Tomado de https://diariodecuba.com
El espíritu original de la FEU resucita en el estudiantado
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'La protesta estudiantil contra el tarifazo impuesto por ETECSA confirma, más allá de los resultados inmediatos, que la historia es indetenible'.
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Por Dimas Castellanos
La Habana
02 julio 2025
La protesta estudiantil contra el tarifazo impuesto por ETECSA, más allá de los resultados inmediatos, confirma que la historia es indetenible y que el andamiaje totalitario instalado después de 1959 está agotado
Los argumentos empleados por los funcionarios gubernamentales para justificar la medida, desde la necesidad de sostener el desarrollo de las telecomunicaciones hasta el impacto del "bloqueo" estadounidense ocultan el parasitismo de un sistema ineficaz que utiliza a ETECSA, una empresa perteneciente al conglomerado GAESA —no auditable—, y pone en dudas la veracidad de dichos argumentos. Vayamos a la historia.
Los antecedentes
Desde su fundación en 1728, la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana era administrada en todos sus aspectos por la metrópoli. A mediados del siglo XIX se convirtió en una institución laica y cambió su nombre por el de Real y Literaria Universidad de La Habana, con derecho a elegir sus directivos. Ya en 1885 cualquier profesor universitario podía ocupar el cargo de rector. En 1898 los cargos de rector, vicerrector y decano de facultad comenzaron a ser elegidos por el claustro universitario. En 1901 la Constitución refrendó la libertad de asociación. Y en 1910 quedó definida en sus estatutos como un organismo superior docente con autonomía en todo lo relativo a su régimen interior, gobernada por un rector, un Consejo Universitario y un Claustro General. En 1918 recibió el impacto de la reforma en la universidad argentina de Córdoba. Y en 1921, del discurso acerca de la autonomía universitaria del rector de la Universidad de La Habana, Carlos de la Torre y de la Huerta. Faltaba el derecho de los estudiantes a participar en su gobierno.
En 1923 los estudiantes de la Universidad de La Habana, al fundar la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), presentaron un proyecto exigiendo la implantación de la autonomía y la participación estudiantil. En el claustro, convocado para su análisis, por vez primera se escuchó el criterio de los estudiantes en la voz de Julio Antonio Mella.
Gerardo Machado, elegido presidente de la República para el periodo 1925-1929, decidido a reformar la Constitución de 1901 para prorrogar su mandato y reelegirse, prohibió la FEU y encarceló a varios estudiantes. En respuesta, el estudiantado fundó el Directorio Estudiantil Universitario (DEU) y en 1930 lanzó un manifiesto exigiendo la intervención de los estudiantes en el gobierno universitario, la rehabilitación de los expulsados y la autonomía universitaria. Ese proyecto estudiantil, aprobado por el Consejo y el Claustro universitarios, fue ratificado en septiembre de 1933 por el presidente de la República, Ramón Grau San Martín. Aunque al siguiente año el Gobierno de Carlos Mendieta derogó la autonomía universitaria, en enero de 1937 Federico Laredo Bru, presidente provisional, dictó una Ley Docente, en virtud de la cual la Universidad de La Habana quedó constituida en "corporación de interés público con amplia autonomía". Finalmente, la Constitución de 1940 declaró a la Universidad de La Habana autónoma, "gobernada de acuerdo con sus Estatutos y con la Ley a que los mismos deban atemperarse". Desde ese momento hasta 1959, el estudiantado universitario participó activamente en todos los problemas políticos de la nación cubana.
El Gobierno revolucionario y la autonomía universitaria
Entre 1959 y 1961 el Gobierno revolucionario puso la brújula en dirección al totalitarismo. Eliminó la institucionalidad existente y todas las asociaciones que propiciaron el triunfo revolucionario de enero de 1959 y las reemplazó por otras subordinadas al naciente poder: el diverso movimiento juvenil en la Asociación de Jóvenes Rebeldes y su conversión en Unión de Jóvenes Comunistas (UJC); las asociaciones de mujeres agrupadas en la Unidad Femenina Revolucionaria se transformó en la Federación de Mujeres Cubana; la Asociación Nacional Campesina y otras, fueron sustituidas por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP); y la Confederación de Trabajadores de Cuba fue intervenida y reemplazada por la Central de Trabajadores de Cuba-Revolucionaria (CTC-R). Al frente de ellas se destinaron a figuras procedentes del Ejército Rebelde: el comandante Joel Iglesias, Vilma Espín, José Ramírez Cruz y David Salvador Manso, respectivamente. De la misma forma se sometió el empresariado, la prensa escrita, radial y televisiva, la red de cines, la producción editorial y las instituciones culturales. Quedaba pendiente el control de los estudiantes, que se estableció gradualmente:
Primero, en octubre de 1959 el Gobierno revolucionario intervino en las elecciones de la FEU en la que resultó electo una figura proveniente del Ejército Rebelde, el comandante Rolando Cubela, frente a la candidatura del estudiante Pedro Luis Boitel. Segundo, en diciembre de 1960 se dictó la Ley 916 con la cual se dispuso la creación del Consejo Superior de Universidades como principal autoridad universitaria, integrado por profesores y estudiantes de los tres centros universitarios del país, y representantes del Gobierno. Tercero, el Consejo Superior de Universidades fue sustituido por una Junta Superior que "solicitó" la realización de la reforma universitaria promulgada el 10 de enero 1962, y ese mismo día, el dirigente comunista Juan Marinello, fue designado rector de la Universidad de La Habana sin ser elegido por el Claustro Universitario.
