sábado, marzo 16, 2024

Cuba compró cifras récord de alimentos y productos agrícolas a EE.UU. en enero. Cuba aumentó un 39,4% la compra de alimentos a Estados Unidos.

 Tomado de https://www.cibercuba.com

Cuba compró cifras récord de alimentos y productos agrícolas a EE.UU. en enero

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Cuba aumentó un 39,4% la compra de alimentos a Estados Unidos.

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Redacción de CiberCuba

14/03/2024

Estados Unidos exportó a Cuba en enero pasado productos agrícolas y alimenticios por 45.168.873 dólares, un aumento de 39,4% en comparación con igual periodo de 2023.

El Departamento de Agricultura detalló en su informe correspondiente al primer mes del año que la cifra es abultada porque las compras de pollo superaron los volúmenes de venta anteriores, con $33.012.358 dólares.

Cuba también compró soja por valor de $2.853.680 dólares; $1.283.853 en carne de cerdo; $608.106 en carne de bovino, y $302.612 en café.

El economista cubano Pedro Monreal afirmó que las toneladas de carne de pollo exportadas por EEUU a Cuba registraron en enero de 2024 el sexto mayor valor histórico mensual desde 2002.

La carne de pollo es la principal fuente de proteína animal en Cuba, recordó.

Agrega que estas exportaciones reforzaron el repunte mensual iniciado en noviembre de 2023.

"En enero de 2024 con aproximadamente el mismo gasto se compraron 13,3% más toneladas que en diciembre de 2023 gracias a una reducción del precio", explicó.

Detalla que las cifras del Departamento de Agricultura de EE.UU incluyen todas las exportaciones de carne de pollo hacia Cuba contratadas por todos los tipos de clientes finales (estatal y MIPYMES).

Según el Consejo Económico y Comercial Cuba-EEUU, en el primer mes del año también se incrementaron las compras de vehículos usados en EE.UU. por parte de personas residentes en la isla. Los valores sumaron $3.071.000 dólares.

El pasado año Estados Unidos aumentó en un 4.2 por ciento las exportaciones de alimentos a Cuba, con un total de $301,727,842 dólares.

Ese año también llamó la atención el aumento de las importaciones de café desde EE.UU., las cuales alcanzaron la cifra histórica de 5.4 millones de dólares.

También se elevaron las donaciones humanitarias de EE.UU. a Cuba a $36,563,551 en 2023; en comparación con $30.083.306,00 en 2022.

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Jorge Luis González Suárez desde Cuba: Omnibús Santiago-Habana: Cuando el transporte interprovincial en Cuba no era un caos

 
Tomado de https://www.cubanet.org

Santiago-Habana: Cuando el transporte interprovincial en Cuba no era un caos

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Entre las múltiples compañías que prestaban este servicio con calidad antes de 1959 estuvo Santiago-Habana, que contaba con 117 ómnibus y tenía 35 salidas diarias.

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Jorge Luis González Suárez

15de marzo, 2024

LA HABANA, Cuba.- El transporte de pasajeros interprovincial antes de 1959 satisfacía con amplitud la demanda nacional. Entre las múltiples compañías que prestaban este servicio con calidad estuvo Santiago-Habana, propiedad conjunta de cinco personas: Ramón Martínez Echevarría, Juan Puentes Rodríguez, Ángel Hernández Fernández, Miguel A. Gómez de la Torre y Emilio Campos Lozano.

Con el lema publicitario “Santiago-Habana. La línea de mayor experiencia”, la compañía contaba en 1958 con 117 ómnibus, y tenía 35 salidas diarias en ambas direcciones. Los ómnibus que operaba eran todos norteamericanos, de la General Motors. Según creció, fue modernizando su parque. Así, fue la primera compañía en Cuba que importó los modelos Camberra con aire acondicionado, baño, amplios asientos muy confortables, además de prestar durante el trayecto almohadas para facilitar el descanso de los viajeros en los tramos largos, y crear un servicio de lujo.

Cada carro adquirido recibía una reparación capital en Estados Unidos. Traían un motor de reposición extra, pues cada seis meses de uso, se cambiaban para darles mantenimiento, y poner el otro reparado. De esta forma evitaban roturas, accidentes y molestias al usuario.

Su base central, con amplios talleres de reparación y equipamiento adecuado, se ubicó en 20 de Mayo y Línea del Ferrocarril, muy cerca del Estadio del Cerro. Allí, en lo que hoy es la Base Sandino, estaban las oficinas de la empresa, la cocina, el comedor y las habitaciones de descanso para los conductores cuando llegaban de viaje.

Los choferes eran escogidos por su pericia. Llegué a conocer a José Luis Obregón, quien era una estrella. Se mantuvo en su labor después de ser intervenida la compañía por el Estado. En más de 60 años de servicio no tuvo ningún tipo de accidente. Gozó del primer lugar en el escalafón de la actual empresa Ómnibus Nacionales hasta que se jubiló, poco antes de fallecer.   

Santiago-Habana poseía además la firma hotelera Santibana S.A, que era propietaria de hoteles en Colón, Santa Clara (el Gran Hotel), Ciego de Ávila y tenía proyectos de edificar otros. 

El hotel de Ciego de Ávila servía también para brindar desayuno, almuerzo o comida a los viajeros, o tomar refrigerios en su cafetería, durante su breve estancia. Cuando llegaban las guaguas a este punto, se cambiaba de carro mientras los pasajeros descansaban. Allí había otro vehículo, que esperaba con tripulación fresca para continuar el recorrido. Así se conservaban los equipos, y evitaban imprevistos en el camino. 

Otra variedad de servicios que ofertó Santiago-Habana fue los paquetes excursionistas a la Playa de Varadero. El viaje de ida y regreso en el día costaba 2.90 pesos, una facilidad indiscutible para el disfrute de cualquier capa social de la población.   

Después de ser intervenida la empresa por el Estado, aquellos ómnibus excelentes se fueron rompiendo por la falta de piezas de repuesto. Pero algunos se mantuvieron en funcionamiento hasta los primeros años de la década de 1970.  

Su calidad queda demostrada por una anécdota que escuché de un antiguo chofer. Decía que estaba un día en el taller y llegó otro compañero con su carro desde Guantánamo. Cuando el jefe de transporte le preguntó si tenía que reportar algún desperfecto, expresó: “A esto no le duelen ni los callos”.

Los sustitutos fueron primero los Skoda de Checoslovaquia. Vinieron después los Leyland ingleses, los Hino japoneses, los Ikarus de Hungría a través del CAME y hoy están los Yutong chinos, aunque del primer modelo de estos últimos, quedará una cuarta parte si acaso. Entre la falta de piezas de repuesto y los accidentes, el número de ómnibus inutilizados o destruido se calcula de forma conservadora en más de 4.000. La deuda contraída por la adquisición de estos ómnibus es astronómica.    

Hasta 1959 existían numerosas empresas de ómnibus con frecuencias constantes de salida desde sus agencias en la Terminal de Ómnibus u otros sitios en el país, con ida y regreso. Se podía llegar y adquirir un boleto casi al momento y salir en una hora o menos como promedio, aunque quien lo quisiera reservaba con antelación.  

En estos momentos nada más hay entre 48 y 49 salidas al día de La Habana para las demás provincias. Los pasajes se adquieren por una aplicación del celular, y son muy difíciles de conseguir, pues la demanda es insuficiente para cubrir las necesidades. Además, este sistema, para muchas personas, especialmente los ancianos y las personas que no disponen de un móvil, es bien engorroso.

