio o como partícipes de la mentalidad y ejecutoria que producía esos dolores. A cada cual su juicio, su interpretación, su creencia, que sólo puede modificarla el tiempo. Es inútil razonar contra los prejuicios.

Las personas de nuestra manera de pensar nos veíamos cada día más arrojadas a un callejón sin salida. Estábamos contra el crimen y la violencia, pero no podíamos irnos con la revolución. Comprendíamos que ya la tragedia cubana avanzaba con violencia arrasadora y que no tenía nada que hacer la voz del periodista, y menos si éste pertenecía a la ideología conservadora. Se habían gastado las palabras persuasivas, los llamamientos al cese de la lucha, las apelaciones a buscar una salida incruenta. La palabra pertenecía a las armas, que no se han hecho para propiciar el entendimiento. A quienes no podíamos ni aplaudir lo que ocurría, ni dar por bueno lo que venía, no nos quedaba otra postura que la del silencio. Y al silencio fuimos.

Los tiempos cubanos, como los de casi todos los países en esta hora del mundo, se inclinaban visiblemente hacia las soluciones extremas. Muchos creían que se gestaba simplemente la caída del gobierno con su reemplazo por otro mejor, pero adscrito en definitiva a una línea jurídica, económica, social, política, dentro de una tradición inaugurada en la Carta Magna de 1940. Quienes veíamos que la nueva generación iba mucho más allá, y propugnaba una revolución y no un simple cambio de gobernantes abogábamos, por no tener fe en las revoluciones, por salidas de otro tipo, que eliminaran el gobierno malo, pero que no abrieran la terrible incógnita de una revolución social siempre más radical y profunda de lo que ¨afortunada o desdichadamente¨ Cuba puede y debe intentar en esta hora.

¿Y por qué no tenemos fe en las revoluciones? No es porque ellas produzcan trastornos, lesionen intereses, vuelquen las costumbres. No tenemos fe en ellas porque siempre se fijan tareas que requerirían la asistencia de grandes genios, la milagrosa autoridad de ángeles y santos para cambiar de la noche a la mañana la naturaleza humana. Las revoluciones quieren hacer por decreto que en un instante se precipite el progreso, y nazca el hombre nuevo y surja por encanto la ciudad soñada. Su gran paradoja consiste en que no quiere dar al tiempo lo que es del tiempo, ni al hombre lo que es del hombre, sino que intenta saltar, a pies juntillas, por encima del tiempo y del hombre para llegar de una vez a la meta teóricamente fijada. Provocan sufrimientos y conmociones que alteran a fondo y por mucho tiempo el desarrollo normal y seguro, el avance lógico y humano hacia el mejoramiento constante de las formas de vida. Quiere la perfección de la noche a la mañana y es en definitiva una noble pero trágica terquedad ideológica, soberbia intelectual, que quiere desconocer la naturaleza humana y piensa que las grandes ideas, el afán por la justicia, la sed de verdad, no han aparecido en el mundo porque a éste le han faltado revolucionarios. La historia muestra que los revolucionarios han contribuido como nadie a la aparición de nuevas ideas, de mejoramiento y de justicia, pero que los revolucionarios, cuando triunfan, ya no saben sino saltar hacia el porvenir, de un golpe, ignorando la dura materia del tiempo y la fuerte resistencia del hombre. Mientras no llegan al poder son un bien, pues traen el fermento de la inquietud y el aguijón del progreso.

(Gastón Baquero en su Exilio en Madrid)

El progreso cubano culminó, como se sabe, en la fuga del dictador, en la impotencia de la junta militar, y en el ascenso al poder de la juventud partidaria de la revolución. Los caracteres ideológicos de ésta no fueron nunca disfrazados por sus dirigentes. En el manifiesto dado por el Dr. Fidel Castro en diciembre de 1957, al desembarcar en Cuba, están contenidas todas las ideas que hoy se van convirtiendo en leyes. (Nota de Mons. Carlos M. de Céspedes: el desembarco del Granma tuvo lugar el 2 de diciembre de 1956, no de 1957; a qué manifiesto se está refiriendo Gastón, ¿no será acaso a La Historia me absolverá, manifiesto pronunciado por el Dr. Fidel Castro en el juicio por el asalto al Cuartel Moncada y al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en 1953?). Si algún capitalista se engañó, fue porque quiso; si algún propietario pensó que todo terminaría al caer el régimen, pensó mal, porque claramente se le dijo por el Dr. Castro que todo comenzaría al caer el régimen; y si alguna persona alérgica a las grandes conmociones económicas y sociales siguió y ayudó al Movimiento, creyendo que éste venía solamente a tumbar a Batista, pero no a cambiar costumbres muy arraigadas en la organización económica y social, se equivocaron totalmente o no leyó con atención aquel manifiesto. El Dr. Castro no ha engañado a nadie, aunque mucha gente conservadora y enemiga de las convulsiones le siguieron sin preguntarse detenidamente hacia donde la llevaban.

