miércoles, diciembre 17, 2025

EL OTRO SAN LÁZARO. ¿CUÁL ES EL SAN LÁZARO DE LOS CUBANOS?

 Tomado de http://www.vitral.org


EL OTRO SAN LÁZARO

Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso

En el número nueve de la revista «Vitral», correspondiente a los meses de septiembre y octubre de 1995, el Padre Mariano Ruiz responde la pregunta de que si existió un santo mendigo llamado Lázaro. La respuesta, para aquellos que no han podido leer el artículo, es que no consta históricamente la existencia de tal mendigo, pero tampoco se puede afirmar que este nunca existió. A lo anterior el Padre Mariano añade, después de una breve y acertada argumentación, que en el cielo se encuentran infinitos Lázaros similares al mendigo que aparece en el relato de ficcíón, conocido como la parábola del pobre Lázaro y el rico; el cual a arece escrito en Lucas 16,19-31. El sacerdote plantea, al final de su artículo, que el primero de esos Lázaros que brillan en el cielo, es el mismo Cristo Jesús, el cual pasó hambre y sed, cansancio y agonía en su transitar junto a nosotros.

(Parábola: Lázaro y el rico epulón)

El san Lázaro mendigo, es uno de los santos más venerado por nuestro pueblo. Su imagen, extraída muy probablemente del mencionado relato de ficción, está presente en numerosos hogares cubanos; recibiendo su imagen, en algunos casos, un inapropiado culto de adoración que solo debe ser ofrecido a Dios.

En este artículo deseo hablar de otro santo llamado Lázaro, cuya existencia histórica está comprobada y que sin embargo, es ignorado por muchos de los cubanos. Este santo es la única persona, en los escritos bíblicos, por la cual Jesús lloró (Juan 11,35). Jesús lloró por Jerusalén, lloró en el Monte de los Olivos por su suerte y lloró por este amigo amado, el difunto y posteriormente resucitado Lázaro de Betania.

(San Lázaro cuando fue resucitado por Jesús)

Lázaro vivió junto a sus hermanas Marta y María en la aldea de Betania (de ahí su apelativo), hoy llamada El-Azarié, la cual está situada cercana al Monte de los Olivos y de Jerusalén. Su casa fue un lugar frecuentado por Jesús para el descanso y la enseñanza (Lucas 10,38-42). A Jesús lo unía una especial amistad hacia esas tres personas (Juan 11, 3-5), tal es así, que al ver el dolor que había causado la muerte de Lázaro, Jesús se estremecio en espíritu, se conmovió y lloró (Juan 11, 33-36). En el Evangelio de San Juan, en su capítulo 11 se puede leer en detalles todo lo concerniente al pasaje en el cual Lázaro es resucitado.

Después de resucitado, según la Tradición de la Iglesia, Lázaro se convirtió en obispo de Betania y posteriormente de la Isla de Chipre, hasta que finalmente dirigió, por espacio de 30 años, la Diócesis de Marsella. Predicó el Evangelio e hizo sucumbir la idolatría ante la Cruz de Jesucristo. Obró muchos milagros, incluyendo el resucitar muertos, para el bien de su prójimo. Fue torturado y finalmente decapitado por orden de un procónsul romano, convirtiéndose así en un mártir cristiano. Actualmente en Marsella existe una Basílica que lleva su nombre. La devoción hacia San Lázaro en esa gran ciudad es notable.

(San Lázaro con sus hermanas María y Marta)

La iglesia primitiva consideró, desde sus primeros momentos, que los mártires cristianos, al morir, se unían indefectiblemente a Cristo, pues ellos habían dado muestra de una gran fe y del mayor amor que alguien podía tener hacia Cristo. Jesús había dicho que nadie tiene mayor amor que aquel que pone su vida por sus amigos (Juan 15,13). En el Libro del Apocalipsis, escrito alrededor del año 95 d.C., podemos leer versículos que atestiguan la presencia de esta convicción en la iglesia primitiva:

«Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar con vida a los degollados a causa de la palabra de Dios y por haber dado testimonio debido. Y gritaban con voz potente diciendo:

-Señor santo y veraz, ¿cuándo nos harás justicia y vengarás la muerte sangrienta que nos dieron los habitantes de la tierra?.

Se les entregó entonces un vestido blanco a cada uno y se les dijo:

-Aguardad un poco todavía. Aguardad hasta que se complete el número de vuestros compañeros y de vuestros hermanos que, como vosotros, van a ser martirizados.»

Apocalipsis 6, 9-11

Observemos que el lugar donde están los mártires no es el polvoriento y oscuro Seol, del cual se habla en el Antiguo Testamento, sino un lugar muy cerca de Dios. En ese lugar ya ellos participan de la vida inmortal y esperan el final de todos los tiempos para recibir su segunda, completa y definitiva retribución: la resurrección al final de todos los tiempos (resurrección escatológica).

Lázaro de Betania dio su vida por amor a Cristo y a sus hermanos en la fe, Al morir un mártir cristiano, su tumba era visitada por los otros cristianos, los cuales celebraban vigilias y actos litúrgicos en dicho lugar; estas celebraciones se efectuaban también en los aniversarios de su muerte y se hacían, entre otras razones, para conmemorar el paso del mártir hacia la verdadera Vida o sea su verdadero nacimiento, pues ese fue el momento, en que de manera definitiva, se unió a Cristo. El día de celebración de este santo obispo es el 17 de Diciembre.

Algunas personas no entienden el por qué los santos están en altares y se les celebran sus días. Los altares y los días de sus celebraciones no debemos verlos desde un punto de vista estrecho, o sea, erigidos y conmemorados para el santo en sí; debemos verlos erigidos y conme-morados para ese Dios, por el cual y para el cual ese santo vivió y murió.

Con respecto a las potencialidades y posibilidades que tienen los santos que están gozando de la presencia del Señor, y en particular san Lázaro, debo aclarar que lo único que pueden hacer ellos por nosotros es orar ante Dios, al igual que lo hacen en vida muchos de nuestros hermanos a los que les pedimos esa acción. Es cierto que la oración eficaz, o sea insistente, del justo puede mucho, como se puede leer en Santiago 5,16, pero debemos entender que nadie nos puede dar algo que Dios no nos quiera dar. Es frecuente ver personas, que en la práctica, su religiosidad está centrada en los santos. El cristiano verdadero coloca a Cristo como su centro o sea profesa una religión cristocéntrica. La religión en la que en la práctica las figuras centrales son los santos, no es una religión cristiana sino santera como en más de una ocasión han expuesto en sus homilías el señor obispo y nuestro cura párroco. En el artículo «Dioses e ídolos», publicado en el número diez de «Vitral», expongo otros elementos relacionados con lo planteado anteriormente.

