La tradición de considerar el choteo como un defecto, cuando se transforma en permanente válvula de escape, ha adquirido categoría emblemática.
José Prats Sariol, México DF
jueves 20 de abril de 2006 6:00:00
El eslogan utópico de "El estado de bienestar" se ha convertido dentro de Cuba en choteo, a sabiendas de lo que Mañach escribiera en 1928. Así anduvo la asamblea de Literatura de la UNEAC, efectuada el pasado viernes 7 de abril, presidida por el ministro de Cultura —¿Hay ministros o tarugos del Circo Castro en Cuba? ¿Hay cultura cuando se atenaza el pensamiento diferente?—.
<--- José Prats Sariol Tres informes de amigos que estuvieron en la de Literatura (Sala Rubén Martínez Villena), junto a uno en la vacía asamblea de Cine, Radio y Televisión (Cine La Rampa, con menos del 10% de los miembros, pues son más de 2.000), y cuentos de un galletazo en la de Artes Escénicas, me permiten moldear una impresión del demorado proceso —Kafka, como se ha repetido, no pasaría en Cuba del teatro Alhambra—. Lo resumo en la broma de un mordaz asistente: "Hemos merecido, tras inverosímiles sacrificios, el estado de malestar".
La dijo en el receso para la merienda: pan con averigua y guachipupa tibia, cacareos sobre la presagiada sustitución del corroído presidente de la institución verdulera, café villaclareño, especulaciones sobre un congreso del Partido a fines de año, fumadores apurando el cabito, no hay segunda vuelta del pan de Cuaresma, saludos desde lejos a Lina de Feria… Las palabras de nuestro mejor ensayista filosófico hasta hoy parecen de esta Asamblea de escritores de 2006 —la comedia de Molière es de 1662—, no de un acto hace 82 años, en la Institución Hispano-Cubana de Cultura, donde Jorge Mañach arremetía contra la frustración republicana: "Cuando el choteo resulta notoriamente pernicioso es cuando se convierte en absoluto y habitual; cuando no es una reacción esporádica, sino un hábito, una actitud hecha ante la vida".
Conozco creo que bien al escritor que lanzó su dardito en el receso. Recuerdo las asambleas con cierta nitidez. Me dan tristeza —con pausa asociada— y rabia. Y la primera conclusión a debatir es la similitud con la primera república. Parece obvio que la tradición de considerar el choteo como un defecto, cuando se transforma en permanente válvula de escape, lejos de haber desaparecido de la idiosincrasia cubana, se ha acentuado, ha adquirido categoría emblemática, como el escudo y la bandera, como el himno bayamés y los huracanes. Quizás un nuevo Fernando Ortiz, que dejó sus apuntes sobre el choteo —¿Rafael Rojas, Duanel Díaz?, entre otros talentosos filósofos sociales cubanos de ahora mismo—, se anime a estudiar la ucronía del tópico, su pertinencia y fatalismo, su íntima relación con un derrumbe anunciado sin crónica, pospuesto como el chicle que no se despega de la mano cuando tratamos de echarlo a la basura.
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Entrevista con el Escritor Cubano José Prats Sariol 2005-9-27 Por Carlos Manuel Estefanía. Director de CubaNuestra Carlos M. Estefanía: Foto Germán Díaz En 1993, poco antes de salir de Cuba y como parte de una serie de entrevistas que realizaba sobre Lezama Lima estuve estuve a punto de de charlar con a José Prats Sariol, gracias a la recomendación de nuestro amigo común; el poeta Raúl Luis. Algo ocurrió, quizas la premura de mi partida, que no se pudo realizar el trabajo. Ahora, gracias a la magia del internet y la buena voluntad de Sariol reactivo aquella entrevista dormida en el tintero por 15 años.
CME: ¿En los últimos años hemos leídos artículos suyos escritos en la isla, con un fuerte grado de crítica a la situación política imperante, recibió algún tipo de represalia por ellos?José Prats Sariol: Por supuesto, fueron muy
cariñosas pero inútiles. Un ejemplo entre muchos: Cuando en julio del 2003 el Obispo de Pinar del Río me invitó a hablar en el aniversario de la revista Vitral, cerré con un llamado a la transición pacífica y unos versos de Raúl Rivero, entonces en una acogedora celda-gulag en Canaleta. Allí estaban su esposa Blanca Reyes y otras esposas de presos de conciencia. Éramos como 300 personas al lado del arzobispado. Inmediatamente después me siguieron ostensiblemente hasta La Habana, me hicieron saber los “regalitos” que me preparaban, me llamaron de la UNEAC, a través de uno de sus perros falderos… Pronto supe lo que se iniciaba y cuál era el final: Crónica de un presidio anunciado. Algo similar ocurrió cuando apareció una reseña mía en el No. 1 de Diario de Cuba, meses antes de la represión de marzo del 2003. En fin, no me publicaban ningún libro desde los años 80, Mariel fue censurada cuando ya había revisado las galeras. Mis más recientes novelas (Las penas de la joven Lila y Guanabo Gay), ahora publicadas en México, ni las entregué a las editoriales del régimen, controladas por el Partido.