El objetivo de la reforma quedó explícito en las palabras del dirigente comunista Carlos Rafael Rodríguez: "en la medida en que la revolución universitaria es obra de una verdadera revolución y que el socialismo preside las transformaciones, no es posible pensar en los profesores y los estudiantes como dos grupos antagónicos […]. Un profesor de conciencia revolucionaria, orientado por el marxismo leninismo y militante de esa ideología durante años no necesitará de la presencia vigilante de los estudiantes".
La autonomía universitaria, que había desempeñado un destacado papel en los acontecimientos políticos ocurridos en la República, desapareció. Los centros de educación superior quedaron bajo control del Estado, y la FEU quedó convertida en un apéndice del totalitarismo para ejecutar las misiones encomendadas: una de las primeras consistió en enarbolar la consigna excluyente: la Universidad para los revolucionarios, en 1971.
Las nuevas misiones de los universitarios
En el I Congreso de la FEU, el 13 de marzo de 1979, Fidel Castro dijo a los delegados que la Revolución no le había quitado a la masa estudiantil su campo de lucha, sino que lo había cambiado radicalmente: "un campo de lucha mucho más amplio, mucho más universal, una tarea gigantesca: la de hacer la Revolución, la de construir el socialismo, la de practicar el internacionalismo". En 2019, Ramón Saborido Loidi, entonces ministro del ramo, precisó: "la misión de los docentes de la enseñanza superior es formar jóvenes profesionales […], capaces de enfrentar cualquier tarea que sea asignada por nuestro Partido, por nuestro Gobierno". Y en el X Congreso de la FEU, en diciembre de 2022, el presidente designado, Miguel Díaz-Canel, declaró: "La FEU prerrevolucionaria luchaba por la revolución. La FEU de nuestros días es una parte esencial del cuerpo de la revolución".
El control de la enseñanza y del estudiantado responde a la visión del líder comunista Vladimir Ilich Lenin, quien en 1919 planteó subordinar el magisterio a la política general del proletariado; visión que los comunistas cubanos intentaron imponer en la Asamblea Constituyente de 1940, pero fueron rechazados, entre otros, por el político liberal Orestes Ferrara, quien la calificó de "iniciativa totalitaria", y en forma de burla expresó: "Esta enmienda me indica que mis nobles amigos han creído que ya han llegado al poder".
Conclusiones
La protesta estudiantil contra el tarifazo de ETECSA no brotó de la dirección de la FEU, sino al margen de ella, lo cual confirma el agotamiento del totalitarismo cubano. El intento de salvar la situación con la creación de una comisión multidisciplinaria para calmar las protestas y rescatar ofertando un segundo paquete de 6GB por 360 pesos y un plan adicional de 2GB por 1.200 pesos no resolverá una crisis que requiere medidas estructurales. La mejor prueba del descalabro sufrido consiste en que, si al inicio algunos dirigentes intermedios de la FEU se manifestaron contra el tarifazo, después de creada la comisión se retractaron, generando con ello una mayor desconfianza de parte del estudiantado, algo que es irreversible.
Moraleja: la historia no se detiene.
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Para los oyentes de un programa sobre Historia de Cuba que se trasmite en una poderosa emisora radial del Sur de La Florida en Estados Unidos y para todos aquellos interesados por la Historia de Cuba que te ocultaron.
Por Pedro Pablo Arencibia
24 de diciembre, 2023
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Yo soy una persona que para casi todas mis investigaciones científicas he tomado como método investigativo el paradigma neopositivista de investigación; de ahí que, y en particular, abordo las investigaciones sobre la Historia de Cuba intentando dejar, lo más posible, a un lado mis simpatías y antipatías políticas e ideológicas, así como hechos de mi vida personal o de mis familiares vivos o muertos. A lo anterior se añade, por mi inclinación y formación matemática, la necesidad de mostrar fehacientemente el sustento o las bases que me permiten afirmar algo; también dejar bien claro (es decir: sin ambigüedad alguna) cuando lo que digo sólo es una conjetura, una opinión o una posibilidad. También intento estar al tanto de las investigaciones históricas más recientes para no quedarme anclado en la Historia de Cuba que se escribió en los primeros 60 años de la República de Cuba.
A continuación abordaré varios temas de la Historia de Cuba; uno de ellos es sobre el falso memorandun del inexistente Subsecretario de Guerra norteamericano J.C. Breckenridge, fechado el 24 de diciembre de 1897 (por eso lo vuelvo a publicar en estas fechas navideñas) el cual fue tomado y analizado en mi ensayo Ecos de Una Extraña Petición, Mención del Concurso Vitral 2000, concurso de la revista del mismo nombre de la Diócesis de Pinar del Río, Cuba; el premio en ese género quedó desierto... por las bases del concurso de haber sido premiado el ensayo, se tenía que publicar en Cuba, algo que a la tiranía no le hubiera gustado nada. Yo entonces vivía en Cuba.