El precio de los pasajes de los transportistas particulares llega ahora hasta cerca de los 5.000 pesos, cantidad imposible de sufragar por amplias capas poblacionales.

La alternativa de la lista de espera en la agencia de Villanueva puede que obligue a permanecer varios días haciendo cola hasta que aparezca alguna capacidad libre.

Ante la escasez de ómnibus, la aguda crisis energética, los problemas administrativos y los precios de los pasajes, es fácil comprender el actual caos del transporte interprovincial en Cuba. Ahora se viaja al interior del país solamente por una necesidad imperiosa.

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Pepe Forte

Septiembre 2, 2021

La Estación TERMINAL de Ómnibus de La Habana

Pepe Forte

2 años atrás

Las guaguas CANBERRA en CUBA



 Las guaguas CANBERRA en CUBA

https://youtu.be/vt_Bas9gdsIPepe Forte

un año atrás

 La Historia de OMNIBUS NACIONALES



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miércoles, marzo 13, 2024

Perspectivas del asalto al Palacio Presidencial de Cuba el 13 de marzo de 1957 que difieren de la versión oficialista Castrista. Video donde se muestra cuales eran las relaciones entre Fidel Castro y José Antonio Echeverría


 Nota del Bloguista de  Baracutey Cubano

(Parte trasera del Palacio Presidencial que fue por donde se inició el ataque al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957; en primer plano El Parque Zayas; hermoso parque  que fue  destruido para construir ¨El Memorial  Granma¨, en honor del yate que  hundió a todo un pueblo ....)


( Mapa de la época. En El Parque Zayas  se construyó El Memorial Granma)


En el ataque al Palacio Presidencial hubo muertos y heridos de ambas partes contendientes y también bajas colaterales.


Es extremadamente frecuente que  se obvie al escribir sobre  el asalto al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957 la participación de la Organización Auténtica  (OA), el brazo armado del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico),  pese a que de los 42 asaltantes al edificio del Palacio Presidencial 36 pertenecían a la OA y solamente 8 pertenecían al Directorio Estudiantil.

En el   libro La verdadera República de Cuba   del antibatistiano Dr. Andrés Cao Mendiguren se plantea que el Partido Socialista Popular o PSP  (nombre del entonces partido comunista en Cuba) obstaculizó  el ataque al Palacio Presidencial y, entre otros ejemplos,  escribe que el empleado del Palacio de Bellas Artes que tenía la misión de abrirle la entrada a los asaltantes para que subieran   a los altos del edificio y  dispararan desde  ahí   en contra de los defensores de Palacio que estaban ubicados en la azotea, era miembro del PSP  con la tarea asignada de  no cooperar  con la entrada de los asaltantes a dicho edificio. Tengo la opinión que los obstáculos  del PSP a dicho ataque no fue para favorecer a Batista sino a Fidel Castro pues.


(Fragmento   de  mi libro La Historia de Cuba que te ocultaron y otros temasa la venta en Amazon)

Fidel Castro rechazó el asalto al Palacio Presidencial porque de haber triunfado el asalto,  se hubiera convertido en una persona de segunda importancia y no  obtendría TODO el poder político y no hubiera podido imponer su dictadura. En sus declaraciones expresó que rechazaba los atentados personales pero en 1973 le encomendó al posteriormente fusilado Antonio ¨Tony¨ de la Guardía,  que secuestrara a Batista en España y que en un barco lo trasladara a Argelia y de ahi en avión lo llevara a Cuba para ser  juzgado. El día que llegó Tony de la Guardia a España  fallecía Batista de muerte natural.

 

 
 

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VIDEOS DONDE SE MUESTRA LAS VERDADERAS RELACIONES ENTRE FIDEL CASTRO RUZ Y JOSÉ ANTONIO ECHEVERRÍA


 De izquierda a derecha, Popi Corpión, José Antonio Echeverría, Fidel Castro, René Anillo y Rafael del Pino Siero (NO ES EL GENERAL DE BRIGADA DE LA AVIACIÓN CASTRISTA) durante la primera visita de José Antonio Echeverría a México donde redactan y firman “La Carta de México”, 29 de agosto de 1956, la cual no debe verse como un pacto entre el Directorio y  el M-26-7 (foto Cubadebate)
Y OTRAS GRANDES REVELACIONES ...

Streaming - presentación del libro: “FIDEL CASTRO Y EL DIRECTORIO REVOLUCIONARIO

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 Palacio Presidencial




Desmintiendo las manipulaciones: Ataque al Palacio Presidencial, 13 de marzo de 1957

(Correo enviado por Roberto Torricella a Zoé Valdés)

Por Roberto Torricella
julio 7, 2014
Parte I
En diciembre de 1956 se reunieron el Dr. Tony Varona, en sustitución del Dr. Prio, que volvió al exilio, el Dr. Blanco Santana por la Organización Auténtica, que estaba bajo el mando del Dr. Aureliano Sánchez Arango que era el brazo armado del Dr. Prio y los doctores Menelao Mora, Norberto Martínez y Ricardo Madam, con el propósito de concertar un plan para matar al Presidente Batista. El plan consistía en rodear el Palacio Presidencial e impedir que nadie saliera.

La intención de los miembros de la Organización Autentica el 13 de marzo de 1957, encabezando el grupo asaltante Menelao Mora con la ayuda estratégica de José Antonio Echeverría del Directorio Estudiantil Universitario desde Radio Reloj, fue no solamente asesinar al Presidente de la República, General Fulgencio Batista, sino también asesinar y liquidar a toda su familia. Esto quedó confirmado por el plano de Palacio Presidencial usado por los asaltantes que se encontró, proveniente de las oficinas de prensa del Palacio, y las anotaciones que contenía, verificando la macabra intención de asesinar a toda la familia presidencial ya que al revisarse dicho plano marcaba las habitaciones de los hijos de Batista con esta nota: “para que no quede ni la semilla”. ¿No les recuerda esto la ejecución comunista de la familia del Zar de Rusia?

(Camión donde se transportaron los atacantes)

En la planta baja del Palacio Presidencial se encontraban las Oficinas de Prensa. Los periodistas acreditados por sus respectivos rotativos, entraban y salían libremente para cumplir su trabajo, sin ningún escrutinio.
El Presidente Batista hace público en su discurso del 10 de Marzo de 1957 “Castro y su revolución obedecen consignas comunistas” y ya en la Sierra Maestra estaban practicando tácticas y métodos comunistas donde fusilaban a algunos de sus propios hombres. También el Presidente recibe información confidencial de un planeado ataque al Palacio Presidencial encabezado por Menelao Mora. El Presidente pide al Coronel Orlando Piedra le lleve esa información al amigo congresista Cándido Mora para evitar dicho ataque y su consecuente derramamiento de sangre pero debido a la fuerte enemistad existente entre ambos hermanos, Menelao y Cándido, éste último hizo varios intentos para comunicarse pero no lo pudo lograr.