CME:¿Podría hablarse de un reblandecimiento de la censura en Cuba? José Prats Sariol: No, pero sí de un refinamiento en los métodos de coerción. Ahora son menos burdos, más peligrosos. Al mediocre Ministro de Cultura se le ven las pezuñas por debajo de la falda. El castrosaurismo sólo tiene “disidentes oficiales”, cómplices de la tiranía. Y silencio comprensible, olvidable cuando finalice la tragedia, entre los que tienen miedo. Un miedo nada metafísico.
CME: A finales del año pasado llegó usted a México, ¿puede explicarnos los detalles de este exilio, como se organizó y quienes le apoyaron tanto para su salida como en su actual estancia en México?José Prats Sariol: No debo explicar nada, sin querer puedo ayudar a la policía política del anciano sátrapa y a sus hipócritas amanuenses internacionales. Podría cerrarle la salida a otros escritores y periodistas que necesitan abandonar el país.
CME: ¿Ha reactivado los contactos con su amigo el poeta Raúl Rivero? ¿Cómo acogió el poeta su salida de Cuba? ¿Existe algún proyecto de colaboración entre ustedes relacionado con situación de los prisioneros de conciencia en la isla? José Prats Sariol: Soy amigo de Raúl desde los lejanos tiempos de la Escuela de Letras, es decir, hace más de un cuarto de siglo. Estamos de acuerdo en lo esencial, que comienza por desear una nación con las virtudes de las democracias, donde la libertad de expresión no sea la de aplaudir sino la de enfrentarse a los defectos y problemas, a los errores y a las corrupciones. Una nación donde se respete lo diferente no por tolerancia ─palabra equívoca─ sino por dignidad.
CME: Usted fue alumno de José Lezama Lima, ¿Podría darnos una valoración personal del Maestro y del tratamiento que se le dio en Cuba antes y después de su muerte? Hasta que punto la obra de Prats Sariol es heredera de la de Lezama? José Prats Sariol: El Curso Délfico (la abertura palatal, el horno transmutativo y la galería aporética) es mi mayor orgullo iniciático, como he escrito en varios ensayos. Ahora preparo Lezama Lima: el azar concurrente, libro donde dedico una zona al promotor cultural y al singular maestro…Tuve el privilegio ─y recibí el compromiso─ de la amistad de Lezama, que bautizó a mi hija Ariadna para que fuéramos compadres, co-padres. El desafío de su obra es más fuerte que los avatares políticos, algo intolerable para una ideología totalitaria, para un líder que se ha identificado ─como Hitler y Stalin─ con el país. Cree que es Cuba, perversa sinécdoque. Lezama y su galaxia sabrán sacudirse ese polvo radiactivo, como la cultura cubana. Una vez tuve que rectificarle al amigo Severo Sarduy el título de su excelente estudio para la edición crítica de Paradiso. Había escrito “El heredero” y aceptó el cambio por “Un heredero”… La vanidad de algunos ha sido y es vergonzosa, para colmo llena de mentiras, como algunos de los “testimonios” oportunistas que se recogen en el libro Cercanía de Lezama. Este año leí otro embuste en Alemania… Lezama da lustre, ah, el ser humano y sus miserias. Él mismo se reía irónicamente de los que tras el Caso Padilla y el Congreso Nacional de Educación y Cultura (abril de 1971), dejaron de visitarle, de llamarlo, de mencionarlo. Como sabes, no le publicaron más hasta después de su muerte, en 1976. Inmediatamente el Poder se quiso adueñar de quien ya no era espina sino rosa.
CME: ¿Podría darnos una valoración general de la literatura que se hace en Cuba, quienes son sus promesas, cuales sus virtudes y que autores representan sus vergüenzas?José Prats Sariol: Hay un formidable grupo de poetas, narradores, dramaturgos y críticos que cuando cambie el clima cultural podrán publicar lo que ahora engavetan o mandan al exterior. Privilegio, desde luego, a los que han logrado vencer el miedo y no han hipotecado ni su talento ni su imagen, como Antonio José Ponte. Quedan algunos adictos a lo que fuera en los 60 la revolución cubana, se resisten a admitir que la utopía devino diabólica, confunden ideas con creencias. Me dan pena, lástima, algunos asco… Pero pienso que debemos renacer sin enconos ni escozores, jerarquizando de verdad los valores artísticos sobre las premisas ideológicas y políticas que aún imperan. Los mediocres ─como siempre─ nadan entre la culpa ajena y la autolástima, y así seguirán tras el cambio, pero sin poder omnímodo, sin UNEAC parásita, sin un Ministerio de Cultura intolerante y brutal ─lleno de brutos.
