miércoles, mayo 24, 2023

Roberto Álvarez Quiñones: ¿Colonización rusa de Cuba para beneficiar a quién? 'Díaz-Canel, al arrastrarse tanto ante Putin, se siente con derecho a reiterar las peticiones de favores y limosnas que viene pidiendo desde 2018.

 AmericaTeVe Miami

8 junio, 2023

"Es el regreso de los rusos para planificar la transición al capitalismo"


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Tomado de https://diariodecuba.com/

¿Colonización rusa de Cuba para beneficiar a quién?

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'Díaz-Canel, al arrastrarse tanto ante Putin, se siente con derecho a reiterar las peticiones de favores y limosnas que viene pidiendo desde 2018.'

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Por Roberto Álvarez Quiñones

Miami

24 mayo 2023 

El reciente pacto firmado en La Habana por Dmitri Chernishenki, el segundo jefe del Gobierno de Rusia, y Miguel Díaz-Canel, delegado personal de Raúl Castro, con cargo de presidente de Cuba, parece ser el inicio de un proceso de conversión de Cuba en una especia de colonia del Imperio Ruso que encabeza el nuevo zar Vladimir I.

La ceremonia, para mayor escarnio del pueblo cubano, tuvo lugar el mismo día en que se cumplían 128 años de la caída en combate de José Martí, el Padre de la República, y un día antes del aniversario 121 de la proclamación de la independencia de Cuba.

Para empezar el bosquejo de esta afrenta al pueblo cubano doy un resbalón hacia atrás en el tiempo. La URSS se hizo cargo de mantener económica y militarmente a Cuba durante 31 años (1960-1991), a cambio de azúcar y para plantar en las narices de EEUU un portaviones geopolítico, para desafiar, presionar, espiar y hasta amenazar a Washington. Llegó a desplegar en la Isla 42 misiles nucleares capaces de golpear a Washington y Nueva York.

Pero Moscú básicamente movía los hilos desde el Kremlin. Enviaba petróleo gratis, armamento gratis, alimentos, materias primas, no cobraba las deudas que Cuba acumulaba con sus fabulosos déficits comerciales.

La URSS regaló a Cuba 115.000 millones, Putin no obsequiará nada

En tres décadas, la URSS regaló a los Castro no menos de 115.000 millones de dólares, en subsidios y armamentos, que incluyeron, pagar a Cuba 45 centavos por libra de azúcar cuando el precio en el mercado libre mundial era de cuatro y cinco centavos; vender anualmente en el mercado mundial tres millones de toneladas de petróleo que Cuba no consumía de su "cuota" asignada en el CAME y enviar las divisas a La Habana. Eso proporcionaba al régimen hasta 500 millones de dólares anuales, según me confesó Humberto Pérez, off the record, cuando era presidente de la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN) a mediados de los años 80.

Hablando claro, Cuba era como una neocolonia de la URSS. Ahora Putin pretende convertirla en colonia completa, clásica, pues no le va a regalar a Cuba ni un centavo, sino a sacarle beneficios geopolíticos y económicos. El "internacionalismo proletario" y la "hermandad socialista" fueron sepultados hace 32 años junto con el sistema comunista en las murallas del Kremlin, por sus propios inventores.

Volviendo al 19 de mayo, en presencia de lo que de momento recordó a un capitán general colonial español decimonónico, Díaz-Canel se deshizo en elogios al imperio euroasiático fundado por Iván el Terrible. Reafirmó "el apoyo incondicional de Cuba a la Federación de Rusia en su enfrentamiento a Occidente", y acto seguido imploró a Rusia "soluciones integrales a los problemas de Cuba" y le prometió un "mutuo beneficio".

O sea, el presidente de la República (es el cargo que tiene ¿no?) de un país le ruega a una potencia extranjero que solucione los problemas que él y su Gobierno son incapaces de solucionar.

Chernishenski esbozó las condiciones para lanzarse sobre Cuba

Pero el régimen no difundió en los medios estatales la parte del discurso de Chernishenski en la que dictó las condiciones que debe cumplir el castrismo para recibir las migajas colonialistas rusas. Dijo que el Gobierno de La Habana es un "amigo de confianza", pero que es "imprescindible hacer una hoja de ruta para incorporar estas preferencias, que tal vez podría necesitar algunos cambios en la legislación de Cuba". O sea, que Rusia quiere que en Cuba se cambien las absurdas leyes comunistas para ellos poder ganar dinero, o no hay negocio.

Mientras tanto, la cúpula castrista pide por esa boca. Le está pasando la cuenta a Putin por el apoyo a su genocidio en Ucrania. Aunque no lo admita, eso sí ha tenido un costo político para la dictadura, sobre todo porque detuvo el solapado acercamiento de la Administración Biden a dictadura de Castro II.

