domingo, diciembre 31, 2017

FELIZ AÑO 2018 LLENO DE PROSPERIDAD Y SALUD A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD


LES DESEO UN FELIZ AÑO 2018 LLENO DE PROSPERIDAD  Y SALUD  A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD.

Tomado de http://salamancartvaldia.es

Un año que se va, y otro que viene
(fragmentos)

 
Por Carlos Javier Salgado Fuentes
Cuadramiro

 

Esto ha sido todo para 2017, un año que se va, nos deja, para no volver jamás salvo en forma de recuerdo. Y en su lugar llega 2018, que nace con esperanzas, pero sin que sepamos a ciencia cierta cómo llegará a ser finalmente. Como la vida misma.

Y es que, en cierto modo, los años son como las personas, los antiguos tienen que dejar paso a los nuevos. Asimismo, todos los años son distintos, y mientras unos nos darán más alegrías, otros nos decepcionarán más. Y en ellos hay tanto circunstancias que nos llenan de júbilo, como situaciones que nos crean dolor.

En este sentido, 2018 no será distinto, y aunque al final del mismo podremos hacer un balance general, en momentos puntuales mostrará su doble cara, el bien y el mal, la alegría y la tristeza.

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Ojalá en la Nochevieja de 2018 podamos brindar por un año que haya sido mejor que los anteriores. Entretanto, celebraremos la esperanza que depositamos en un año que, seguro, nos traerá unas cuantas alegrías.

¡Bienvenido 2018!

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Carlos Alberto Montaner: Marcelo Odebrecht el hombre del año en América Latina y el vicio de siempre

Tomado de http://www.elblogdemontaner.com

El hombre del año y el vicio de siempre

Por Carlos Alberto Montaner
30 de diciembre de  2017

Marcelo Odebrecht es el hombre del año en América Latina. Este ingeniero brasileño nacido en 1968, nieto del fundador de un enorme conglomerado empresarial, es el príncipe de los coimeros del planeta. Para evitar la sentencia de 19 años de cárcel, algo que ha logrado hace sólo unos días, ha delatado a sus cómplices en su condición de “colaborador eficaz de la justicia”, desestabilizando a muchos de nuestros países, mostrando (muy a su pesar) las miserias y cinismo de numerosos políticos y funcionarios.

La Organización Odebrecht era una enorme empresa de ingeniería civil, con casi 200,000 trabajadores y una facturación de más de 40 mil millones de dólares, de los cuales ya ha perdido una tercera parte. Operaba en una veintena de países, algunos de ellos con un PIB menor que los ingresos de la compañía, pero el grueso de su operación y de sus sobornos los llevaba a cabo en Brasil.

Repartió en total unos mil millones de dólares. En términos absolutos el país más corrupto fuera de Brasil fue Venezuela (98 m), algo totalmente predecible, porque su gobierno es una especie de inodoro inmundo, pero las naciones latinoamericanas que más coimas per cápita recibieron fueron Panamá (59 m) y República Dominicana (92 m). 

El modus operandi era sencillo. Los hombres de Odebrecht detectaban a un candidato con posibilidades y comenzaban a negociar. Podían hacerlo primero presidente y luego rico. Brasil tenía grandes publicitarios y magníficos gabinetes de campaña. Ese estupendo expertise se ponía al servicio de la persona elegida junto a cantidades importantes para sufragar el costo de la operación.

(Foto de archivo: Marcelo Odebrecht  y  la entonces Presidenta  sw Brasil)

Todo lo que el candidato debía hacer, una vez elegido en las urnas, era aprobar los abultados presupuestos y confiarle a Odebrecht la ejecución de las obras públicas programadas. El enorme monto era sufragado por los impuestos pagados por los pueblos o mediante préstamos a los que habría que hacerle frente algún día.

Los brasileños de Odebrecht, por su parte, hacían bien las carreteras, los túneles o lo que fuere, y se ocupaban de pagar seriamente lo pactado en Suiza, en Andorra o en algún otro paraíso fiscal, organizando minuciosamente la logística de la corrupción. Cumplían su palabra. Lo de ellos no era engañar a los políticos ni desvalijar a los ladrones, sino facilitarles la famosa consigna secreta de “robar, pero hacer”, mientras aumentaban la facturación año tras año.

Se podía confiar en sus palabras de mafiosos dotados de corbatas de seda y trajes de cinco mil dólares. Carecían de color ideológico. Sin el menor escrúpulo pactaban con el venezolano Nicolás Maduro o con el ecuatoriano Jorge Glas, el VP de Rafael Correa –apóstoles del Socialismo del Siglo XXI-, enemigos naturales de la economía privada de mercado, de la cual la empresa Odebrecht era la quintaesencia.

El problema, naturalmente, no es Odebrecht, sino la mentalidad que impera en América Latina. A otra escala más modesta, es así, mediante coimas, pequeñas o grandes, como han funcionado la mayor parte de nuestros gobiernos desde tiempos inmemoriales, con un agravante terrible: a nuestras sociedades no les preocupa. La corrupción comparece al final de la lista de los males que deben erradicarse en la mayor parte de las encuestas. En México llegan a afirmar, seriamente, que “la corrupción es sólo otra forma de distribuir los ingresos”.

¿Por qué sucede esta ausencia de principios en nuestro mundillo?

Tal vez, porque la mayor parte de los iberoamericanos –incluyo a los brasileños- no perciben claramente que el dinero público es aportado por todos nosotros y la corrupción es como si nos metieran la mano en bolsillo y nos robaran la cartera. Lo que ocurre en el Estado no nos compete.

Acaso, porque el cinismo es total y damos por descontado que al gobierno se va a robar y no nos preocupa, siempre que sean “los nuestros” los que se enriquecen con los recursos ajenos. Somos víctimas de una clara anomia moral.

Sin duda, porque el clientelismo, esa pequeña coima otorgada por el gobierno, es una forma de corrupción en la que millones de iberoamericanos se adiestran en ese tipo de conducta nociva.

Por eso no es de extrañar que, pese a Lava Jato, como se llamó en Brasil a la operación judicial contra la corrupción, vuelvan a elegir a Lula da Silva, quien hoy encabeza las encuestas pese a sus sucios negocios. Hace años lo dijeron los peronistas en la vecina Argentina en un grafiti que el tiempo no ha borrado y revela el drama de fondo : “Puto o ladrón queremos a Perón”.


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sábado, diciembre 30, 2017

Video. El patriota, escritor, periodista y ex preso político Pedro Corzo, en sus propias palabras | 12/25/2017


Tomado de https://www.martinoticias.coml

“Pedro Corzo, en sus propias palabras”, resalta una vida dedicada a la democracia y a la libertad de Cuba, causa por la que cumplió 8 años de prisión en las cárceles castristas. Director del Instituto de la Memoria Histórica cubana contra el Totalitarismo, y periodista y analista de Radio Martí.

Pedro Corzo, en sus propias palabras | 12/25/2017 



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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Los estatutos constitucionales que impuso Batista inmediatamente después del golpe del 10 de marzo de 1953 fueron llevados al Tribunal de Garantías Constitucionales y dicho tribunal emitió un fallo donde desestimó la demanda . El tribunal por mayoría entendió de que esos estatutos no iban en contra de la Constitución de 1940. En el artículo del Dr. Alberto Luzárraga ( sobresaliente abogado y banquero cubano) titulado EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y SU ORGANIZACION: UNAPROPUESTA DE REFORMA, se lee:

¨...Aunque sin duda hubo buenas sentencias, aparentemente el tema constitucional no cobró suficiente importancia en la conciencia popular ni en el Tribunal en sí. Este efecto se palpó a raíz del 10 de Marzo cuando por una votación de 10 contra 5 el Tribunal de Garantías (por sentencia #127 de 17 de Agosto de 1953) desestimó el recurso interpuesto por 25 ciudadanos contra los Estatutos Constitucionales promulgados por Batista...¨

Hago la observación de que los miembros de ese tribunal no estaban supeditados a Batista ni habían sido nombrados por Batista para ejercer esa responsabilidad. Sería interesante conocer los argumentos de los que votaron a favor de desestimar el recurso y los argumentos de los que votaron en contra. Tampoco he conocido de que Batista haya tomado represalias contra los 5 magistrados que votaron en contra de sus Estatutos. Durante el gobierno de Batista se mantuvo la independencia del Poder Judicial respecto al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo hasta el punto que muchos  revolucionarios capturados que aplicaban procedimientos terroristas en su labor insurreccional  eran presentados a los tribunales mediante ¨el habeas corpus¨  y estos eran excarcelados  temporalmente después de pagar una fianza,  oportunidad que dichos revolucionarios  aprovechaban y pasaban al clandestinaje, o se iban del país o se iban a las montañas donde hubieran focos guerrilleros.  Esta situación  fue una de las causas por las cuáles algunos agentes de los cuerpos represivos optaron por asesinar  a personas que en su gran mayoría ejecutaban procedimientos terroristas contra la población civil.




PERO¿Y QUIÉNES HACÍAN  ESTO?



Revolucionario capturado no con ¨palitroques¨ (barritas de pan) si no con explosivos en su cintura para hacer sabotajes y actos terroristas  no en Estaciones de Policía ni en Cuarteles si no en lugares públicos, cines. tiendas de ropa, cabarets, etc.

Estaba despidiendo el año 1956 y recibiendo el 1957 en el Cabaret Tropicana y un explosivo colocado por un terrorista revolucionario en dicho lugar le hizo perder el brazo.