El Comandante Armando Acosta, Jefe del Departamento de Represión del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), ordenó se patrullara Palacio 24 horas al día por dos carros del SIM dando vueltas, el primero en un círculo más cerrado (pegado al Palacio) y el otro en un círculo un poco más amplio, relevándose continuamente. El día del asalto eran los carros 72 y 69. El carro 72, al mando del Cabo Eustacio Morales Cruz, se había estacionado cerca de la esquina sureste del Palacio. A uno de sus hombres, quien fue entre los primeros en repeler el ataque, le partieron la garganta de su arma de un balazo. El carro 69, al mando del Sgto. Fidencio Delgado, llegó y se estacionó en la esquina suroeste del Palacio cerca de los cigarros Partagás, cerrando así el envolvimiento. Ambas unidades repelieron la agresión.

(Verja trasera  del Palacio Presidencial por el que entraron los atacantes)

El General Roberto Fernández Miranda, sin conocimiento y aprobación del Presidente, instaló de forma escondida dos ametralladoras calibre 30 debajo de las escalinatas del Palacio y principalmente, la ubicada a la derecha, cubría también la entrada trasera del Palacio por donde entraron los atacantes. Las municiones para éstas fueron adquiridas con una amplia donación hecha por un conocido amigo ingeniero cubano al constarse que las municiones dadas por órdenes del Jefe del Estado Mayor Conjunto, no servían y eran viejas.

En la oficina central del SIM había un oficial encargado de monitorear las transmisiones radiales y en cumplimiento de sus funciones, escuchó cuando José Antonio Echeverría tomó los estudios de Radio Reloj en Radiocentro y vomitó su asquerosa y mentirosa arenga anunciando que en ese momento se estaba atacando el Palacio Presidencial y que acababa de ser ajusticiado el tirano Fulgencio Batista. Batista no había sido asesinado. El gran error de José Antonio Echeverría que permitió contrarrestar el ataque y evitar su siniestro propósito, fue que él se adelantó e hizo su alocución-anuncio radial como unos 20 minutos antes que el ataque efectivamente comenzara.

El oficial del SIM, al oír la alocución de Echeverría, inmediatamente se comunica por la radio móvil con los carros del grupo de Represión incluyendo a los que estaban patrullando Palacio y pregunta si hay alguna novedad. El carro 72 que estaba en una de las esquinas norte contesta que todo estaba tranquilo y el carro 69, que se encontraba haciendo la circunvalación más amplia, contesta “informaré cuanto antes”. Al acercarse a la esquina opuesta es cuando ve que empiezan a atacar el Palacio y apresuradamente así lo reporta y comienzan a repeler la agresión. Este reporte es oído por muchos otros carros del SIM que comienzan a responder.

Viajaba por la Calzada de Columbia hacia La Habana el Comandante Armando Acosta en su vehículo del SIM que escucha el informe del ataque e inmediatamente da órdenes al SIM para que manden inmediatamente todos los carros del Depto. de Represión (eran como unos 20) al Palacio. El Jefe del SIM en esos momentos considera la orden “muy amplia” y solo manda 4 o 5 carros. El carro de Acosta inmediatamente viaja veloz hacia Palacio con las luces encendidas, sirena y un control remoto para cambiar las luces de los semáforos.

(Instantánea. En un sitio web se afirmó que estas personas eran policías o del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Fotos y comentarios añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

Como a siete minutos de empezado el ataque, el radiotelefonista del SIM trata de comunicarse nuevamente con el Comdte. Acosta pero ya éste no contesta pues había llegado a Palacio. Acosta llama al telefonista de Palacio Presidencial y pregunta por donde es el ataque a lo que éste responde que por la Calle Colón (la que pasa por detrás del Palacio y frente al Parque Zayas) y también informa que el Presidente y su familia estaban bien. Acosta, acompañado de un soldado y de su chofer, el soldado Toral, bloquean la entrada norte de Palacio parqueando el auto frente a la puerta principal, calle Refugio (entrada de Embajadores), por donde el vigilante de dicha puerta les da acceso y comienzan a repeler el ataque.

Los atacantes se precipitaron por la salida de atrás del camión, muy bien armados con carabinas americanas M2 semi-automáticas, con dobles magazines de 25 tiros “enteipados” en pares lo que les ahorraba tiempo cambiando los magazines. Asesinaron sorpresivamente a los tres soldados que custodiaban la puerta de la Calle Colón, Mario Verdesia Romero, y los cabos Carlos Hernández Cobo y José Rodríguez Lago, pero tuvieron la sorpresa que los dos carros del SIM le dieron la bienvenida. Muchos, al tirarse del camión, ya habían fallecido. En el piso del camión se encontraron como 8 o 10 pomitos de vidrio transparente, como de media pulgada de diámetro por dos pulgadas de largo, embadurnados por dentro de un polvo blanco, al parecer cocaína, suposición al saber que Eloy, hermano de Carlos Gutiérrez Menoyo, era dueño del bar “Eloy” en la calle Calzada en el Vedado, donde se vendía cocaína y por el enloquecido comportamiento de los atacantes. La naturaleza del referido polvo fue comprobada más tarde en el laboratorio.

Otro de los grupos de los atacantes fue neutralizado por el Sgto. Armando Alemán Gómez, de la guarnición de Palacio, que los contuvo cuando trataban de subir la escalera que conduce del segundo piso al tercero.

El Comdte. Rams desde el tercer piso con la familia presidencial pudo repeler la agresión eficazmente y evitar que tomaran las instalaciones del teléfono y así mismo ordenó al ascensorista que detuviera el elevator en el tercer piso de manera de cerrar el acceso a dicho piso. El elevador solo bajó al segundo piso cuando el General Fernández Miranda pudo llegar a dicho lugar, comunicarse directamente con el Presidente quien, después de confirmar ciertos datos de seguridad, autorizó al ascensorista bajara a recogerlo.

De los 42 asaltantes de los cuales 34 eran del partido auténtico y 8 estudiantes. Veinte y seis pudieron escapar y los 16 restantes perecieron en combate. Las bajas de los oficiales fueron 5 muertos y 28 heridos. No hubo necesidad de operación de limpieza ya que los que quedaron vivos fuera de Palacio huyeron, algunos de ellos heridos.

Lo que salva la situación es que el Presidente, complaciendo la solicitud de su esposa, permaneció con ella acompañando a su hijo menor, Fulgencito, que estaba enfermo con fiebre alta, y se encontraba desde la mañana en el tercer piso (área residencial del Palacio) ya que nunca bajó ese día a su oficina presidencial del segundo piso. Con el Presidente durante el ataque estaban, además de los mencionados familiares, el Comdte. Alfredo Rams Puente, Ayudante Presidencial, y el soldado Martín Pimentel.

El Presidente Batista, visiblemente compungido, bajó y salió de Palacio a la calle donde se preparaban para recibir otra posible ofensiva. El Presidente llegó frente al Comdte. Acosta y dijo: “Teniente, es triste que pasen estas cosas, especialmente cuando estamos haciendo esfuerzos tan grandes para ir a unas elecciones”.

Parte II

Leí un artículo que me han mandado esta mañana (ayer) sobre este tema del Asalto a Palacio. El ataque no fue preparado por el Directorio Estudiantil. Fue preparado por la Organización Auténtica, quien usó a algunos miembros del Directorio, entre ellos a José Antonio Echeverría, que gracias a que se adelantó 20 minutos anunciando el ataque por Radio Reloj, dio tiempo al Comandante Armando Acosta para dar instrucciones a los dos carros patrulleros que custodiaban Palacio y tomar la acción ya que todas las transmisiones eran monitoreadas en el SIM. Aunque no te lo puedo asegurar, entiendo que Aureliano Sánchez Arango no aceptó involucrarse en este ataque y pienso que pueda haber algo de cierto en esto ya que tengo en mi poder la nota a puño y letra del General Batista fechada Septiembre 6, 1961, donde donaba $1,000 a Aureliano, ya en el exilio, para ayudarlo en su organización contra Fidel y el comunismo. La nota del General Batista dice: “Manifiéstale que me satisface su cambio de actitud pues son muchos los amigos nuestros que se inspiraron en sus primeras declaraciones”.