El memorandun del inexistente Subsecretario de Guerra J.C. Breckenridge muy probablemente fue escrito por la Inteligencia española para dividir a las fuerzas cubanas que luchaban por la independencia de Cuba y las fuerzas de EEUU. Enrique Collazo, patriota cubano, amigo de José Martí, que vivió en el siglo XIX y hasta los primeros años del siglo XX en su libro La Guerra en Cuba ya duda de que el tal memorandum sea auténtico. Aclaro que la relevante historiadora Hortensia Pichardo ficha el anterior libro de Enrique Collazo como: La Guerra de Cuba, La Habana, 1926.
Un estudio con muy fuertes argumentos en contra de la autenticidad de ese documento es Reflexiones en torno a un documento controvertido, de Gustavo Placer Cervera, publicado en 1994 en el Boletín de Historia Militar del Departamento de Historia Militar del Instituto de Historia de Cuba. El autor de ese artículo, del cual extraigo un largo fragmento, es descendiente del Almirante Pascual Cervera, el jefe de la flota española que fue destruida en 1898 por la flota norteamericana en la batalla naval de Santiago de Cuba.
Todo esto y mucho más se encuentra en mi libro La Historia de Cuba que te ocultaron y otros temas, el cual puede ser comprado en Amazon. Para llegar al sitio de Amazon donde se encuentra a la venta, sólo haga click encima de la siguiente imagen:
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Sobre Isla de Pinos y el Tratado Hay-Quesada
Gonzalo de Quesada y Aróstegui
En 1903, bajo la Presidencia de Don Tomás Estrada Palma, Gonzalo de Quesada y Aróstegui, embajador de Cuba en Washington, logró convencer al gobierno estadounidense que Isla de Pinos había sido parte del territorio cubano desde 1511; sin embargo, el Tratado Hay-Quesada no fue ratificado por el senado de Estados Unidos hasta el 13 de marzo de 1925. En Estados Unidos un Tratado debe ser aprobado o derogado por el Congreso de los Estados Unidos, el cual está constituido por dos Cámaras: La Cámara Baja o Casa de Representantes (House of Representatives) y la Cámara Alta o Senado (Senate). Hago la observación que Gonzalo de Quesada y Aróstegui ya había fallecido el 9 de enero de 1915.
En el siglo XIX y principios del siglo XX habían más norteamericanos en Isla de Pinos que cubanos y españoles. Muchos de los norteamericanos residentes no querían que esa isla perteneciera a la naciente República de Cuba e hicieron un movimiento con el objetivo de que Isla de Pinos fuera anexada a los EE.UU... El entonces embajador o Ministro de Estado de EE.UU. en Cuba de nombre Herbert G. Squiers estuvo en conversaciones con miembros de ese movimiento y fue expulsado por el Presidente Don Tomás Estrada Palma porque dicho embajador llegó a hacer declaraciones a favor de los anexionistas. Esa ha sido la ÚNICA vez que un embajador de EE.UU. ha sido expulsado de la República de Cuba, incluyendo el período de la tiranía Castrista. Ese hecho está narrado en el libro de la historiadora Hortensia Pichardo titulado Documentos para la Historia de Cuba, Tomo II, página 257. Noten como ese hecho va en contra de la propaganda de que Estrada Palma era un anexionista; las razones por las que Estrada Palma pide la intervención norteamericana en 1906 están en su carta a su amigo Teodoro Pérez Tamayo del 10 de octubre de 1906 (página 286 del libro citado). Hago notar que también los que estaban levantados en armas pidiendo la renuncia de Estrada Palma TAMBIÉN pedían la intervención norteamericana.
En el artículo La Enmienda Platt ante la historia de Cuba: confrontando al antimperialismo doctrinario , del historiador Vicente Morín Aguado se lee la opinión que tenía en 1905 el Secretario de Estado de los Estados Unidos de América Elihu Root (verdadero padre de la Enmienda Platt ,que había sido por breve tiempo gobernador de Matanzas y que sería Premio Nobel de la Paz de 1912 ) sobre a quién pertenecía Isla de Pinos desde el punto de vista de la justicia y el derecho internacional:
Era el año 1903 y al siguiente, 1904, los plenipotenciarios John Hay por la parte gringa y Gonzalo de Quesada por la criolla, formalizaron lo antes acordado en el llamado Tratado Hay-Quesada sobre Isla de Pinos. Inmediatamente el senado cubano lo ratificó, el del vecino norteño tardó hasta 1925 en hacerlo, dando vientos a la creciente bandera antimperialista dentro del archipiélago caribeño.
El limbo legal creado por la demora estadounidense en ratificar lo que era un hecho y un derecho, alimentó la inmigración de colonos norteamericanos, ante la creencia, fomentada por inescrupulosos especuladores de tierras (real states), de que la ínsula sureña era o muy pronto sería territorio norteamericano.