Una artefacto terrorista colocado en una vidriera de una tienda de ropa  provocó esos destrozos y las heridas por los cristales  a los transeuntes que pasaban en ese momento. Esos petardos, niples, etc. en esos establecimiento también provocaban  que los dueños de otros establecimientos compararan bonos del M-26-7  para que sus negocios no fueran blanco de esos artefactos explosivos. Hasta un renombrado Jefe de la Policía Nacional ¨donó¨  20 000 pesos o dólares para que no atentaran en contra de sus negocios de gasolineras.

 


Foto después del 1 de enero de 1959 donde se ve  al petardista o terrorista al que le explotó el o los petardos en el jeep: si mal no recuerdo esa persona era de la provincia de  Pinar del Río (quizás Artemisa);  hasta hace unos pocos años aún  vivía.

 
 Atentado terrorista en  una céntrica calle habanera

Urselia Díaz Báez quien murió en el cine América  cuando le explotó en sus manos la bomba que estaba armando en el baño de dicho cine para que explotara en plena función; era en ese momento la novia del conocido  Antonio Briones Montoto, hijo del terrorista Newton Briones, quien armó la bomba que mató al que delató a Antonio Guiteras.

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En enero de 1959 el incipiente Castrismo impuso sus estatutos, los cuales sí iban en contra de la Constitución de 1940. Esos estatutos no fueron llevados a ningún tribunal para dirimir sobre el carácter constitucional o no de esos estatutos, pues esos estatutos, entre muchas cosas, echaron abajo a prácticamente todo el Poder Judicial y su independencia pese a que  uno de los fundamentos sobre los cuales se hizo la Revolución, y que enarboló Fidel Castro, fue la restitución de la Constitución de 1940 que garantizaba esa independencia entre lostres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El Castrismo nunca restituyó esa Constitución, traicionando así a los que murieron y lucharon por ella. Después del triunfo de la Robolución el 1 de enero de 1959,  el recurso de ¨habeas corpus¨ fue eliminado por el Castrismo y los detenidos y encarcelados siempre están bajo la ¨custodia¨ del poder militar y no del poder civil.

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Alejandro González Acosta: Fulgores de Fulgencio Batista (VII) Séptimo de una serie

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
En el documental  ¡Viva la República! , del director de cine  Pastor Vega (conformada mediante documentales robados a principios de la Robolución al afamado cineasta Alonso ) se vilipendia a la República de Cuba; uno de los guionista de ese documental fue Jesús Díaz.  quién posteriormente funda en España la revista Encuentro de la Cultura Cubana. Años después de escribir el guión de dicho documentalJesús Díaz cambió totalmente su perspectiva sobre la República de Cuba y eso  se puede verificar en el número 24 de dicha revista que es un homenaje a la República de Cuba por su centenario. Un fragmento escrito por Jesús Díaz dice:

¨Más allá de sombras, contradicciones y tensiones cuentan los resultados. Y locierto es que la República partió de una realidad terrible en 1902 y que, como prueban varios de los trabajos que publicamos, en 1959 la Cuba republicana estaba situada no solo entre los primeros países de América Latina en muchos de los principales indicadores de desarrollo económico, social y cultural, sino que tam- bién superaba en algunos de ellos a países europeos como España, Portugal, Gre- cia o la propia Italia. La Cuba republicana era una nación que acogía inmigrantes —españoles, chinos, judíos, árabes, italianos, jamaiquinos, haitianos—; la Cuba actual, en cambio, es desde hace años y años una fuente inagotable de exiliados que emigran hacia los más diversos países con la esperanza de encontrar en ellos lo que el nuestro les niega¨
En el libro La verdadera República de Cuba, escrito por el Dr. Andrés Cao Mendiguren,  uno de los  mejores libros sobre la república cubana (1902-1958 ) que se ja escrito (quizás el mejor de los que  he leido en mi vida),  incluyendo la monumental obra en 10 tomos Historia de la Nación Cubana, aunque este último incluye el período colonial y llega hasta el año 1952, se lee:

 ¨Cabe decir que aquellos pensamientos de 1913 expresaban una realidad  porque esa nación  se alcanzó muy pronto  en décadas posteriores,  aunque en 1959  fue demolida por los que  usurparon el poder, y ha sido vilipendeada  por una oleada de intelectuales comprometidos o  mediocres. El testimonio de ello es que Cuba ocupaba  las primeras posiciones  en todos los renglones de los anuarios de las Naciones Unidas  para la América Latina. Y hay que reconocer que estos logros  tan destacados  no se hubieran podido conseguir  si nuestros gobernantes, y a pesar de sus errores,  no hubieran tenido interés  y acierto para  resolver los problemas de la sociedad cubana, si nuestros legisladores no nos hubieran  dado una legislación avanzada  y moderna, o si el  pueblo cubano no hubiera estudiado  y trabajado  para superarse. El pueblo cubano era exigente  y siempre aspiraba  a lo mejor, pero tenemos  que acusarnos  de un pecado,  y es que  cuando no lo lográbamos plenamente, en vez de analizar  los fallos  y aplaudir lo logrado, prodigábamos una crítica irresponsable.¨ (Cao, 2008, p. 87)


Lo que sucedió en Cuba fue lo que ya había advertido la Comisión Truslow en las conclusiones de su informe al hacer un estudio, a petición del Presidente Prío Socarrás, para la dinamización de la economía cubana; veamos:

En 1950 la Misión Truslow, comisión internacional solicitada al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) por el gobierno presidido por el Dr. Carlos Prío Socarrás para que hiciera un diagnóstico de la economía cubana y recomendara medidas para dinamizarla, planteó, entre otras cosas, que Cuba debía diversificar su economía teniendo al azúcar como punto de partida y que Cuba poseía los recursos humanos, financieros y materiales necesarios para ello salvo el combustible; alertó que la prosperidad bélica (II Guerra Mundial y Guerra de Corea) había propiciado nuevos niveles de vida para muchas personas y que el actual crecimiento económico no satisfacía las necesidades de su creciente población y que si la economía era incapaz de sostener ese nivel en tiempos menos prósperos, sobrevendría una gran tirantez política (Zuaznábar, 19 y 20). Como elemento conclusivo planteó:

¨Si los líderes se han descuidado en prever esta posibilidad, la opinión pública los inculpará. Y si ello ocurriera, el control podría pasar a manos subversivas y engañosas, como ha ocurrido en otros países donde los líderes no se han dado cuenta de las corrientes de estos tiempos. ¨ (Zuaznábar, 20)
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Tomado de https://www.cubaencuentro.com/


Fulgores de Fulgencio (VII)

Séptimo de una serie

Por Alejandro González Acosta
 Ciudad de México
29/12/2017


Batista: “el malo de la película”

Eduardo Lolo ha sintetizado certeramente el balance de aquella República “de Generales y Doctores”:

Y aunque todo lo anterior no implica que la Cuba republicana fuera el Paraíso Terrenal, no es menos cierto que resulta difícil de entender y doloroso de reconocer que prácticamente todo lo anterior se haya revertido dramáticamente, en extraña degeneración del mármol en barro. Ello se debió al hecho de que las deficiencias en el orden político arrastradas desde la Colonia, y de alguna forma mantenidas por la Intervención Norteamericana, siguieron en la república un desarrollo semejante a los aspectos positivos señalados. Por un lado, de lo bueno se pasó a lo mejor; por el otro, de lo malo a lo peor. La interrupción periódica del orden constitucional en forma de cuartelazos, asonadas palaciegas, revueltas caudillistas, intentos de perpetuidad en el poder, corrupción administrativa a todos los niveles y otros males resultantes destruyeron la República no obstante todos sus logros. Junto al sueño sublime hecho realidad, se fue agigantando una pesadilla no menos real. Al final vencieron las sombras, que devoraron hambrientas casi todas las luces cultivadas desde la Colonia. (“Mayo es el mes más cruel”).

(Aurelio Mario Gabriel Francisco García Menocal y Deop (1866-1941) )

A través de la Historia, sabemos que la arquitectura es el testimonio sólido y palpable de la cultura material en cualquier país. Ella es el arte que nos permite habitarlo: vivir dentro de él es una forma de utilizarlo y que al mismo tiempo nos utiliza. Residir en una casa nos transforma, condiciona y hace diferentes. Si Dios hizo al Hombre “a su imagen y semejanza”, los hombres han hecho sus casas a la medida de sus sueños. Y cuando la casa se convierte en país, la transformación es más profunda y perdurable. Podrán borrarse y olvidarse las palabras, pero las obras quedan ahí como testimonios de sus afectos y temores, de quienes las construyeron y las habitaron. Todas las grandes civilizaciones dejaron su huella histórica en sus monumentos: Egipto se recuerda por sus pirámides, Grecia por sus templos, Roma por sus edificios públicos y caminos… ¿Y la Cuba que hoy tiene un presente continuo desde hace 57 años, por cuáles obras se recordará? ¿Qué quedará, tangiblemente, después del “experimento” que inició en enero de 1959? ¿En qué construcciones y restos se aplicarán los arqueólogos del futuro para descifrar esta etapa reciente de 60 años?

En la América Latina generalmente los períodos de prosperidad económica y bienestar material se han acoplado con regímenes autoritarios. Así fue en el México de Porfirio Díaz y la Venezuela de Marcos Pérez Jiménez. Y Cuba no sería la excepción: los gobiernos de “orden y progreso” en la Isla, como los de Mario García Menocal, Gerardo Machado y Fulgencio Batista, significaron un importante avance material, cuyo testimonio palpable aún puede comprobarse en los restos arquitectónicos que se dispersan por toda la Isla.

