miércoles, noviembre 30, 2016

MUERTO EL PERRO: SE ACABÓ LA RABIA.. Rafael Azcuy González sobre la muerte de Fidel Castro Ruz

MUERTO EL PERRO: SE ACABÓ LA RABIA


 Por Rafael Azcuy González.
Noviembre 30 de 2016

¡Se murió Fidel! ¡Se murió Fidel! ¡Cuántos años esperando ese anuncio! ¡Qué gran privilegio ser testigos de este hecho!.

Mi padre nos decía a mis hermanos y a mí que él ya no vería este suceso pero que nosotros sí y al fin llegó el día soñado por tantos y tantos de los que nos quitaron hasta  nuestras esperanzas como afirmaba Jorge Más Canosa. Muchos ya pensaban que ese anciano balbuceante y valetudinario era inmortal, pero al fin llegó el lobo de verdad cuando ya muchos no lo esperábamos, pues  tantas veces se había anunciado su fin.

   Murió como todos los mortales tenemos que hacerlo y de la peor manera que debe morir un revolucionario: en la cama, sin las botas puestas –aunque estas hacía años que las cambió por zapatillas deportivas- sin volver jamás a un campo de batalla, como fingió hacerlo en los días de la Sierra Maestra, del Escambray y Playa Girón, siempre bien guarecido, alejado de los tiroteos, lo que le posibilitó no ser herido nunca en combate como si lo fueron Camilo Cienfuegos y Che Guevara en varias ocasiones.

   Sentimos la alegría que experimentamos aquel Primero de Enero de 1959 cuando todo el pueblo eufórico se lanzó a las calles a festejar el descabezamiento de la tiranía batistiana, cuando todos pensábamos que Cuba cambiaría para siempre al tomar el camino de la democracia y la libertad, pero que el dictador megalómano torció  tomando de rehén a su propio pueblo al que siempre despreció y humilló y lo entregó como nunca a los dictados de una potencia extranjera, dividiendo y destruyendo  la familia e hipotecando  su futuro, dispersando por todo el mundo a millones de cubanos en un éxodo de casi 60 años  que nunca termina.

   Ha muerto el ser humano que no conoció nunca la compasión, ni el perdón, ni la tolerancia, palabras que no aparecen en ninguno de sus reiterativos y monótonos discursos demagógicos, el hombre  ateo que persiguió con saña a los creyentes de cualquier denominación y a muchos los llevó ante los paredones de fusilamiento, donde cayeron con valentía al grito de : ¡Viva Cristo Rey!, que fusiló a los perdedores del antiguo régimen batistiano en juicios sumarísimos  sin misericordia ni defensa alguna...
 
 Al fin abandonó el mundo de los vivos aquel que era súper solidario con los pueblos extranjeros, mientras el suyo sufría tiranía y las más grandes carencias, sumido en la miseria, producto a sus  trasnochados ensayos económicos   que llevaron a la destrucción total del país. . El que enfrentó  en luchas fratricidas a nuestros compatriotas en el  Moncada, la expedición del Granma, la lucha armada contra Batista, el Escambray y en Playa Girón, con su enorme secuela de víctimas y mártires.

    Se ha ido el genio del mal, como alguien tan bien lo calificara un día, el asesino de Camilo Cienfuegos, de Boitel, de Payá, el causante de la muerte de miles y miles de balseros en el Estrecho de la Florida devorados por el mar y los tiburones al escapar de su régimen atroz sin futuro. Se fue para siempre aquel que ya asesinaba desde sus años de estudiante universitario, cuando llevaba pistola al cinto, aquel que luego firmaba las penas de muerte como presidente del Consejo de Estado, que ordenó la muertes horrendas  con mangueras de agua a presión contra mujeres y niños a bordo del remolcador 13 de Marzo, la Masacre del Canímar, la de los Hermanos al  Rescate. El causante de miles y miles de víctimas y de combatientes que trajeron como consecuencias  sus métodos violentos al entrenar, financiar y armar el   movimiento guerrillero y terrorista  por todo el mundo. Sin tampoco olvidar su papel en el narcotráfico internacional, en especial con el caso de la guerrilla colombiana y más recientemente su protagonismo en el movimiento bolivariano de Hugo Chávez que llevo a Venezuela al caos total.

   Se fue para no volver el Máximo Asesino, el Máximo Líder, dejando montones de cadáveres amados que  un día, fueron ensueños de la Patria mía. De los grandes criminales que lo acompañaron en sus asesinatos quedan dos: Raúl, su hermano y Ramiro Valdés, pues el Che Guevara ya pagó sus deudas con el pueblo de Cuba en tierras bolivianas. Tocará a los historiadores, periodistas, arqueólogos, antropólogos, informáticos y estadísticos, establecer y registrar todas las victimas del castrismo, con la documentación requerida, determinando sus siniestros métodos de tortura y humillación en las cientos de cárceles que abrió por todo el país. En pañales quedarán los dictadores Machado y Batista y el mundo quedará asombrado de que tantos muertos y desaparecidos estuvieran en el anonimato, como sucedió con los campos de reconcentración de Hitler. Esa es la gran verdad que parte del mundo y algunos cubanos adoctrinados  de poca inteligencia desconocen

   Esta es una alegría justa y necesaria por todos aquellos que fueron sus víctimas y ya no están, por todos aquellos que lo perdieron todo, hasta la familia y tuvieron que empezar de cero en un país extraño, porque es la tranquilidad de que  ya nuestros hijos no tendrán que temer que un infame dictador maneje su futuro. No se puede perdonar a alguien que no es capaz de pedir perdón y arrepentirse, a un ser que chorrea sangre por todas partes y tiene fortunas inmensas saqueadas a nuestra Patria (se manejan cifras de 900 millones de dólares) mientras sus hijos –cómplices del  dictador- se pasean por el Mediterráneo en yates de lujo en tanto el pueblo sufre todo tipo de necesidades.  No se puede olvidar  nunca que este sujeto de puro milagro no involucró al mundo en una guerra nuclear y que escribió que el verdadero sentido de su vida era luchar siempre contra los americanos.

   ¡Qué paz inmensa, que alivio saber que este hombre siniestro no existe! Que ya su garra criminal no  nos puede alcanzar, que ya sus órdenes no proceden ni nadie las volverá a escuchar jamás. ¿Qué más podía nuestro pueblo esperar de un criminal rodeado de delincuentes, vagos y oportunistas? Son muertes necesarias, es justicia divina, como también lo es cuando se penaliza a un asesino en serie por constituir una amenaza a la sociedad.

Su cerebro siempre se mantuvo lúcido al tanto de todo lo que hacía su hermano y demás sicarios. Raúl le temía como todos los que lo rodeaban, pues con solo levantar una ceja el dictador era la sentencia de muerte. La historia no lo absolvió, la historia lo recogió y lo señaló desde hace ya  tiempo como el más grande asesino dictador de América y de gran parte del mundo. Será cuestión de tiempo para que todos conozcan esa verdad…

   

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Memoria de un criminal. Javier Fernández-Lasquetty a raíz de la muerte de Fidel Castro Ruz

Tomado de http://www.libertaddigital.com//

Memoria de un criminal

Por Javier Fernández-Lasquetty
Noviembre 26 de 2016

Acaba de darse a conocer el fallecimiento de Fidel Castro. Su muerte no me produce alegría. Lo que me produce horror es recordar su vida. Es la vida de un criminal hambriento de poder e hinchado de arrogancia. El más antiguo tirano del mundo, con un reguero de dolor, de sangre y de miseria que se ha prolongado por más de 57 años ininterrumpidos, aunque en los diez últimos hubiera dado en herencia ese poder tiránico a su hermano.

Conquistó al poder gracias a la mentira, más que a las armas. Mintió a los cubanos y al mundo entero haciéndoles creer que su revolución daría más libertad. No llevaba ni semanas en el poder y ya estaba asesinando rivales políticos. No habían pasado muchos meses y ya estaba declarando abiertamente que Cuba se había hundido en la negrura del comunismo, del que sigue sin salir.

Habrá a partir de hoy quienes le rindan homenaje. No solo los que ven en Pablo Iglesias una reencarnación barata del tirano con barbas. También todos aquellos, como los ministros de Felipe González, que fueron en peregrinación a La Habana a dejarse humillar por un engreído que se divertía teniéndolos hasta la madrugada en la ansiedad de la espera, a ver si el comandante se dignaba pasarse un rato a reírse de ellos.

Fidel Castro no merece un homenaje, ni tampoco el olvido. Habrá que recordar siempre su maldad, para que su régimen se entierre con él, y para que Cuba sea al fin libre.


Merecen un homenaje millones de cubanos. Merece un homenaje Huber Matos, que combatió en Sierra Maestra y padeció luego décadas de prisión por negarse a aceptar a Castro como autócrata comunista. Merecen el recuerdo Armando Valladares, justamente reivindicado en un impresionante video del Becket Fund, como también todos los fusilados en los primeros años del castrismo, de los que casi nunca se habla. Merecen un homenaje quienes creyeron inicialmente en Fidel, pero tuvieron la decencia de decir en voz alta que era un criminal: Heberto Padilla, Guillermo Cabrera Infante, Martha Frayde, y muchos más. Lo merecen los que sufrieron una persecución cruel, capaz de hacer arrodillar en medio de una multitud vociferante a María Elena Cruz Varela, y obligarle literalmente a tragarse los poemas que había escrito. Como justo sería hoy recordar, no al macho alfa asesino, sino al poeta Reinaldo Arenas, en visto de lo poco que de él se acuerdan los movimientos de reivindicación LGTB.

(Fidel Castro y Che Guevara)

Hoy es el día de recordar a Oswaldo Payá, el valiente que tuvo el talento de agarrar la propia legislación castrista para forzar un cambio imposible, y que pagó con su vida la osadía. Vaya hoy nuestro homenaje a todos los encarcelados en la cacería de la Primavera Negra de 2003: el escritor Raúl Rivero, Alejandro González Raga, Omar Pernet, Regis Iglesias, Héctor Maseda, Martha Beatriz Roque, y un largo etcétera de hombres y mujeres valientes.

Homenaje lo merecen Blanca Reyes, Berta Soler, Laura Pollán y todas las Damas de Blanco, insólito testimonio de coraje y de inteligencia. Hoy es un día para homenajear, en fin, a Carlos Alberto Montaner, símbolo de la integridad, de la tenacidad y del talento, que no ha dejado ni un solo día de los últimos 57 años de hacer algo útil en favor de la libertad de su patria cubana.