En 1905, un centenar de colonos yanquis se reunieron en Nueva Gerona, capital pinera, solicitando a la Casa Blanca la intervención a su favor. La respuesta de Elihu Root los dejó sin aliento. Copio fragmentos de la carta enviada al presidente de la asociación de colonos por quien era entonces Secretario de Guerra y Estado:
“La Isla de Pinos se halla legalmente sujeta a la jurisdicción y Gobierno de la República de Cuba, y usted y sus asociados están obligados a obedecer las leyes del país en tanto permanezcan en la Isla. El Tratado que se halla actualmente pendiente ante el Senado, si se aprueba por ese Cuerpo, renunciará a todo derecho de parte de los Estados Unidos a la Isla de Pinos. El Tratado únicamente concede a Cuba lo que es suyo, de acuerdo con el derecho internacional y la justicia”. (Elihu Root, 27 de noviembre de 1905)
Por cierto:
La experiencia latinoamericana en lo relativo a las luchas intestinas y fratricidas que siguieron a la liberación del yugo español de ciertas naciones de América del Sur y la desconcertante experiencia de ver que varios de sus libertadores se convirtieron posteriormente en dictadores de sus pueblos, dejaron en Martí una impronta tal, que él prefería que Cuba siguiera siendo colonia española, antes de que cayera en manos de caudillos:
¨Y no quiero a mi patria ¡no! víctima de capataces. La prefiero esclava de los demás a verla esclava de sus hijos.¨ ( citada por Pichardo) *
* Esa cita fue tomada del libro José Martí. Lecturas para niños de la notable historiadora cubana, fallecida en Cuba, Hortesia Pichardo del capítulo Mi Patria y de la página 189 de la edición publicada en Cuba en 1990 por el Combinado Poligráfico de Guantánamo.
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Sobre los diferentes Directorios Estudiantiles Universitarios que existieron en Cuba en la primera mitad del siglo XX
FOTO DE ALGUNOS INTEGRANTES DEL DIRECTORIO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO DEL AÑO 1923, QUE FUE AL QUE PERTENECIÓ JULIO ANTONIO MELLA.
Aclaración: se ha respetado la ortografía del texto original y lo que está dentro de los signos de interrogación significa que tengo dudas de lo que está escrito.
Directorio Estudiantil Universitario
de 1923
que consiguió la Asamblea Universitaria
(profesores, graduados y alumnos)
al centro Felio Marinello (Presidente) de iz
quierda a derecha: Manuel ¿O? gutierrez, ¿xxxx?
alvarez, Jaime Suarez ¿xxxxxxx?, Jose G. Lopèz, ¿Jose?
Estevez, Camilo Hidalgo, Bernabe G. ¿xxx
gal?, Julio A. Mella (Secretario), Mario A del
Pino, Pedro de ¿Exxxx?, Rafael ¿xxxx? ¿Romay?
y Rafael Sanchez Hernandez
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El Directorio de 1927
Ante la ilegalización de la FEU, la prórroga de poderes y luego de la represión a la manifestación estudiantil del 30 de marzo de 1927, el 7 de abril se constituyó el Directorio Estudiantil Universitario en la Universidad de La Habana. Pocos días después sus miembros fueron detenidos por la Policía Nacional y encerrados en la Duodécima Estación. Al salir en libertad pasaron a un régimen clandestino.
Entre los miembros fundadores del Directorio Estudiantil de 1927 estuvieron, Eduardo Chibás Rivas, Antonio Guiteras Holmes y José Chelala Aguilera.
NO HE ENCONTRADO FOTO COLECTIVA DEL DIRECTORIO DE 1927
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El Directorio de 1930
Dentro de los miembros fundadores del Directorio Estudiantil Universitario de 1930 se encontraban, Carlos Prío Socarrás, Rafael Trejo, Pablo de la Torriente Brau, Salvador Vilaseca Forné, José Lezama Lima, Pepelín Leyva, Juan Marinello, Aureliano Sánchez Arango, Gabriel Barceló Gomila,Raúl Roa García, Antonio Díaz Baldaquín y Fructuoso Rodríguez Pérez.
En 1931 un grupo radical del DEU en el que se encontraban Gabriel Barceló, Pablo de la Torriente Brau, Raúl Roa y Aureliano Sánchez Arango se separaron y crearon el Ala Izquierda Estudiantil (AIE), de posiciones muy cercanas al Partido Comunista.