(Basílica de San Lázaro, Marsella, Francia)

Deseo mostrar una oración en la cual se muestran correctamente varios de los elementos esenciales, que debemos conocer y tener en consideración en nuestra relación con los santos. La oración se copió de un material correspondiente a una novena al obispo san Lázaro, la cual se efectuó en diciembre de 1926. El material nos fue gentilmente brindado por la Sra. Gloria Álamo la cual ha sido una celosa depositaria que ha cuidado con mucho amor, y durante muchos años, documentos religiosos que un día pertenecieron a familiares ya fallecidos. La oración posee la correspondiente Licencia Eclesiástica.

«Omnipotente y sempiterno Dios, que con un solo Fíat creasteis el mundo de la nada, cuya mirada diste de hermosura al universo, cuyo contacto conmueve los ejes del globo terrestre, cuyo poder da vista a los ciegos, habla a los mudos, oído a los sordos, salud a los enfermos y vida a los muertos, mostrad, Señor mostrad la grandeza de vuestro infinito dominio sobre cuanto existe, honrando a vuestro Siervo San Lázaro con milagros que confirmen siempre su gran fama de santidad con que vivió y murió en el mundo.

Esta gracia os pido por los méritos de Jesucristo que con vos vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. »

En la oración se destaca la preeminencia de Dios, y en particular, muestra quién es el verdadero autor de los milagros: Dios; así como el por qué Dios concede milagros en nombre de un determinado santo: confirmarnos la santidad del santo y con esto demostrarnos que nosotros, simples mortales, podemos llegar a la santidad. También muestra que esas gracias o regalos se piden no por los méritos del santo en cuestión, sino por los méritos acumulados por Jesucristo hombre (también verdadero Dios), único Mediador entre Dios y los hombres según se lee en 1-Timoteo 2, 5.

Deseo plantear, antes de pasar a otro ángulo del presente trabajo, que la celebración de novenas en nuestra Iglesia Católica tiene su origen en los nueve días que estuvieron orando en el aposento alto los apóstoles, la Virgen María y otros después de la Ascensión de Cristo y hasta la llegada del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Los nueve días se pueden inferir de: Hechos 1, 3-9; 1, 12-14; 2, 1-4 y de las características de la Fiesta de las Siete Semanas (o Fiesta de la Primera Gavilla) que aparecen en los libros Levítico y Deuteronomio.

Continuando con nuestro tema central diré que en Cuba, al igual que en otros países, algunos de los santos católicos han sido utilizados para esconder deidades (o sea divinidades o dioses) de otras religiones como por ejemplo la religión Yoruba-Lucumí. La razón de esto y en general del mimetismo coyuntural (más que sincretismo religioso) que tomaron esas religiones fueron las condiciones sociales y religiosas a las que fueron sometidos en América los esclavos negros procedentes del continente africano. Entre esas condiciones estaban la prohibición de la práctica de sus religiones paganas y la imposición del catolicismo. Una de las divinidades africanas que se escondieron bajo el ropaje de un santo católico fue Babalú-Ayé al que asociaron con san Lázaro. Para conocer a cuál san Lázaro lo asociaron debemos tener en cuenta, que el criterio utilizado para asociar el santo cristiano correspondiente, era su apariencia externa con la divinidad pagana y no su vida o personalidad. El antecedente de Babalú-Ayé era una divinidad africana que era temida de tal manera, que su nombre prácticamente no se pronunciaba. Esa divinidad había padecido viruelas, otras fuentes plantean que sífilis por la vida de jolgorio y mujeres que llevó cuando eran joven, y llevaba las huellas de esa enfermedad en su cuerpo; de esto último podemos inferir que el san Lázaro asociado a Babalú-Ayé es el san Lázaro mendigo.

(San Lázaro, el de las muletas)

Muchas personas del pueblo cubano atribuyen curaciones milagrosas a este ambiguo san Lázaro-Babalú-Ayé, que es capaz, según la creencia popular, de enviar desgracias a todo aquel que incumple sus promesas hacia él, algo inconcebible en un santo cristiano, pues el Amor es el lazo más íntimo que lo une con Dios y le hace partícipe de la vida divina. En el artículo «Inmortalidad y Salvación» que se publicará próximamente, profundizo en el papel fundamental que juega el Amor en nuestra salvación.

Muchos cristianos plantean que es satánico el origen de las sanaciones que se producen de vez en cuando, pero muchas menos veces que las esperadas, en personas que han visitado determinados lugares donde se práctica el paganismo o la idolatría. En la Biblia se condena la idolatría y la visita a los lugares donde ella se practica, así como las consultas a muertos:

« Que no haya en medio de ti nadie que haga pasar a su hijo por el fuego que no haya adivinos, ni nadie que consulte a los astros, ni hechiceros, que no se halle a nadie que practique encantamientos o consulte los espíritus, que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos.»

Deuteronomio 18, 10-12

«¿No saben, que los injustos no heredarán el Reino de Dios?

No se engañen: no heredarán el Reino de Dios los que tienen relaciones sexuales prohibidas, ni los que adoran a los ídolos, ni los adúlteros, ni los homosexuales de toda clase, ni los ladrones, ni los explotadores, ni los borrachos, ni los chismosos, ni los estafadores. »

1 Corintios 6, 9-1 0

Sin embargo, podemos caer en el pecado imperdonable que se plantea en Mateo 12, 22-32 al evaluar de satánicas la totalidad de esas curaciones, pues en algunas de ellas puede estar presente la obra del Espíritu Santo. Un pasaje bíblico que nos ayudará a comprender lo anteriormente planteado es el pasaje del paralítico de la piscina de Betesdá (Juan 5, 1-15).

La piscina de Betesdá, según datos históricos hallados en recientes excavaciones, era un lugar pagano donde se decía que el dios Esculapio curaba de cuando en cuando a enfermos que iban buscando su curación. Los judíos desde su fe explicaban esas curaciones mediante la intervención de un ángel. Cristo visitó ese lugar pagano y curó allí a un paralítico sin temer que lo tildaran de pagano o que dijeran que esa curación en un lugar pagano favorecía al paganismo; la misericordia de Dios se impuso.

Cristo en el momento de hacer el milagro no se dio a conocer al paralítico (Juan 5, 12-13), por lo cual el paralítico y el resto de los ahí presentes podían pensar, entre otras cosas, que fue la intervención del dios Esculapio o del ángel la que produjo el milagro. Cristo, como siempre, no le exigió nada al paralítico para hacer el milagro ni por haberlo realizado, solamente le dijo toma tu lecho y anda; dejó a la decisión del paralítico el escoger quién había sido el hacedor del milagro. El hombre escogió acertadamente y se dirigió al templo a darle gracias a Dios, el único autor del milagro, no le dio gracias al ángel ni al dios Esculapio. Fue precisamente en ese momento que ocurre el segundo encuentro del paralítico, ya sanado, con Jesús; en esa oportunidad Jesús le dio el mandato que no volviera a pecar, refiriéndose muy probablemente al hecho de que quizás en el futuro el antiguo paralítico quisiera, por alguna otra razón, visitara nuevamente ese lugar pagano y «milagrero»; Jesús le explicó la razón de ese mandato: «no sea que te suceda algo peor». Todos los cristianos sabemos que lo peor que nos puede suceder es que nos apartemos de la gracia de Dios, el cual se nos dio a conocer plenamente en la persona de su hijo Cristo Jesús. En ese segundo encuentro hubo algo más importante que la curación de un enfermo; estuvo presente el problema concerniente a la salvación de su alma.