Han sido muchas personas las que han muerto por culpa de Fidel Castro. Por culpa de un comunismo que a tantos europeos les ha servido para divertirse con una revolución que, vista de lejos, les daba una alegría al cuerpo. ¿Por qué tantos hablan del exilio cubano como si los culpables fueran los exiliados, y no quienes han convertido la maravillosa isla en un lugar invivible?

Yoani Sánchez, otra de las personas a las que debemos hoy recordar con respeto, hablaba de forma emocionante hace pocos meses de una historia triste. Triste y multitudinaria, porque es la historia de las últimas tres generaciones de cubanos. Millones de personas a las que el vanidoso Fidel Castro les ha dejado muy pocas alternativas: sufrir la represión, tirarse al mar, o aguantarse con una existencia estrecha de oportunidades y ausente de libertad.

Libertad para Cuba.

   

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Julio M. Shiling conversa sobre la muerte y funeral de Fidel Castro. Rocio Monasterio en HispanTV para analizar la muerte del dictador Fidel Castro

Published on Nov 29, 2016
Conversando sobre la muerte y el funeral de Castro con la periodista Lourdes Ubieta y Julio M. Shiling, director de Patria de Martí en el programa de radio "Actualidad Mundial, con Lourdes Ubieta".
La productora del programa radial transmitido por la estación "Actualidad 1020AM" el 29 de Noviembre, 2016 fue Susana Pérez.

Conversando sobre la muerte y el funeral de Castro



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Published on Nov 29, 2016

Rocio Monasterio en HispanTV para analizar la muerte del dictador Castro (28/11/2016)



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QUE LO DEFIENDAN ELLOS, QUE LO LLOREN ELLOS.. ¨Yin¨ Pedraza Ginoris director de programas de televisión en Cuba y España sobre la muerte de Fidel Castro Ruz


Pedraza Ginoris y su esposa Loly Buján (EPD) quién fuera también una exitosa y famosa directora de programas de televisión. Foto en Galicia, España




Tomado de https://www.facebook.com/bhalll/posts/10154749026605477

QUE LO DEFIENDAN ELLOS, QUE LO LLOREN ELLOS.

Por ¨Yin¨ Pedraza Ginoris
Retirado director de programas de televisión en Cuba y España

Ellos, los privilegiados, los mayimbes, los comandantes, los ministros, los del Buró Político, los del Comité Central, los jefes de esto y de lo otro, los grandes del Ministerio y del Ejército, los canchas del engaño y la manipulación, los que nos lo vendieron como “el máximo líder” cuando sólo era un tostao con ideas extravagantes y proyectos irrealizables, que estuvo a punto de provocar una guerra nuclear donde hubiéramos muerto todos sólo para complacer a su ego desmesurado y convertirse en figura mundial, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que vivían en el Country, en Nuevo Vedado y en zonas libres de apagones los que recibían en sus casas suministros que les llevaba una furgoneta sin letreros, los hijos de papá y mamá que usaban ropa de marca y podían oìr a Los Beatles, los que le echaban al bloqueo la culpa de su ineficiencia y su estupidez, los que, cuando la olla alcanzaba mucha presión, abrían la salida para que nos fuéramos de nuestra tierra, los que se apropiaron del nombre de Cuba, del himno, la bandera y el escudo, de Martí, Gómez y Maceo, los que nos prometieron un futuro luminoso si nos sacrificábamos unos años, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no han esperado dos horas para comerse un pan con pasta, los que nunca durmieron encaramados en una barbacoa, los que consumían gasolina sin preocuparse de tener bonos, los que decidían nuestros destinos y regían nuestras vidas sin consultarnos, los que desmantelaron la unidad de nuestras familias,
los que tenían seguras sus vacaciones gratuitas en Varadero y sus fastens por el extranjero para traer pacotilla, los que nos mandaron a morir en guerras que no eran las nuestras, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no se han apuntado en una lista de espera en una terminal de tren ni se han montado en una rastra para ir de pie de Santa Clara a Placetas, los que siempre resolvían las piezas de repuesto y las habitaciones en el Habana Libre, los que no saben lo que es bañarse con un cubo porque de sus duchas siempre salía agua, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no sufrieron la frustración de aguardar por una Ruta 2 que vino repleta y no paró los de la frase “la censura es necesaria porque estamos en guerra con el imperialismo” los que, aprovechándose de sus cargos, se templaron a las mejores hembras, los invitados a la tribuna que miraban a la masa desfilar, los que masacraron los derechos humanos, los que no permttían huelgas ni protestas de ningún tipo, los creadores de las brigadas de respuesta rápida, los milicianos de uniforme impecable que estaban muy ocupados para hacer guardias, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los homófobos que crearon la UMAP, los que iban a curarse al CIMEX y no al Calixto García, los que nos hicieron olvidar el sabor de los mangos y los mameyes, los que educaban a sus chamas en los exclusivos colegios bilingües adonde iban los hijos de los embajadores, los que nunca hicieron una cola, los que no se enteraron de que existía la libreta, los que vivían de puta madre en las embajadas cubanas en el extranjero, Ellos, los que nunca dejaron de tomar leche y comer carne, los que cuando rompían con su esposa o su querida les dejaban la casa y conseguían otra los que fueron a tumbar caña un día para tomarse una foto y colgarla en el despacho, los que persiguieron, los que acosaron, los inventores de los mitines de repudio, los que le taparon la boca a la gente, los que consideraban que cultura era una mala palabra, los que llamaban al trabajo voluntario pero jamás iban, los que justificaban todo, hasta lo del remolcador, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los desiguales en un país en que todos supuestamente éramos iguales, los que se proclamaban comunistas y nunca lo fueron, los que nos hicieron pasar hambre, los que no dejaron títere con cabeza, los que, cuando MamáURSS se fue al carajo, despreciaron la vía vietnamita y se enroscaron en un sistema que sabían que no funcionaba,  Ellos, los insensibles, los de arriba, los que se cagaron en el ideario de Abel, de Frank País, de José Antonio y de todos los que murieron luchando contra Batista, los que afirmaban que su revolución era para los humildes, más cubana que las palmas y la traicionaron desde el principio. Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos es natural y hasta lógico.

Pero, ¿tú?, tú que fuíste un matao, un "población", que hoy, después de todo lo que has visto y sufrido, después de que te hayas tenido que marchar fuera para poder respirar, que tú lo defiendas y lo llores basándote en la milonga de que gracias a él hubo sanidad y educación gratuita para todos...

Por favor, mi socio, explícame esa trova tuya porque hay algo que no entiendo.

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Tomado de http://www.literatura.us/benedetti/patria.html

OBITUARIO CON HURRAS

de Mario Benedetti

(fragmentos)

vamos a festejarlo
vengan todos
el crápula se ha muerto
se acabó el alma negra
el ladrón
el cochino
se acabó para siempre
hurra
que vengan todos
vamos a festejarlo
a no decir
la muerte
siempre lo borra todo
todo lo purifica
...
...
hurra
murió el cretino
vamos a festejarlo
a no llorar de vicio
que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas

se acabó el monstruo prócer
se acabó para siempre
vamos a festejarlo
a no ponernos tibios
a no creer que éste
es un muerto cualquiera

vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto cualquiera

vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto de mierda.

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TOMMY OLIVENCIA: Y DICE ESE MARICÓN




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Abuela con Alzheimer reacciona a la muerte de Fidel Castro



La historia de señora cubana con alzheimer que reacciono a la muerte de Fidel Castro


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La larga cola. . Zoé Valdés sobre la cola en La Habana para ver una foto del ya eterno incinerado Fidel Castro Ruz. Entrada para VIP en la Sala Granma del MINFAR

 Published on Nov 29, 2016
https://youtu.be/dEQax3MzE8U

Rocio Monasterio en HispanTV para analizar la muerte del dictador Castro (28/11/2016)


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Tomado de https://zoevaldes.net

La larga cola.


Por Zoé Valdés
Noviembre 29

“Una larga cola como una trenza china” dicen que dijo el poeta José Lezama Lima cuando vio una enorme fila para comprar algún alimento que ya empezaba a escasear en aquellos primeros años. Un chiste cubano dice que otra larga cola para escupir una estatua de Fidel Castro hizo millonario a Pepito, el niño travieso de los cuentos populares.

Hoy presenciamos esa misma larga -no como la trenza, pero como la Muralla China- cola de cubanos que han ido a despedir a su finalmente fallecido Coma Andante bajo un sol que raja las piedras. Resulta coherente que sea la cola uno de los últimos símbolos con los que se despida a quien la inventó, pues la cola es su invento más significativo. Toda una institución exportada hará unas décadas a Venezuela. Además los cubanos no pueden vivir sin las colas, y ahora sabemos que tampoco los muertos pueden sentirse muertos sin ellas.

Una larga cola para cenizas, es lo que tenemos. Hasta para cenizas hay que hacer colas en Cuba. Para colmo debes llevar la cartilla de racionamiento. Te apuntan el nombre, el número de carnet de identidad y tienes que firmar una declaración de fidelidad al fidelato.

Cola para cenizas, sí. Tal como lo leen. ¿Cómo?

Ah, no, esperen, me comenta un amigo en Facebook que ni siquiera hay derecho a cenizas. Que las cenizas son para gente VIP, me señala otra amiga. O sea que ni cenizas hay. Ni cenizas toca por una casilla de la libreta. Pero qué pueblo más carnero. Durante nueve días marcharán y honrarán una foto vieja y un “reguero de medallas”.


Ni en la más inimaginable de las novelas de dictadores latinoamericanos se ha visto eso. Pero los cubanos siempre tienen que sobrepasarse, ahí van, pasito a pasito, armando diz que compungidos la amada cola, enrejados detrás de unas vallas pintadas de amarillo. Esa inquieta cola, que ya se va pareciendo a una especie de cola de caimán, y eso es lo peor que tiene el caimán, la cola.

Esos que ahora hacen la Cola, con mayúscula, corderos en general, son muchos de los que también hacen cola en el aeropuerto para largarse a Miami o a otro lugar, huyendo quizá de la cola. Pero una vez que están fuera, viviendo de manera normal, les carcome la masinguilla y tienen que regresar con toda urgencia. No lo aguantan, no pueden vivir sin la cola. El síndrome de Estoeselcomo, señala alguien.

Muy justo entonces que hasta el último de los segundos Castro les imponga la cola, y que se remamen ir en cola por todo ese país devastado detrás de esa polvareda vil hacia el cementerio de Santa Ifigenia, y regresen en cola india a sus casas, hasta la mañana siguiente en que por inercia, como siempre han hecho, retornen a la cola del pan. Si es que hay pan. Porque el pan, como las cenizas, hace ya bastante tiempo, más de medio siglo, que es también VIP.