Sin embargo, en Cuba, como en otros países latinoamericanos, ha prevalecido una curiosa pulsión autodestructiva: precisamente cuando han transcurrido estas etapas de prosperidad, se han fermentado y levantado oscuras fuerzas disolutivas que operaron en sentido contrario: los momentos de bienestar fueron sucedidos por etapas convulsivas: la revuelta de La Chambelona para el Mayoral de Chaparra, la Revolución de 1933 para el Asno con Garras, y la Revolución de 1959 para el Hombre de la Grulla.

Ciertamente, no le pertenece en exclusiva al pueblo cubano esa asombrosa capacidad de autodestrucción, esa invencible tendencia para perjudicarse en sus mejores intereses, como una dialéctica centrípeta-centrífuga, un movimiento de ying y yang, creador-destructor, en un permanente y extremo movimiento pendular que nos ha llevado comúnmente “del azafrán al lirio”, en palabras de un certero y grande poeta, o más popularmente, “de palo pa’rumba”. Otros países también han incurrido en semejante miopía, pero con los cubanos esto ha sido casi una segunda identidad. En otras palabras, es lo mismo que le confió El Viejo Gómez a su querida Manana, en términos tan confidenciales como desesperados: “Estos cubanos, o no llegan, o se pasan”. Esa ha sido nuestra maldición; esa, nuestra sostenida condena de Sísifo.

Tal pareciera, como glosa de lo anterior, que mientras los empresarios y profesionistas cubanos y el pueblo en general hacían con empeño su tarea de hacer avanzar, impulsar y progresar al país durante los primeros cincuenta años de la vida republicana, por el otro lado abundantes políticos y militares se dedicaban egoísta y miopemente a sabotear todo lo anterior: una suerte de trayectorias contiguas, no paralelas, sino divergentes, pues mientras una procuraba el ascenso, la otra lo impedía, frenaba, sujetaba, lastraba y precipitaba inevitablemente hacia la caída. Un vuelo de Ícaro interrumpido por la soberbia, combinado por una incesante e irresponsable tarea de Penélope, destejiendo en la noche de la ambición lo que se urdía en el día laborioso: un estéril empeño de Sísifo, siempre empujando la piedra que casi en la meta se despeñaba, y le devolvía al comienzo, en una eterna condena de promesa incumplida y propósito siempre fallido. O dicho en términos criollos culinarios: la clásica cubeta con los cangrejos dentro, luchando porque ninguno llegue al borde salvador.

(Gerardo Machado y Morales (1871-1939))

Podría decirse que esas contradicciones impulsaron al país hacia su ruina y su crisis actual, sostenida y crónica, pero eso no reflejaría la triste realidad de la tragedia: nadie lo empujó, fue el propio país quien no dudó en dar los pasos necesarios para despeñarse, mientras aplaudía irresponsablemente. Pocas veces se ha visto un espectáculo de suicidio colectivo semejante y a esa escala tan sostenida: toda una muchedumbre vociferando “paredón, paredón”, “armas para qué”, “elecciones para qué”, “para lo que sea”, “ordene, comandante”, “esta es tu casa” …ajustándose milimétrica y festivamente el dogal al cuello. Nadie nos lo hizo: fuimos nosotros mismos, los ya nacidos y los aún por nacer. Convencidos de que era “nuestro momento estelar”, en realidad fue el auto-holocausto de un país, amenizado con tambores y maracas de aquel grotesco “socialismo con pachanga”, en una conga interminable y autodestructiva: “La ORI, la ORI, la ORI es la candela; no le digan ORI, díganle candela…”

Y en esa hoguera, gloriosa, gozosa e irresponsablemente, nos metimos de cabeza. Y, en consecuencia, hoy somos polvo, pero nada enamorado, sino lleno de temores y dolores. Lo que construíamos con las manos, ajena del empeño la cabeza reflexiva, lo desbaratábamos con los pies. Por eso el personaje emblemático de Cuba debe ser no un prócer epónimo ni un conspicuo benefactor, sino un irresponsable y autodestructivo Chacumbele. Él nos define y nos retrata en su espejo: somos sus reflejos de Narciso. Como aquel pobre trapecista celoso José Ramón Chacón Vélez, también resultamos víctimas del inestable equilibrio de nuestra difícil condición nacional. Y esos polvos trajeron estos lodos. Es algo muy triste y cierto: sus hijos ganaron a Cuba… y luego la perdieron. Y así vamos: “Lo que trajo el barco”, dice una clásica de hoy, con certera y sincera amargura, Zoé Valdés.

Pero mucho antes, el fundador de los exilios y los dolores cubanos, José María Heredia, lo había esculpido en versos imborrables y premonitorios: “DulceCuba, en tu seno se miran / en el grado más alto y profundo / las bellezas del físico mundo / los horrores del mundo moral…” Es un sino terrible, un destino inevitable quizá. Un pathos sin areté, una catarsis sin ananké. Una terrible parábola: justicia poética, inapelable. De ahí que, desesperados los cubanos en su hybris, se entregaran al deux ex machine: la hecatombe como su estado natural.

Y por eso, contradictoriamente gozosos, en el fondo nos complace torturarnos, pues hacemos del dolor y la añoranza, de la frustración y la melancolía, una profesión: Heautontimorúmenos, Terencio entre nosotros. Y todavía dicen que los griegos son viejos… Son nuestros contemporáneos más que nosotros mismos. Porque ellos también, frente a los enemigos persas y los envidiosos espartanos, crearon, forjaron y perdieron su democracia: el Areópago eligió mal, como suele suceder. Y al final, Esparta triunfó sobre Atenas. Y hablando de Atenas y los griegos, es inevitable regresar al comentario sobre arquitectura.

La silueta arquitectónica de la Cuba actual —tan cautivante para algunos— sigue siendo, en lo esencial, la expresión palpable de las obras realizadas durante el mandato de tres presidentes republicanos: Mario García Menocal, Gerardo Machado Morales y Fulgencio Batista Zaldívar. Y los tres padecieron la tentación de prolongar su mandato, como si además de la ambición personal tuvieran el propósito arquitectónico de fabricar e inaugurar el país. No sólo quisieron construir las instituciones sino edificar sus recintos. Concibieron hacer la historia y también cambiar el paisaje. Pretendieron diseñar la patria.

(Fulgencio Batista y Zaldivar (1901-1973))

Tenían muy cerca el modelo egregio tanto de sus logros como de sus excesos: el mexicano Porfirio Díaz Mori, quien también construyó su patria, pero se excedió en el mando y tuvo el grave problema de envejecer. Y hasta contrataron al mismo paisajista, el célebre Jean-Claude Nicolás Forestier. El gran error de Díaz, además de hacerse un anciano en el poder, fue abrigar la entendible vanidad de inaugurar las obras que había construido: salvador de un país deshecho por cuarenta años de anarquía y guerras civiles, quiso coronar su mandato con el botellazo consagratorio que diera curso a la nave procelosa de la República de Paz, Orden y Progreso. Por eso, después de haber anunciado su retiro, se decidió a competir una vez más: tres meses después que consagra el Monumento a la Independencia, estalla la “revolución” liderada por el hijo y nieto de dos de sus más favorecidos devotos, los patriarcas de la familia Madero. Al embarcar en el Ipiranga apenas el 31 mayo de 1911 (había renunciado el 25), Díaz envió por un amigo en común un terrible y auspicioso mensaje para Madero: “Dile a Panchito que ahí le encargo el tigre. A ver cómo le va…”

“El Tigre” revolucionario devoró poco después a Madero y su vicepresidente Pino Suárez. Y Díaz, ya muy enfermo desde antes, falleció en París el 2 de Julio de 1915, apenas dos años después que Madero, que fue asesinado el 22 de febrero de 1913.

A mí la frase de Díaz —sea cierta o no— me recuerda la despedida de Batista en el Campamento de Columbia, antes de abordar el avión para República Dominicana… Nos dejó con El Tigre. Pero, antes, todos los cubanos (algunos más, y otros menos), le abrieron la puerta de la jaula a la fiera.

© cubaencuentro.com
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 3 septiembre, 2013 • Zoé Valdés ¡Libertad y Vida!  

Se acerca el 4 de septiembre, fecha en la que se cumplirá el ochenta aniversario de la Conspiración de los Sargentos en Cuba y fecha en que comienza el liderazgo de Fulgencio Batista y Zaldívar. Como saben estoy haciendo una novela hace años sobre Fulgencio Batista y Zaldívar y además un documental, del que tengo varias entrevistas filmadas de muchas horas. Aquí les dejo de forma inédita y sin editar un fragmento de entrevista con Fulgencio Rubén Batista y Godínez, primogénito de Batista. Esta entrevista coordinada, producida y realizada por mí (como el resto de las entrevistas) forma parte de mi documental ‘Batista: El Hombre’.

Este verano estaba previsto editarse el documental, lo que no pudo hacerse por razones ajenas a mí. Un teaser del mismo sería presentado en el banquete de la celebración del aniversario del 4 de septiembre, pero no será posible, lo siento mucho.


Trataré de subirles entre hoy y mañana algunos fragmentos más:
Reitero que la entrevista está sin editar.
Vean también el sitio de Cuba Republicana, fundado por Fulgencio Rubén Batista y Godínez.
Agradecería que se citara la página, la fuente, y la autoría del video, que es de mi propiedad. Gracias.




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Pedro Corzo sobre el Presidio político


Presidio 

Jóvenes cubanos presos en Topes de Collantes / Escambray antes de llevarlos al presidio Modelo

Por Pedro Corzo
Diciembre 27, 2017


A pesar de los padecimientos personales y familiares que genera la prisión, hay que destacar que la mayoría de los expresos tienen la convicción de que la cárcel les hizo mejores ciudadanos.