Muchas de las personas que visitan lugares paganos argumentan que ellas no se apartan de Dios, porque ellas siguen creyendo en Dios y saben que sin Él, no se puede hacer nada. El apartarse de Dios no es solamente desconocer o ignorar a Dios y su poder, es también no sentirlo como lo más cercano a nosotros y a nuestras vidas (Mateo 22, 37-38).

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Bibliografía
La Biblia (Latinoamérica), Edición Pastoral, Editorial Verbo Divino, Navarra, España, 1972.
Novena al Glorioso San Lázaro, Imp. Avisador Comercial, La Habana, Cuba, 1926.
Álvarez A. y Porbén P.P., Sincretismo Popular... Mimetismo Coyuntural, Revista Vitral No. 7, Centro Católico para la Formación Cívica y Religiosa, Diócesis de P. del Río. Cuba, 1995
Arencibia Pedro P., Dioses e ídolos, Revista Vitral No. 10, Centro Católico para la Formación Cívica y Religiosa, Diócesis de P. del Río. Cuba, 1995
Nuevo Diccionario de Espiritualidad, De Fiores S., Goffi T., Guerra A., Ediciones Paulinas, Madrid, España, 1985

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¿CUÁL ES EL SAN LÁZARO DE LOS CUBANOS?


Por el Doctor: Alberto Roteta Dorado.- 
17 de diciembre de 2019

Santa Cruz de Tenerife. España.- A la memoria del Dr. Eugenio Yáñez, escritor, analista político y mi maestro en estas andanzas de la escritura. A Yáñez, que era muy ocurrente, a la vez que exigente en todos los detalles, le dio la idea de que yo escribiera sobre San Lázaro para Cubanálisis, y aunque no llegaba a interiorizar la idea del pedido, y mucho menos el porqué era yo el elegido, cumplí mi misión y salió este ensayo que fuera publicado el pasado año en Cubanálisis, la página que desde Estados Unidos dirigió con dedicación este hombre ejemplar que ya no está entre nosotros, pero que seguimos recordando.  

La enseñanza primigenia de las Sagradas Escrituras del Cristianismo. Un Lázaro resucitado de entre los muertos y un Lázaro que alcanzó el reino de los cielos siendo pobre y enfermo.

En el Evangelio de San Juan se expresa la siguiente idea en relación a Lázaro, devenido mas tarde en Obispo y Santo:

Entonces Martha dijo a Jesús: Señor si hubieses estado aquí mi hermano no habría muerto. Más también sé ahora que todo lo que pidieres de Dios, te dará Dios. Dícele Jesús: Resucitará tu hermano. Martha le dice: Yo se que resucitará en la resurrección en el día postrero. Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mi, aunque esté muerto vivirá y todo aquel que vive y cree en mi no morirá jamás. ¿Crees esto? Sí  señor, yo creo que tu eres el Cristo, el hijo de Dios que has venido al mundo”.

Este pequeño fragmento le confiriere a Lázaro, el hermano muerto de Martha y María, su universalidad a partir del milagro que el Cristo Redentor hizo, con lo cual, no solo lo sacó de las profundidades de la muerte, sino que le ofreció su resurrección más allá del tiempo, por cuanto la perdurabilidad de Lázaro, devenido más tarde -de acuerdo con las tradiciones del Cristianismo-  como primer obispo de Marsella (algunas fuentes lo señalan como obispo de Provenza, lo que sugiere que su episcopado se pudo haber extendido más allá de Marsella y abarcar Provenza y otros sitios del sur de Francia), y muerto como mártir en Francia, está determinada por este milagro narrado por el místico evangelista, quien supo como ninguno de los que contaron acerca de la vida del Cristo, y de la contextualidad en torno a su figura, expresar el sentido trascendente de la personificación de la Divinidad en la figura del Cristo-Jesús.
 

Su veneración es muy antigua. La Iglesia Ortodoxa aun realiza una procesión el sábado precedente al Domingo de Ramos al Lazarium o sepulcro de San Lázaro, lo que fue descrito desde el siglo III de la era Cristiana. Hacia el 890 el emperador León VI construyó una iglesia y un monasterio en Constantinopla, los que estaban dedicados a hacer perdurar la memoria de Lázaro, hermano de María y Martha, en cuyos interiores se depositaron las supuestas reliquias de sus restos que se cree se hallaban en Chipre. La veneración a San Lázaro más conocido por su imagen de hombre con muletas existió y existe aún en algunas iglesias como la de San Nicolás de Bilbao. En La Laguna, Tenerife, perteneciente al Archipiélago Canario, existe un templo edificado en el siglo XVI que lleva el nombre de San Lázaro, aunque en honor al Lázaro de Betania de la Iglesia Católica Romana u Occidental y hasta un pequeño poblado con su nombre, también en recordación al Lázaro de Betania.

 Este personaje, que pudo o no haber sido histórico, se aproxima al San Lázaro, el santo sanador, cuyo culto es tan popular entre los cubanos; aunque también tiene que ver con el otro Lázaro bíblico, esto es, el mendigo que aparece en una parábola del Evangelio de San Lucas. De cualquier modo, independientemente de que en la tradición popular sincrética se entremezclan elementos de uno y del otro Lázaro, el San Lázaro que veneran los cubanos es en sí una entidad perteneciente a los cultos de santería popular -y con esto no quiero ser malinterpretado por parecer que esté subestimando lo que de manera tan arraigada está presente en los corazones de miles de fieles y seguidores- y no alguien que alcanzara estados de conciencia más allá del promedio humano, esto es, estados de beatitud suprema que lo eleven a donde tiene lugar la unificación de la conciencia individual con la universal, o que fuera canonizado según los procedimientos convencionales de la Iglesia Católica, institución que no admite al San Lázaro de la tradición cubana entre sus venerados santos oficiales a pesar de las concesiones que tuvo que hacer en relación al desenfrenado culto a la Deidad afrocubana en Cuba.

 Lo cierto es que en la mayor de Las Antillas San Lázaro es adorado como Babalú-Ayé, y que las multitudes que lo hacen no están muy interesadas en desentrañar el misterio acerca del hermano de Martha y María, a quien Jesús le devolvió la vida, o acerca del hombre pobre de la parábola de Lucas. Las multitudes henchidas de una fe que resulta admirable -independientemente de que se comparta o no el culto a San Lázaro, el sincretismo religioso de ascendencia africana, la adoración a imágenes, la creencia en promesas y milagros, etc.-, aunque desconociendo en su mayoría el posible origen de la veneración a Babalú, cada 17 de diciembre le rinden culto a su entidad providencial, la que, según el testimonio de sus miles de devotos, les concede sus peticiones y les devuelve la salud.