Zoé Valdés.
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¨Yin¨ Pedraza Ginoris y su esposa Loly Buján (EPD) quién fuera también una exitosa y famosa directora de programas de televisión. Foto en Galicia, España


Tomado de https://www.facebook.com/

 QUE LO DEFIENDAN ELLOS, QUE LO LLOREN ELLOS.

Por ¨Yin¨ Pedraza Ginoris
Retirado director de programas de televisión en Cuba y España

Ellos, los privilegiados, los mayimbes, los comandantes, los ministros, los del Buró Político, los del Comité Central, los jefes de esto y de lo otro, los grandes del Ministerio y del Ejército, los canchas del engaño y la manipulación, los que nos lo vendieron como “el máximo líder” cuando sólo era un tostao con ideas extravagantes y proyectos irrealizables, que estuvo a punto de provocar una guerra nuclear donde hubiéramos muerto todos sólo para complacer a su ego desmesurado y convertirse en figura mundial, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que vivían en el Country, en Nuevo Vedado y en zonas libres de apagones los que recibían en sus casas suministros que les llevaba una furgoneta sin letreros, los hijos de papá y mamá que usaban ropa de marca y podían oìr a Los Beatles, los que le echaban al bloqueo la culpa de su ineficiencia y su estupidez, los que, cuando la olla alcanzaba mucha presión, abrían la salida para que nos fuéramos de nuestra tierra, los que se apropiaron del nombre de Cuba, del himno, la bandera y el escudo, de Martí, Gómez y Maceo, los que nos prometieron un futuro luminoso si nos sacrificábamos unos años, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no han esperado dos horas para comerse un pan con pasta, los que nunca durmieron encaramados en una barbacoa, los que consumían gasolina sin preocuparse de tener bonos, los que decidían nuestros destinos y regían nuestras vidas sin consultarnos, los que desmantelaron la unidad de nuestras familias,
los que tenían seguras sus vacaciones gratuitas en Varadero y sus fastens por el extranjero para traer pacotilla, los que nos mandaron a morir en guerras que no eran las nuestras, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no se han apuntado en una lista de espera en una terminal de tren ni se han montado en una rastra para ir de pie de Santa Clara a Placetas, los que siempre resolvían las piezas de repuesto y las habitaciones en el Habana Libre, los que no saben lo que es bañarse con un cubo porque de sus duchas siempre salía agua, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no sufrieron la frustración de aguardar por una Ruta 2 que vino repleta y no paró los de la frase “la censura es necesaria porque estamos en guerra con el imperialismo” los que, aprovechándose de sus cargos, se templaron a las mejores hembras, los invitados a la tribuna que miraban a la masa desfilar, los que masacraron los derechos humanos, los que no permttían huelgas ni protestas de ningún tipo, los creadores de las brigadas de respuesta rápida, los milicianos de uniforme impecable que estaban muy ocupados para hacer guardias, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los homófobos que crearon la UMAP, los que iban a curarse al CIMEX y no al Calixto García, los que nos hicieron olvidar el sabor de los mangos y los mameyes, los que educaban a sus chamas en los exclusivos colegios bilingües adonde iban los hijos de los embajadores, los que nunca hicieron una cola, los que no se enteraron de que existía la libreta, los que vivían de puta madre en las embajadas cubanas en el extranjero, Ellos, los que nunca dejaron de tomar leche y comer carne, los que cuando rompían con su esposa o su querida les dejaban la casa y conseguían otra los que fueron a tumbar caña un día para tomarse una foto y colgarla en el despacho, los que persiguieron, los que acosaron, los inventores de los mitines de repudio, los que le taparon la boca a la gente, los que consideraban que cultura era una mala palabra, los que llamaban al trabajo voluntario pero jamás iban, los que justificaban todo, hasta lo del remolcador, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los desiguales en un país en que todos supuestamente éramos iguales, los que se proclamaban comunistas y nunca lo fueron, los que nos hicieron pasar hambre, los que no dejaron títere con cabeza, los que, cuando MamáURSS se fue al carajo, despreciaron la vía vietnamita y se enroscaron en un sistema que sabían que no funcionaba,  Ellos, los insensibles, los de arriba, los que se cagaron en el ideario de Abel, de Frank País, de José Antonio y de todos los que murieron luchando contra Batista, los que afirmaban que su revolución era para los humildes, más cubana que las palmas y la traicionaron desde el principio. Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos es natural y hasta lógico.

Pero, ¿tú?, tú que fuíste un matao, un "población", que hoy, después de todo lo que has visto y sufrido, después de que te hayas tenido que marchar fuera para poder respirar, que tú lo defiendas y lo llores basándote en la milonga de que gracias a él hubo sanidad y educación gratuita para todos...

Por favor, mi socio, explícame esa trova tuya porque hay algo que no entiendo.

*****
Tomado de http://www.literatura.us/benedetti/patria.html
OBITUARIO CON HURRAS
de Mario Benedetti
(fragmentos)
vamos a festejarlo
vengan todos
el crápula se ha muerto
se acabó el alma negra
el ladrón
el cochino
se acabó para siempre
hurra
que vengan todos
vamos a festejarlo
a no decir
la muerte
siempre lo borra todo
todo lo purifica
...
...
hurra
murió el cretino
vamos a festejarlo
a no llorar de vicio
que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas
se acabó el monstruo prócer
se acabó para siempre
vamos a festejarlo
a no ponernos tibios
a no creer que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto de mierda.

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Sin azúcar y sin país. Roberto Álvarez Quiñones sobre el legado económico de Fidel Castro en la industria azucarera cubana



 CENTRAL OROZCO ANTES DE LA REVOLUCIÓN

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Tomado de http://www.diariodecuba.com/

Sin azúcar y sin país



Por Roberto Álvarez Quiñones
Los Ángeles
29 de Noviembre de 2016

"Sin azúcar no hay país", decía una muy popular frase en Cuba,  atribuida al hacendado cubano José Manuel Casanova. Siempre pensé que era una exageración, un decir. Pero estaba equivocado, Fidel Castro demostró que era verdad.

Hoy en la Isla no hay azúcar, y tampoco país, pues, ya en ruinas, suelta los pedazos y es el fantasma de la otrora próspera nación que llevamos en la memoria quienes vimos al barbudo comandante entrar en La Habana en 1959.

Pretender abarcar en un solo trabajo periodístico  el devastador legado económico del Führer cubano, ya definitivamente fuera del escenario político, no es viable. Me limitaré a la industria azucarera, la espina dorsal de la economía cubana desde fines del siglo XVIII.

De entrada, Castro convirtió a nuestro país en importador de azúcar, luego de haber sido el mayor productor y exportador mundial durante más de un siglo y medio. La producción azucarera cayó al mismo nivel de 1894, cuando la Isla era colonia de España.

En 2002 Fidel tuvo una "perreta" debido a la ineficiencia azucarera y, sin convocar al Consejo de Ministros o al Buró Político del Partido, ordenó desmantelar 95 de los 156 centrales azucareros del país y reducir la superficie cañera de dos millones de hectáreas a 750.000. Luego se desmantelaron otras cinco fábricas. Quedaron en pie 56.

Y  él declaró por la televisión: "el azúcar es la ruina del país". Calificó de "disparate" la actividad azucarera. Todo ello cuando el precio mundial del azúcar comenzaba a repuntar por la escasez de oferta. Desde el 2000, antes de la rabieta de Fidel,  el precio aumentó en un 8,8% anual, y de seis centavos la libra llegó a 31 centavos en 2010, récord en 32 años. Luego ha oscilado en torno a los 20 centavos. Hace unos días, el 28 de noviembre, el azúcar se cotizó a 19,98 centavos en el mercado de Nueva York.

Parte de la cultura nacional

El azúcar se enraizó en la cultura y el paisaje cubanos por casi  200 años. Recuerdo que de niño cuando yo dibujaba un bohío de guano, alguna vaca pastando y palmeras, siempre incluía una espigada chimenea a lo lejos echando humo. Los centrales azucareros eran una constante en la imaginería infantil isleña.

El azúcar comenzó a obtenerse en forma  sólida hace 2.500 años en la India y en Persia. La caña de azúcar ya se conocía en Nueva Guinea hace 8.000 años. La palabra azúcar viene del vocablo árabe hispano "assukkar", que se origina del árabe clásico "sukkar", a su vez tomada del griego  "sakjar", derivada de la palabra persa "sakar".

(Directiva del Central Chaparra en la primera década del siglo XX. En la fila sentado y al centro  Mario García  Menocal Deop, posteriormente  Presidente de la República de Cuba (1913-1921). Fotos y comentarios añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

A España la caña la llevaron los árabes, Cristóbal Colón la introdujo en La Española en su tercer viaje, en 1498, y Diego Velázquez la llevó a Cuba en 1523. Haití, con mano de obra esclava  era ya en 1750 el mayor productor y exportador mundial de azúcar. Pero en 1791, aprovechando el caos resultante de la Revolución Francesa, estalló la insurrección liderada por Toussaint L'Ouverture y  los esclavos haitianos destruyeron los ingenios en los que eran explotados.

Ello propició una colosal expansión en Cuba, convertida en la azucarera del planeta.

Este auge lo aceleró la llegada de la Revolución Industrial a la Isla. En 1819 se introdujo en el ingenio Cambre, de Pedro Diago, en Güines, la primera máquina de vapor en el mundo que sustituyó a los bueyes para mover los molinos. En 1850 se instaló por primera vez a nivel mundial, en el ingenio Amistad, de Joaquín Ayestarán, también en Güines, la  primera centrífuga, que sustituyó el sistema de purgar el azúcar con barro.

Ya con el más alto nivel  tecnológico en materia azucarera, el 19 de noviembre de 1837 Cuba se convirtió en el primer país de Latinoamérica con ferrocarril, segundo del continente luego de EEUU (Albany, 1831),  y el séptimo en el mundo, 11 años antes que en España  (aún hay quienes dicen que el primer ferrocarril en territorio español fue el de Barcelona a Mataró, en 1848), y sólo 12 años después de estrenarse el primer tren de la historia entre Stockton y Darlington, Inglaterra.

Para que las carretas de caña tiradas por bueyes no se atascaran (muchas no llegaban al ingenio) con las lluvias, se construyó un primer "camino de hierro" de 50 kilómetros entre Güines y La Habana, cuando muchas naciones europeas aún lo no tenían, y antes que los mayores países latinoamericanos: México (en 1850), Brasil (1854) y Argentina (1857).