Alfredo Sadulé es hijo del chofer de siempre que tuvo el General Batista. Creo que su padre se llamaba Armando y siempre me malcriaba pues conocía mis sentimientos hacia Batista principalmente por ser el padre de Rubén (mi hermano de toda una vida prácticamente). Alfredo, entiendo que solamente sirvió como ayudante del Presidente los últimos meses del año 1958, seis u ocho meses solamente, puesto que su trabajo principal de siempre era ayudante de Marta, la primera dama. También entiendo que Alfredo no estuvo en Palacio durante el ataque ni participó en el mismo. La persona clave que estaba en el tercer piso con la familia fue Alfredo Rams que aparece en la foto publicada de los ayudantes conjuntamente con Armando Acosta. Fue Alfredo Rams quien bajando en el elevador, subió a Roberto Fernandez Miranda al tercer piso en el medio del tiroteo una vez que Batista confirmó que Roberto estaba solo y no “obligado” ya que los atacantes no podían subir puesto que el elevador fue detenido en el tercer piso.

(Fulgencio Batista y su esposa Martha en el Palacio Presidencial) 

Hay un comentario que no recuerdo si me lo dijo Batista o me lo dijo el Coronel Orlando Piedra. Llegó información al Presidente del plan de atacar Palacio y se le dijo que el ataque lo dirigía Menelao Mora. Como el hermano de Menelao, Cándido, era amigo y miembro de la Cámara, Batista le mandó un mensaje con Piedra para que hablara con su hermano y no hicieran el ataque y se evitara el derramamiento de sangre. Piedra fue a ver a Cándido Mora inmediatamente y éste le dijo que no se trataba con su hermano pero que intentaría hacerle llegar el mensaje (es por esta razón que yo pienso que Menelao adelantó la fecha de ataque a la originalmente programada). Batista estuvo opuesto a aumentar la seguridad de Palacio a pesar de la noticia, pero a escondidas de él y sin su aprobación, Roberto Fernández Miranda escondió dos ametralladoras calibre 30 debajo de las escaleras de la entrada principal (entrada de Embajadores) y una de ellas tenía tiro directo a la puerta trasera por donde entraron los asaltantes. Las balas que se pidieron al Gral. Tabernilla para estas dos ametralladoras estaban viejas y se dudó de su efectividad. Entonces un amigo de todos, contratista, donó $20,000 y con eso se compraron las balas para ambas ametralladoras. La del lado derecho fue la más efectiva en detener la entrada de los maleantes al Palacio.

No se si se transgredía el pacto de Fidel y José Antonio hecho en México pero si entiendo que Fidel no estuvo de acuerdo con el ataque porque entonces perdería él el liderazgo ÚNICO que en realidad es lo que lo convirtió en dueño de Cuba. Al salir Jose Antonio de Radio Reloj y tomar un carro (mal parqueado en dirección opuesta en la Calle 23), tomó rumbo a la Universidad y en el camino se toparon con un carro de la policía haciendo la patrulla normal en el área. José Antonio le abrió fuego -la policía nunca lo inició pues desconocía quienes iban en el auto- pero cuando recibieron los tiros del auto donde viajaba Echeverría, respondieron y murió en combate, no asesinado como insinúa el artículo.

Batista nunca bajó a su despacho pues Marta le pidió se quedara acompañándola ya que Fulgencito estaba enfermo con fiebre alta. El General se quedó en su despacho del tercer piso todo el tiempo. De hace muchos años entiendo que había una escalera que comunicaban el segundo y tercer piso con una reja con llave pero el General siempre usaba el elevador que le quedaba casi al lado de su oficina. No recuerdo en mis visitas a Kuquine y a la casa del General en el Campamento de Columbia que se hablara a nivel familiar de una “puerta secreta”, pero reconozco no tenían que decírmelo a mi.

(Fulgencio Batista hablando en un discurso) 

El plano de la parte interior del Palacio fue pintado por uno de los periodistas asignados a Palacio. Armando Acosta lo tuvo en sus manos al confiscarlo y marcaba las habitaciones de los hijos del General y Martí diciendo lo que digo en el artículo adjunto.

El 10 de marzo de 1952, Batista nunca ordenó una “embestida” contra el Palacio ya que cuando los militares llegaron, desde Palacio fueron recibidos a tiros y uno o dos de elos murieron. Como ya sabes y te lo adjunto de nuevo, el golpe de estado nunca fue organizado por Batista. Fueron los tres profesores ortodoxos de la Escuela Superior de Guerra quienes con la aprobación de Eduardo Chibás lo organizaron con la ayuda dentro de Columbia del Capt. García Tuñon. Chibás lo encabezaría como líder populista que los militares necesitaban para evitar el derramamiento de sangre pero cuando ve que su popularidad aumenta a nivel electoral, decide no apoyar el golpe y dice a los tres profesores que lo detengan. Ellos lo hicieron pero García Tuñón no pudo detenerlo con los oficiales dentro de Columbia y exigieron se buscara otro líder populista. Escogieron todos ellos a Batista que rechazó encabezarlo a pesar que Carlos Prío le mandó un mensaje con el Dr. Juan J. Remos que él estaba listo para entregar su mandato a los militares por haber perdido autoridad y por la infiltración comunista dentro del Partido Ortodoxo. En la última visita que García Tuñón hace a Batista en Kuquine en Febrero de 1952 (después del asesinato del Dr. Alejo Cossío del Pino), éste le dijo que con él o sin él los militares darían el golpe. Es ahí donde Batista acepta ponerse al frente. Es el 7 de marzo de 1952 donde Rubén y yo estamos comiendo en casa de su hermana Mirta con Batista, cuando llegan tres personas, el General habla con ellos 5 minutos, y después nos enteramos que ese día fue que se decidió el golpe el día 10. Nos enteramos después que los tres visitantes fueron Colacho Pérez, Rodríguez Calderón y García Tuñón.

Batista no fumaba tabaco en su oficina. En la papelería personal del Presidente -que Roberto Batista conmigo, ayudamos en distintas ocasiones a Rubén a organizarla para donarla a la Universidad de Miami- nunca vi nada sobre la “puerta secreta” y repito, el General tenía por costumbre subir y bajar en el elevador. Si los asaltantes hubieran encontrado las escaleras, también hubieran tenido dificultad en subir puesto que las rejas estaban bajo llave y candados, según entiendo por las explicaciones que he recibido de personas muy confiables en el tema. Repito: Batista usaba el elevador, no necesariamente las escaleras.

Le mando copia a Roberto Batista para que me corrija cualquier error que considere o que conozca mejor que yo.