Para los miles de fieles que cada año se aproximan a su sitio más emblemático en la capital cubana lo más importante es cumplir las promesas que le han hecho y pedir nuevos deseos que con convicción creen que el santo les concederá tarde o temprano, de una u otra manera, pero se los concederá, de modo muy especial todo lo que está en relación con la salud y el progreso de los hombres. 

Entre estas tradiciones sobrevivientes en Cuba después de 1959 ocupa un lugar cimero el culto a San Lázaro, festividad religiosa que nos ocupa hoy, justamente cuando estamos recordando la fecha escogida para su celebración, la cual coincide con el día en que fue martirizado el Lázaro de Betania inmortalizado en el Evangelio de San Juan; algo que reafirma la idea de que la celebración de carácter sincrético en sí está en relación directa con el personaje bíblico de posible existencia histórica. 

Surge entonces una interrogante. ¿Si el San Lázaro de los cubanos es recordado el 17 de diciembre, en correspondencia con la fecha del martirio del Lázaro bíblico, por qué en su personificación popular, esto es, el del culto sincrético, se le representa con perros, muletas y lesiones en su piel?

 (San Lázaro de Betania o San Lázaro Obispo, hermano de Martha y María, quien fuera Obispo de Chipre y de Marsella, Francia. Imágenes y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)

Es precisamente en este detalle que se fundamenta la hipótesis acerca de que en el culto de santería cubana se entrelazan las dos figuras bíblicas, es decir, el Lázaro de Betania, hermano de María y de Martha, y el pobre Lázaro leproso que se conformaba con recoger las migajas de comida que caían de la cena del epulón rico, según se narra en el capítulo XVI, entre los versículos 19 y 31 del Evangelio de San Lucas.

En esta parábola de Jesús se cuenta el destino final de dos hombres, uno rico y otro pobre; este último se encontraba leproso, de ahí la asociación de San Lázaro con la sanación de los enfermos, así como con la edificación de leprosorios y otras instituciones médicas a las que se les puso el nombre de San Lázaro, entre las que merece citarse un hospital fundado por Fernando III en Sevilla, cuyo nombre es San Lázaro, y que data del siglo XIII, estando  dedicado desde sus inicios a los enfermos de lepra.   

Al morir el Lázaro humilde y enfermo de la parábola cristiana, éste alcanza la gloria celestial, mientras que el hombre rico fue condenado al infierno. La presencia de los perros en su representación está determinada porque en la narración de Lucas se hace referencia a perros que se acercan al hombre pobre para lamerle sus llagas, lo que quedó para la posteridad a través de la inmortalización de la figura de este Lázaro que se ha hecho tan popular en Cuba mediante el culto sincrético.

En este sentido, todo parece indicar que de los dos Lázaros el de mayor peso para el culto a la entidad conocida como Babalú-Ayé es este último, al menos por su representación como imagen de hombre pobre y enfermo al que los perros no dejan jamás -la representación de perros lamiéndole las llagas le hacen similar a San Roque, santo patrón de la peste, con el que no tiene nada que ver-; sin embargo, la fecha escogida para su sonada recordación es la que corresponde al martirio de Lázaro de Betania, el personaje del Nuevo Testamento que tal vez fuera histórico a pesar de las contradicciones en las investigaciones acerca de su existencia y de los hallazgos que, en última instancia, lo pudieran demostrar. 

De cualquier modo esto no es lo más importante, y si tuviera que decidir cuál de las dos figuras bíblicas es la que mayor influencia tiene en el culto a Babalú-Ayé no soy capaz de pronunciarme categóricamente de manera afirmativa por ninguno de los dos, sino que prefiero admitir la posibilidad de que en Babalú-Ayé o San Lázaro se entremezclan elementos de uno y otro Lázaros bíblicos, adquiriendo una mayor relevancia la representación icónica del hombre pobre y leproso en su figura; aunque sin olvidar la idea del martirio del Lázaro al que Jesús le devolvió la vida, algo que la Iglesia Ortodoxa y los católicos de Rito Oriental conmemoran el sábado anterior al Domingo de Ramos, en tanto que la Iglesia Católica lo celebra el 17 de diciembre, lo que los cubanos asumieron para venerar a su Babalú-Ayé, quien, al igual que el Lázaro bíblico de San Juan, le fue devuelta la vida al ser resucitado de entre los muertos.  

Del Lázaro de las tradiciones católicas y las narraciones bíblicas al San Lázaro de las ancestrales costumbres africanas tan venerado por los cubanos
  
Todo parece indicar que los africanos que fueron traídos a Cuba para ser convertidos en esclavos tuvieron que ocultar sus creencias religiosas bajo apariencias católicas, con lo que siguieron adorando a sus dioses, pero ahora con los nombres católicos que la colonización española había impuesto, no solo en la isla, sino de manera general en todos los territorios que fueron convertidos en colonias de España, los que no solo sufrieron el  proceso de la colonización en su sentido puramente económico, político y social, sino que de manera paralela se llevó a cabo la llamada evangelización, lo que suponía la asimilación forzada de una forma de religión bien distante de sus identidades.  


 El hecho de que Babalú-Ayé, ahora devenido en San Lázaro, sufriera el dolor a través de la enfermedad, el rechazo y el aislamiento, según lo aportado por las tradiciones africanas, amén de sus atributos curativos y sus sanaciones milagrosas, lo convirtieron en el estandarte ideal para que el pueblo cubano se apropiara del santo africano hasta hacerlo tan popular como la mismísima virgen de La Caridad. 

Según Fernando Ortiz, una autoridad si de estudios etnográficos y antropológicos cubanos se trata, los negros esclavos, a falta de familia y bienes, trajeron consigo sus creencias religiosas, su cultura, sus cantos y sus lenguas; por lo que la memoria del esclavo fue su mayor tesoro para la aportación a la isla de un caudal de conocimientos ancestrales procedentes de varias regiones del continente africano.

Desde el siglo XVI hasta nuestros días, la oralidad ha conservado en su esencia las tradiciones religiosas africanas. En la tradición muy bien guardada por los babalochas y santeros cubanos predomina el criterio de que Babalú-Ayé es un orisha de origen arará, subgrupo de los yorubas procedentes de las zonas que comprenden las márgenes del río Odi hasta el curso de agua denominado por los traficantes como Nuevo Calabar. Otras teorías dan a los ijava, también del tronco lucumí, como posibles instructores del culto de Babalú-Ayé.

 El Babalú-Ayé, según la regla de Ocha de la santería afrocubana, al igual que Lázaro, el hombre pobre de la parábola cristiana, tenía llagas y andaba harapiento, llevaba muletas y se hacía acompañar por perros, algo que también le aproxima al pobre hombre leproso que los perros le lamían sus llagas; de ahí que a San Lázaro se le asocie de manera general con las enfermedades, y específicamente con las afecciones de la piel (lepra y viruelas), con las enfermedades contagiosas (especialmente las venéreas, llamadas actualmente de transmisión sexual) y con las grandes epidemias.