FOTO DENTRO DEL PRESIDIO MACHADISTA DE ALGUNOS INTEGRANTES DEL DIRECTORIO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO DEL AÑO 1930
FOTO DE ALGUNOS MIEMBROS DEL ALA IZQUIERDA ESTUDIANTIL
(Raúl Roa García está delante y al centro)
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CALUMNIAS, MENTIRAS AJENAS Y AFECTO(Breve fragmento de mi ensayo Ecos de Una Extraña Petición, Mención del Concurso Vitral 2000, concurso de la revista del mismo nombre de la Diócesis de Pinar del Río, Cuba; el premio quedó desierto ...por las bases del concurso de haber sido premiado el ensayo, se tenía que publicar en Cuba, algo que a la tiranía no le hubiera gustado nada)
El supuesto memorandun del inexistente J.C. Breckenridge fechado el 24 de diciembre de 1897 probablemente fue escrito por la Inteligencia española para dividir a las fuerzas cubanas que luchaban por la independencia de Cuba y las fuerzas de EEUU. Enrique Collazo es un patriota cubano, amigo de José Martí, que vivió en el siglo XIX y hasta los primeros años del siglo XX en su libro aquí citado ya habla de que el tal memorandum es falso.
El tal Cervera, del cual extraigo un largo fragmento de su investigación, es descendiente del Almirante Pascual Cervera cuya flota fue destruida totalmente en 1898 por la flota norteamericana. Fue recibido y tratado con deferencia por el tirano Raúl Castro Rua. La perversidad de los adláteres de la tiranía Castrista es que usen ese memoradum sabiendo que es falso, para usarlo en su propaganda antinorteamericana.
El memorandun de J.C. Breckenridge, es un documento espurio que la tiranía Castrista y algunos anticastristas antinorteamericanos desean seguir usando en su manipulación.
Por Pedro P. Arencibia Cardoso
En Cuba son muy divulgadas las calumnias y opiniones negativas de Grant hacia los cubanos y el contenido de una presunta carta del Subsecretario de Guerra J. C. Breckenridge del 24 de diciembre de 1897. En ellas se resaltan la opinión anticubana y de falta de respeto de Grant hacia nuestros mambises y las presuntas ideas genocidas, racistas y fascistas del mencionado Subsecretario. Sin embargo quedarse en esas posiciones y no mostrar otras diferentes, es permanecer en la parte negativa del abanico de las diferentes opiniones y posiciones que tuvieron ciertos miembros de los gobiernos norteamericanos hacia los cubanos.
Veamos un fragmento de la supuesta carta del inexistente Subsecretario de Guerra J.C. Breckenridge.
.. destruir cuanto alcancen nuestros cañones [ .... ] habrá que extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera; y el ejército aliado habrá de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para que sufran indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuerzas, a ellos se encomendarán precisamente todas las empresas peligrosas y desesperadas.121
Con respecto a la carta de Breckenridge debo decir que ya en el libro La Guerra en Cuba, de Enrique Collazo, que es de donde Hortensia Pichardo extrajo ese documento, se duda con respecto a su carácter original, o sea, auténtico. Un estudio con muy fuertes argumentos en contra de la autenticidad de ese documento es Reflexiones en torno a un documento controvertido, de Gustavo Placer Cervera, publicado en 1994 en el Boletín de Historia Militar del Departamento de Historia Militar del Instituto de Historia de Cuba. La razón de la existencia de ese documento se cree que haya sido una maniobra de desinformación y diversionismo con el objetivo de confundir y destruir la unidad de las fuerzas antiespañolas. En la obra publicada en Cuba La intervención militar norteamericana en la contienda
independentista cubana, de Oscar L. Abdala Pupo, se encuentran muchos de los argumentos planteados por Placer Cervera en contra de la autenticidad del mencionado documento, entre los cuales se encuentran algunos ya expuestos desde 1934 por el historiador norteamericano M. Spaulding. Veamos un largo fragmento de la obra citada de Abdala Pupo, el cual se encuentra en las páginas de la 37 a la 39.
(Nelson A. Miles)
¨ Sin embargo, en un interesante trabajo publicado en 1994, lamentablemente poco conocido, el investigador Gustavo Placer Cervera recurre al artículo que sobre el documento en cuestión hiciera en 1934 el historiador Thomas M. Spaulding, el cual, tomando como referencia una versión que del mismo apareciera en el libro de Horatio S. Rubens, Liberty, The Story of Cuba, 1932, ponía en duda su autenticidad con las reflexiones siguientes: 1. Que el Departamento de la Guerra de los Estados Unidos, nunca había conocido la existencia del documento, hasta 1908 cuando el secretario de Estado transmitió al citado Departamento un recorte de un periódico dominicano con el texto completo del mismo. 2. Que el autor del memorándum era una persona no familiarizada con el Departamento de Guerra, ya que: En cada una de las copias disponibles las instrucciones están dirigidas ‘ al Teniente General J.S. Miles del U.S.A. ‘ Nelson A. Miles era Mayor General en la fecha en cuestión; ‘ el Mayor General jefe del ejército ‘ , no recibió el grado de Teniente General hasta junio 6 de 1900. 3. Que el documento aparece firmado indistintamente como ‘J.M. Breakreason’, ‘J.M. Breakreazon’ y ‘ J.M. Br-acle-ca-on’, ninguno de cuyos nombres tiene semejanza alguna con ‘ el del Secretario Adjunto, George D. Meiklejohn, quien habitualmente firmaba escribiendo tan claramente su nombre que ninguna letra de ‘Meiklejohn’ podía ser mal leída de manera que no se trata de dificultades para transcribir una firma ilegible’. 