También los habaneros viajaban en cómodos coches "con ventanillas corredizas, el techo cubierto con cuero muy fuerte, cojines de paño en los asientos, molduras y manijas de bronce",segúnlas crónicas de la época.

(obreros del central Cunagua, Camaguey, antes de  1959)

Cuba fue la azucarera del mundo durante más de 160 años. En 1894 la Isla alcanzó el millón de toneladas métricas  (1,1 millones), un tercio de toda el azúcar producida globalmente. Con la guerra de independencia la producción cayó, pero en 1905 se produjeron 1,3 millones de toneladas métricas en 174 ingenios. Y en 1925 la zafra llegó a 5,1 millones de toneladas métricas. Una de cada cuatro libras de azúcar producidas en el mundo era cubana.

En  1940 Cuba devino el productor de azúcar de caña más eficiente mundialmente al registrar un 13,17% de rendimiento industrial: por cada 100 partes de peso verde de la caña se extrajo más de 13 partes de azúcar. Algo nunca visto. En los años 50 la Isla exportaba la mitad de toda el azúcar mundial, con una producción entre 5,3 y 7,1 millones de toneladas métricas, en 161 fábricas y un rendimiento industrial promedio de 12,7%, el mayor del planeta.

Desde 1934 hasta 1959  las exportaciones cubanas de azúcar hacia EEUU se rigieron por un sistema de cuotas de importación fijadas por Washington, que pagaba un precio superior al del mercado mundial. Era ese el Mercado Preferencial Azucarero de EEUU para Cuba y otros  países azucareros. Por entonces la Isla exportaba a EEUU más de tres millones de toneladas métricas anuales.

La plaga Castro-Guevara

Algo que la propaganda fidelista  distorsionó es que si bien en la primera mitad del siglo XX el grueso del capital invertido en la industria azucarera era estadounidense, para mediados de la centuria eso había cambiado con el avance de lo que Manuel Moreno Fraginals llamó la "sacarocracia criolla".

En 1939 eran propiedad de hacendados cubanos 56 centrales, que producían el 22% del azúcar. Pero en 1958, con 121 de los 161 centrales (36 eran de capital norteamericano y otros cuatro de otras naciones), los industriales cubanos producían el 67% del azúcar. Ese porcentaje habría seguido subiendo en los años sucesivos.

Pero llegó Castro y, asesorado por el Che Guevara, a fines de 1960 estatizó toda la industria azucarera. En solo dos años la producción se derrumbó de 6,8 millones de toneladas métricas a  3,8 millones en la zafra 1962-1963.

El "genial" dueto Castro-Guevara consideró que Cuba no podía depender más del azúcar y que había que industrializar el país. El 23 de febrero de 1961 el dictador creó el Ministerio de Industrias y puso de ministro al Che —hasta entonces presidente del Banco Nacional de Cuba—,  a cargo de  las industrias del país nacionalizadas cuatro meses antes.

Mostrando su ignorancia  olímpica en economía, Castro y el Che no advirtieron que solo exportando azúcar podrían obtener las divisas para instalar  fábricas. El ministro argentino  viajó por el mundo y  gastó cientos de millones de dólares en la compra de plantas completas , casi todas obsoletas tecnológicamente. Y se desmantelaron 130.000 hectáreas de caña.

La plaga Castro-Guevara  se propuso  realizar buena parte de la cosecha cañera con trabajo voluntario  para forjar la "conciencia revolucionaria" y crear el "hombre nuevo" comunista.

Con la consigna "Que no quede una caña en pie", desde 1961  los cañaverales fueron invadidos por  oficinistas, médicos, ingenieros, obreros, profesores, artistas, y otros profesionales  que machete en mano cortaban la gramínea cómo podían en jornadas extenuantes.

Fue implantada la "emulación socialista".  Las brigadas de macheteros —habituales o "voluntarios"—, compulsadas a ganar la banderita  de la emulación (los estímulos monetarios estaban prohibidos), arrojaban resultados desastrosos. Al cortar las cañas dejaban unos tronquitos de hasta tres pulgadas en la parte baja, que es la más rica en sacarosa. Esa azúcar se perdía y obligaba a emplear equipos pesados para arrasar los campos y sembrar caña nueva para la siguiente cosecha, lo cual elevaba los costos.

También el corte inadecuado arriba dejaba caña en el cogollo (parte verde de donde salen las hojas y que no contiene azúcar), o quedaba cogollo en la caña que iba para el central. Eso bajaba el rendimiento industrial.

Costaba más transportar, albergar, avituallar y alimentar a aquellos improvisados macheteros citadinos  —que seguían cobrando su salario normal— que el dinero que generaban con su trabajo. Los costos por libra de azúcar superaban el precio en el mercado mundial.

"Los diez millones van"

La zafra solo se recuperó a fines de los años 60 cuando la Unión Soviética, interesada en tener en Cuba una "cabeza de playa" político-ideológica para expandirse hacia Latinoamérica, comenzó a subsidiar las zafras, incluyendo los camiones, equipos, fertilizantes, pesticidas, etc.

La URSS enviaba el algodón que en Ariguanabo y otras textileras se transformaba en tela dura para ropa de trabajo. Las camisas y pantalones "de salir" casi desaparecieron y la industria del calzado casi solo producía botas y zapatos "de trabajo". De paso, Castro prohibió celebrar la Nochebuena, Navidad, Fin de Año, Año Nuevo y el Día de Reyes, porque interferían con la zafra.

En el delirium tremens de su megalomanía, el caudillo quiso realizar en 1970 la mayor producción azucarera lograda jamás en la historia universal: 10 millones de toneladas métricas.  Fueron virtualmente paralizadas las restantes industrias al compás de la febril  consigna "Los diez millones van". El músico Juan Formell se lo creyó y creó la orquesta de Los Van Van.

Ni había caña suficiente, ni capacidad industrial para ello. El ministro del ramo, Orlando Borrego, se lo dijo a Fidel  y fue destituido al instante. Además, una gran producción derrumbaría el precio del azúcar, pues Moscú  compraría solo 3,5 o cuatro millones de toneladas métricas y el resto aumentaría la sobreoferta que ya había internacionalmente. Se produjeron 8,5 millones de toneladas métricas a un costo tan alto que el país entró en una recesión de varios años.

Durante 30 años, hasta su desintegración en 1991, la URSS gastó miles de millones de dólares para mantener y ampliar la producción azucarera cubana (que alcanzó nuevamente ocho millones en 1990), y  construyó seis grandes fábricas. Y pagaba a Castro 45 centavos por libra de azúcar cubana, mientras en el mercado mundial estaba a cinco centavos o menos. Un subsidio fabuloso que se multiplicaba con la reexportación de parte del petróleo soviético gratis  "asignado" por Moscú. Al desintegrarse la URSS la zafra se hundió, hasta el día de hoy.

Logro fidelista: importar azúcar

Si a Julio Lobo, Pepe Gómez Mena, los Falla Gutiérrez o los Fanjul (los productores cubanos de azúcar más poderosos en los años 50) les hubiesen dicho que Cuba tendría que importar azúcar para cubrir el consumo y cumplir sus compromisos de exportación (que ahora prácticamente se reducen a 400.000 toneladas métricas destinadas a China), se habrían desternillado de la risa.

Pero lo absurdo devino realidad. A fines de 2001 los cubanos vieron sorprendidos que procedían de Brasil las cinco libras mensuales de azúcar sin refinar que les entregaban mediante la "libreta".  Según el Gobierno brasileño, entre 2001 y 2006 esa nación exportó a Cuba 384.204 toneladas métricas de azúcar. Y Colombia le exportó 425.609 toneladas métricas de azúcar refino entre 2002 y 2006. En 2005 Bielorrusia exportó a Cuba 50.000 toneladas métricas de azúcar de remolacha. Y también de República Dominicana y hasta de EEUU (el colmo) Cuba ha importado azúcar.

Por otra parte, desde 1967 los rendimientos cubanos de caña por hectárea son los más bajos de las Américas y probablemente del mundo.  Luego de 1960 nunca los cañaverales cubanos han llegado siquiera a las 69-72 toneladas de caña por hectárea del promedio mundial. Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), desde 2002 el promedio cubano ha oscilado entre 24 y 41 toneladas por hectárea.

En Perú, Guatemala y Colombia obtienen entre 93 y 120 toneladas; Brasil entre 80 y 90; El Salvador, 82; Honduras, 70; México 75-85 toneladas. Antes del castrismo  ninguna nación latinoamericana superaba a Cuba en rendimientos cañeros. Y en la industria, la dictadura  admite que la eficiencia  hoy apenas supera el 10% de obtención de azúcar por cada 100 partes de caña verde.

Sin azúcar, ni etanol

En la última zafra, la de 2015-2016,  la producción azucarera no llegó a los 1,6 millones de toneladas métricas, de las cuales unas 700.000 corresponden al consumo nacional. O sea este año se produjo tres veces menos que en 1925.

Y ello ocurre cuando  el precio mundial del  azúcar ha subido a su mayor nivel en los últimos cuatro años. La Organización Internacional del Azúcar (OIA) prevé un déficit de azúcar de 6,7 millones de toneladas métricas y que no habrá azúcar suficiente para cubrir la demanda global a corto plazo. Y cualquier precio superior a los 20 centavos la libra supera los costos de producción y da ganancia,  según los expertos.

Si Fidel no hubiese destruido la industria azucarera y Cuba en 2016 hubiese producido seis millones de toneladas, la Isla habría podido exportar 5,3 millones de toneladas, por valor de 2.332 millones de dólares, tres veces más que los ingresos netos por el turismo.

Además, Cuba podría ser un importante exportador de biocombustibles. Con un millón de hectáreas de caña (la mitad de las que había en 2002) destinadas a producir solamente etanol, con un rendimiento como el de Brasil, de 7.500 litros por hectárea, la Isla podría producir 7.500 millones de litros de etanol, que a 1,60 dólares el litro habrían significado probablemente unos 12.000 millones de dólares, seis veces el ingreso por turismo.

Pero el comandante calificó de "monstruosidad" producir biocombustibles con alimentos como la caña y el maíz.

Cuba  podría también desarrollar una gran industria de derivados de la caña para producir y exportar papel, madera de bagazo para la construcción y  muebles, electricidad, fertilizantes, medicamentos y alimento animal. Una sólida industria de la caña podría generar hasta 13.000 millones de dólares anuales.

Hoy los cubanos que viven en la Isla no tienen idea de que los hermanos Fanjul, industriales azucareros cubanos despojados de todos sus bienes por Fidel Castro, producen actualmente más de siete millones de toneladas de azúcar en sus fábricas de EEUU, México, República Dominicana, Canadá, Gran Bretaña y Portugal.