La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio

José Martí

Aunque algunos piensen lo contrario, no se han denunciado suficientemente los horrores del castrismo, en particular, los despiadados fusilamientos y la crueldad de la prisión política.

En Cuba antes del establecimiento del totalitarismo no llegaban a una docena las prisiones. 30 años después eran más de 300 las cárceles y campos de trabajo forzado que podían rivalizar por la crueldad de los esbirros que allí vigilaban, con sus iguales de la Alemania nazi, de la Unión Soviética, China o Corea comunista.

Por las cárceles castristas en estos 58 años han pasado más de medio millón de hombres y mujeres porque les sobró voluntad para pagar el alto precio para ser libres yciudadanos de pleno derecho.

El presidio político cubano es el más longevo y diverso de América, además el más numeroso, en particular el de las mujeres, las féminas cubanas sumas miles de años tras las rejas, algunas cumplieron más de 18 años de cárcel y más de un centenar de hombres superaron las 25 navidades encarcelados con al menos dos que superaron todas las marcas Ignacio Cuesta Valle, 29 años y Mario Chanes de Armas 30.

Lo más doloroso es que la prisión política no ha terminado. Junto a decenas de prisioneros está Janet Pérez Quevedo, recientemente galardonada con el Premio Libertad Pedro Luis Boitel y Armando Sosa Fortuny, más de 40 años preso en dos etapas, reconocido con la orden Lázaro Machado, ambos cuentan con el apoyo de organizaciones de exiliados como el Directorio Democrático, Plantados hasta la Libertad de Cuba, la Casa del Preso y el Presidio Político Histórico por solo mencionar unas pocas entidades.

No obstante, a pesar de los padecimientos personales y familiares que genera la prisión, hay que destacar que la mayoría de los expresos tienen la convicción de que la cárcel les hizo mejores ciudadanos y estimuló su amor a la libertad y la defensa de sus derechos, lo que demuestran cuando comentan con sumo orgullo que fueron presos del castrismo y con la constitución de organizaciones que se identifican exclusivamente por que sus miembros fueron prisioneros políticos.

Hay varias organizaciones, todas de gran prestigio y con activistas que honran la cubanía,pero hay una en particular que por sus prácticas de solidaridad y condición de santuario demanda una mención especial y es la Casa del Preso que dirige Enrique Ruano, que es también la sede del Presidio Político Histórico Cubano que preside José Luis Fernández por un segundo periodo.

Hace varios años el ex prisionero político y notable activista a favor de la democracia en Cuba, Luis González Infante, publicó un trabajo en el que reseñaba varias organizaciones de ex presos políticos, entre ellas, el Ex-Club, que preside Ángel Cuadra, la Federación Mundial de Expresos Políticos, que dirige Eugenio LLamera; el Consejo Nacional del Presidio Político, cuyos voceros son dos referentes de la lucha contra la dictadura, Roberto Martín Pérez y Pedro Fuentes Cid; la Coordinadora Internacional de Ex presos y Ex presas Políticos, dirigida por una mujer que se distingue por su constancia y dedicación, Neli Rojas, y el Comité Internacional de Ex Presos Políticos, que cuenta con una dirección colegiada.

Más allá del sur de la Florida los ex prisioneros políticos cubanos también demuestran su orgullo de haber combatido la dictadura dinástica.

La Asociación de Ex Presos Políticos Cubanos en Venezuela que dirige Pedro Pérez Castro, la Unión de Ex Presos Políticos Cubanos de Puerto Rico que dirigen Kemel Jamiz y Gerardo Morera, en California opera la Asociación Libertad Presos Políticos Cubanos, que preside René Cruz otro ejemplo de compromiso con la Patria, y la Unión de Ex presos de la Zona Norte, integrada por ex prisioneros de New York, New Jersey, Connecticut y zonas aledañas, dirigida en el presente por Aurelio Candelaria.

Todas reflejan el compromiso de sus miembros con la libertad y los derechos humanos. La cárcel les preparó para ser mejores ciudadanos, para sentir y mostrar con orgullo su condición de ex presos políticos.

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Frank Correa desde Cuba: Tras el puerco del festín de fin de año

Tomado de http://www.diariodecuba.com/

Tras el puerco del festín

Por Frank Correa
La Habana
29 de Diciembre de 2017


Un cerdo de raza canadiense y 300 libras permanece de pie, atado a un poste en la calle 240 de Jaimanitas. A su alrededor, un grupo de personas espera para comprar su carne.

"Ese puerco ya está vendido completo", anuncia Walter, el carnicero, mientras afila un cuchillo. "De hecho, todos los puercos que mataré en los próximos días ya están encargados. Es una locura cuando se acerca el fin de año, porque escasean los puercos para tanta gente".

Andrés, economista retirado del sector de comercio, hace recuento de cuánto ha cambiado el precio del plato principal de fin de año en las últimas décadas.

"El valor del cerdo ha sido referente histórico para tantear el estado de los precios", dice. "En los 80, cuando Cuba estaba integrada al bloque socialista, la libra costaba solo cuatro pesos; pero en 1993, con el período especial, una libra llegó a valer más de 120 pesos. Hoy oscila entre los 30 y 50 pesos, en dependencia de la parte del animal".

Marta, ama de casa, asegura que el año pasado le fue "imposible encontrar puerco".

"Tampoco había naranja agria para el asado y la yuca con mojo. Tuve que recurrir al limón y al vinagre".

(Carne de cerdo en un establecimiento privado de La Habana. (M. GUERRA PÉREZ))

"Yo compro los puercos en pie", explica Walter, con el cuchillo listo. "Ese que ves ahí me costó 3.500 pesos (moneda nacional). Pero al detalle calculo que voy a sacarle 8.000 pesos, aproximadamente".

En el grupo, los hermanos Sánchez acordaron con Walter desde el día anterior los cuartos traseros, las partes más preciadas del cerdo. Una mujer que acudió al lugar con su hijo es la dueña del lomo. Las paletas pertenecen a Wilfredo, un mecánico automotriz, quien apunta: "Es mejor garantizar desde ahora, guardarlo en el refrigerador y olvidarse. Aunque es difícil, porque cuando el hambre aprieta uno se olvida del fin de año".

Adelaida, trabajadora del círculo social Los Marinos, advierte que hay que ir guardando también las ensaladas, las viandas, las sazones y los vegetales.

"Yo cobré el 12 de diciembre y he tenido que inventar para no gastar los 600 pesos de mi salario. Una cena discreta de una familia de cuatro personas como la nuestra, sumándole las bebidas y los dulces, no baja de 50CUC, 1.200 pesos. Estamos obligados a escoger una fecha, Navidad o fin de año, y hacer algo sencillo".

El Gobierno revolucionario quiso suprimir del pueblo celebraciones como la Navidad, pero no lo consiguió. Muchas familias continuaron realizándolas, al principio a escondidas y después abiertamente.

"Pero son costosas", dice Fabio, chofer de ómnibus que está de vacaciones. "En mi casa jamás renunciamos a las tradiciones, aunque en enero quedamos con una mano alante y la otra atrás. Así somos los cubanos, tiramos la casa por la ventana y después ya veremos. Lo mío es el cogote, la mejor parte para asar, porque es la más jugosa".

Las costillas del cerdo corresponden a Lázaro, el cartero. La cabeza es de Carlos, el pintor. Las cuatro patas se las llevará Anita la peluquera. La barrigada, la lengua, el hígado, el corazón y los riñones son de "Chocolate", el muchacho que ayuda a Walter en la matanza. Lo que quede de vísceras está reservado para Rambo, el perro del delegado. Así ha quedado repartido el cerdo, que ha seguido con atención la conversación y ve acercarse a Walter con un bate de béisbol, dispuesto a golpearlo en la cabeza para atontarlo y hacer más fácil el sacrificio.

El animal, que intuye la tragedia que le espera, salta con todas sus fuerzas rompiendo la soga y echa a correr por la calle, con varios hombres tras él como si fuera un criminal. Algunos perros callejeros que ladran furiosos se unen a la persecución, encabezada por los hermanos Sánchez, seguidos del cartero, el mecánico automotriz y "Chocolate", que aprovecha un patinazo del animal y lo agarra por el rabo. Pero es un cerdo fuerte y logra zafarse para continuar la carrera, esquivando a la gente. Finalmente se cansa, consiguen acorralarlo contra un muro y muchas manos lo derriban y lo sujetan.

Entonces llega Walter, cuchillo en mano, y se abre paso. Con destreza de carnicero experimentado, le propina la puñalada mortal que pone fin a la existencia del animal.

Con alivio, los compradores escuchan los chillidos del cerdo, que comienzan a apagarse. Esta victoria les asegura el plato fuerte del 31.


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Félix Luis Viera: José Lorenzo Fuentes, muerto en vida y olvidado en la muerte.


José Lorenzo Fuentes, muerto en vida y olvidado en la muerte

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José Lorenzo Fuentes sufrió el ostracismo en Cuba durante más de dos décadas
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Por Félix Luis Viera
Miami
29/12/2017

En los próximos días se cumplirán 59 años de una Revolución que no ha conseguido para su pueblo la producción de bienes de consumo que prometiera en sus ya lejanos inicios, ni la creación del nivel y el modo de vida decoroso que asegurara década tras década del pasado siglo.

Lamentable; el único plan que ha sobrecumplido el castrismo es la producción del odio, la exclusión, la injusticia en sentido general.

Y con todo conocimiento de causa escribo “lamentable”, porque hoy, para muchos de los que éramos púberes aquel 1 de enero de 1959 —lo sé, no pocos de mis contemporáneos y compatriotas lo manifiestan aquí y allá— en lugar de rabia al constatar lo antes dicho, sentimos tristeza.