4. Que en relación con el nombre utilizado por Rubens, ‘ J.C. Breckenridge’, había existido realmente un alto funcionario del Departamento de la Guerra con ese nombre, pero que en este caso se hacía más improbable la autenticidad del documento, ya que el General Breckenridge era inspector del ejército y por tanto –se preguntaba Spaulding-, ‘ ¿cómo es concebible que el inspector general pueda firmar instrucciones dirigidas al General en Jefe o en lugar del Secretario Adjunto?[ para concluir: ] Esto pudiera parecer insignificante para un lego, pero una mente burocrática se estremecería de horror con sólo pensarlo’. A todo lo anterior Placer añadía, de su propio análisis, el hecho de que un historiador de la talla y la posición ideológica de Foner – marxista y antimperialista, considerara como espurio el susodicho memorándum, lo cual era más que suficiente para, por lo menos, poner en duda su autenticidad. Pero, además, para descartar cualquier posible opinión en contra, Placer afirma que, por el contario de lo que pudiera deducirse del citado documento no había, a fines de 1897, planes conjuntos entre la Secretaría de la Guerra y el ejército norteamericano, por un lado, y la Marina de guerra de los Estados Unidos, por el otro, para intervenir en Cuba y otros lugares tan pronto diera inicio el conflicto. Está comprobado según este autor, que el ejército norteamericano, a diferencia de la Marina, que venía confeccionando sus planes de acciones desde 1894, no tenía elaborados los suyos en vísperas del conflicto, lo que lo obligó a improvisarlos sobre la marcha, una vez comenzado el mismo.
(... ). Finalmente, el hecho de que la Marina diera prioridad en sus planes al occidente de la Isla, lugar por donde comenzara sus actividades bélicas – lo cual estaba reñido con las supuestas orientaciones del memorándum – , y que convirtiera el sur del litoral santiaguero en el escenario principal de las mismas sólo después de conocer la existencia en la bahia santiaguera de la escuadra de Cervera, es, por último, el otro elemento utilizado por Placer para descartar la legitimidad del supuesto documento, que planteaba que ´la base de las operaciones más conveniente será la de Santiago de Cuba y el departamento oriental ...´ ”
No obstante, en caso de que ese documento fuera original y auténtico en su contenido fundamental y teniendo en cuenta que nunca se llevaron a cabo las barbaridades que ese inexistente Subsecretario le orientaba ejecutar al general Nelson A. Miles, General en Jefe del Ejército Norteamericano para las operaciones militares en Cuba, se encuentra una demostración clara y contundente que existían otras ideas diferentes a ese mismo nivel o en los niveles superiores de cómo se debía llevar a cabo la guerra en Cuba, pues ni en la Guerra Cubano-Hispano-Norteamericana, ni en los dos períodos de ocupación norteamericana que tuvo Cuba, se conoce un solo cubano muerto por las fuerzas armadas norteamericanas.
Por otra parte, la carta del Presidente Teodoro Roosevelt ( quien fuera años antes, uno de los jefes militares norteamericanos en la guerra Hispano-Cubana-Americana) a Gonzalo de Quesada, fechada el 14 de septiembre de 1906 en Oyster Bay, es casi siempre ignorada. En esa carta se leen criterios muy diferentes a los de Grant con relación a los cubanos; criterios de admiración, afecto y respeto emitidos por la máxima personalidad política de uno de esos gobiernos norteamericanos. En el segundo tomo de la obra citada de Hortensia Pichardo sobre documentos para el estudio de la Historia de Cuba se encuentra dicha carta. Esa carta es una muestra, junto con las ya aludidas, de la pluralidad de ideas y posiciones que han existido con relación a los cubanos en esos gobiernos. Veamos algunos fragmentos:
Usted sabe muy bien cuán sinceros son mis sentimientos de afecto, admiración y respeto hacia Cuba. Ud. sabe que jamás he hecho ni haré nada, tampoco, con respecto a Cuba que no sea inspirado en un sincero miramiento en favor de su bienestar. Ud. se da cuenta, asimismo del orgullo que he sentido por haberme cabido la satisfacción, como Presidente de esta República, de retirar las tropas americanas que ocupaban la Isla y proclamar oficialmente su independencia, a la vez que le deseaba todo género de venturas en la carrera que le tocaba emprender como República libre.
Y más adelante plantea:
Nuestra intervención en los asuntos cubanos se realizará únicamente si demuestra Cuba que ha caído en el hábito insurreccional y que carece del necesario dominio sobre ella misma para realizar pacíficamente el gobierno propio, así como que sus facciones rivales la han sumido en la anarquía. Solemnemente conjuro a todos los patriotas cubanos a unirse estrechamente para que olviden todas sus diferencias, todas sus ambiciones personales, y recuerden que el único medio de conservar la independencia de su República es evitar, a todo trance, que surja la necesidad de una intervención exterior para salvarla de la anarquía y de la guerra civil. Espero ardientemente que estas palabras de apelación pronunciadas en nombre del pueblo americano, por el amigo más firme de Cuba y el mejor intencionado hacia ella que puede existir en el mundo, serán interpretadas rectamente, meditadas seriamente y que se procederá de acuerdo con ellas, en la seguridad de que, si así se hiciere, la independencia permanente de Cuba y su éxito como República se asegurarán.