Y como este columnista no fue ni es partidario de las revoluciones, ni de las transformaciones violentas de la estructura social (lo que no quiere decir que permanezca indiferente ante los males y renuncie a la superación de estos por medios que le parecen menos dañinos y más duraderos), no creyó nunca que se debió abandonar los esfuerzos para poner fin pacífico y no revolucionario a los horrores que Cuba padecía. Por supuesto que esta idea no sólo fue derrotada por los hechos lo que es mortal para una idea sino que se prestó y se presta a las interpretaciones más agresivas y mortificantes sobre el origen de la actitud.

Al triunfar la revolución no faltaron los atolondrados que seguían creyendo que por haber sido más o menos antibatistianos eran ya suficientemente revolucionarios. No veían que el 1º de enero, volado ya el posible puente de una junta militar delicia de los que querían dinamitar la casa, pero sin derribar las paredes ni el techo, Cuba entraba a vivir una etapa histórica absolutamente distinta. Esta etapa iba a requerir una nueva mentalidad en las clases, en los ciudadanos, en el Estado, en las costumbres, pero muy pocos lo sospechaban.

Al principio, todo fue júbilo. La caída de una dictadura que cometió tan terribles errores y realizó tantos horrores, fue ocasión justificada para el desbordamiento oceánico de alegría pura y sincera, sin diferencia de clases ni de individuos. Todos eran felices porque había caído la tiranía; pero muchos no sospechaban siquiera que recibían entre palmas una revolución social. Ya de Batista estaban hasta la coronilla los más tenaces batistianos. El río de sangre, la inseguridad para la vida y la propiedad, la censura de prensa, el imperio del terror como norma de gobierno, habían llegado a sensibilizar hasta a los reacios al dolor ajeno. Cuba había apurado el límite de la resistencia física y de la resistencia moral. De todos sus sufrimientos parecía librarse, en jubilosa catarsis, cuando ofrecía enardecida a los revolucionarios victoriosos el laurel de la gratitud y el aplauso de la admiración. Y como en 1902, como en 1933, como en 1944, el pueblo cubano se dispuso a iniciar de nuevo el camino hacia la honradez administrativa, la libertad ciudadana, el respeto a los derechos, la desaparición de los privilegios, y la vida reglada por la paz, la cultura y el progreso.

¿Cuál era la actitud correcta de quienes no creímos en la revolución y no hicimos por ella nada, aunque tampoco hicimos, en conciencia, nada contra ella? A nuestro juicio, lo decoroso, lo justo, era el silencio. Fácil nos hubiera sido, de quererlo, y pese al riesgo de esa burla, presentarnos en pose demagógica, arrojando flores al paso de los vencedores. ¿No es esto lo usual?¿ No hemos presenciado el desfile ignominioso de los incorporados, de los revolucionarios del 2 de Enero, de los radicales que no tienen mucho que perder y de los conservadores y hasta reaccionarios disfrazados de dantones? Quienes comprendimos que el 1º de Enero se iniciaba en Cuba una etapa de gran conmoción social, de renovación que iba mucho más allá de lo imaginado por tantos y tantos que confunden revolución con antibatistismo y sentíamos que esas nuevas ideas triunfantes no eran las nuestras, no podíamos hacer otra cosa que callarnos y dejar que la revolución misma se abriese paso entre las clases sociales, perfilando su real fisonomía y declarando paladinamente a quienes aún vivían engañados cuáles eran sus verdaderas proyecciones.