Un beso.
Roberto Torricella.
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(Foto de  la Ceremonia de graduación de un grupo de cadetes ese día, los cuales ante el asalto se sumaron a defender al Palacio Presidencial)
 
 Después del ataque


Del capítulo “El ataque a Palacio”, del libro “Mis relaciones con el General Batista” por Roberto Fernández Miranda-Ediciones Universal-Miami-1999

 Palacio resistió con éxito la embestida de los elementos hostiles. Los muchachos de la Marina de Guerra acudieron casi inmediatamente, porque en La Punta existía un retén siempre listo para esa misión específica. Infortunadamente los marinos no se dirigieron a los edificios circundantes para desalojar a los asaltantes que allí hubiera sino que vinieron directamente a Palacio, entraron en él, y mezclados con los defensores, formaron en la planta baja una algarabía de mil diablos. Todo esto se produjo en la prolongación de un estado de alarma que habría sido dominado en menos de 30 minutos.

El plan del enemigo consistió en que, un vehículo comercial, con unos 40 hombres armados en su interior, se detendría frente a la puerta que da a la calle de Colón, y que era por donde generalmente se entraba y salía de palacio. Esta puerta era en realidad una verja de hierro que se mantenía cerrada con cadena y candado. Aunque justo es decir, que debido al constante trasiego del público, el candado rara vez se cerraba.

Teniendo en cuenta esa circunstancia, y fingiendo una rotura, el camión se situaría directamente frente e a esa entrada, bajándose primero dos o tres hombres, como quien va a arreglar el vehículo, pero abalanzándose enseguida sobre la verja para impedir que se pasara el candado. Por ella se precipitarían los asaltantes que subirían al primer piso (que nosotros llamábamos el segundo). Estos hombres se correrían a lo larga de la gran galería que por tres lado circunda el patio central, hasta llegar al ángulo opuesto donde estaba el despacho del Presidente, y allí lo matarían.

…Pero esta sorpresa quedó anulada cuando un automóvil que venía delante del camión disparó, matándolo, al soldado de posta que se mantenía por fuera de la puerta, y que tenía su recorrido a lo largo de toda la acera. Este pobre soldado, casi un niño, de apellido Verdecia, se desplomó acribillado a balazos; pero en incidente avisó al guardián de la verja soldado Hernández (ascendido póstumamente a cabo) quien se apresuró a cerrarla y a pasar la cadena.

Fue entonces que el camión se detuvo, pero los hombres encargados de apearse los primeros como quien van a reparar la avería, se vieron obligados a arrojarse del vehículo y correr directamente hacia la cancela para impedir que fuera cerrada. El soldado Hernández, por su parte no tuvo tiempo de pasar el candado, pro se aferró con ambas manos a la cadena. Los asaltantes le descerrajaron varios tiros a boca de jarro pero, dato curioso, las crispaciones de la agonía mantuvieron a Hernández asido a la cadena y solo pudo desprendérsele después de muchos golpes y empellones.



Otros asaltantes también hicieron fuego a través de la reja, matando alo sargento Ríos y al vigilante Lugo…..Y entonces jugó el factor principal que fue la entrada en acción de la ametralladora oculta bajo la Escalera de los Embajadores. Dos minutos bastó a su dotación para hallarse en posición de fuego. Al abrirse la puerta de hierro se precipitaron dentro cuatro o cinco de los principales cabecillas…Estos hombres quedaron en el Cuerpo de Guardia mientras dirigían a otros más hacia la escalera de la izquierda que da al segundo piso. Después del combate hallamos los cuerpos de estos últimos a lo largo de los corredores….Al abrir fuego la ametralladora, todos cuantos después trataron de entrar fueron abatidos. Hallamos amontonados, junto a ella, catorce cadáveres, casi seccionados por los proyectiles.

Los demás de ese grupo corrieron por la galería hasta su final, doblando entonces hacia el Salón de Audiencias, que daba por la derecha, al Salón del Consejo de Ministros, por un lado y al despacho del Presidente por el otro…Se les dio el alto y ellos contestaron: “somos gente de Pizzis de Porras”, pero al mismo tiempo lanzaron una granada que por fortuna no estalló ….el teniente Ramos les disparó matando a los tres.

A partir de este instante puede decirse que el enemigo perdió toda cohesión y los que quedaban se l imitaron a correr por los pasillos sin objetivo aparente. Así fueron cayendo uno tras otro, casi todos por el fuego del Sargento Pimentel, que les disparaba desde el tercer piso.


(Batista después de neutralizado el ataque al Palacio Presidencial)
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Detalles históricos del ataque al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957.



Maikel Mederos Fiallo
13 de marzo de 2020

El presente artículo se elabora complaciendo peticiones de que escribiera sobre los sucesos acaecidos el 13 de marzo de 1957. Aclaro, como autor, que no simpatizo con ninguna de las partes involucradas. Solo deseamos historiar sobre un acontecimiento importante sobre el que existe mucho desconocimiento e interés. No sé si las personas se habrán hecho alguna vez las siguientes interrogantes: ¿De quién fue la idea de atacar el Palacio Presidencial? ¿Qué hubiese sucedido si el Directorio tenía éxito en sus planes? ¿Cuál era la visión del Directorio, de José Antonio y otros allegados sobre Fidel Castro? ¿Cuál fue la reacción de Castro al conocer lo sucedido? ¿Correspondieron los planes originales con los sucesos que en realidad ocurrieron? Yo tengo mis respuestas históricas a esas preguntas, voy a compartirlas. Utilizaré mis mejores armas para este tipo de investigaciones. Me disculpan su extensión, resulta imposible omitir importantes detalles de lo sucedido.
Introducción.

Desde la creación del Directorio Revolucionario (brazo armado de los universitarios) su tesis fundamental era utilizar las armas, de las cuales tenían mínimo conocimiento y entrenamiento, pero la tesis de “golpear arriba”, o sea, eliminar físicamente a Batista, era una vieja idea de los auténticos más beligerantes (en esta organización había varias tendencias).

El plan de un ataque comando no fue precisamente de la organización estudiantil, este tipo de acción fue planteada por un grupo conocido como “Los Gallegos”, veteranos de la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial, de tendencia auténtica (Carlos Gutiérrez Menoyo y Eduardo García Lavandero eran sus líderes, este último preso y eliminado en un intento de fuga del Príncipe, donde se asegura que Faure Chomón tuvo mucho que ver en que no se rescatara a Eduardo). Evelio Prieto, depositario de un arsenal de armas de los auténticos, garantizaba el necesario equipamiento militar para una acción como la planificada.

Históricamente en Cuba se ha planteado que el ataque al Palacio Presidencial fue una operación armada del Directorio Revolucionario (el mismo Echeverría lo proclama en su famosa e inoportuna arenga) cuando en realidad la mayor parte del grupo eran hombres de militancia auténtica (aún cuando los dirigentes de esta no los respaldaran), con el apoyo del Directorio estudiantil, o sea, todo lo contrario a lo que se afirma.

A pesar de la firma de la Carta o Pacto de México, por José Antonio Echeverría y Fidel Castro, el 30 de agosto de 1956, llama la atención, como al producirse el alzamiento del 30 de noviembre y el desembarco del Granma, el Directorio no hizo absolutamente ninguna acción de apoyo a los castristas. Se ha afirmado que la organización estudiantil carecía de armas para esa fecha, pero es que el estudiantado ni siquiera realizara una “tángana”… ¡Nada!