La  catástrofe azucarera es solo un capítulo dentro del cataclismo causado a Cuba por el dictador que más tiempo ha gobernado en la historia moderna. Pero solo por haber destrozado el ancestral "sueldo" de Cuba, lejos de ser absuelto por la historia el dictador mayor fue ya condenado y enviado por los cubanos al noveno círculo del infierno, ese que Dante Alighieri reservó para los peores tiranos.

Para expresar el cataclismo económico causado por Fidel Castro  le doy la palabra, con tristeza,  a Luis de Góngora: "ayer maravilla fui/ y hoy sombra de mí  no soy".



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Esperanza Aguirre escribe sobre el legado de Fidel Castro en el marco del anuncio de la muerte del dictador totalitario


 Published on Nov 29, 2016
https://youtu.be/dEQax3MzE8U

Rocio Monasterio en HispanTV para analizar la muerte del dictador Castro (28/11/2016)



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Nota del Bloguista  de Baracutey Cubano

En el pequeño libro El imperialismo norteamericano en la economía cubana del economista e historiador Oscar Pino Santos, dicho libro fue escrito en 1957 y criticaba analíticamente la economía cubana de ese entonces, en el capítulo La deformación y el atraso económico de Cuba y en el subtítulo, quizás irónico, País agrícola ... importador de alimentos (porque Cuba entonces compraba el 25% de sus alimentos; hoy compra más del 80% de sus alimentos) planteó:

“ Los bajos rendimientos, los limitados niveles de producción y la escasa diversificación, explican la paradoja de que Cuba, país agrícola sea un gran importador de productos de origen propiamente agrícola. Véase el Cuadro No. 20.”

El mencionado Cuadro No. 20 muestra el consumo doméstico, producción nacional e importaciones de los principales productos alimenticios en el período 1954-1956 donde se observa que la cantidad y el valor ( en porcientos) del consumo doméstico de producción nacional fueron el 81% y el 71% respectivamente, mientras que la cantidad y el valor del consumo doméstico de importación fueron 19% y 29% respectivamente. En ese cuadro, cuya relación de alimentos bien serviría como ejemplo objetivo de cual era la canasta básica del cubano promedio de aquellos tiempos, muestra datos interesantísimos como el hecho de que el 98% de la cantidad y el 92% del valor de los productos lácteos consumidos por la población cubana era de producción nacional.

Pino Santos, quien laboró en el Consejo de Estado cubano hasta su muerte, nunca criticó públicamente la caótica economía de la Cuba revolucionaria...

A  continuación el Cuadro 20 y otros más del antes mencionado libro.







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Tomado de http://www.libertaddigital.com/ 

Fidel Castro

Por Esperanza Aguirre
2016-11-27

En 1958 el PIB per cápita de Cuba era de 356 dólares, mientras que el de España era de 180. En 2014 el PIB per cápita cubano era de poco más de 5.000 dólares y el español era de 29.000. En estos años España ha multiplicado por 160 la riqueza que produce por habitante, mientras que Cuba lo ha hecho sólo por 14. España ha conseguido ese resultado con un marco económico y jurídico liberal y capitalista, y Cuba con una dictadura comunista que ha aplicado hasta sus últimas consecuencias los principios del socialismo real.

La diferencia de resultados es tan abismal que no merece la pena perder el tiempo en glosar esos datos tan fríos como elocuentes.

Pero, a pesar de la contundencia de las cifras, los irredentos partidarios del comunismo como vía para alcanzar el paraíso en la Tierra todavía arguyen, para salvar su devoción comunista, que en Cuba la enseñanza y la medicina son modélicas.

Es verdad que en la Cuba de hoy está erradicado el analfabetismo, pero hay que saber que en 1958 Cuba era, con un 18% de analfabetos, uno de los países mejor alfabetizados de Hispanoamérica. Para comparar, España tenía entonces un 11%.

Y en cuanto a la tan cacareada sanidad castrista, también hay que saber dos cosas. La primera, que en 1958 era muy similar a la española (Cuba: una cama hospitalaria por cada 190 habitantes y un médico por cada 980 habitantes; España: una cama por cada 200 habitantes y un médico por cada 870 habitantes). Y la segunda es que no debe ser tan magnífica cuando en 2006 tuvieron que recurrir al jefe de cirugía de nuestro Gregorio Marañón para que volara urgentemente a Cuba e intentara arreglar la situación médica del dictador después de haber sido intervenido en la isla. Algo que consiguió, como hemos comprobado.

Pero da lo mismo, da igual que todos los datos certifiquen la catástrofe del comunismo castrista. De manera incomprensible, la muerte de Fidel no sólo no concita una opinión unánime de rechazo a un sátrapa siniestro que ha mandado al exilio al 20% de la población (como si España tuviera hoy 9 millones de españoles huidos de nuestra Patria), que ha fusilado a miles de compatriotas, que ha perseguido a los homosexuales con una saña especial, que ha empobrecido a su país, que ha enviado a 300.000 soldados cubanos a Angola para instaurar un régimen comunista, sino que tenemos que escuchar y que leer muchas palabras de justificación, cuando no de alabanza, de su figura y su trayectoria.

En los años veinte empezaron a poner en práctica sus siniestras técnicas de manipulación de la opinión pública dos alemanes de ideologías totalitarias, aunque opuestas, pero que tenían algo en común: un desprecio absoluto por la verdad y una firme convicción de que la mentira es un arma que puede ser infalible. Eran el nazi Joseph Goebbels y el comunista Willi Münzenberg.

Hoy, cuando tantos y tantos, incluso entre personas que no pueden comulgar con ninguna de las actuaciones de Fidel Castro, se muestran timoratos a la hora de condenarlo sin paliativos, no podemos por menos de reconocer el triunfo absoluto de Willi Münzenberg y sus seguidores.

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(Fusilados el 11 de abril de 2003 A LOS 9 DÍAS DE SER DETENIDOS: Lorenzo Enrique Copello, Bárbaro Leodán García y Jorge Luís Isaac. No le causaron daño físico a nadie; detalles AQUÍ)



En 2003 Fidel Castro ordenó el fusilamiento a tres jóvenes negros. La madre de Lorenzo Capello  declara.




EMIGRAR AL PATIBULO

Por Ricardo González Alfonso

Prisionero de conciencia /
Prisión Combinado del Este, Ciudad de La Habana
Septiembre del 2005.

Convivir en un calabozo con un condenado a muerte es intrincarse en el laberinto de una vida ajena, que comienza a pertenecernos, a dolernos.

Cuando abrieron la puerta de la celda tapiada y vi por primera vez a Lorenzo Enrique Copello Castillo, no imaginé que lo fusilarían en una semana, tras uno de esos juicios sumarísimos de la primavera del 2003.

Lorenzo era un negro de treinta y tantos años, de buen aspecto, que caminaba cojo por la golpiza que le propinaron cuando lo arrestaron en el puerto del Mariel, al oeste de La Habana. Los zapatos negros y sin cordones tenían marcas de salitre, y sus ojos reflejaban la extenuación de los náufragos, de esos que aún huelen a mar.

Nos saludó con una sonrisa doble: la de sus labios y la de sus ojos. Se acostó, y al instante dormía con la inmovilidad de los difuntos.

Mis compañeros de celda - el chino, un joven acusado de vender drogas, y un muchacho condenado por asesinato e involucrado en un tráfico de emigrantes- nos sentimos desilusionados. Nos sabíamos de memoria nuestras respectivas historias –o leyendas– y esperábamos del recién llegado una de estreno. En los calabozos de Villa Marista, sede nacional de la Seguridad del Estado Cubana, no hay espacio para caminar; y la única opción, entre interrogatorio e interrogatorio, es conversar sobre cualquier tema, para no pensar.

Por la mañana descubrimos que Lorenzo era un criollazo. Nos relató, como quien cuenta una película, que a medianoche abordó con varios amigos y amigas la lancha Baraguá, una de esas que cruzan con pasajeros la bahía habanera. El grupo de piratas debutantes llevaba oculto en sus mochilas recipientes con combustible; y, además, contaban con un arsenal de desconsuelo: un revólver y un cuchillo. Lorenzo apoyaba su narración con mímica teatral. “Llegué hasta la cabina y disparé dos veces. Una contra la proa y otra al mar. Entonces grité: “¡Esto se jodió, nos vamos pa’ Miami!”.

Al principio todo resultó a pedir de sueños. Entre los pasajeros habían dos extranjeras –magníficas piezas de cambio– acompañadas por un par de Rastafaris. En total tenían una treintena de rehenes. La Bahía de La Habana quedaba atrás, y la embarcación se adentraba en el anchísimo Estrecho de la Florida.

Lorenzo cerró los ojos para disfrutar mejor de sus palabras. “Oigan, ya nos veíamos en las costas de Cayo Hueso enseñando unos carteles que habíamos hecho con frases contra el comunismo, para que los americanos nos dieran asilo político”. Lorenzo sonrió, como un chiquillo que recuerda una travesura. Al abrir los ojos, despertó de su aventura onírica. Su expresión se transformó en la de un adulto en peligro.

Nos contó, siempre auxiliándose con su gestualidad criolla, como el mar -un mar histérico- cambió de humor repentinamente. Imaginé las olas como cascadas continuas, la lancha a la deriva, a merced de ascensos y descensos bruscos y constantes. Vi en el rostro del negro el terror que sintieron aquellos cachorros de mar -secuestradores y rehenes- al saber que en esa situación de espanto se había agotado el combustible, incluido el de reserva.

Un guardacostas cubano se aproximó. A través de un megáfono uno de los guardafronteras los conminó a entregarse. “Pero nosotros, de eso nada. Respondí a gritos que teníamos a dos extranjeras. Que nos dieran combustible o la cosa iba a terminar mal”.

Llegaron a un acuerdo. El guardacosta remolcaría a la Baraguá hasta el puerto del Mariel. Allí le proporcionarían lo necesario para llegar a Estados Unidos, a cambio que no lastimaran a los rehenes.

Lorenzo intentó esgrimir una sonrisa de consuelo, pero, errático, emitió un suspiro triste. “Era una trampa. Muy cerca del muelle, un hombre rana del Ministerio del Interior le hizo una seña a las extranjeras para que se lanzaran al agua.

Una de ellas se tiró. Traté de impedir que la otra hiciera lo mismo, pero un pasajero –después supe que era un militar vestido de civil– me empujó, caí al mar y perdí el arma. Varios hombres ranas me atraparon. En el agua comenzaron a golpearme. Continuaron en el muelle. Mis compañeros también estaban dominados”.