Díaz-Canel, al arrastrarse tanto ante Putin, se siente con derecho a reiterar las peticiones de favores y limosnas que viene pidiendo desde 2018 (hasta ahora le habían hecho el caso del perro), como que Rusia se olvide de la deuda cubana, el envío a Cuba de más petróleo barato, fertilizantes, materias primas, trigo, más turistas rusos, que modernice las obsoletas Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y resucite los proyectos de "colaboración" (regalos) que fueron suspendidos por falta de infraestructura y los impagos de la parte cubana.

Irónicamente, cuando en La Habana los delegados de Putin y de Castro II firmaban el acuerdo de tufo colonial, en Hiroshima la Cumbre del G7 (Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, Gran Bretaña, Canadá e Italia), perfilaba más sanciones contra Rusia.

Y es eso lo que encaja con el repentino interés de Vladimir I en Cuba, quien no había sido nada amistoso hasta ahora. Incluso canceló proyectos multimillonarios de colaboración que dejaron colgados de la brocha a la mafia cubana. Pero con el "apoyo incondicional" a Rusia todo dio un giro de 180 grados.

En lo geopolítico, Putin quiere afianzar la lealtad (léase sumisión) político-militar del castrismo al Kremlin; aprovechar que hay en la Casa Blanca un presidente no muy fuerte que digamos, y tener en Cuba una presencia militar rusa e ir tanteando a Washington a ver hasta dónde puede llegar. Si su táctica de "guaposo" tiene éxito, entonces podría hasta enviar submarinos u otros navíos de guerra con misiles nucleares a aguas cubanas.

Si eso de momento no parece muy probable, no es descartable del todo dada las características (flojas) de la Administración Biden, sobre todo si Rusia sufriese una aplastante y definitiva derrota en Ucrania, y presentar "la expansión militar y política rusa en América" como una victoria suya.

Por cierto, estas circunstancias evocan algo importante y polémico. A mi modo de ver, quien salió ganando en la Crisis de los Misiles fue la URSS, y no EEUU.  Nikita Jrushov retiró los cohetes y las tropas de Cuba, pero John F. Kennedy retiró los misiles de EEUU en Turquía, país fronterizo con la URSS, e hizo el compromiso de que EEUU no invadiría Cuba, lo cual perpetuó en el poder a Fidel Castro y al sistema comunista.

Quizás ese fue el propósito de Moscú, colocar misiles nucleares apuntando para Washington y Nueva York sabiendo que Washington iba a saltar. Era estúpido pensar que EEUU no haría nada.

La tesis de que Kennedy manejó sabiamente aquella crisis y salvó al mundo de un holocausto atómico suena muy bien, pero es cuestionable. Lo de Moscú era más un bluff para chantajear que otra cosa. Ni la dirigencia soviética era suicida, ni habría desatado una guerra atómica en la que Rusia habría desaparecido del mapa, a causa de Cuba, por muy "hermana" que fuera de Moscú

Creo que esos cohetes nucleares posiblemente no habrían sido instalados en Cuba si hubiese habido en la Casa Blanca un presidente como Ronald Reagan, digamos. Difícilmente habría hecho un compromiso tan poco anticomunista como el de Kennedy, que blindó al castrismo-comunismo en Cuba, y que, por tanto, benefició también a Moscú y al comunismo internacional al dejar fortalecida la cabeza de playa soviética para expandirse política e ideológicamente en América.

No para abastecer el mercado inexistente, sino para exportar barato

En cuanto a la avalancha de empresarios rusos y su maridaje con sus homólogos castristas, con clara ventaja para los rusos, lo primero a tener en cuenta es que en Cuba no hay un mercado interno solvente, ni tampoco externo, pues ya ni siquiera azúcar puede exportar.

Es decir los capitalistas rusos tendrán que poner el capital, la tecnología, el know-how, la infraestructura imprescindible, maquinaria, nuevas edificaciones adecuadas; invertir también en obras viales, puertos, aeropuertos, y centros comerciales, mientras la depauperada parte cubana pondrá la tierra, algunos técnicos, instalaciones no del todo obsoletas, y mano de obra baratísima, pero improductiva.

Ese cóctel huele a una colonización moderna. Y me viene a la memoria la experiencia que tuve en una visita de diez días a Mongolia que hice como periodista en 1980. Todos los directores y jefes principales en fábricas, siderurgias, minas e instalaciones importantes eran rubios con ojos azules, o sea, rusos, y en ese idioma la hablaban a Timor, mi amable traductor mongol. Solo en una fábrica de alfombras (bellas) encontré un director mongol, que también le habló en ruso a Timor.

¿Pudiera pasar eso en Cuba?

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