Ahora nos encontramos en el ápice del despertar. Aquella señora que compró sus bonitos del 26, no soñó que la revolución le iba a rebajar el 50% de sus rentas por alquileres; aquel industrial que por ideología o por miedo abrió sus arcas, creyó que tenía adquiridos títulos revolucionarios y subsiguiente influencia; aquel sacerdote que hizo de su sotana un manto de piedad para salvar vidas de jóvenes acosados y de su Iglesia un centro de conspiración, creyó que se tendría en cuenta su filosofía de la sociedad y de la vida. Cuantas ilusiones, esperanzas, elucubraciones y cálculos han fallado. Pues llegó la revolución de veras, radical, inflexible, sin compromiso ante sus ojos y anhelosa de llevar a cabo un enorme cambio, un programa descomunal de contenido económico y social, que ha venido gestándose en la mente de los cubanos revolucionarios desde los mismos años inaugurales de la República. Llegó la revolución en la que no tienen cabida el perdón de los errores, el pensamiento conservador, la doctrina tradicionalista ni el conformismo acomodaticio que, es cierto, ha frustrado tantas esperanzas del cubano.

Al chocar frente a frente con la realidad, muchos se han asustado. No sabían que una revolución era así. Pues así, y más, son las revoluciones. Por eso ante ellas, quienes no tenemos vocación política y no nos inclinamos a participar en movimientos contrarrevolucionarios por mucho que la revolución nos persiga, no sabemos hacer otra cosa que ponernos al margen, dejar pasar el poderoso torrente y desear, sin el menor resentimiento, que triunfe y se consolide cuanto sea bueno para Cuba, y que se disuelva rápidamente en el vacío cuanto pueda ser un mal para esta tierra de la cual pueden incluso hasta arrojarnos, pero no pueden impedir que la amemos con la misma pasión que pueda amarla el más revolucionario de sus hijos.

Al iniciar este viaje, lector, dejamos en manos de nuestro querido Director y amigo, José Ignacio Rivero, hombre cristiano, hombre de carácter, nuestro cargo en el DIARIO DE LA MARINA, de Jefe de Redacción, que tanta honra nos deja para siempre. Comprendemos que hay momentos en los cuales pueden ser confundidas, con daño para lo que más importa que es el DIARIO, las actitudes personales, las ideas propias, con las actitudes del periódico. En medio de la pasión, del asombro de las clases, del choque ideológico inesperado, tiene por ahora poco que hacer un periodista verticalmente conservador, un derechista en tiempos de derrota para las derechas. Cabe la adaptación sinuosa, o cabe el combate. Aquella es lo innoble y éste es lo absurdo. Desde lejos hablaremos, en tanto Dios provea otra cosa si nos da venia para ello el Director y si no se oponen ciertos defensores de la libertad de pensamiento¨, de otras tierras, de otros cielos, de otros personajes. Posiblemente, con toda posibilidad, volveremos de un modo o de otro a defender aquellas ideas en las cuales creemos sobre la sociedad, la economía, las relaciones humanas, la libertad frente al comunismo esclavizador, ideas de las que nos sentimos orgullosos, por maltratadas, incomprendidas y vilipendiadas que hoy se hallen. El mundo las necesita, aunque no quiera verlo. El miedo a defender las ideas que van contra la corriente o que son estigmatizadas como nocivas, es la mayor de las cobardías. Vale más morir junto a una idea vencida, en la cual se cree todavía, que uncirse al primer carro victorioso que pasa, renunciando a tener ideas, a defender una ideología, a proclamar la visión propia y sincera que se tiene de los hombres y del mundo.

Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , ,

2 Comments:

At 2:16 p. m., Blogger Angel Riguero said...

Fantastico articulo del Sr.Roberto Alvarez.....sobre muestra Cuba de Ayer......que mas se puede
decir ??.......nada....todo esta magistralmente expuesto.......Lo felicito compatriota
Alvarez......Feliz y saludable 2020.

 
At 3:52 p. m., Anonymous Realpolitik said...

Ah, bueno, pero mientras los cubanos reciban medicina (tercermundista) y adoctrinamiento, perdón, educación "gratis," pues todo queda justificado. Si no me creen, le pueden preguntar a prácticamente todo el mundo, que sigue hablando sin parar de los "logros" de la "revolución."

 

Publicar un comentario

<< Home