Ante la firme decisión del presidente Tomás Estrada Palma de dejar acéfala la República, mediante su renuncia y otras acciones, Roosevelt le envió un telegrama a Estrada Palma, del cual extraemos este fragmento:
Bajo su gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba República independiente. Yo le conjuro, en bien de su propia fama de justo, a que no se conduzca de tal suerte que la responsabilidad por la muerte de la República, si tal cosa sucediere, pueda ser arrojada sobre su nombre. Le suplico proceda de manera tal, que aparezca que Ud. por lo menos, se ha sacrificado por su país y que lo deja aún libre cuando abandone su cargo.
El anterior telegrama puede leerse íntegramente en el segundo tomo, página 283, de la obra de Hortensia Pichardo Documentos para la Historia de Cuba; obra en la que la autora hace el siguiente comentario sobre Roosevelt y la intervención norteamericana:... El Presidente Roosevelt agotó todos los medios que estuvieron a su alcance para evitar ese paso.
Volviendo a la supuesta carta del inexistente Subsecretario de Estado J.C. Breckenridge diré, que pese a que varias ciudades cubanas fueron bombardeadas por las fuerzas norteamericanas ( Cienfuegos, Matanzas, Santiago de Cuba, Baracoa, Manzanillo, etc. ) no se conocen bajas civiles por las medidas tomadas por las autoridades españolas y norteamericanas para la evacuación de ese personal. Es más, la única alusión que he encontrado con relación a la muerte de un cubano (en un incidente donde intervienen tropas norteamericanas) es un hecho producido en la ciudad de Cienfuegos durante el período de ocupación y que el escritor y etnólogo Miguel Barnet cita en su conocida obra Biografía de un cimarrón, pero en el texto citado, no se asegura que las balas que mataron accidentalmente al padre de familia que estaba paseando con sus tres hijos cuando se produjo la balacera, hayan sido disparadas por las tropas norteamericanas. El fragmento citado por Barnet es de la obra Memorias Descriptiva, Histórica y Biográfica de Cienfuegos, de Pablo L. Rousseau y Diaz de Villegas, publicada en Cienfuegos.
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Material Adjuntado por el bloguista a su artículo
Carta de J.C. Breckenridge al Teniente General N. A. Miles
DEPARTAMENTO DE GUERRA
OFICINA DEL SECRETARIO
WASHINGTON D.C.
24 de Diciembre, 1897
Teniente General N. A. Miles
Querido señor:
Esta Secretaría, de acuerdo con la de Negocios Extranjeros y de la Marina, se cree obligada a completar las instrucciones que sobre la parte de la organización militar de la próxima campaña en las Antillas le tiene dadas, con algunas observaciones relativas a la misión política que, como General en Jefe de nuestras fuerzas, recaerá en ustedes.
Las anexiones de territorios a nuestra República han sido hasta ahora de vastísimas regiones con escasa densidad de población y siempre precedidas por la invasión pacífica de emigrados nuestros; de modo que la absorción y amalgama de la población existente ha sido fácil y rápida.
El problema se presenta, con relación a las islas Hawai, más complejo y peligroso, pues la diversidad de fuerzas y el hallarse casi nivelados nuestros intereses con los de los japoneses, así lo determinan: pero teniendo en cuenta lo exiguo de su población, la corriente de emigración nuestra hará esos peligros ilusorios.
El problema antillano se presenta bajo dos aspectos: el uno relativo a la isla de Cuba y el otro a Puerto Rico, así como también son distintas nuestras aspiraciones y la política que respecto a ellas habrá de observarse.
Puerto Rico constituye una isla fieracísima, estátegicamente situada en la extremidad oriental de las Antillas, y a mano para la nación poseedora que sea dueña de la vía de comunicación más importante del Golfo de México, el día (que no tardará en lucir, gracias a nosotros) en que sea un hecho la apertura del istmo de Darién. Esta adquisición, que debemos hacer y conservar, nos será fácil, porque al cambiar de soberanía, considera, tiene más de ganar que de perder, por ser los intereses existentes allí más cosmopolitas que peninsulares.
Para la conquista habrá que emplear medios relativamente suaves, extremando en nuestra ocupación del territorio con exquisito celo el cumplimiento de todos los preceptos de las leyes de guerra, entre naciones civilizadas y cristianas, llegando, sólo en caso muy extremo, el bombardeo de algunas de sus plazas fuertes.
Para evitar conflictos, las fuerzas de desembarque lo harán aprovechando los puntos deshabitados de la costa sur.
Los habitantes pacíficos serán rigurosamente respetados, como sus propiedades.