Tristeza tal vez porque muchos de los entonces gestores —con pasión tanta, gestores— de lo que luego sería un régimen totalitario ya casi sexagenario, han resultado también víctimas de este a lo largo de los años.

La Revolución socialista de Cuba, lamentablemente, sembró el odio de hermano a hermano, de padres a hijos y viceversa, de amigo a amigo, etcétera.

¿Alguien podría asegurar que la política no es capaz de enemistar a familiares y amigos? Pareciera. Pero en la “política comunista” no ha sido así. No puede ser así. Esta “política” ha exigido a sus adeptos que nieguen, como lo hace ella propia, a aquellos de sus familiares y amigos que no comulguen con la Revolución y así lo hagan saber.

(José Lorenzo Fuentes)

Todavía hoy nos llegan noticias de una amiga cuyo hermano es oficial de la policía en Cuba y él, su hermano, cumple con verdadera convicción esa decisión de no departir jamás con ella, quien se encuentra en Estados Unidos. Lo mismo sucede con aquellos que hoy, oficiales del ejército, aceptan quizás con deleite la lejanía que deben establecer con algunos excondiscípulos —antes amigos de primera línea— que abandonaron la carrera cuando todos eran cadetes, y hoy viven en el extranjero.

Son solo dos ejemplos.

La pregunta es sencilla: ¿Alguien, en su pleno juicio, puede estar de acuerdo con un régimen que excluye, anatemiza, humilla, censura, encarcela a quienes no estén de acuerdo con su ideología y así lo expresen aun por la vía pacífica?

La respuesta también pareciera sencilla, pero no lo es. De modo que politólogos, sociólogos y psicólogos sociales deberán encargarse de explicar por qué no es sencilla.

José Lorenzo Fuentes sufrió el ostracismo en Cuba durante más de dos décadas, aun resultando, desde entonces, uno de los mejores narradores de nuestra literatura. [Esto ocasionó que a muchos de mi generación nos dieran gato por liebre: no eran los mejores aquellos que nos vendían como tales, pero eran fieles al sistema o al menos complacientes con este.]

A mediados de la década de 1960, cuando faltaba poco para que le aplicaran la “ley” de Saturno, ya José Lorenzo había publicado, entre otros libros, El lindero (1953), El vendedor de días (1967) y ese manojo de cuentos fuera de serie que fue y será Después de la gaviota (1968).

Ya entonces el escritor había obtenido el preciado Premio Hernández Catá en 1952 y gozaba de alto reconocimiento en Cuba y América Latina.

Una mañana, el director de la cárcel en que se hallaba preso, como solemos decir los cubanos, intrigado (el director), lo llamó a su oficina y le preguntó:

—Lorenzo, ¿de verdad cuál es tu delito?

—Ninguno —contestó el recluso.

La duda del director del presidio surgía porque ¿cómo sería posible que a un hombre acusado de “Traición a la Patria”, solamente le hubiesen condenado a 3 años de cárcel cuando este delito conlleva la pena de muerte o al menos 20 o 30 años en prisión?

Esta respuesta sigue en el aire y tanto ella como otros diversos y tristes detalles de la vida de Lorenzo deberán salir a la luz cuando aparezcan sus memorias.

(José Lorenzo Fuentes)

Desde la época dicha, José Lorenzo quedó fuera de la literatura cubana; es decir, resultó un muerto en vida para la cultura de la Isla. Si bien él continuaba escribiendo su obra.

Al morir en Miami —donde se exiliara 25 años atrás— el pasado 17 de diciembre había sumado a su obra libros tales como Hierba nocturna (2007) o El cementerio de las botellas (2012), así como Cuentos completos (2013) y la antología personal Mis mejores cuentos (2016) —donde incluye par de textos hasta entonces inéditos.

Como tantas veces había expresado, escribió hasta que la falta de lucidez o la muerte se lo impidieran: recientemente vio la luz su novela Cleopatra virtual.

José Lorenzo Fuentes es —es— sin dudas uno de los más altos exponentes de la narrativa cubana de todos los tiempos. Y en lo que se refiere al género cuento brilla aún más alto.

La noticia de su muerte aún no ha sido dada por la prensa autorizada en la Isla —toda en la nómina salarial del régimen.

En cualquier país con un gobierno sin odio, el aviso de su deceso habría aparecido en la primera plana de los periódicos y en las introducciones de noticieros radiales y televisivos.

Mas, hasta hoy, ni siquiera allá, en su Santa Clara natal, se ha dado a conocer por algún medio la desaparición física del maestro. Esto resulta aún más triste si tomamos en cuenta que José Lorenzo Fuentes es, hasta el presente, el más grande escritor nacido en aquella ciudad.

Es demasiado lamentable.

Demasiada tristeza.

Demasiada impiedad.

© cubaencuentro.com

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viernes, diciembre 29, 2017

Alejandro González Acosta: Fulgores de Fulgencio Batista (VI) Sexto de una serie



 



 Ñas cifras anteriores son tomadas de Archivo Cuba / (CubaArchive)
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Nota del Bloguista de baracutey Cubano
El periodista  español Enrique Meneses trabajando para la revista francesa Paris Match, subió a la Sierra Maestra en 1957, donde estuvo conviviendo con los rebeldes durante  4 meses. Posteriormente, el escritor publicó todas sus experiencias en dicha revista francesa

En el post de este blog Baracutey Cubano  titulado Guillermo Altares de El País, España: Fidel Castro quiso fusilar a su hermano Raúl en la Sierra Maestra. Se publica Fidel Castro, patria y muerte libro inédito del periodista Enrique Meneses sobre el fallecido líder cubano aparece el siguiente comentario escrito por  Enrique Meneses:
 Hablas de Batista sin tener más referencia que lo que dicen los castristas, la mayoría de los cuales no vivían entonces. Yo estuve 11 meses en la isla (mayo 1957-marzo 1958) de los que 4 en Sierra Maestra así es que veía como se vivía en Oriente y en La Habana. El pueblo no pasaba hambre, te lo puedo asegurar. La represión empezó con el desembarco de Castro en el Granma en Niquero.
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Gráficas donde se muestra que las muertes producto de la  represión  de las fuerzas del régimen encabezado por Fulgencio Batista están  muy correlacionadas con las muertes causadas por fuerzas guerrilleras y del clandestinaje opuestas a dicho régimen.



 

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Tomado de https://www.cubaencuentro.com

Fulgores de Fulgencio (VI)

Sexto de una serie


Batista compartiendo y bromeando con su amigo el periodista norteamericano Edmond Chester y otra persona sin identificar

Por Alejandro González Acosta
Ciudad de México
29/12/2017

El gran desconocido.

Mea culpa. Mea maxima culpa…

En un rincón tenebroso de mis recuerdos infantiles están incrustadas algunas imágenes terribles de Fulgencio Batista Zaldívar.

En la mente impresionable de un niño de cinco años, quedaron grabadas las visiones horripilantes de otro niño un poco mayor que yo, quien posaba sonriente junto a unos cráneos humanos.

En la ya amarillenta revista —aunque entonces apenas recién publicada— el pie de la foto aseguraba que el vástago de un sicario feroz del dictador recién fugado, tan cruel y sádico como su padre, se entretenía en jugar con los huesos de sus víctimas: era El Hijo de la Bestia, tan monstruoso como su progenitor. Mucho tiempo después supe que ese atroz recuerdo tenía un origen falso: aquel niño, tan inocente como yo, fue perversamente fotografiado años atrás junto a unos restos arqueológicos de unos indígenas taínos que habían muerto 500 años antes. Ni los cráneos eran de víctimas, ni el niño de la foto era el sádico que se decía. Todo era una burda mentira. Sí, “nos casaron con la mentira…” pero esas terribles bodas ocurrieron desde mucho
antes y todavía mucho después; hasta hoy, por así decirlo. Nunca esa revista ha tenido el digno gesto de rectificar esa monstruosidad noticiosa.

(Batista con su primer hijo varón: Rubén batista ¨Papo¨. Las fotos y comentarios  fueron añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano  para mostrar una faceta de la vida de Batista que generalmente es ocultada)

En aquellas primeras revistas Bohemia de 1959 recuerdo otras imágenes, cada una más espantosa que la otra: instrumentos de tortura para arrancar uñas y ojos, cortar manos y piernas, lastimar, herir, matar… Luego supe que todo era un montaje hábil e inescrupulosamente armado, un Gabinete del doctor Caligari, pero de attrezzo.

Como suele ocurrir en los martirologios cristianos de ojos extirpados y testículos cercenados, eran mentiras malvada y fríamente concebidas por mentes retorcidas e inescrupulosas. Todo este teatro del grotesco se resume en una cifra espeluznante: 20 mil muertos. Cifra terrible… y falsa también, como reconoció antes de suicidarse el autor tácito, y por tanto también cómplice (sonora justicia de las esdrújulas), Miguel Ángel Quevedo, luego expropiado y expulsado director-propietario de Bohemia, manipulado por su hábil acólito Enrique de la Osa: bíblicamente, en su pecado recibió la penitencia. Quizá su mea culpa final le haya ganado el perdón de su crimen de malinformación contra todos los cubanos: Amén.