En realidad Babalú-Ayé es un título que significa Padre del mundo, el cual se le daba a Chopono o Chakpata, el terrible orisha de la viruela, cuyo nombre no podía pronunciarse. En los territorios Arará, donde resulta ser el santo más venerado, tiene el aspecto de un inválido, minado por un mal deformante, de piernas retorcidas y espinazo doblado, y es justamente esto lo que hace que en Cuba los paralíticos, los que sufren por deformaciones podálicas, los que tienen daños ortopédicos, o todo aquel que presenta lesiones de los sistemas óseo y muscular le pidan para que los sane de sus dolencias. Esto último justifica la idea tan arraigada de arrastrarse por el suelo hasta hacer sangrar sus piernas y sus pies descalzos durante la peregrinación hacia el templo dedicado a la entidad afrocubana en el santuario conocido como El Rincón, en La Habana.  

Los males relacionados con las enfermedades de transmisión sexual, específicamente aquellas como la sífilis, que siguen un patrón común de daños en la piel, así como la lepra y la viruela, actualmente son infrecuentes en la isla y en numerosos países del mundo a partir de la existencia de programas de salud que han contribuido a su disminución; no obstante, es posible encontrar en la peregrinación hacia El Rincón a algunas personas que, ocultando su verdadero motivo de devoción al santo, le pidan para recuperarse de algún chancro sifilítico o de las terribles secuelas neurológicas de esta enfermedad, así como de alguna deformidad de su rostro originada por la lepra.    

A este santo se le representa vestido de color morado obispo, en tanto que en Umbanda y Candomblé se suele caracterizar a Babalú-Ayé cubierto de unos vestidos de paja, lo que los cubanos transmutaron en saco, y que forma parte de los símbolos que se utilizan como vestimenta en el día de su celebración en Cuba. 

Detengámonos ahora en algunos aspectos relacionados con Babalú-Ayé, nombre que en Yoruba es Obalúayé, cuyo significado es Padre, Señor de la tierra, de ahí su poderío  inconmensurable que lo hace temible en algunas naciones africanas como Nigeria. De manera general en África se lo conocía bajo la denominación de Samponá o Sakpatá, por ser la viruela y la lepra enfermedades mortales. Recordemos su representación bajo el aspecto de un ser enfermo con llagas en su cuerpo.

Se le considera hijo de Naná Burukú, pero en Abomey (África) sus padres son Kehsson y Nyohwe Ananou; aunque otras fuentes atribuyen su nacimiento directamente de Obatalá. Además de las muletas y los perros, sus otros atributos son una campanilla o matraca, instrumentos medievales que tenían que portar los leprosos para anunciar su presencia y la gente se alejara, lo que también demuestra cómo se mezclan elementos procedentes de la tradición cristiana y de las religiones africanas. 

Su culto viene de Dahomey (Benin), donde recibe el nombre de Azojuano (Azowano), Rey de Nupe, territorio de los Tapa. Según la tradición Babalú-Ayé era muy mujeriego y siempre estaba de fiestas hasta que todo el mundo le perdió el respeto, incluida la propia Ochún, que era su mujer, quien lo abandonó. Un Jueves Santo, Orula le advirtió: “Hoy domínate y no andes con mujeres”. Desobedeciendo el consejo de Orúmbila, esa noche se acostó con una de sus amantes y al siguiente día amaneció con el cuerpo todo cubierto de llagas purulentas, lo que sugiere que pudo haberse contagiado con sífilis; aunque la tradición sincrética no lo especifica, quedando las llagas como elemento que lo hace ver como enfermo de la piel sin saberse en realidad con exactitud la patología propiamente dicha.  

 Esto hizo que la gente se apartara de él por temor al contagio y sólo lo seguían algunos perros, a los que les gustaba lamerle las llagas, elemento que pasó al simbolismo actual del venerado santo. Por mucho que suplicó, Olofi se negó a perdonarlo y, al fin, Babalú-Ayé murió. Pero a Ochún le dio lástima y gracias a sus plegarias consiguió que Olofi le devolviera la vida, en lo que se aproxima al relato bíblico narrado por el místico evangelista San Juan, toda vez que Jesús con sus poderes sobrenaturales le devolvió la vida a Lázaro. 

Ahora Babalú-Ayé había pasado por la experiencia del sufrimiento del enfermo, con lo que aprendió la lección y por eso regresó tan caritativo y misericordioso, aspectos que son elementos claves en la adoración al santo que los cubanos idolatran casi como a la virgen en su advocación como la Caridad del Cobre.

De cualquier modo, e independientemente de que se comparta o no la adoración a santos, el sincretismo, la práctica de formas ancestrales de cultos o cualquier otra modalidad en relación con el instinto de religiosidad en los hombres, la festividad de San Lázaro en Cuba constituye un verdadero fenómeno social capaz de movilizar cada año a casi 15,000 hombres que en actitud de sumisión y guiados por su profunda fe acuden a la obligada cita con su santo sanador, y al parecer nada podrá extinguir esa manera tan peculiar de recordar a un Lázaro que adquirió matices peculiares en una nación profundamente religiosa que ha sobrevivido en medio de la adversidad.
  
Lo cierto es que el culto a San Lázaro llegó desde lejanas tierras para quedarse por siempre entre los cubanos. El más grande de los seres que anduvo por nuestra tierra patria afirmó:

Todo pueblo necesita ser religioso. No sólo lo es esencialmente, sino que por su propia utilidad debe serlo. Es innata la reflexión del espíritu en un ser superior; aunque no hubiera ninguna religión todo hombre sería capaz de inventar una, porque todo hombre la siente. Es útil concebir un GRAN SER ALTO; porque así procuramos llegar, por natural ambición, a su perfección, y para los pueblos es imprescindible afirmar la creencia natural en los premios y castigos y en la existencia de otra vida, porque esto sirve de estímulo a nuestras buenas obras, y de freno a las malas. La moral es la base de una buena religión. La religión es la forma de la creencia natural en Dios y la tendencia natural a investigarlo y reverenciarlo. El ser religioso está entrañado en el ser humano. Un pueblo irreligioso morirá, porque nada en él alimenta la virtud. Las injusticias humanas disgustan de ella; es necesario que la justicia celeste la garantice”. 

Tal vez las sabias palabras de José Martí nos permitan llegar a comprender el porqué de ese fenómeno sociocultural tan sui generis que es la festividad de San Lázaro, la que miles de cubanos celebran cada 17 de diciembre como muestra de su devoción, pero sobre todas las cosas, por esa necesidad de religiosidad que precisa el Apóstol de Cuba.  
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Un Café con Pinelli (Celebrando a San Lázaro) [Martes Diciembre 17, 2019]

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BABALÚ AYÉ: UNA DEIDAD AFROCUBANA DE LA VIRUELA


Por Natalia Bolívar
Rev. Perú Epidemiol. 1996; 9 (1): 38-40


El exterminio de la población nativa de Cuba luego de la invasión española, motivó la importación de mano de obra esclava africana. Los esclavos trajeron consigo sus dioses. En el estrato social pobre se inició un proceso de sincretización de los cultos yoruba y la religión católica hasta configurar un panteón de deidades (Ozisha) que sigue vivo e influyente en la población cubana. Natalia Bolívar, autora del Libro Los oríshas en Cuba, describe las leyendas, atributos y virtudes de las deidades, las ofrendas, hierba (ewe), ropas, etc.