Recomiendo a usted muy especialmente procure ganarse, por todos los medios posibles, el afecto de la raza de color, con el doble objeto, primero, para procurarnos su apoyo para el plebiscito de anexión, y segundo, teniendo presente que el móvil principal y el objeto de la expansión de los Estados Unidos en las Antillas, es resolver de una manera eficaz y rápida nuestro conflicto de razas, conflicto que cada día aumenta, merced al crecimiento de los negros; éstos, conocidas las ventajosas circunstancias para ellos en las Indias Occidentales, una vez que estén en nuestro poder, no tardarán en ser inundadas por un desbordamiento de esta inmigración.
La isla de Cuba, con mayor territorio, tiene mayor densidad de población que Puerto Rico, y está desigualmente repartida; a pesar de ello, constituye el núcleo de población más importante de las Antillas. Su población la constituyen las razas blanca, negra, asiática y sus derivadas. Sus habitantes son por regla general, indolentes y apáticos. En ilustración se hallan colocados desde la más refinada hasta la ignorancia más grosera y abyecta. Su pueblo es indiferente en materia de religión, y por lo tanto, su mayoría es inmoral, como es a la vez de pasiones vivas, muy sensual; y como no posee sino nociones vagas de lo justo y de lo injusto, es propenso a procurarse los goces no por medio del trabajo, sino por medio de la violencia; y como resultado eficiente de esta falta de moralidad, es despreciador de la vida.
Claro está que la anexión inmediata a nuestra federación de elementos tan perturbadores y en tan gran número, sería una locura, y antes de plantearla debemos sanear ese país, aunque sea aplicando el medio que la Divina Providencia aplicó a Sodoma y a Gomorra.
Habrá que destruir cuanto alcancen nuestros cañones, con el hierro y con el fuego; habrá que extremar el bloqueo para que el hambre y la peste, su constante compañera, diezmen su población pacífica, y mermen su ejército; y el ejército aliado habrá de emplearse constantemente en exploraciones y vanguardias, para que sufran indeclinablemente el peso de la guerra entre dos fuegos, y a ellas se encomendarán precisamente todas las empresas peligrosas y desesperadas.
La base de operaciones más conveniente será Santiago de Cuba, desde donde se podrá verificar la invasión lenta por Camagüey, ocupando con la rapidez posible los puertos necesarios para refugio de nuestras escuadras en la estación de los ciclones.
Coetáneamente, o mejor dicho, cuando estos planes empiecen a tener cumplido desarrollo, se enviará un ejército numeroso a la provincia de Pinar del Río, con el objeto de completar el bloqueo marítimo de La Habana con la circunvalación por tierra; pero su verdadera misión será la de impedir que los enemigos sigan ocupando el interior, disgregando columnas de operaciones contra el ejército invasor de Oriente, pues dadas las condiciones de inexpugnabilidad de La Habana, es ocioso exponernos ante ella a pérdidas dolorosas.
El Ejército Occidental empleará los mismos procedimientos que el Oriental. Dominadas y retiradas todas las fuerzas regulares de los españoles, sobrevendrá una época, de tiempo indeterminado, de pacificación parcial durante la cual seguiremos ocupando militarmente todo el país, ayudando con nuestras bayonetas al gobierno independiente que se constituya, aunque sea informalmente, mientras resulte en minoría con el país. El terror por un lado y la propia conveniencia por otro, han de determinar que esa minoría se vaya robusteciendo y equilibrando sus fuerzas, constituyendo en minoría al elemento autonomista y a los peninsulares que se queden en el país.
Llegado este momento, son de aprovecharse, para crear conflictos al gobierno independiente, las dificultades que éste tiene que acarrear la insuficiencia de medios para atender a nuestras exigencias y los compromisos con nosotros contraídos los gastos de la guerra y la organización de un nuevo país. Estas dificultades habrán de coincidir con las reivindicaciones que los atropellos y violencias han de suscitar entre los dos elementos citados, y a los cuales debemos prestar nuestro apoyo.
Resumiendo: nuestra política se concreta a apoyar siempre al más débil contra el más fuerte, hasta la completa exterminación de ambos, para lograr anexarnos la Perla de las Antillas.
Con respecto a las posesiones asiáticas de España, en principio se ha resuelto un movimiento de división, cuya extensión y detalles oportunamente se acordarán, teniendo en cuenta que los celos de las potencias coloniales asiáticas, forzosamente nos obligan a limitar a estrecho círculo nuestra accción y, teniendo a la vez en cuenta, no excitar las susceptibilidades de Japón, ya demasiado vivas por la cuestión del Hawai.
La época probable de nuestra campaña será el próximo octubre; pero será conveniente ultimar el menor detalle para estar listos ante la eventualidad de que nos viésemos precisados a precipitar los acontecimientos para anular el desarrollo del elemento autonomista, que pudiera aniquilar el movimiento separatista.
Aunque la mayor parte de estas instrucciones están basadas en las distintas conferencias que hemos celebrado, estimaríamos nos someta usted cualquier observación que puedan la práctica y la conveniencia aconsejar como corrección, pero ateniéndose siempre, mientras tanto, a lo acordado.
Soy de usted sinceramente,
J.C. Breckenridge
Secretario de Guerra
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