Aquel hombre horrible que había huido en la madrugada, siempre era mostrado en su ángulo más canallesco y bestial. Recuerdo en especial una foto[1] tomada en una perspectiva de abajo hacia arriba, donde las ventanas de su nariz aparecían hiperdilatadas, anchas, acentuadamente negroides, como un enorme tiburón dispuesto a devorarnos desde la página, o el hocico de un monstruoso lobo que iba a tragarnos a todos. La malignidad de la foto ampliada, reproducía en implacable detalle hasta los vellos nasales del personaje, deformado hasta una amenazadora caricatura de sí mismo. Era demasiado perfecta la sevicia y crueldad del personaje para ser real: ni siquiera un sangriento Macbeth resultó tan físicamente acorde con su papel asignado. El titular junto a la foto no dejaba dudas: “¡Que no vuelva jamás el Monstruo”!

(Batista durante su matrimonio con Elisa Godínez con algunos de los  hijos de ese primer matrimonio)

Fue luego, mucho más tarde, cuando supe que quien había armado (o consentido) todo ese teatro de abalorios, se había suicidado, asqueado por lo que hizo y cansado de tanta mentira, la cual al final se volvió contra él, según suele suceder. Fue el aprendiz de mago atrapado en su mismo error: invocó fuerzas que lo superaron y terminaron aplastándolo. Pero no era el único: hubo muchos cómplices. Lo que no sabían —y los que sabían, lo callaron— que el verdadero “monstruo”, “La Criatura” del Dr.Frankenstein que habían concebido en un irresponsable laboratorio, se les había deslizado hábil y sinuosamente a sus espaldas, y aprovechando la generosa invitación fijada en cada puerta, hizo uso de ella: “Fidel: esta es tu casa”. Y sí, al poco tiempo, todas las casas fueron de él

Con cruel perseverancia y absoluta falta de escrúpulos, implacablemente nos enseñaron a odiar aquel hombre y a todos sus seguidores y colaboradores, como lo peor del universo, cual un monstruo horrendo, un aborto terrible de la naturaleza, y grabaron en nuestras mentes el epíteto implacable e inapelable: La Bestia.

Como ha dicho certeramente Néstor Díaz de Villegas, la llamada Revolución Cubana ha sido y sigue siendo, ante todo, un exitoso espectáculo muy bien montado, una performance de la crueldad más refinada y efectiva. Constituye un enorme teatro del mundo donde todos, aún a nuestro pesar, hemos sido actores o comparsas, pero el guion y la dirección han venido de otros, un grupito muy eficaz y hábil, donde lo mismo se encuentran editorialistas del New York Times que antiguos espías del KGB soviético, y otros miles que han colaborado entusiasta e irresponsablemente en esta gigantesca representación. Muchos de estos artífices han sucumbido a su misma obra, como Pigmalión o Viktor Frankenstein; por cierto: justicia poética.

(Batista con su hijo  Jorge, uno de los varios hijos que tuvo con su segunda y última esposa: Martha Fernández Miranda de Batista. Batista amaba a sus perros. Este bloguista conoció a un veterinario que los cuidaba; ese veterinario  tenía la mejor opinión de Batista al cual nunca le oyó decir un exabrupto a nadie y sí un trato exquisito)

La “revolución cubana” ha sido un asombroso producto de la mercadotecnia política, elaborada con un dominio ejemplar de la manipulación de multitudes y la sugestión individual, difícilmente repetible. Aunque los artífices y orfebres del engendro han negado insistente y convenencieramente su “excepcionalidad”, y promueven la ilusión de su reproducción (“crear dos, tres, muchos Viet Nams” dijo Ernesto Guevara en la Conferencia Tricontinental), lo cierto es que ninguna de las réplicas ha tenido el éxito de público logrado por esa performance cubana hasta hoy. El triste espectáculo de Venezuela hoy no es más que una mala “copia pirata”, un performance fallido y abucheado.

Esta evocación es mucho más que el recuerdo aislado de un niño cubano: es la memoria compartida de toda una generación y de varias que la siguieron. “Nos casaron con la mentira”, dijo alguien que después resultó el mentiroso mayor y se nombró Amo de la Verdad; claro, su verdad … Y el profeta iluminado agregaba, sin saber —o sabiendo quizá que algún día esa profecía se volvería acusadora contra él— “por eso parece que la tierra se abre cuando conocemos la verdad”. Lo confieso, desde hace mucho, a mí la tierra me tragó. Y no sólo a mí, sino a muchos más. Y continúa con ese insaciable apetito, “un hambre, mi amor, hereditaria”, como dijo un poeta.

(Batista desayunando en el Palacio Presidencial junto a su esposa Martha)

Los cubanos padecemos de muchas hambres, pero, hoy, sobre todo, del hambre de la verdad. O, al menos, de lo que más se le acerque.


Aprende uno con los años, que la Historia en su devenir resulta una concatenación de acontecimientos, donde los personajes van actuando en una compleja y contradictoria coreografía, que muchas veces ni ellos mismos suponen, organizan, ni visualizan: los hechos anteriores nos conducen imperceptiblemente a los siguientes, y esto se produce no en una nítida línea recta, sino traviesamente sinuosa, con saltos y regresiones, tomando a veces rumbos insospechados y atentando contra toda lógica, atravesando contextos complejos y diversos dentro de una compartida universalidad. Es una contradanza diabólica y de círculos perfectos e implacables.

En la medida que con los años me sumerjo por mí mismo, sin anteojeras ni mediadores, en el estudio del pasado cubano, mirando con saludable escepticismo la historia del relato que ya me fue dado, se diluyen mis certidumbres y debo replantear todo lo que aceptaba como verdadero, definitivo y claramente establecido. Creo que esto es un síntoma común a muchos de mi generación y las posteriores, y sabemos bien que no es una empresa fácil sino muy dolorosa. Los historiadores complacientes y acomodados (y levemente cómplices), llamarán a esto “revisionismo histórico”, y lo condenarán inapelablemente: es ya una antigua costumbre nacional que descalificar sin ponderar ni debatir sea la mejor forma de eludir el diálogo argumentado, documentado y razonado. Colgar una cómoda —e injusta— etiqueta denigrante y descalificatoria, siempre es más fácil —y menos comprometedor— que enfrentar una opinión o una reflexión con verdades. Pero sucede que precisamente en este preciso momento, por nuestros formidables bandazos históricos como país, los cubanos necesitamos ahora más que nunca antes, revisitar nuestra historia, y revisar con honestidad y perseverancia todo lo que nos enseñaron como cierto y establecido.

(Batista y su esposa Martha repartiendo juguetes el Día de Reyes a los niños de la Casa de Beneficiencia de La Habana)

Todavía mucha de la historiografía cubana de todas las orillas y horizontes acepta que la situación actual de la Isla comienza a partir del fatídico 10 de Marzo de 1952. Esta atribuye exclusivamente a Fulgencio Batista, a su egoísmo ambicioso y una intensa ceguera política, la responsabilidad de todo el drama que aún padecemos. Se oculta intencionalmente, de paso, el clamor popular que celebró el incruento “Golpe de Estado” como algo no sólo tolerado y aceptado, sino esperado y también ansiado. No hay duda que la memoria y su contrapartida, el olvido, son selectivos.

Es un hecho incontrovertible que Batista, antes de 1952, fue uno de los “hombres de 1933”, aquellos “revolucionarios” que derrocaron a otro “dictador”, Gerardo Machado Morales,
quien también reclama una nueva visión y un juicio más equilibrado, si no justo, ante la Historia.

(Batista en una repartición de juguetes para niños pobres)

Cuando quienes lo descalifican a priori, acríticamente, hayan leído toda la obra de Batista, quizá podrán tener argumentos provocadores que les permitan (si realmente son honestos en su pensamiento) replantearse su visión. Yo ya lo he hecho (en su mayor parte), y he quedado no sólo sorprendido sino también emergido del otro lado de la corriente con un sentimiento de íntima culpabilidad, por ignorancia. Crecer duele.

[1] Sobre esta imagen, pueden consultarse: Jacobo Machover, El terror ‘humanista’. Tribunales revolucionarios y paredón en Cuba (1959). Madrid, Editorial Hispano-Cubana, 2011, y Pedro P. Porbén, La revolución deseada: prácticas culturales del hombre nuevo en Cuba. Madrid, Editorial Verbum, 2014.

© cubaencuentro.com
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Fulgencio Batista ien su primer matrimonio con Elisa Godinez tuvo tres hijos: Mirta Caridad (1927-2010), Elisa Aleida (1933), y Fulgencio Rubén Batista Godinez (1933-2007). En su segundo matrimonio con Marta Fernandez Miranda tuvo cinco hijos: Jorge Luis (1942), Roberto (1947), Carlos Manuel (1950-1969), Fulgencio (1953)  y  Maria Marta Batista Fernández . Batista  tuvo también una hija fuera de los matrimonios: Fermina Lázara Batista Estévez Batista nacida en  1935.



 
 
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Tomado de https://zoevaldes.net/2013/09/03/

 3 septiembre, 2013 • Zoé Valdés ¡Libertad y Vida!  

Se acerca el 4 de septiembre, fecha en la que se cumplirá el ochenta aniversario de la Conspiración de los Sargentos en Cuba y fecha en que comienza el liderazgo de Fulgencio Batista y Zaldívar. Como saben estoy haciendo una novela hace años sobre Fulgencio Batista y Zaldívar y además un documental, del que tengo varias entrevistas filmadas de muchas horas. Aquí les dejo de forma inédita y sin editar un fragmento de entrevista con Fulgencio Rubén Batista y Godínez, primogénito de Batista. Esta entrevista coordinada, producida y realizada por mí (como el resto de las entrevistas) forma parte de mi documental ‘Batista: El Hombre’.

Este verano estaba previsto editarse el documental, lo que no pudo hacerse por razones ajenas a mí. Un teaser del mismo sería presentado en el banquete de la celebración del aniversario del 4 de septiembre, pero no será posible, lo siento mucho.