“La cosa fue grande. Vino hasta Fidel. Nos dijo que si nos hubiéramos ido, dentro de unos años hubiéramos querido regresar”.

Lorenzo movió la cabeza seguro de su negativa. “¡Qué va!. Yo hubiera hecho como mi padre, que se pasó la mitad de la vida preso; pero en el 80, cuando lo del Mariel, se fue a Estados Unidos, se cambió el nombre, estudió y se hizo ingeniero. Sí, yo iba a hacer lo mismo. Después reclamaría a Muñe, mi mujer actual; y a Rorro, mi hija, que es del primer matrimonio”.

Muñe –apócope de muñeca- vendía pizzas en su casa. Lorenzo la describía como una Venus de Milo, pero con brazos, cálida y cándida. Al hablar de Muñe la expresión del negro se asemejaba a la de un amante primerizo.

Pero ella, como Rorro, desconocía que Lorenzo vivía dos existencias paralelas, y que con esa doble vida recorría su laberinto personal. El era una moneda que giraba por el aire a cara o cruz, a mal o bien.

Lorenzo trabajaba días alternos como custodio de una policlínica del municipio de Centro Habana. Allí su actitud era ejemplar, nos aseguró. Mas sus días libres eran libertinos. Se dedicaba al proxenetismo y a la estafa. Esta la ejercía a veces a través de juegos de azar; otras, como “guía” de turistas inexpertos.

“Una vez -nos relató entusiasmado- viajé a Pinar del Río con un francés. ¡Qué vida! El lo pagaba todo: un apartamento que alquiló, bebida de la buena y a las mejores jineteras(1). Allá conoció a una temba(2) y se quedó con ella. No sé que le vio. El francés era un buen hombre. Yo siempre me porté bien con él. Aunque era muy confiado, jamás me aproveché de eso”. Nos miró con picardía y añadió: “¡Pero a otros...!”.

En una ocasión Lorenzo me dijo: “Ricardo, qué lástima que te dio por la política. Con tu pinta y facilidad de palabras, serías un estafador de primera”.

También nos hablaba de Rorro. Una linda adolescente que sabía valerse por sí misma. “Es como yo, pero honrada”. El sobrenombre surgió cuando era una bebé, pues la madre y Lorenzo le cantaban para dormirla: “A rorro mi niña, a rorro mi amor”. La muchacha estudiaba la enseñanza media en Miramar, un reparto de la antigua –y actual– clase alta. “Papi, allá los autos son cómicos, la gente se viste cómico(3), las casas son cómicas. En fin, Miramar es una comedia”.

El día que a Lorenzo le entregaron la petición fiscal, le dijo al guardia que servía la comida: “Échame más, ¡qué soy un pena de muerte!”. Y se rió. Pero un rato después nos miró serio y comentó en voz baja, casi consigo: “quién lo hubiera dicho, ¡yo deseando una sanción de 30 años!”.

Lorenzo regresó del juicio muy optimista. “Mi abogado dijo que cómo se iba a pedir sangre, si no se derramó una gota de sangre”. Y repetía a cada rato estas palabras, con el fervor que un moribundo invoca a Dios.

También nos comentó: “Ustedes no me van a creer, pero sentí más miedo cuando en el juicio vi el video de la lancha subiendo y bajando en aquel mar furioso, que cuando yo estaba allí mismito, jugándome la vida”.

Esa noche nos llevaron a una oficina. A los cuatro por separado. Cuando llegó mi turno, un capitán me explicó que aunque a Lorenzo le pedían la pena de muerte, eso no significaba que lo fusilarían. “Pero -puntualizó el oficial- algunos condenados a la pena capital se desesperan y se suicidan por gusto, pues la sanción no es ratificada por el Tribunal Supremo o por el Consejo de Estado”. Con este argumento solicitó mi cooperación para impedir -dado el caso- que Lorenzo atentara contra su vida. Accedí. Después me enteré que a mis otros dos compañeros de celda le pidieron lo mismo. Nunca supe que le dijeron a Lorenzo.

Desde entonces la ventanilla de la puerta tapiada la mantuvieron abierta; y afuera, un policía permaneció de guardia.

Al otro día por la tarde vinieron a buscar a Lorenzo. Regresó muy contento. “La Seguridad del Estado trajo en un auto a Rorro, a la mamá de ella y a mi madre. Me dijeron que el director del policlínico le iba a escribir al Consejo de Estado hablándole de mi buena actitud laboral”. Al rato vinieron de nuevo por él.

Ya a solas, el Chino, el otro muchacho y yo comentamos que esa visita era la despedida final. La policía política -y la otra- no acostumbra a traer a nuestros familiares para que nos visiten. Estábamos equivocados. No era la última despedida, sino la penúltima.

Lorenzo retornó feliz. Dos oficiales fueron a buscar a Muñe y había tenido una visita con ella. A discreción, mis compañeros de celda y yo nos miramos consternados. Comprendimos que Lorenzo sería ejecutado próximamente.

Aquella tarde la comida fue diferente a la habitual: medio pollo, arroz con moros, ensalada, vianda, postre y refresco. Lorenzo sospechó. “¿Medio pollo para cada uno?”. El guardián lo tranquilizó argumentando que habían traído tantos pollos que no cabían en las neveras, y a todos los detenidos les estaban sirviendo la misma ración. Lorenzo le creyó –o simuló creerle– era su última cena.

Horas después Lorenzo sintió un dolor en el pecho. Avisé al guardia. Se lo llevaron inmediatamente a la posta médica. Regresó al rato. Nos aseguró que se sentía mejor después que lo inyectaron. Estaba soñoliento. Obviamente lo drogaron. Transcurridos unos minutos, dormía otra vez con la inmovilidad de los difuntos. Recordé la noche que lo conocí. Apenas -y a penas- había pasado una semana.

Sería medianoche cuando abrieron la puerta. En el pasillo vi a seis guardias. Uno entró y despertó a Lorenzo. Se levantó aturdido. Se calzó con torpeza sus zapatos sin cordones. Me miró como preguntándome: “¿Qué ocurre?”. Se lo expliqué con una mirada. Le di una palmada en el hombro, y lo vi partir a la muerte.

Hospital Nacional de Reclusos. Prisión Combinado del Este. Ciudad de La Habana, septiembre del 2005.


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martes, noviembre 29, 2016

Las cenizas de Castro, solo para la elite del régimen. Una gran burla para los que fueron a ver, coartados o no, las cenizas de Fidel Castro Ruz en el monumentoa José Martí en la mal llamada Plaza de la Revolución en La Habana

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Esta burla me ha hecho recordar la famos obra Guillermo Tell de Friedrich von Schiller



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Las cenizas de Castro, solo para la elite del régimen



DDC
La Habana
29 de Noviembre de 2016

La televisión estatal mostró por primera vez este lunes la urna con las cenizas de Fidel Castro, que no están en ninguno de los puntos en los que rinden homenaje los cubanos, sino en la sala Granma del Ministerio de las Fuerzas Armadas, a la que solo ha tenido acceso la élite del régimen.

Raúl Castro; los comandantes de la Revolución Guillermo García Frías y Ramiro Valdés; el primer vicepresidente, Miguel Díaz Canel; el segundo secretario del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura; el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo, y otros miembros de la cúpula del régimen, guardaron un minuto de silencio en esa sala, ante las cenizas, y rindieron tributo al fallecido dictador en una ceremonia privada, según mostraron imágenes de la televisión.

Luego firmaron el juramento de lealtad al concepto de Revolución de Fidel Castro, que el régimen hace suscribir también a los cubanos en toda la Isla.

Este lunes miles de personas desfilaron por la Plaza de la Revolución para homenajear a Fidel Castro, pero pasaron solo ante imágenes del dictador y una muestra de sus condecoraciones.

El homenaje en la Plaza de la Revolución se extenderá hasta este martes. El miércoles comenzará el traslado de las cenizas hacia el Cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, en un recorrido que durará cuatro días y recrea a la inversa la llamada "Caravana de la Libertad", que encabezó Castro en enero de 1959.

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NTN24
Las cenizas de Fidel Castro no estaban en el lugar del homenaje, dice corresponsal en Cuba



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Pedraza Ginoris y su esposa Loly Buján (EPD) quién fuera también una exitosa y famosa directora de programas de televisión. Foto en Galicia, España

Tomado de https://www.facebook.com/bhalll/posts/10154749026605477

QUE LO DEFIENDAN ELLOS, QUE LO LLOREN ELLOS.

Por ¨Yin¨ Pedraza Ginoris
Retirado director de programas de televisión en Cuba y España

Ellos, los privilegiados, los mayimbes, los comandantes, los ministros, los del Buró Político, los del Comité Central, los jefes de esto y de lo otro, los grandes del Ministerio y del Ejército, los canchas del engaño y la manipulación, los que nos lo vendieron como “el máximo líder” cuando sólo era un tostao con ideas extravagantes y proyectos irrealizables, que estuvo a punto de provocar una guerra nuclear donde hubiéramos muerto todos sólo para complacer a su ego desmesurado y convertirse en figura mundial, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que vivían en el Country, en Nuevo Vedado y en zonas libres de apagones los que recibían en sus casas suministros que les llevaba una furgoneta sin letreros, los hijos de papá y mamá que usaban ropa de marca y podían oìr a Los Beatles, los que le echaban al bloqueo la culpa de su ineficiencia y su estupidez, los que, cuando la olla alcanzaba mucha presión, abrían la salida para que nos fuéramos de nuestra tierra, los que se apropiaron del nombre de Cuba, del himno, la bandera y el escudo, de Martí, Gómez y Maceo, los que nos prometieron un futuro luminoso si nos sacrificábamos unos años, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no han esperado dos horas para comerse un pan con pasta, los que nunca durmieron encaramados en una barbacoa, los que consumían gasolina sin preocuparse de tener bonos, los que decidían nuestros destinos y regían nuestras vidas sin consultarnos, los que desmantelaron la unidad de nuestras familias,
los que tenían seguras sus vacaciones gratuitas en Varadero y sus fastens por el extranjero para traer pacotilla, los que nos mandaron a morir en guerras que no eran las nuestras, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no se han apuntado en una lista de espera en una terminal de tren ni se han montado en una rastra para ir de pie de Santa Clara a Placetas, los que siempre resolvían las piezas de repuesto y las habitaciones en el Habana Libre, los que no saben lo que es bañarse con un cubo porque de sus duchas siempre salía agua, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los que no sufrieron la frustración de aguardar por una Ruta 2 que vino repleta y no paró los de la frase “la censura es necesaria porque estamos en guerra con el imperialismo” los que, aprovechándose de sus cargos, se templaron a las mejores hembras, los invitados a la tribuna que miraban a la masa desfilar, los que masacraron los derechos humanos, los que no permttían huelgas ni protestas de ningún tipo, los creadores de las brigadas de respuesta rápida, los milicianos de uniforme impecable que estaban muy ocupados para hacer guardias, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los homófobos que crearon la UMAP, los que iban a curarse al CIMEX y no al Calixto García, los que nos hicieron olvidar el sabor de los mangos y los mameyes, los que educaban a sus chamas en los exclusivos colegios bilingües adonde iban los hijos de los embajadores, los que nunca hicieron una cola, los que no se enteraron de que existía la libreta, los que vivían de puta madre en las embajadas cubanas en el extranjero, Ellos, los que nunca dejaron de tomar leche y comer carne, los que cuando rompían con su esposa o su querida les dejaban la casa y conseguían otra los que fueron a tumbar caña un día para tomarse una foto y colgarla en el despacho, los que persiguieron, los que acosaron, los inventores de los mitines de repudio, los que le taparon la boca a la gente, los que consideraban que cultura era una mala palabra,
los que llamaban al trabajo voluntario pero jamás iban, los que justificaban todo, hasta lo del remolcador, Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos, los desiguales en un país en que todos supuestamente éramos iguales, los que se proclamaban comunistas y nunca lo fueron, los que nos hicieron pasar hambre, los que no dejaron títere con cabeza, los que, cuando MamáURSS se fue al carajo, despreciaron la vía vietnamita y se enroscaron en un sistema que sabían que no funcionaba,  Ellos, los insensibles, los de arriba, los que se cagaron en el ideario de Abel, de Frank País, de José Antonio y de todos los que murieron luchando contra Batista, los que afirmaban que su revolución era para los humildes, más cubana que las palmas y la traicionaron desde el principio. Ellos, que lo defiendan y lo lloren ellos es natural y hasta lógico.