Los oxishas no son dioses incontaminados ni su imagen es hierática, todos admiten contradicciones; como es el caso de nuestro Babalú Ayé. [Nota y título del editor].

The exterminion of the native population of Cuba following the Spanish invasion motived the importation of African slave laborers. The slave brought their gods with then. A syncretism of yoruba cult and the catolic religion was initiated in the poor social stratum, resulting in the formation of a pantheon of deities (orishas), which is still alive and influencing the cuban population. Natalia Bolívar, author of Los orishas en Cuba describer the legends, attributes and virtues of the deities, the offerings, herbs (ewe), clothes, etc. The orishas are not innocent gods nor are their images hieratic; all admit contradictions, as is the case of our Babalú Ayé. [Editor's note]

PATTAKI DE BABALÚ AYÉ*

Babalú Ayé era muy mujeriego. Andaba continuamente de parranda hasta que todo el mundo le perdió el respeto y la misma Ochún, que era su mujer, lo abandonó. Un Jueves Santo, Orula le advirtió: "Hoy domínate y no andes con mujeres". Sin hacer caso del consejo de Orúmbila, esa noche se acostó con una de sus amantes. Al otro día amaneció con el cuerpo todo cubierto de llagas purulentas. La gente huía de él porque le tenía miedo al contagio y sólo lo seguían algunos perros, a los que les gustaba lamerle las llagas. Por mucho que suplicó, Olofi se negó a perdonarlo y, al fin, Babalú Ayé murió. Pero a Ochún le dió lástima y gracias a sus ardides consiguió que Olofi le devolviera la vida. Ahora Babalú Ayé sabía lo mucho que sufren los enfermos y por eso regresó tan caritativo y misericordioso.



BABALÚ AYÉ

Orisha mayor y santo muy venerado Deidad de la viruela, la lepra, las enfermedades venéreas y, en general, de las afecciones de la piel. Se le considera hijo de Naná Burukú, pero en Abomey (Africa) sus padres son Kehsson y Nyohwe Ananou. Algunos estiman que nació directamente de Obatalá. En realidad Babalú Ayé es un título que significa "padre del mundo" y que se le daba a Chopono o Chakpata, el terrible orisha de la viruela cuyo nombre no podía pronunciarse. Esta deidad, odiosa y maligna transformó su carácter entre nosotros, probablemente, porque la viruela y otras epidemias carecían en Cuba de la naturaleza mortífe-ra y desvastadora que tenían en Africa. En Matanzas los descendientes de arará le tocan a Babalú Ayé el tambor asojin. A este santo le gusta trabajar con muertos.

Es orisha que no se asienta, sino que se recibe. En Matanzas se recibe directamente por los descendientes de arará y, ese día, se invita a los caballos de San Lázaro para que te hablen al iniciado. En La Habana se hace Yemayá con Orún a San Lázaro.

Su color es el morado obispo y su día es el viernes, aunque para otros es el miércoles (yakutá). Su número es el diecisiete, ya habla en el 4, el 11 y el 13 (Iroso, Ojuani y Metantá), respectivamente.

El nombre de Babalú Ayé es de origen lucumí. También se conoce por Agrániga-Omobitasa, quien, según al-gunos informantes es amante de Yemayá, y según otros, un viejo achacoso, el más anciano de los San Lázaros; Asajuano-Asyoricha, el más joven; Ayanó, a quien se reza para que aleje las epidemias; Chakuata-Agróniga, camino de Yonkó y muy antiguo; Awojonú, Shakpan, Asoyí (el obispo), Atimaya, Ayamú (arará), Metanta, Asojano, Abeolomi, Chopono, Ayanise, Nikem Babalú Borilá, Babalú Aguadatisa y Afimayé. Sus nombres en congo son Tata Pansua, Coballende, Chakuaneco, Patillaga, Santientena, Mabiliana, Pacolemba, Luleno, Asuano, Biricuto, Tata Cañengue, ¿Naná Burukú? (madre de San Lázaro) y Pulilá. En Kimbisa se le llama Pungun Futila y Tata Funde. También se le dice Babalú Berilá, Baba Sanalo Omibobo Ado Aguadatisa, Mobitasa, Ayanú, ¿Afimaye?, Isva Kesan Kañedo. En fon lo denominan Sakpata. En Haití, Legba Pied y Sabata.

Receptáculo:

Es una cazuela muy plana (muy similar a la freidera de Elegguá, pero más grande), tapada con otra a la inversa y sellada con cemento (según le regla arará), o sin sellar (según la yoruba). La parte superior tiene un orificio o es una jícara o un güiro al que se insertan plumas de guineo que se sacrificó el día del lavatorio o del fifeto. También puede ser una güira alargada y cortada longitudinalmente.

Atributos:

Ajá, es decir, un manojo de varetas de palma de corojo o de coco que en su extremo inferior están atadas con una tela de saco. Se le añaden cauris y cuentas para adornarlos. También telas de saco, ex votos y cualquier implemento propio de los impedidos. Igualmente perro, de cualquier *p de material, que sean blancos y con manchas amari-llas.

Herramientas:

Dos perritos de hierro. Siempre que se recibe a San Lázaro se le añade un Elegguá (con su respectivo Osun de perro). Si se entrega por camino arará asojin, este Elegguá llevará el nombre de Afrá. Dos muletas y una matraca.

Collares:

Cuentas negras, matipó de Oyá, matipó de San Lázaro (blanco con rayas azules), cuentas rojas. Se combinan según -el camino del santo y en algunos casos le añaden cauris.

Ropa:

Viste con tela de saco o de cuadritos abigarrados y se adorna con muchos cauris.

Comidas:

Menestras y granos. Pan quemado, mazorcas de maíz tos-tadas. Cocos verdes de agua. Ajo, cebolla, vino seco, corojo, pescado ahumado, jutía ahumada, cogote de res. Chivo con barba, gallo grifo y jabao, paloma y gallina de Guinea, codorniz (?).

Mensajeros:

Mosquitos, moscas y todo tipo de insectos que sean vectores de enfermedades. También el viento.

Bailes:

Se sube y aparece casi siempre como enfermo, torcido y con las manos engarrotadas. Cojea y se siente tan débil que se cae. Su hablar es fañoso y tiene la nariz llena de mucosidades. Sus movimientos recuerdan los de un enfer-mo febril. En ocasiones hace como si espantara las moscas y demás insectos que se posan sobre sus llagas. También agita el ajá en el aire, como en un rito de limpieza, barrien-do todo lo malo. Generalmente, este baile afecta mucho a los posesos, quienes suelen querer lamer pústulas o afec-ciones cutáneas de los espectadores.