Fidel Castro era bien conocido de sus tiempos universitarios y existían fundamentadas sospechas sobre sus verdaderas intenciones y se tenía idea de las pretensiones en caso de llegar al poder. Existen acontecimientos posteriores que confirman todo esto, incluso, ya estando muertos muchos de sus más enconados críticos (recuerden el camión de armas para la Universidad en enero de 1959 y el discurso de Castro de ¿Armas para qué?). Armas para evitar justo lo que sucedió después.

Destacados miembros del Directorio pasaron después en enero de 1959 a la oposición anticastrista y el asaltante y sobreviviente de los sucesos del 13 de marzo de 1957, Ricardo Olmedo Moreno, encargado del grupo que enfrentaría la guarnición palatina estuvo involucrado en un plan de atentado a Castro y fue fusilado. Otros optarían por el exilio.

Se cuenta que cuando Fidel Castro supo de esta acción en la Sierra Maestra, su primera reacción fue decir: “Están locos” (Claro, si tenía éxito este ataque, dejaba de existir una justificación a su presencia en la Sierra Maestra y su liderazgo cedería ante los jóvenes que fueron a una acción prácticamente suicida). Eso está documentado hasta en una entrevista y se hizo público para molestia de Castro. Otro detalle… ¿No había sido el Moncada en 1953 una locura también?

Los hechos del 13 de marzo de 1957.

Batista había recibido una confidencia sobre un probable ataque que sería encabezado por Menelao Mora. ¿Cuándo? No se sabía. A través del coronel Orlando Piedra, se le dijo a Cándido Mora, afín a Batista, que disuadiera a su hermano de esa terrible idea para evitar derramamientos de sangre… No se comunicaron los Mora por la enemistad existente entre ambos por cuestiones políticas.

El general Roberto Fernández Miranda, sin conocimiento y aprobación de Batista, instaló por su cuenta, dos ametralladoras calibre .30 debajo de las escalinatas del Palacio y principalmente, la ubicada a la derecha, cubría también la entrada trasera del Palacio, por donde penetraron los atacantes. Las municiones para éstas fueron adquiridas con una amplia donación hecha por un conocido amigo suyo ingeniero cubano, al constarse que las municiones dadas por órdenes del Jefe del Estado Mayor Conjunto, no servían y eran viejas.
En la oficina central del SIM había un oficial encargado de monitorear las transmisiones radiales y en cumplimiento de sus funciones, escuchó cuando José Antonio Echeverría tomó los estudios de Radio Reloj en Radiocentro y divulgó la arenga anunciando que en ese momento se estaba atacando el Palacio Presidencial y que acababa de ser ajusticiado el tirano Fulgencio Batista. Cosa completamente falsa. Batista no había sido asesinado. El gran error de José Antonio Echeverría permitió en buena medida contrarrestar el ataque y desbarató el factor sorpresa pues, se adelantó e hizo su alocución-anuncio radial unos 15 minutos antes que el ataque, efectivamente, comenzara.


El comandante Armando Acosta, Jefe del Departamento de Represión del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), había ordenado, desde días antes, se patrullara el Palacio las veinticuatro horas con dos carros del SIM dando recorridos circulares, el primero en un radio más cerrado (pegado al Palacio) y el otro en un círculo un poco más amplio, relevándose continuamente. El 13 de marzo eran los carros 72 y 69 los que realizaban la misión.

El oficial del SIM, al oír la alocución de Echeverría, inmediatamente se comunica por la radio móvil con los carros del grupo de Represión, incluyendo a los que estaban patrullando Palacio y pregunta si hay alguna novedad. El carro 72 que estaba en una de las esquinas norte contesta que todo estaba tranquilo y el carro 69, que se encontraba haciendo la circunvalación más amplia, contesta “informaré cuanto antes”. Al acercarse a la esquina opuesta, es cuando ve que empiezan a atacar el Palacio y apresuradamente así lo reporta y se disponen a repeler la agresión. Este reporte es oído por muchos otros carros del SIM que comienzan a responder.

Viajando por la Calzada de Columbia hacia La Habana, el comandante Armando Acosta en su vehículo del SIM, escucha el informe del ataque e inmediatamente da órdenes al SIM para que manden inmediatamente todos los carros del Dpto. de Represión (eran unos 20 carros) al Palacio. El Jefe del SIM en esos momentos considera la orden “muy amplia” y solo manda 4 ó 5 vehículos. El carro de Acosta inmediatamente viaja veloz hacia Palacio, con las luces encendidas, sirena y un control remoto para cambiar automáticamente las luces de los semáforos. Este vehículo era conocido como “El Puntero” y encabezaba los desplazamientos móviles de Batista.

El carro 72, al mando del cabo Eustacio Morales Cruz, se había estacionado cerca de la esquina sureste del Palacio. A uno de sus hombres quien fue de los primeros en repeler el ataque, le partieron la garganta de su arma de un balazo. El carro 69, al mando del sargento Fidencio Delgado, llegó y se estacionó en la esquina suroeste del Palacio, cerca de los cigarros Partagás, cerrando así el envolvimiento. Ambas unidades se batirían a tiro limpio con los atacantes.

A las 2:46 de la tarde dos automóviles y un camión habían partido rumbo al Palacio Presidencial con aproximadamente 46 asaltantes (38 de ellos en el camión) de los cincuenta previstos. Una de las gomas traseras estaba ponchada, lo que obligaba a disminuir la velocidad de marcha y a tener cuidado en los giros, pues los muelles, con el peso de las armas y el personal, cedieron. A ello hay que agregar, que próximo al Barrio Chino el chofer del camión extravió la ruta, teniendo que regresar.

A las 3:24, dos jóvenes detuvieron un ómnibus de la ruta 14, en la calle Chacón, situándose en el estribo delantero. Unos metros atrás marchaba un autobús M-1. Por Monserrate subían los autos seguidos del camión de reparto color rojo con el rótulo comercial “Fast Delivery, S.A.”, chapa 362-735.

Al siguiente minuto, los cinco vehículos coincidieron al costado de Palacio, en la cuadra de Colón, limitada por Zulueta y Monserrate. De súbito el camión se detuvo como si hubiera sufrido una interrupción mecánica. Uno de los autos pasó a su izquierda a moderada velocidad hasta quedar situado frente a la puerta de acceso a la residencia palatina. El otro se detuvo también junto al carro rojo de reparto. Eran exactamente las 3:25 de la tarde.

Enseguida se precipitaron los acontecimientos. Del primero de los vehículos, conducido por Luis Almeida Hernández, descendió un grupo de jóvenes precedidos por Carlos Gutiérrez Menoyo —armado con una M-3— y José Castellanos Valdés —con una Thompson— que se lanzaron corriendo hacia la entrada del Palacio.

– ¡Ahora! ¡Al asalto! – se oyó gritar a uno de ellos.

Las primeras ráfagas barrieron la puerta abatiendo la posta custodiada por el soldado Mario Verdaza Romero, a los cabos José Rodríguez Lugo y Carlos M. Hernández, del Ejército. Todos cayeron muertos.

La guarnición, policías y efectivos del SIM ripostó. Del ómnibus de la 14 y del autobús bajaron otros insurgentes, mientras al estampido seco de las armas automáticas se incorporaban las explosiones más secas y amplias de las granadas de mano. Ya, desde los pisos superiores también abrían fuego cerrado. El vehículo de la COA, atrapado en la línea de fuego, fue acribillado a balazos, en tanto el transporte de la otra empresa, más afortunado, lograba eludir la zona de peligro.