Sobre el 4 de septiembre de 1933.

Trataré de subirles entre hoy y mañana algunos fragmentos más:
Reitero que la entrevista está sin editar.
Vean también el sitio de Cuba Republicana, fundado por Fulgencio Rubén Batista y Godínez.
Agradecería que se citara la página, la fuente, y la autoría del video, que es de mi propiedad. Gracias.



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Nota del Blogguista

En los primeros años de la década de los años 90s, un señor ya mayor que había sido del Partido Socialista Popular ( partido comunista ) y que vivía en el Reparto Eléctrico, me contó sobre la homosexualidad de Miguel Ángel Quevedo y la cocaina que consumían en calzoncillos Quevedo y un famoso cantante puertorriqueño que vivía en Cuba en esos años, en esas bacanales; esa persona trabajaba allí.

Con el señalamiento anterior sólo deseo reafirmar lo planteado sobre Miguel Ángel Quevedo en cuanto a su preferencia sexual y las bacanales. La homosexualidad no necesariamente puede ser debido a un problema hormonal; Quevedo no tenía características transexuales. No considero a la homosexualidad una enfermedad; también conozco de homosexuales con gran fuerza de carácter.
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Tomado de http://www.nuevoaccion.com/

DEBATE: BOHEMIA, QUEVEDO, Y EL REVISIONISMO HISTÓRICO

Por: Dr. Antonio de la Cova
(Autor y profesor universitario de Historia)

Discrepo de la revisión histórica que ha hecho la viuda de Carlos Castañeda sobre su esposo y la revista “Bohemia”. Miguel Angel Quevedo heredó de su padre la dirección de dicha publicación. Si Quevedo se dejaba presionar por su empleado Enrique de la Osa, debió haber sido por sus debilidades morales y hormonales.

En el libro de Norberto Fuentes, “Hemingway in Cuba”, páginas 249-51, señala lo que es de conocimiento público: Quevedo era un notorio homosexual, "orgulloso de que ninguna mujer había entrado en su finca," donde semanalmente daba fiestas y escandalosos bacanales.

Todos los redactores de “Bohemia” fueron fervientes partidarios de Fidel Castro. Después del 1 de enero de 1959, perdieron toda objetividad periodística para convertirse en propagandistas revolucionarios. Entre los reportajes falsos que publicaron estaba el de "Mas de veinte mil muertos arroja el trágico balance del régimen de Batista."

http://www.latinamericanstudies.org/cuba/Bohemia-1-11-59-180.jpg

El ex presidente Ramón Grau San Martín fue quien primero lanzó esa frase que “Bohemia” dio como verídica, a pesar de que la lista de muertos que publicaron no llegaba a mil. “Bohemia” nunca hizo un esfuerzo serio por obtener la verdadera cifra, como luego efectuó el Dr. Armando Lago.

Otro reportaje de "Bohemia" titulado "El Padre le Daba los Cráneos de sus Victimas Para que Jugara" (enero 11, 1959)

http://www.latinamericanstudies.org/cuba/cesar-necolardes.jpg

fue completamente ficticio. La foto del entonces niño César Necolardes Moreno había sido tomada en los 1940s en el Museo Antropológico Montané, en la Universidad de la Habana. Se nota que dos de las calaveras en la foto reposan sobre un mapa de Cuba. En 1959, las mismas maestras que más de una década antes habían llevado al niño en una excursión estudiantil al museo, le escribieron a Quevedo para que rectificara, pero éste se negó hacerlo. En "Bohemia" jamás apareció ninguna nota de rectificación sobre ningún tema, algo que es común, aunque no frecuente, hasta en los grandes rotativos norteamericanos.

Hace dos años, mientras mi esposa trabajaba en un proyecto de antropología física en el museo Smithsonian en Washington, le enseñé la foto de los cráneos en la foto de "Bohemia", a los doctores forenses Douglas Owsley y David Hunt, dos de los más reconocidos expertos en antropología física en EE.UU. Ambos concluyeron que las calaveras en la foto eran piezas de museo de mucha antiguedad.

( Miguel Ángel Quevedo y Fidel Castro en 1959 cuando eran amigos )

Lo de "Bohemia" no fue periodismo, fue propagandismo, como vemos en este artículo de Carlos Castañeda, citando una serie de mentiras de Fidel Castro, incluyendo una donde dice: "Somos amigos de los Estados Unidos."

http://www.latinamericanstudies.org/cuba-news/Bohemia- Castaneda.jpg

En la revista "Bohemia" jamás apareció ni la más leve crítica contra Fidel Castro. Después del 1 de enero de 1959, se justificó en “Bohemia” el terrorismo indiscriminado de bombas y asesinatos que el Movimiento 26 de Julio utilizó para llegar al poder. Hasta el secuestro de Juan Manuel Fangio se convirtió en una epopeya gloriosa.

En 1984, cuando Agustín Alles era director de noticias de la WRHC, me invitó a su programa de radio. Me dijo que cuando él era redactor de “Bohemia”, fue el primer periodista en subir a la Sierra Maestra y se dio cuenta de que los rebeldes eran comunistas. "Allí vi que daban clases de comunismo," me afirmó. Le pregunté: "¿Por qué no denunciastes eso?" Me respondió: "¿Estas loco? Me hubieran acusado de Masferrerista. Me hubiera tenido que exiliar." Le dije: "Acabastes por exiliarte." No me contestó. Aprecio a Agustín, pero figura entre los revisionistas que como la viuda de Castañeda, quieren tergiversar la historia de la verdadera responsabilidad que tuvo "Bohemia" en llevar a Fidel Castro al poder.
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BOHEMIA Y BOHEMIA LIBRE

Por Lillian Castañeda

No sólo ahora, sino durante años, muchas personas han venido expresando su opinión negativa sobre la Revista Bohemia, basados en lo que han leído, o en lo que les han dicho, y formulan sus juicios guiados por opiniones de terceras personas. Sin tener conocimientos de primera mano sobre el tema, llevados por su pasión patriótica, condenan duramente a personas que no conocen, cuya limpia trayectoria le es ajena, fijándose sólo en las apariencias, y con eso, cometen, sin saberlo, un grave error y una gran injusticia. Creo que antes de difamar a una persona o a un grupo de personas, es necesario investigar cual es la verdad, y solo podemos estar seguros de la verdad cuando la conocemos de primera mano.

(John Freeman, Otto Rodríguez, Lillian Castañeda, María Figuerola )

Yo sí conozco esa verdad de primera mano, porque dormí durante 45 años al lado de uno de los protagonistas y antes de irse a dormir me contaba los eventos de su día. Yo les voy a contar esa historia, porque se lo debo a tres muertos dignos de todo mi amor, mi admiración y mi respeto, cuya memoria están manchando con esas acusaciones: Carlos M. Castañeda, Miguel Angel Quevedo y Agustín Tamargo y por extensión los demas hombres y mujeres que hicieron Bohemia Libre en Nueva York.

¿Por qué solamente mencionan a la revista Bohemia de Cuba, y nunca hablan de la Revista Bohemia Libre, publicada en Nueva York a partir del mes de octubre de 1960 por Miguel Angel Quevedo y un grupo de periodistas dignos que lo siguieron al exilio? ¿Por qué callan que esos periodistas se dedicaron durante años a desenmascarar al castrocomunismo desde sus páginas y dieron a conocer al mundo las barbaridades del régimen que oprime a su patria? ¿Es o no de sabios rectificar?

Mientras tanto, en Cuba quedaba la otra Bohemia, bajo la dirección de Enrique de la Osa, quien no reconoció su error y continuó sirviéndole de papagayo al régimen. Yo supe de primera mano de la lucha interna dentro de Bohemia a la que el resto del país estaba ajena. Lo supe porque lo viví muy de cerca. Supe de los problemas que tuvieron muchos periodistas con De la Osa, cuando comenzaron a darse cuenta de lo que sucedía en Cuba y trataron de denunciarlo, sin éxito, por el control que ejercía Enriquito sobre ellos y sobre lo que ellos escribían, editándoles sus informes para la sección En Cuba, y presionando a Quevedo para que no publicara artículos con criticas al gobierno.

( Carlos M. Castañeda )

Es cierto que casi todos los periodistas y la dirección de la Revista Bohemia, como el 99 por ciento de los cubanos, apoyaron la revolución al principio, mientras pensaron que se trataba de muchachos idealistas que venían a salvar a la patria. Pero poco a poco se fueron dando cuenta de lo que estaba pasando. Algo que muy pocos saben es que ya Quevedo y un grupo de periodistas entre los que estaban Tamargo y Castañeda estaban "virados" desde el mes de diciembre de 1959, pues se estaban dando cuenta, del rumbo que tomaba aquello. En enero del 60, para estar seguro, Quevedo envía a Carlos a recorrer la isla junto con Guayo, el fotógrafo, con el pretexto de hacer un reportaje sobre la reforma agraria, pero en realidad era para investigar la infiltración comunista desde Pinar del Río hasta Oriente. Yo acompañé a Carlos en ese viaje. Cuando casi un par de meses después, regresaron y Carlos y Guayo le dieron el informe, Quevedo tomo la decisión de irse y ahí mismo nació la idea de denunciar aquello desde afuera, ya que desde adentro ya no se podía publicar libremente. Enrique prácticamente le había dado un golpe de estado silencioso a Miguel dentro de la revista. Era el hombre de Fidel dentro de Bohemia y era el que decidía lo que se publicaba. Por eso fue que Quevedo y un grupo de periodistas decidieron marcharse al exilio. Unos, como Tamargo y Quevedo se asilaron en embajadas. Carlos, en la primera oportunidad que tuvo en el mes de julio, se las agenció para que Enrique lo mandara a cubrir una sesión de la ONU y se quedó en New York, mientras tanto Enrique me llamaba todos los días a mi casa para preguntarme si sabia algo de Carlos, que no le estaba mandando los informes de la ONU y no lo podía localizar en el hotel donde se suponía que estuviera. Yo me inventaba un embuste nuevo cada día hasta que por fin pude conseguir la visa de mis dos hijos y marcharme del país el 6 de agosto.