Aflicciones de las que protege:

Lepra, viruela, sífilis, cólera, problemas gástricos, úlceras, gangrenas, embolias, parálisis, erisipelas, amputaciones y todo tipo de afecciones cutáneas. ¿SIDA?

Monte (Ewe):

Cundiamor, zargazo, zazafrás, alacrancillo, apasote, ateje, piñón, botijo, caisimón, bejuco, ubí, tapacaminos, carabalí, yaya, tengue, aceitero, ajonjolí, albahaca morada, alejo macho, árbol del sebo, ardacrana, artemisa, bejuco de purgación, bejuco amarillo, bejuco lombriz, caguairán, caña brava, cañamazo amargo, cardosanto, cabolletas, cenizo, copaiba, chirimoya, escardón, frijol, carita, frijol gandul, gauguasi, henequén, incienso, jía brava, millo, marú, hortiguilla, pica pica, retama, romero, sabicú, salvia, salvia dorada, yerba Guinea, yerba de la vieja, zarzaparrilla y bejuco lucumí.

Catolización:

Babalú Ayé se sincretiza con San Lázaro, uno de los más populares en nuestro país. Lázaro era natural de una aldea cerca de Jerusalén y de familia acaudalada. Tenía una her-mana mayor, llamada Marta, y otra, destinada a ser famo-sa, llamada María. Esta María era propietaria del castillo de Magdalón y por eso era llamada María Magdalena. Je-sús era amigo de la casa y gustaba de visitarla. Los evange-lios nos cuentan que Lázaro enfermó y murió. Jesús, al enterarse, fue a su casa y, aunque llevaba cuatro días muerto, lo resucitó. Lázaro tuvo que abandonar el país y, después de muchas aventuras, llegó hasta Francia, donde se hizo obispo de Marsella, bajo el imperio de Domiciano. Luego fue hecho prisionero y ejecutado, aunque en esta ocasión quedó definitivamente muerto. A Lázaro suele represen-társele envuelto en vendas, como acostumbraba hacerse con los cadáveres de los judíos, y esto contribuyó a que su imagen se asociara a la del Babalú Ayé enfermo y harapien-to. Se le celebra el 17 de diciembre.
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MIGUELITO VALDÉS ´MR. BABALÚ¨ CANTA BABALÚ AYÉ CON EXCELENTE COREOGRAFÍA Y  DANZA




MIGUELITO VALDEZ : BABALU (TRIBUTO SANTERO)







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Video de entrevista a Carlos Lehder: Así traficamos Cøcaína desde CUBA por un plan de Fidel y Raúl Castro: Carlos Lehder revela detalles


Carlos Lehder en el restaurant La Bodeguita de el Medio, La Habana, Cuba
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Más Allá del Silencio Podcast

13 de diciembre, 2025

Así traficamos Cøcaína desde CUBA por un plan de Fidel y Raúl Castro: Carlos Lehder revela detalles


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DE LOS ARCHIVOS DEL BLOG  BARACUTEY CUBANO

Tomado de https://diariodecuba.com/

'Hay elementos suficientes' como para que ya existiese una película sobre la trama cubana del Cartel de Medellín

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DIARIO DE CUBA conversa con Santiago Alonso Buers, autor de 'Desmontando las narcoseries. Mitos del Cartel de Medellín'.

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(Carlos Lehder después de salir de la prisión después de cumplir su larga condena)

Por Diego Santana

Córdoba

30 Oct 2024

No son pocas las series y películas sobre Pablo Escobar y el Cartel de Medellín. El personaje que creó el narcotraficante para sí mismo ha sido representado con más o menos acierto, con más o menos éxito, con más o menos verosimilitud, con más o menos lugares comunes, en grandes producciones o en otras en las que solo se menciona su nombre.

Para analizar las implicaciones audiovisuales del mito y examinar los entresijos de una amplísima red criminal, que también incluyó al régimen cubano y otros actores de envergadura, el profesor y escritor español Santiago Alonso Buers publica, con la editorial Última línea, el libro Desmontando las narcoseries. Mitos del Cartel de Medellín. Con él conversa DIARIO DE CUBA, tras la pista de una pregunta fundamental: ¿Por qué las series y películas que se han hecho hasta ahora sobre el tema no incluyen la rama cubana?

"Se ha intentado varias veces", afirma Alonso Buers y detalla que el que fuera la mano derecha de Escobar, Carlos Lehder, trabaja para que Netflix adquiera los derechos de su libro Vida y muerte del Cartel de Medellín, publicado en enero de 2024 por Penguin Random House. A pesar de que Lehder se negó a ser entrevistado para el libro de Alonso Buers, este opina que, en consonancia con lo escrito por el exnarcotraficante, quien detalló la relación entre el régimen cubano y el tráfico de drogas, esta tendría, para ser fiel al libro y a la historia, que estar representada en el audiovisual, por lo que vale la pena esperarlo con ansias.

Entre testimonios, libros, series, películas y medias verdades, mucho se ha especulado sobre la relación entre Escobar y Fidel Castro y, preguntado por el tema, Alonso Buers dice: "Yo hablé con el hermano de Pablo Escobar, Roberto, y nunca hubo un encuentro personal entre Pablo Escobar ni su hermano [con Fidel Castro], según me dijo. El encuentro que hubo fue con su socio, Carlos Lehder, y no fue con Fidel Castro, sino con su hermano Raúl. Es decir, nunca hubo un encuentro personal entre ambos, según dicen ellos".

"Fidel Castro siempre fue una persona muy inteligente y dejó funcionar a su entorno. Nunca se ligó personalmente a ello. Pero claro, es evidente que si Pablo Escobar tenía conexión directa a través de Carlos Lehder y a través de otras personas con Raúl, y Raúl es hermano de Fidel, es evidente que Fidel estaba al tanto", agrega, a tono con la histórica conjetura de que Castro sabía todo cuanto los militares cubanos hacían en relación al narcotráfico.

"Es imposible que él no lo supiera, porque fueron más de 400 millones de dólares los que el Gobierno cubano sacó del cartel de Medellín por mover la droga. Con lo cual, aunque la conexión no sea directa, porque Fidel era demasiado inteligente como para hacer una conexión directa, es verdad que dejaba a la gente trabajar", afirma Alonso Buers, quien declara como uno de sus referentes principales para esta investigación el libro Narcotráfico y tareas revolucionarias. El concepto cubano, del escritor y periodista cubano Norberto Fuentes.

En Cuba, todo lo relacionado al Cartel de Medellín está íntimamente ligado a la Causa 1 de 1989, que terminó con el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, el coronel Antonio de la Guardia y sus respectivos ayudantes, pero varias personas involucradas en el tráfico de drogas a través de Cuba han declarado, y el libro de Alonso Buers así lo sostiene, "que por encima de Ochoa el verdadero jefe de toda la operación era Raúl Castro".