CME: ¿De la literatura cubana que se hace en la diáspora, cual es su valoración? José Prats Sariol: También puede mencionarse un valioso grupo de autores de varias generaciones que han publicado textos excelentes. Su labor en el exilio pronto se unirá a la del insilio, dejaremos de ser un rizoma. La Isla Entera, como aquel sueño de hace diez años en Madrid… Les debemos a los que han muerto fuera el homenaje que se ganaron, las ediciones que se merecieron en vida y allí, en la Cuba que no dejó de dolerles. Aquí en Puebla le organicé un cariñoso acto en la Casa del Escritor a Guillermo Cabrera Infante, pero estaba pensando en la Biblioteca Nacional José Martí.
CME: Hablemos de ”Las penas de la joven Lila”, ¿cómo concibió ese novela, que pasos dio para poder publicarla y por último cual ha sido la recepción del publico y la crítica? José Prats Sariol: Es la historia de una balsera que en 1994 sale hacia los Estados Unidos, pero es también el triunfo sobre la prudencia: “rica y fea solterona, cortejada por la incapacidad” ─como dijo Blake. Termina en Georgia, de profesora de español, cerca de la memoria de Carson McCullers, la genial escritora que naciera en un polvoriento pueblo georgiano. El tema de la diáspora cubana se une a mis lecturas de la novela romántica, en particular las epistolares, a partir del Werther de Goethe. Ya está en prensa la reedición y hay ofertas de traducirla al inglés, el neerlandés y el francés, algo impensable en la Cuba del castrosaurio. Quise que la realidad se pareciera a la ficción, bajo mi óptica socrática de la ironía, pero ese logro mejor deben juzgarlo los lectores. Ya algunos lo han escrito, como Corea Torres en la revista mexicana Momento y el novelista cubano Eliseo Alberto en Encuentro en la red… Tengo la certeza de que pronto, junto a Mariel y Guanabo Gay, se publicará en una Cuba democrática.
CME: Según sus declaraciones para el periódico El Universal de México, Fidel Castro teme al diálogo y por eso encontró en George Bush un buen amigo. Podría usted explicarle a nuestros lectores el peligro que significa el diálogo para el régimen cubano, y la manera en que Castro utiliza en su favor las posiciones mas intransigentes dentro del exilio cubano americano.
José Prats Sariol: Parece groseramente obvio que David necesita a Goliat, que el embargo ha fracasado porque le regaló a Castro el enemigo que necesitaba para justificar el “estado de guerra”, el enclaustramiento totalitario y la salida de los enemigos… Yo hubiera aceptado los mil y tantos médicos que ofreció en pura demagogia para ayudar en Nueva Orleáns. Los golpes de las administraciones norteamericanas son previsibles, y siempre Castro ha ganado. El chantaje de un nuevo éxodo masivo podría contrarrestarse con el levantamiento de las sanciones y la apertura al turismo. No creo que a estas alturas pueda fabricar otro pretexto para interrumpir el diálogo, como hizo cuando Carter y Clinton. El desastre espiritual y material del país, la desconfianza absoluta ante las promesas, impediría otra maniobra cruel. Los propios “adictos” desfraudados que sólo esperan su muerte, aprovecharían para deshacerse de los inmovilistas, para situarse ventajosamente. Hay mensajes de ellos que deben ser oídos en Washington y en Miami. Ni a la Venezuela chavista que busca su protagonismo continental, ni mucho menos a la lejana y pragmática China, le interesaría oponerse a una transición democrática en Cuba. Chávez porque perdería la sombra recalcitrante y desvencijada, porque estaría más libre; China porque no tendría que negociar nada conflictivo con su mayor socio comercial.
CME: Por último podría decirnos ¿cómo concibe usted la transición en Cuba? José Prats Sariol: Pienso ahora en la unidad dentro de la diversidad de las fuerzas que se oponen al grupúsculo reaccionario que gobierna, al anciano que sólo desea morirse en el Poder, quizás lo único que siempre le interesó desde que era estudiante. Concibo, quiero, una transición sin sangre. Todos los actores que estén de acuerdo en un cambio pacífico deben ser bienvenidos con sentido ecuménico, sin pases de cuenta. Ya tendremos tiempo de discutir cuando renazca la sociedad civil, cuando haya elecciones libres y se respeten cada uno de los derechos humanos. La libertad ─meta volante─ exige sacrificios, uno de ellos es perdonar, aunque sin olvido, para que nunca más vuelva a ocurrir. Nuestros hijos y nietos no deben recibir hipotecas rencorosas, ya bastante tienen con un país destrozado. En este sentido pienso que los nuevos gobernantes deben ser jóvenes y deben vivir hoy en Cuba. Quizás elegir una mujer, preferiblemente mulata. No es broma: obsérvese lo que han hecho los hombres, desde los caciques precolombinos. Y reírnos saludablemente de los que se creen dueños de la verdad, ese sofisma. Parece que lo más difícil será educarnos.
CME: Muchas Gracias