Mientras tanto, Carlos, junto con otros periodistas de Bohemia y los Saralegui (abuelo, padre y tío de Cristina), codueños de Bohemia, quienes lograron conseguir apoyo económico en Estados Unidos, se dedicaron a planificar la Bohemia Libre para poder comenzar a publicarla en cuanto Quevedo pudiera salir de la embajada rumbo a Nueva York. Así en octubre salió la primera Bohemia Libre en New York, y algún tiempo después, en Caracas y Puerto Rico.

En la biblioteca de la Universidad de Miami, sección de Cuba, existe una colección de Bohemia Libre que está a la disposición del que quiera revisarla. Pero no tienen que ir tan lejos. Yo tengo algunas en mi casa que he logrado conseguir para tener los artículos que escribió mi esposo, y los invito a revisar esos ejemplares, mientras saborean un buen café cubano. Quizás al hojear sus páginas podrán comprobar quienes fueron de verdad aquellos hombres que hicieron Bohemia y Bohemia Libre: buenos cubanos, amantes de su patria y acérrimos enemigos del comunismo.

Les he hablado desde el corazón, contándoles la verdad, tal como la viví. Porque conocí a fondo los personajes de esta historia respondo por ellos. No fuimos, ni somos perfectos, pero si puedo asegurarles que siempre actuamos con honestidad, buena fe, y con los mejores intereses de nuestra patria en mente. Lillian, viuda de Carlos M. Castañeda,

NOTA DE NUEVO ACCIÓN: No fue Miguel Angel Quevedo, como se ha dicho, el inventor del mito de los "20,000 muertos de Batista", sino el Jefe de la Sección en Cuba, Enrique de la Osa, que bebía como un ruso y tendía a exagerar en sus frecuentes borracheras. Esa vez lo hizo como un favor a Fidel Castro y sus "revolucionarios".
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SUPUESTA CARTA DE MIGUEL ÁNGEL QUEVEDO ANTES DE SUICIDARSE
Sr. Ernesto Montaner
Miami,
Florida
12 de agosto de 1969
Querido Ernesto:
Cuando recibas esta carta ya te habrás enterado por la radio de la noticia de mi muerte. Ya me habré suicidado —¡al fin!— sin que nadie pudiera impedírmelo, como me lo impidieron tú y Agustín Alles el 21 de enero de 1965.
( Miguel Ángel Quevedo )
Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. Que querrán presentarme como «el único culpable» de la desgracia de Cuba. Y no niego mis errores ni mi culpabilidad; lo que sí niego es que fuera «el único culpable». Culpables fuimos todos, en mayor o menor grado de responsabilidad.
Culpables fuimos todos. Los periodistas que llenaban mi mesa de artículos demoledores, arremetiendo contra todos los gobernantes. Buscadores de aplausos que, por satisfacer el morbo infecundo y brutal de la multitud, por sentirse halagados por la aprobación de la plebe. vestían el odioso uniforme que no se quitaban nunca. No importa quien fuera el presidente. Ni las cosas buenas que estuviese realizando a favor de Cuba. Había que atacarlos, y había que destruirlos. El mismo pueblo que los elegía, pedía a gritos sus cabezas en la plaza pública. El pueblo también fue culpable. El pueblo que quería a Guiteras. El pueblo que quería a Chibás. El pueblo que aplaudía a Pardo Llada. El pueblo que compraba Bohemia, porque Bohemia era vocero de ese pueblo. El pueblo que acompañó a Fidel desde Oriente hasta el campamento de Columbia.
Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, por estúpidos o por malvados, somos culpables de que llegara al poder. Los periodistas que conociendo la hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo Comunista, el asesinato de Manolo Castro y su conducta gansteril en la Universidad de la Habana, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices en el asalto al Cuartel Moncada, cuando se encontraba en prisión.
Fue culpable el Congreso que aprobó la Ley de Amnistía. Los comentaristas de radio y televisión que la colmaron de elogios. Y la chusma que la aplaudió delirantemente en las graderías del Congreso de la República.
Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó «los veinte mil muertos». Invención diabólica del dipsómano Enriquito de la Osa, que sabía que Bohemia era un eco de la calle, pero que también la calle se hacía eco de lo que publicaba Bohemia.
Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel para que derribara al régimen. Los miles de traidores que se vendieron al barbudo criminal. Y los que se ocuparon más del contrabando y del robo que de las acciones de la Sierra Maestra. Fueron culpables los curas de sotanas rojas que mandaban a los jóvenes para la Sierra a servir a Castro y sus guerrilleros. Y el clero, oficialmente, que respaldaba a la revolución comunista con aquellas pastorales encendidas, conminando al Gobierno a entregar el poder.
Fue culpable Estados Unidos de América, que incautó las armas destinadas a las fuerzas armadas de Cuba en su lucha contra los guerrilleros.
Y fue culpable el State Department, que respaldó la conjura internacional dirigida por los comunistas para adueñarse de Cuba.
Fueron culpables el Gobierno y su oposición, cuando el diálogo cívico, por no ceder y llegar a un acuerdo decoroso, pacífico y patriótico. Los infiltrados por Fidel en aquella gestión para sabotearla y hacerla fracasar como lo hicieron.
Fueron culpables los políticos abstencionistas, que cerraron las puertas a todos los cambios electoralistas. Y los periódicos que como Bohemia, le hicieron el juego a los abstencionistas, negándose a publicar nada relacionado con aquellas elecciones.
Todos fuimos culpables. Todos. Por acción u omisión. Viejos y jóvenes. Ricos y pobres. Blancos y negros. Honrados y ladrones. Virtuosos y pecadores. Claro, que nos faltaba por aprender la lección increíble y amarga: que los más «virtuosos» y los más «honrados» eran los pobres.
Muero asqueado. Solo. Proscrito. Desterrado. Y traicionado y abandonado por amigos a quienes brindé generosamente mi apoyo moral y económico en días muy difíciles. Como Rómulo Betancourt, Figueres, Muñoz Marín. Los titanes de esa «Izquierda Democrática» que tan poco tiene de «democrática» y tanto de «izquierda». Todos deshumanizados y fríos me abandonaron en la caída. Cuando se convencieron de que yo era anticomunista, me demostraron que ellos eran antiquevedistas. Son los presuntos fundadores del Tercer Mundo. El mundo de Mao Tse Tung.
Ojalá mi muerte sea fecunda. Y obligue a la meditación. Para que los que pueden aprendan la lección. Y los periódicos y los periodistas no vuelvan a decir jamás lo que las turbas incultas y desenfrenadas quieran que ellos digan. Para que la prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de orientación para esa propia calle. Para que los millonarios no den más sus dineros a quienes después los despojan de todo. Para que los anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a publicaciones tendenciosas, sembradoras de odio y de infamia, capaces de destruir hasta la integridad física y moral de una nación, o de un destierro. Y para que el pueblo recapacite y repudie esos voceros de odio, cuyas frutas hemos visto que no podían ser más amargas.
Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos éramos víctimas de esa ceguera. Nuestros pecados pesaron más que nuestras virtudes. Nos olvidamos de Nuñez de Arce cuando dijo:
    Cuando un pueblo olvida sus virtudes, lleva en sus propios vicios su tirano.
Adiós. Éste es mi último adiós. Y dile a todos mis compatriotas que yo perdono con los brazos en cruz sobre mi pecho, para que me perdonen todo el mal que he hecho.
Miguel Ángel Quevedo
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En http://baracuteycubano.blogspot.com/2010/10 se lee:

Los llamados torturadores, los testaferros de la Dictadura, los esbirros, todo género de calificativos que sembró la prensa en la mente de los cubanos, especialmente la obra de Manolo Ortega, el locutor comunista de CMQ, que ocupó “valientemente” cuando no había nadie dentro, el 2 de Enero de 1959, el BRAC y tomó de allí piezas de un pequeño museo de los tiempos coloniales y los llevo a Bohemia junto a una caja de unas plásticas y desato una campaña focalizada sobre un señor llamado Roberto Freyre, quien había era cuñado de Esteban Ventura Novo, pero nunca había sido Policía, ni colaborar del régimen, fue suficiente para sembrar para siempre la imagen anclada en los cubanos de que el régimen de Batista torturaba sistemáticamente sacando, ojos y testículo. El tal Roberto Freyre fue capturado y después de la campana se le dio libertad y permiso para salir legalmente del país, sin la intervención de abogado, pues era imposible demostrar que este ciudadano había trabajado en las Estaciones Policíacas.

(tomado del libro Memorias de Esteban Ventura Novo, Capt XLIII pagina 245).

Lo cierto es que no  los cadáveres de los revolucionarios asesinados (por su comportamiento de poner petardos, ¨niples¨ y otros artefactos explosivos en lugares públicos  así como  usar armass de fuego en contra de la Policía Nacional, en contra del Ejército  y hasta en contra de simples simpatizantes del régimen de Batista) no tenían las uñas sacadas, extirpados los tes´ticulos o vaciadas las cuencas de los ojos. Sí presentaban   golpes en su cuerpo, quemadura en su piel   producidas por cigarros o tabacos encendidos, wtc.  

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