(Todas las fotos fueron añadidas por el Bloguista de Baracutey Cubano)

ametralladora calibre .30, ubicada en la arcada de la escalera de los embajadores, fue rápidamente puesta en posición de combate y con su fuego, unido al de otros miembros de la guarnición que se encontraban descansando en el cuartel de la planta baja, comenzó a realizar fuego concentrado contra la puerta de Colón, matando o hiriendo a muchos atacantes, los que se vieron obligados a acceder al segundo piso por la escalera del ala izquierda. Una granada logró silenciarla y los atacantes que habían logrado mantenerse en el local del oficial de guardia irrumpieron en el patio central, lo que extendió el combate en toda la planta baja.

Como a los siete minutos de empezado el ataque, el radiotelefonista del SIM trata de comunicarse nuevamente con el comandante Acosta pero ya éste no contesta, pues había llegado a Palacio. Acosta había llamado al telefonista de Palacio Presidencial y pregunta por dónde era el ataque, a lo que éste responde que por la Calle Colón y también informa que el Presidente y su familia estaban bien. Acosta, acompañado de un soldado y de su chofer, el soldado Toral, bloquean la entrada norte de Palacio parqueando el auto frente a la puerta principal, calle Refugio (entrada de Embajadores), por donde el vigilante de dicha puerta les da acceso y se suman a la defensa.

Los atacantes, entretanto, se habían adueñado del vestíbulo. El sargento Ríos intentó detenerlos, parapetado tras una columna. Al cambiar de posición quedó al descubierto y cayó alcanzado por las balas. Así, la vanguardia atacante, gana la escalera de mármol que llevaba al segundo piso. Otros permanecieron en la planta baja en una acción protectora, enfrascados en plena balacera con la guarnición. Miembros de las Fuerzas Armadas, surgían de todas partes para rechazar el asalto.

La muerte empezó a clarear las filas del comando de auténticos y estudiantes. Desde el Palacio de Bellas Artes, atravesando el parque Zayas, otro grupo corrió a reforzar el ataque. A mitad del camino, una ametralladora calibre .50 funcionó en la azotea palatina. Las trazadoras, como una línea de chispas, marcaban la dirección de los proyectiles diezmando a los que avanzaban.
Los insurgentes quedaron divididos en tres segmentos. Un grupo de ellos, no más de quince, se abrió paso hasta el segundo piso. Otro se mantuvo en el vestíbulo y en el patio, aferrado a sus posiciones. El tercero frustrado en el propósito de atravesar la cortina de fuego que descendía de las azoteas y ventanas de la mansión ejecutiva, se desplegó hacia las zonas aledañas atrincherándose en los contornos. A poco tenían que resistir las primeras incursiones de las perseguidoras que rápidamente convergían hacia la zona beligerante.

Los asaltantes que alcanzaron la segunda planta se dividieron en dos grupos. Uno de ellos, formado por Carlos Gutiérrez Menoyo, Luis Gómez Wangüemert, Luis Almeida Hernández, José Castellanos Valdés y Luis Goicochea Quirós, avanzó hacia el ala oeste y logró llegar hasta el Salón de los Espejos. Desde las ventanas que dan a la terraza norte comprobaron que llegaban varios carros patrulleros de la policía y se situaban en la Avenida de las Misiones, por lo que dispararon sobre ellos. Luego continuaron en busca de su objetivo fundamental: Batista.

Fueron a parar hasta las puertas del despacho del General – Presidente. La despedazaron con una granada, pero cuando fueron a penetrar, un militar, el sargento Ramos, los rechazó con una ráfaga de ametralladora. Lanzaron más granadas, que bien por defectos de fabricación o por inexperiencia en su manejo, no estallaron. Luego se comprobó que casi ninguna hizo explosión. Luis Almeida se extravió en el pasillo que conduce al Salón de los Espejos y quedó separado del grupo.

Gutiérrez Menoyo ordenó subir a la tercera planta, pero el cerrado fuego del sargento Armando Alemán Gómez impedía avanzar por la escalera. Uno de los viejos empleados de la casa presidencial, refugiado tras una mesa, se vio frente al cañón de una ametralladora.
– Pronto, ¿dónde está Batista?

El aterrorizado mayordomo balbuceó unas palabras confusas. Posteriormente Rasxach (ese era su apellido) contó que Batista y su Ministro de la Presidencia, Andrés Domingo y Morales del Castillo, estaban tomando el café cuando comenzaron los disparos. De inmediato ambos salieron del despacho presidencial y, tomando la puerta privada de los presidentes situada en el local donde trabajaban el ayudante militar de guardia y el ujier, subieron al tercer piso seguidos por el ayudante militar.

Su captor, joven, trigueño, de gesto duro, iba a repetir la pregunta cuando uno de sus compañeros le gritó desde el pasillo.

– ¡Vamos por aquí!

Los integrantes del pequeño grupo revisaron el parque que les quedaba y comprobaron que estaba casi agotado. Este factor los obligaba a iniciar el repliegue regresando a la escalera del ala sur, donde se unieron al otro grupo.

Testimoniaba Luis Goicochea:

"Salimos del despacho y nos dirigimos hacia una escalera de caracol para tratar de llegar al tercer piso. Inútil. Desde la azotea y el piso de arriba nos disparaban despiadadamente... Estábamos ya cortos de municiones... La ametralladora de Carlos se había encasquillado, Castellanos tenía los cargadores vacíos. El grupo de apoyo no había aparecido por parte alguna".

Carlos Gutiérrez no perdía su optimismo:

– ¡Muchachos, ya estamos en el tercer piso, vamos! – gritaba –. Machadito le señaló la necesidad de traer como refuerzo a los compañeros que combaten desde la planta baja. Carlos estuvo de acuerdo y fue a buscarlos, acompañado de Castellanos.

José Castellanos encabezaba la marcha, pero al llegar al espacio abierto, donde comienzan los escalones, fue alcanzado por disparos hechos desde el tercer piso y rodó mortalmente herido escaleras abajo: Al ver caer a Castellanos, Menoyo dio un salto y se situó en el lugar donde había caído su compañero, listo a responder el fuego, pero otra ráfaga, muy probablemente del sargento Armando Alemán Gómez, lo derribó sin darle tiempo a nada.

El comandante Rams, ayudante del Presidente, desde el tercer piso con la familia presidencial pudo repeler la agresión eficazmente y evitar que tomaran las instalaciones del teléfono y así mismo, ordenó al ascensorista que detuviera el elevador en el tercer piso, de manera de cerrar el acceso a dicho piso. El elevador solo bajó al segundo piso cuando el general Fernández Miranda pudo llegar a dicho lugar, comunicarse directamente con el Presidente quien, después de confirmar ciertos datos de seguridad, autorizó al ascensorista bajara a recogerlo.

Luis Gómez Wangüemert, por los asaltantes, tomó el mando y ordenó concentrar el fuego contra el lugar de donde partían los disparos de la guarnición palatina para cubrir la retirada, la que debía efectuarse de uno en uno hasta la planta baja. Machado, herido en una pierna, disparó una larga ráfaga con su M-2 en dirección al tercer piso, bajando apresuradamente en compañía de Evelio Prieto y Berto Valdés rumbo a la calle Monserrate, sin dejar de disparar a diestro y siniestro.