"Ochoa era una persona muy querida y muy díscola con el régimen. Después de Angola, Fidel sabía que Ochoa tenía mucho mando, y él se lo quiso quitar del medio, no porque traficara droga, sino porque traficaba droga a espaldas de Fidel. Porque lo hizo por una parte con Fidel y por otra parte sin Fidel. Entonces ese es el problema de Ochoa. Él [Fidel Castro] quiere hacer una limpieza de imagen porque Ronald Reagan en un momento determinado dice que tiene constancia de que los altos cargos cubanos están traficando. Y entonces, ¿qué hace? Dice: 'Voy a decir que los malos eran ellos', y por eso decidió matar a Ochoa. Pero no lo hace gratuitamente. Lo hace porque Ochoa estaba cogiendo mucho mando", destaca Alonso Buers, en consonancia con las especulaciones que circulan desde 1989.

Pero, "esta trama de tráfico de drogas y corrupción incluyó también el lavado de dinero a través de Cuba. Y esto continuó, porque el lavado de activos ha sido muy recurrente en la Isla, no solamente a través del narcotráfico, sino a través de cualquier cosa que se pudiera mover", dice el autor de Desmontando las narcoseries. Mitos del Cartel de Medellín.

Alonso Buers se refiere, asimismo, a la relación triangular entre Pablo Escobar, Fidel Castro y el presidente de España entre 1982 y 1996, Felipe González. "González y Escobar eran muy amigos", dice, y "cuando Felipe González tomó posesión del cargo, él invitó a Pablo Escobar". El escritor y profesor opina, además, que "González siempre ha intentado hacer alianzas con gente poderosa y en esa ecuación entraban Fidel y Pablo, y sí, hubo una triangulación clara entre ellos".

Para invitar a los lectores de DIARIO DE CUBA a leer el libro, el autor afirma que "se trata de la mejor síntesis que se ha hecho hasta el día de hoy, desde el origen del cartel de Medellín hasta su final. Es decir, desde 1976 hasta 1993, pero lejos de todas las series, de todo lo que han visto por televisión".

"Está basado en fuentes vivas, en las entrevistas a la familia de Pablo. Todo lo que se ha visto en televisión, todo lo de Netflix, todo lo de Hollywood, es una cosa que intenta ser verídica en lugar de ficticia", agrega.

Entonces, "hay elementos suficientes" como para que ya existiese una película sobre la Causa 1 y la trama cubana del Cartel de Medellín, ratifica Alonso Buers y "no se ha hecho por tema de intereses, porque las películas precisan financiación y aquí hay muchos intereses cruzados".

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Manuel de Beunza (quien desertó el 14 de junio de 1987 y que falleció en el 2013) en  tres momentos de su vida




 



Manuel de Beunza rompe el silencio y habla de la fortuna de Fidel Castro.  Beunza también revela a partir del instante 29: 55  la relación de los Castro con el narcotráfico mediante testimonio personal 


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Nota del  bloguista de Baracutey Cubano:

En la Sierra Maestra  desde antes de la Revolución se cultivaba marihuana y se transportaba a las ciudades. El fugitivo Crescencio Pérez, posteriormente Comandante del Ejército Rebelde,   era uno de los más destacados traficantes cuando Fidel Castro y Raúl Castro desembarcaron del yate Granma. En el libro de Huber Matos titulado Cómo llegó la noche, se narra como el Ejército Rebelde cuidaba de plantaciones de marihuana y cobraba impuestos por su cultivo durante la lucha contra Batista. Por cierto,  todavía están vivos algunos testigos  cuando en los primeros días después del primero de enero de 1959, el destacado combatiente del Ejército Rebelde nombrado ¨Pepín¨ Quiala le recordó en un bar de Santiago de Cuba a Fidel Castro cuando juntos fumaban marihuana en la Sierra Maestra. ¨Pepín¨ Quiala le hizo ese recordatorio ante una pose de pureza de Fidel Castro.

 (Ion Mihai Pacepa  en una ceremonia militar en la  Rumanía del dictador comunista Nicolae Ceausescu)

 Ion Mihai Pacepa, fue un exTeniente General (equivalente a General de División en los grados del  Ejército Castrista) del espionaje rumano de los tiempos de Nicolás y Elena Ceausescu, el cual desertó en aquella época y ofreció importantes revelaciones a Occidente. 

De los archivos del   blog Baracutey Cubano

Asociación Española Cuba en Transición.

¿Quién es Raúl Castro? Un tirano al que sólo un hermano puede querer.

Por Ion Mihai Pacepa.

(Fragmento)

“RAÚL ES EL ENCARGADO DE ORGANIZAR LA EJECUCIÓN DE CIENTOS DE POLICÍAS Y OFICIALES DEL RÉGIMEN BATISTA”.

El abril de 1971 visité Cuba como miembro de la delegación del gobierno de Rumanía para conmemorar el décimo aniversario de la victoria de Castro en Bahía de Cochinos. Un par de días después de la ceremonia, Raúl me invitó a ir con Sergio del Valle a pescar en su barco. También invitó a un soviético que se presentó como Aleksandr Alekseyev. “Este es Shitov”- me susurró al oído Sergio del Valle- “ahora es consejero de Allende”. (El marxista Salvador Allende había sido elegido presidente de Chile en las elecciones del pasado noviembre). Ahí, en ese barco, comprendí de una forma más clara que nunca que Raúl, y no Fidel, era quien estaba llevando los mandos de aquella revolución cubano.

En 1972, tuve que organizar el viaje de Ceausescu a La Habana y fui su mano derecha durante toda la visita. Fidel era la cabeza visible, Raúl el movia los hilos. La primera dama de Cuba no era la mujer de Fidel sino la de Raúl. A Elena Ceausescu le estraño pero ambas mujeres conectaron a la perfección. Las dos, Elena y Vilma Espin Guilloys, habían abandonado sus estudios en la escuela; ambas querían ser químicas; las dos habían logrado reconocidos doctorados en la universidad, ambas se unieron al partido comunista antes de que hubiera llegado al poder en sus respectivos países, llegaron formar parte del Consejo de Estado y las dos eran presidentes de la Federación de Organizaciones de mujeres en sus países.

Durante esa visita, los hermanos Castro y Ceausescu acordaron aventurarse en el tráfico de drogas. Querían regir los destinos del mundo con las drogas. “Las drogas pueden hacer mucho más daño al imperialismo que las armas nucleares”-pontificaba Fidel. Raúl estaba de acuerdo: -“Las drogas pueden erosionar el capitalismo desde dentro”. En esas conversaciones nunca escuche la palabra “dinero” pero yo ya estaba administrando el dinero estaba generando Rumanía con estas operaciones. Todo este dinero era transferido a las cuentas personales de Ceausescu. En 1978, cuando afortunadamente pude abandonar Rumania esa cuenta, que llamaban AT-78, tenía un saldo de 400 millones de dólares –a pesar de las considerables dentadas que provocaba Elena con sus gastos en joyería y abrigos de lujo.


*Traducido por la Asociación Española Cuba en Transición.

Fuente en ingles:

http://article.nationalreview.com/?q=OTA0ZjhiYzRlYmYwZWIwMDEzYjY3NjYyZGY3YmI1ZWM=

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