Pero, ¿tú?, tú que fuíste un matao, un "población", que hoy, después de todo lo que has visto y sufrido, después de que te hayas tenido que marchar fuera para poder respirar, que tú lo defiendas y lo llores basándote en la milonga de que gracias a él hubo sanidad y educación gratuita para todos...

Por favor, mi socio, explícame esa trova tuya porque hay algo que no entiendo.




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Andrés Oppenheimer: Fidel Castro fue todo menos un valiente. Castro era un cobarde que nunca se atrevió a permitir que su gente ejerciera sus derechos básicos, y que condenó su isla a la miseria.


Nota del Bloguista de Baracutey Cybano 


 Fidel Castro en descanso durante uno de los dos combates de  Pino del Agua

A lo planteado por Andrés Oppenheimer en su artículo se puede añadir lo siguiente:
Los tiranos  Castro   cuando la ¨candela¨ le  ha estado llegando cerca   tienen  su historia de huidas; veamos: lo hicieron cuando el ataque al Cuartel Moncada y en  el ¨combate¨ de Alegría de Pío y posteriormente se rindieron sin combatir; Raúl  en San Luis, Oriente, y Fidel o cerca de la Gran Piedra pues no estaba dormido según explicó el ya también fallecido Mario Chanes de Armas. Fidel Castro  huyó  cuando le disparó, junto a otro pandillero, a  Rolando Masferrer  cuando este caminaba cerca de la esquina de 12 y 23 en El Vedado en julio de 1947, según narra Roberto Luque Escalona en su libro Rolando Masferrer en el país de los mitos,  y  Masferrer reaccionó valientemente persiguiéndolo. Fidel, según cuentan,  no respondió al galletazo de Eufemio Fernández en Cayo Confites. Fidel no reaccionó a los empujones del oficial Lutgardo Matín Pérez cuando lo sacó violentamente del bufette de abogado de la calle  Tejadillo donde trabajaba,  según cuenta Roberto Martín Pérez en su libro que tiene por título el número de preso que tuvo durante años de los 28 años de prisión que cumplió en las cárceles Castristas..  Fidel  se escondió  cuando su entonces cuñado Rafael  Díaz-Balart  le avisó que Rafael Salas Cañizares estaba dentro de los triunfadores del golpe ¨manu militari¨ del 10 de marzo de 1952 y se refugió, como hizo anteriormente cuando la huida ante Masferrer,  en casa de su (media) hermana Lidia, en El Vedado.
 Rafael Díaz Balart lo narra así:
¨... el 10 de marzo de 1952, en horas de la madrugada me personé en la casa en que vivían Castro y mi hermana, junto a mis hermanos Frank y Waldo, Raul Castro y mi abuela paterna. Desperté a Fidel y le di la noticia. Su reacción fue de resignación y algo de disgusto por no haber captado esa posibilidad en la entrevista que junto a mí tuvo con Batista, en la que, como ya he relatado, intentó convencer al ex-presidente de que promoviera un Golpe de Estado. Pero seguidamente le dije que no era eso lo más importante para él, sino que había sido nombrado jefe de la policía el teniente Rafael Salas Cañizares, y que aunque Batista había dado órdenes estrictas de que no se produjera represión alguna, yo creía que él, Castro, debía saberlo. El hombre palideció  y me pidió que lo llevara para la casa  de una hermana suya, Lidia, con el fin de esconderse por un tiempo hasta que la situación se clarificara. Así lo hice, acompañado del hermano de mi mujer, Juan Caballero Brunet, y de Eduardo Borrel Navarro.¨ (Rafael Díaz-Balart, Cuba: Intrahistoria. Una lucha sin tregua, página 52)
Rafael Díaz Balart, que es el que introduce a Fidel en el gansterismo político al entrar en la Universidad de La Habana. dice en su libro sobre intrahistoria que Fidel sólo  atacaba, como miembro de la banda  cuando estaba en superioridad;  su banda era la UIR (hanía intentado primeramente entrar en una banda rival pero no fue aceptado)  que dirigia Emilio Tró, un veterano de guerra del ejército norteamericano cuando la II Guerra Mundial. Posteriormente Rafael Díaz Balart se alejo de las pandillas políticas y Fidel Castro siguió en ella. El grado máximo en esas banda era el grado de Comandante ¿ les dice algo ese detalle?

Fidel Castro corrió  y no trató de organizar la tropa cuando fueron sorprendidos en el cañaveral de Alegría de Pío; Raúl reaccionó de igual manera. Juan Almeida reaccionó valientemente diciendo: ¨Aquí no se rinde nadie, cojon..¨ ; Almeida, al igual que Efigenio Amejeiras, eran del ambiente marginal en La Habana.

Raúl  Castro tiene otra historia de huida  en el ataque a La Maya cuando le dijeron  que se acercaba una tropa de refuerzo del Ejército  y le dijo a su chofer ¨Maro¨ que  arrancara  el jeep  y huyó dejando a su tropa abandonada.  En el II Frente Oriental Frank País habían valientes como Lussón, Belarmino Castilla ¨Anibal¨, ¨Furry¨, etc. pero ni Raúl Castro ni los Casas Regueiros olian la polvora en los combates.
Huber Matos en la  entrevista donde se  habla de la huida del pueblo de La Maya dice:
¨En cuanto al temor de Raúl, eso era conocido. Raúl tenía fama de cobarde entre todos sus oficiales.  Raúl nunca iba a un combate. Una vez cuando le dijeron que venía el Ejercito le dijo a su chofer (Maro): “Óye, vámonos de aquí, arriba, vámonos”.  Maro contaba que como a la hora de huir de la Maya, le dijo a Raúl: “¿Qué hacemos? Aquí no van a llegar los guardias”.¨
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Fidel Castro fue todo menos un valiente

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Castro era un cobarde que nunca se atrevió a permitir que su gente ejerciera sus derechos básicos, y que condenó su isla a la miseria.
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Por Andrés Oppenheimer
Noviembre 28 de 2016.

No es elegante criticar a alguien que acaba de morir, pero viendo los mensajes de jefes de Estado de todo el mundo exaltando la supuesta valentía del recién fallecido gobernante cubano Fidel Castro, hay que decir la verdad: Castro fue todo menos un valiente. Por el contrario, fue un cobarde.

En primer lugar, fue un cobarde porque no permitió una elección libre en 57 años, desde que asumió el poder en 1959. Solo alguien que tiene miedo de perder no se anima a medirse con otros en elecciones libres.

Segundo, Castro fue un cobarde porque nunca permitió un solo periódico independiente, o estación de radio o televisión no gubernamentales. Sus críticos ni siquiera tenían acceso a los canales oficiales. Era como si no existieran. Castro daba la enorme mayoría de sus entrevistas a periodistas, modelos o figuras deportivas que le rendían pleitesía. Y las pocas entrevistas que dio a los periodistas serios fueron monólogos, en los que él hablaba todo el tiempo.

Recuerdo que a finales de la década de 1980, cuando le pedí al premio nobel colombiano, Gabriel García Márquez, que intercediera por mí para pedirle una entrevista con Castro, se rió y me dijo: “¿para qué quieres una entrevista con Fidel? Él nunca dice algo en una entrevista que no haya dicho en uno de sus discursos de cinco horas”.

El temor de Castro de perder su imagen omnipresente de máximo líder era tal que había prohibido a los medios hablar sobre su vida privada. Tenía que ser retratado como un semidios que había sacrificado su vida para el bien público. Durante décadas, el nombre de su esposa y sus hijos fueron un secreto de Estado.

 (Raúl Castro, Fidel Castro y Universo Sánchez en la cima del Pico Turquino durante la lucha contra el régimen de Batista. Universo Sánchez era el guardaespalda de Fidel en la Sierra Maestra. Cuentan que  en los años 80 ó 90 deñ pasado siglo XX Universo mató con una pistola a un ex oficial del MININT que pertenecía al núcleo zonal de Universo pero que le señalaba en las reuniones que no debía en zonas urbanas criar puercos. Raúl Castro riéndose sólo dijo que Universo estaba loco, Foto y comentario añadido por el bloguista de BC)


En un viaje a Cuba a principios de la década de 1990, un periodista del diario Juventud Rebelde, de la juventud comunista, me dijo que había sido reprendido por su jefe por tratar de publicar una foto de Castro comiendo en una cena. El comandante nunca podría ser mostrado comiendo, me dijo el periodista.

Incluso las circunstancias de la muerte de Castro pueden haber sido un montaje gubernamental: los medios oficiales cubanos dicen que murió el 25 de noviembre, que es el mismo día en que Castro y sus guerrilleros salieron del puerto mexicano de Veracruz en el yate Granma en 1955 para iniciar su insurrección armada en Cuba.