En plena retirada Machadito comprobó que su gran amigo Juan Pedro Carbó Serviá no había salido aún y regresó al recinto, encontró a Carbó y le ayudó a salir. Este había sido herido en el momento que descendía del camión, había perdido sus espejuelos —sin los cuales apenas veía nada— y hasta el arma, pero aún así entró. En medio de la balacera un proyectil rozó los labios de Juan Pedro… quemándolos, después del ataque, este se burlaba diciendo que la muerte lo había besado.

Goicoechea, Carbó y Gómez Wangüemert se internaron en el parque Zayas. El primero eludió las balas, atravesó Monserrate y escapó por Villegas. A Carbó, con dos balazos en el cuerpo, lo recogió una ambulancia. Estudiantes de Medicina le facilitarían luego su fuga del hospital Emergencias. Gómez Wangüemert pereció.

Ángel Eros logró llegar a una de las avenidas aledañas y escapó en un auto. Tony Castell abandonó su encasquillado fusil, escondió la pistola entre sus ropas y atravesó Zulueta, Prado y otras calles, hasta llegar a casa de su tía en Perseverancia y San Lázaro. Gómez Sartorio se refugió en un hotel cercano hasta la madrugada siguiente, cuando disfrazado de mecánico, burló el cerco policial.

Alfonso Zúñiga intentó arrancar el auto, en el cual había venido Carlos. Faure, herido en una nalga (Faure toda su vida insistió que era en la cadera y un brazo, pero los mismos participantes decían que en la nalga) le advirtió que el otro auto tenía la llave puesta.

“Yo corro, cojo la máquina, la pongo al nivel de la otra máquina. Faure se monta (con una herida en la cadera es muy extraña esa agilidad), le paso el M-1, todo eso bajo las balas, le digo a Ricardo Olmedo, que monte. Pero él me contesta que no puede, estaba muy mal herido y sin bajarme, con el pie en el acelerador, le di la mano y lo senté al lado mío. Partí velozmente” testimonió Zúñiga.

Entre las 3:45 y 4:00 de la tarde sucumbió el último de los asaltantes acorralado en el segundo piso. También perecieron Evelio Prieto, José Briñas, Menalao Mora y otros. La batalla se había desplazado hacia el exterior.

La guarnición mantuvo el dominio de partes importantes como el acceso de la puerta de la calle Refugio y la puerta del garaje por la calle Monserrate, lugares por donde se incorporaron al combate gran cantidad del personal de la guarnición y otros como la sección de la Marina ubicada en el castillo de La Punta, quien cumplió con la misión de dirigirse a Palacio, pero no con la de atacar a los asaltantes por detrás. Uno de los tanques cubrió la puerta de la calle Colón para prevenir cualquier intento de repetir el asalto.

De los 46 hombres (34 auténticos, el resto estudiantes) que habían llegado al Palacio Presidencial a las 3:15 p.m., solo un grupo muy reducido, varios de ellos heridos, pudo escapar y 26 perecieron. La lista de muertos fue la siguiente: Carlos Gutiérrez Menoyo, Menelao Mora Morales, José Castellanos Valdés, Luis F. Almeida Hernández, Abelardo Rodríguez Mederos, Ubaldo Díaz Fuentes, José Luis Gómez Wangüermert y Maiquez, José Briñas García, Evelio Prieto Guillama, Adolfo Delgado Rodríguez, Eduardo Panizo Bustos, Pedro J. Esperón Álvarez, Reynaldo León Llera, Norberto Hernández Nodal, Pedro N. Monzón Martínez, Pedro Téllez Valdés, Enrique Echeverría Acosta, Mario Casañas Díaz, Gerardo Medina Cardentey, Eduardo Domínguez Aguilar, Ángel González González, Ramón Alfaro Betancourt, Celestino Pacheco Medina, Ormani Arenado Llonch, Pedro Zaydén Rivera, Carlos Pérez Domínguez. Tras su alocución en Radio Reloj y camino a la Universidad también muere el presidente de la FEU José Antonio Echeverría Bianchi.

Un parte oficial refiere la cifra de más de 85 oficiales y alistados de la compañía de la Policía Militar de Palacio que estaban o se presentaron el día de los hechos, a estos se sumó un grupo de cadetes que se graduaba y serían recibidos en Palacio. Valientemente se incorporaron a la defensa del recinto elevando la cifra de defensores a más cien efectivos.  El periódico El Crisol en su edición del viernes 15 reportó las siguientes bajas militares: cabo del ejército Carlos Manuel Hernández; cabo de la policía José Miguel Rodríguez Lugo; sargento del ejército Emilio de los Ríos; soldado Mario Verdeza, capitán de la policía José Ramón Puig y uno sin identificar en el necrocomio. Otros 28 resultaron heridos.

Fue la Policía Nacional y no el Ejército, las fuerzas que desde el exterior llevaron la contraofensiva en contra de los asaltantes, inexplicablemente los refuerzos que desde Columbia debía enviar los Tabernilla, llegaron cuando había finalizado todo. Esto despertó grandes suspicacias en Batista.

¿Correspondió lo sucedido con los planes originales?

Siempre se habla de una cuestión fundamental en el plan de ataque a Palacio que nunca llegó a materializarse: la entrada en combate de un grupo de apoyo de cien hombres armados, de los cuales en realidad se presentaron unos cincuenta, que debían ocupar los edificios más altos de los alrededores (La Tabacalera, el Hotel Sevilla, el Palacio de Bellas Artes) y, desde estas posiciones, apoyar al comando principal. Esta operación de apoyo nunca se realizó y sería encabezada por Ignacio González (Marcelino Manen o Manet, quizás Gumersindo Manet era su verdadero nombre).

La operación contaba con suficientes hombres y armas para lograr sus propósitos, pero las intrigas de Faure Chomón dentro del Directorio y decimos intrigas… porque, Carlos Gutiérrez Menoyo se opuso a que se destituyera a González, cuestión que Chomón había solicitado y se nombrara a Luis Gómez Wangüemert al frente de la operación de apoyo (todo esto a espaldas de Echeverría y Fructuoso) evitaron que el resto de las fuerzas actuaran, pues estando acuarteladas, no recibieron a tiempo el aviso para la acción, responsabilidad asignada a Chomón, según su justificación, lo hizo por no poner en peligro la operación donde el "Gallego González" había reclutado a múltiples semi-gangsters que indagaban detalles de la operación, por lo que Faure propuso le quitaran el mando. En tres palabras: Faure no avisó.

Los responsables de los distintos acuartelamientos eran: Ramón Rodríguez Milián, Calixto Sánchez White (responsable de una toma del aeropuerto de Rancho Boyeros, que tampoco se hzio) y Osvaldo Révola, que quedaron fuera de la acción, como sucedió también con las fuerzas de Jorge Valls y Willy Morales.

Un puesto de mando estaba montando en la Universidad de La Habana, pero esto carecía de sentido pues nunca se lograron comunicaciones con los asaltantes. Dos camiones cargados de armas serían “rescatados” después en las proximidades de Palacio posteriormente.

La acción del 13 de marzo fue un rotundo fracaso militar insurreccionalista que culminó con un tremendo baño de sangre y en los días siguientes el pueblo hizo demostración pública de apoyo a Batista, pero esa es otra historia, también tergiversada.

Un saludo para todos.


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Acto de desagravio a Fulgencio Batista por el asalto al Palacio Presidencial. El acto se efectuó en la primera semana de abril de 1957 y dicen que asistieron  más de 250 000 personas.

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