¿Habrán trucado la fecha de su muerte para mostrarla como un viaje heroico hacia el más allá, que coincide con la fecha del inicio de su gesta revolucionaria hace seis décadas?

Tercero, Castro fue un cobarde porque no permitió ningún partido político independiente. Según la Constitución cubana redactada por Castro, solo el Partido Comunista –que él presidió durante décadas– está permitido en la isla.

Castro usó el embargo comercial estadounidense como una excusa para prohibir partidos políticos independientes o libertad de reunión. Incluso, después de que entregó la presidencia a su hermano Raúl, aunque siguió siendo una poderosa figura detrás de bambalinas, el régimen cubano intensificó la represión a los de oposición pacífica, a pesar de la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, que inició el presidente Obama en 2014. Según la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional de Cuba, un grupo no oficial, los arrestos políticos documentados se han disparado de 6.424 en el 2013 a 9.125 en lo que va de este año.

Cuarto, Castro fue un cobarde porque nunca permitió a las instituciones financieras internacionales monitorear o verificar las alegres estadísticas económicas de su gobierno. Castro se jactaba de que Cuba redujo la pobreza y mejoró la salud y la educación, y gran parte de la prensa internacional se lo creyó sin cuestionamientos. Pero a diferencia de la mayoría de los países, Castro nunca permitió que el Banco Mundial u otras instituciones internacionales creíbles realizaran estudios independientes en la isla.
Se jactaba de los avances educativos de Cuba, pero nunca permitió que Cuba participara en las pruebas del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (Pisa). De hecho, muchos estudios demuestran que otros países como Costa Rica hicieron más progreso social que Cuba, sin pagar el precio de ejecuciones masivas, encarcelamientos y exilios.

Quinto, Castro nunca permitió a organizaciones internacionales de derechos humanos llevar a cabo investigaciones in situ sobre los abusos contra los derechos humanos.
Según el grupo de investigación Cuba Archive (cubaarchive.org), Castro fue responsable de 3.117 casos documentados de ejecuciones y 1.162 casos de ejecuciones extrajudiciales. En cualquier otro país, habría sido declarado un criminal de guerra.

Lo siento, pero no me impresiona para nada la narrativa convencional de que Castro fue un valiente revolucionario que desafió a 10 presidentes de Estados Unidos y sobrevivió a innumerables intentos de asesinato.

Los líderes valientes son aquellos que tienen el valor de competir con otros en elecciones libres. Castro era un cobarde que nunca se atrevió a permitir que su gente ejerciera sus derechos básicos, y que condenó su isla a la miseria.

Su muerte tendría que ser un recordatorio de que no hay tal cosa como un dictador bueno. Ya se trate de un autócrata derechista como Augusto Pinochet, o de un izquierdista como Castro, todos los dictadores son malos y, en el fondo, cobardes.

Andrés Oppenheimer
Periodista - Columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald.
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 WILLY CHIRINO - MEMORANDUM PARA UN TIRANO


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 RESULTADOS NO FINALES. INVESTIGACIÓN EN PROCESO

Derechos reservados, 2016.  Se autoriza la reproducción y uso de este material siempre que se cite su procedencia
Free Society Project–Cuba Archive/ info@CubaArchive.org/ Tel. (973)701-0520 / www.CubaArchive.or
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                                (Lorenzo Enrique Copello, Bárbaro Leodán García y Jorge Luís Isaac)


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Fusilados y cómplices en abril

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Se fusiló a tres cubanos jóvenes que no cometieron hechos de sangre, y de subir el tope de la ignominia se encargaron 27 intelectuales y funcionarios cubanos que produjeron un documento plañidero
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Por Haroldo Dilla Alfonso
 Santo Domingo
08/04/2013

En este abril de 2013 se cumple una década de uno de los momentos más deprimentes de la historia postrevolucionaria: la llamada primavera negra. Fue un momento en que Fidel Castro, entusiasmado por lo que asumía como una ola revolucionaria en América Latina y la llegada de los primeros lotes de subsidios venezolanos, decidió erradicar todas las muestras de descontento y oposición que se habían ido acumulando en ese camino de-derrota-en-derrota-hasta-la-victoria-final que él había trazado. El pretexto fue, como ha sido usual desde 1959, cerrar el paso a la amenaza imperialista.

Aunque la primavera negra es recordada sobre todo por el encarcelamiento sin derecho al debido proceso de 75 activistas opositores, quiero enfocar mi atención en otro hecho: el fusilamiento de tres jóvenes negros por el secuestro fallido de una lancha de pasajeros que brindaba servicios en la bahía de La Habana.

Como es conocido, un grupo de once jóvenes participaron en ese acto delictivo el día 2 de abril de 2003, con el propósito de alcanzar las costas de La Florida. Ello implicaba la toma como rehenes de una treintena de pasajeros, incluyendo dos jóvenes extranjeras que se convirtieron para los secuestradores y para la policía en las piezas claves de la negociación. Finalmente la lancha se quedó sin gasolina, lo que movió a los secuestradores a aceptar un acuerdo que solo la candidez puede aconsejar: ser remolcados hasta el muelle de Mariel donde serían reabastecidos de combustible para que pudieran reemprender la marcha al norte.

El resultado fue la captura de todos los secuestradores sin que hubieran producido daño físico alguno a ningún pasajero. El día 8 concluyó un juicio sumario en que los detenidos no tuvieron acceso a un abogado de su elección. Tres —Lorenzo Capello de 31 años; Bárbaro Sevilla de 22 años y Jorge Martínez de 40— fueron condenados a muerte, mientras otros fueron sancionados con penas que iban desde prisión perpetua hasta dos años de cárcel. Según la CIDH el estado cubano había procedido a “juzgarles y condenarles sin las debidas garantías procesales”, y entre ellas “por cuanto la tipificación para las ofensas cometidas por las presuntas víctimas (en la ley blandida) no prevé la pena de muerte, sino una pena privativa de libertad”.

En el tiempo galáctico de tres días la condenas fueron revisadas por el Tribunal Supremo y por el Consejo de Estado, cuyos miembros se pronunciaron unánimemente por el fusilamiento de los tres jóvenes. Finalmente fueron fusilados el día 11 de abril, sin notificarlo a sus familiares —que estuvieron todo el tiempo confiados en una revocación de la orden— ni permitir una despedida. Es decir que en 9 días transcurridos entre el 2 y el 11 de abril se decidió, apelaciones por el medio, sobre la vida de tres personas, y se procedió a la ejecución.
(Fidel Castro, Silvio Rodríguez, Amaury Pérez)

El Consejo de Estado basó su decisión, cito a Fidel Castro en una perorata de 4 horas que sucedió al fusilamiento, en “los peligros potenciales que implicaban no solo para la vida de numerosas personas inocentes sino también para la seguridad del país —sometido a un plan siniestro de provocaciones fraguado por los sectores más extremistas del Gobierno de Estados Unidos y sus aliados de la mafia terrorista de Miami con el único propósito de crear condiciones y pretextos para agredir a nuestra Patria”
.

Es decir, que según Fidel Castro se fusiló a tres cubanos jóvenes que no cometieron hechos de sangre, ni segaron vida alguna, para afrontar las supuestas amenazas del Gobierno americano presidido entonces por George W. Bush; por lo que cabe pensar que se tomó una decisión contra ciudadanos cubanos a partir de las actitudes del presidente americano. Quien por esa vía devino actor legal y político interno de Cuba, y Fidel Castro un vulgar “plattista” que aceptó la fuerza de la injerencia. Y volvió a hacerlo un tiempo después, cuando otros cubanos secuestraron una lancha en la costa norte pero esta vez con hechos violentos más severos, y sin embargo no fueron condenados a muerte porque esa fue la condición que el Gobierno americano puso para devolverlos tras ser interceptados por la guardia costera americana. También en este caso el Gobierno americano impartió justicia y decidió sobre la vida de los ciudadanos cubanos. Y nuevamente los dirigentes cubanos se sumaron al carro del “plattismo”.

De subir el tope de la ignominia se encargaron 27 intelectuales y funcionarios cubanos que produjeron un documento plañidero en el que declaraban a “los amigos del mundo” que “para defenderse Cuba se ha visto obligada a tomar medidas enérgicas que naturalmente no deseaba” y llamaba a repudiar “la gran campaña que pretende aislarnos y preparar el terreno para una agresión militar de los Estados Unidos contra Cuba”. Entre los intelectuales aparecen criaturas que nunca pierden una oportunidad de chapotear en el lodo, como son los casos de Silvio Rodríguez, Miguel Barnet y Amaury Pérez. No faltaron algunos funcionarios ilustrados —llamarles intelectuales hubiera sido una hipérbole imperdonable— como Carlos Martí, Eusebio Leal y Alfredo Guevara. Pero también firmaron figuras de las que uno siempre hubiera esperado, al menos, un retraimiento oportuno, como fueron los casos de Leo Brouwer, Chucho Valdés, Roberto Fabelo, el finado Cintio Vitier, su esposa Fina García Marruz y Marta Valdés.

Lo más aberrante del documento es que achaca la ignominia a Cuba, cuando en realidad solo una parte muy pequeña de ella fue culpable. La mayoría de los cubanos no conocieron del asunto hasta que Granma lo publicó, sin versión contrapuesta y siempre bajo el aviso de una macana policial que se agitó en estos días con más celeridad que nunca. Los emigrados, que también son Cuba, y cuya inmensa mayoría no tiene nada que ver con la metáfora de la “Mafia de Miami” tampoco fue parte de esa decisión. Y lo más importante, que también los jóvenes fusilados y sus familiares eran parte legítima de Cuba. En consecuencia, no fue solo una decisión criminal a espaldas de una parte mayoritaria de Cuba, sino también contra ella.

Es probable que al paso del tiempo, este hecho esté pesando en las conciencias de quienes decidieron por el fusilamiento sumario de los tres jóvenes negros. Es posible, por ejemplo, que en su deambular como administrador de un hospital sin futuro, Carlos Lage haya pensado en esto, o que lo haya hecho el excanciller cuando redactaba su cartica de arrepentimiento y notó que le faltaba la firmeza de pulso que tuvo cuando firmó la confirmación del crimen. Y es posible que cuando los voceros castrados del autoritarismo miran hacia atrás, también sientan algo de arrepentimiento por haber llamado a los amigos a no sonrojarse frente a la ignominia y el crimen.

Es una suerte para ellos que no tuvieron Bárbaro Sevilla, Lorenzo Copello y Jorge Martínez.

A ellos, nadie les dio la oportunidad del arrepentimiento.


© cubaencuentro.com




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