Zoé Valdés: De la colaboración de la prensa y la intelectualidad internacional con el Raulismo
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Por Zoé Valdés
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Tomado de http://zoevaldes.net
De la colaboración de la prensa y la intelectualidad internacional con el Raulismo.
De la colaboración de la prensa y la intelectualidad internacional con el Raulismo.
Por Zoé Valdés
No voy a empezar haciendo la historia del tabaco que ya ustedes se la conocen al dedillo. Para nadie es un secreto que el término Raulismo define el período en el que Castro II, hermano de Castro I, tomó el poder, y que dura ya hace unos años, aunque Raúl Castro siempre estuvo en el poder, junto a su hermano, cometiendo desmanes y horrores en la sombra.
Ahora, esos desmanes y horrores los comete a la luz del día, y claro, como alguien que ha pasado su vida moviéndose en la penumbra, ha sabido perfeccionar su visión de la realidad con el único objetivo de sutilizar la maldad.
Es la razón por que la Castro II ha convertido las organizaciones de masas oficialistas en ONG’s, y el mundo entero las apoya; inició una serie de cambios superficiales, a lo que muchos llamamos “cambios fraudulentos”, para conseguir una buena imagen en el exterior, y el mundo entero los aplaude con beneplácito, porque a ese mismo mundo no le interesa la libertad del pueblo cubano, y mucho menos la democracia en Cuba. Para colmo, Castro II ha creado una disidencia “light” a su favor, que poco a poco -del mismo modo que sus militares de las Fuerzas Armadas en el pasado-, se han ido convirtiendo en empresarios (recuerden las corporaciones del grupo Gaviota, etc, todos eran militares transformados de la noche a la mañana en hombres de negocios a la cabeza de corporaciones mixtas), pues ahora esa disidencia pro “cambios” bajo el régimen de Castro II deviene una casta empresarial que viaja por el mundo entero dando lecciones de eficiencia capitalista, y participa en eventos en los que se incrementa la idea del negocio en sitios claves de Cuba que interesan a la tiranía, como es el Puerto de Mariel, desde donde se expulsaron en el año 1980 a tantos miles de cubanos, entre ellos enfermos mentales y prisioneros comunes, además de escritores, científicos, profesionales, en resumen lo mejorcito que quedaba… quienes debieron hacerse pasar por homosexuales y escoria para ser barridos de su país. No olvidarlo.
Antes de inventarse una disidencia letal para la verdadera disidencia, el castrismo penetró de falsos intelectuales exiliados a Europa y las universidades norteamericanas creando intercambios de profesionales, después sembraron publicaciones claves en distintos puntos europeos y norteamericanos; el castrismo también se inventó los músicos cubanos “prohibidos”, a los que terminaron por tolerar porque contaron con el factor tiempo y que todos eran unos viejos cañengos de medio pelo que se extinguirían pronto, frente a los músicos exiliados históricos: Compay Segundo contra Celia Cruz. Y les salió bien la jugada, como era de esperar. Lo mismo hicieron con los pintores, que ya campean por sus respetos en Miami y otras latitudes del planeta, mientras les paguen una comisión al castrismo que los promueve internacionalmente. Ante eso, ¿qué hizo el exilio? ¿Se ocupó de sus escritores, de sus pintores, de sus músicos? No, para nada. Todavía andan aplaudiendo a un mamerto de la izquierda como Joe García y a otro mamerto de la derecha como Ted Cruz, el primero cuando habla parece que tiene un saco de papas en la boca, el segundo compite con Castro I, su último discurso duró más de veintiún horas. Nada, nostalgia de la tortura del teque, el síndrome de Estocolmo. Y la cultura y el arte, ¡bah!
Desde hace rato lo mismo están haciendo con un grupo de escritores que hoy mencionan a Guillermo Cabrera Infante y a Reinaldo Arenas, autores de los que el castrismo ansía apropiarse por lo que significan y significará en el futuro como entradas de derechos de autor, tras haberlos ignorado, vilipendiado, y pisoteado durante años. Pero claro, continúan ignorando a los escritores vivos que seguimos acusándolos de los crímenes que han cometido. Si ustedes quieren enterarse quiénes son los escritores cubanos colaboradores del castrismo que se hacen pasar o se hicieron pasar en el pasado como exiliados, sólo tienen que ver los nombres que citan estos “novedosos” autores que promueve el castrismo en el exterior bajo el manto de disidentes. Pero el parche se nota demasiado. ¿Por qué? Pues porque tienen la mitomanía demasiado grande, más grande que las boquitas hinchadas con silicona, han accedido a los mejores cargos de funcionarios del castrismo de la UNEAC y todavía son premiados con el Premio Nacional de Literatura, con viajes al exterior, y se les autoriza lo que no se les permite ni en sueños al resto, acceden como figuras prominentes a los programas de televisiones autorizados por el castrismo e incluso los conducen durante años, han hecho un cine “independiente” en un país donde todos sabemos lo que costó a algunos hacer cine underground en los noventa, han actuado en películas del castrismo además, y ahora resulta que se venden como disidentes etéreos del raulismo, ¡qué risa me da! Los comprara si no los conociera, uno a uno, como los conozco.
En una de esas entrevistas que la prensa de la izquierda internacional le hace a una de esas “efigies”, producto y consecuencia directa del totalitarismo, la única verdad que dice es que Gabriel García Márquez “la tocó”, o sea, le dio un toque. Fue más de un toque, fueron muchos toques, a una edad prohibida, por cierto, y en compañía de otra hijita de papá del nudo k(g)ordiano de la historia. Todos los de ese grupo beneficiados por los “toques” del Nobel (menos uno que escapó airoso de sus garras) se encuentran en México, “arrejuntados” bajo la sombra del Nobel, y los que siguen viviendo en Cuba, se “arrejuntan” a cada rato, ya sea en Cuba, en México, en Miami (la nueva sede internacional del castrismo), o en otros países, o en El País, por supuesto.
¿Quién lo paga? ¿Quién los produce, quién los edita, quién los publica? La preguntas, como la respuestas, sobran… Al buen entendedor, ¿silencio, guerra? No, urgen la transparencia y la claridad.
Zoé Valdés.
Ahora, esos desmanes y horrores los comete a la luz del día, y claro, como alguien que ha pasado su vida moviéndose en la penumbra, ha sabido perfeccionar su visión de la realidad con el único objetivo de sutilizar la maldad.
Es la razón por que la Castro II ha convertido las organizaciones de masas oficialistas en ONG’s, y el mundo entero las apoya; inició una serie de cambios superficiales, a lo que muchos llamamos “cambios fraudulentos”, para conseguir una buena imagen en el exterior, y el mundo entero los aplaude con beneplácito, porque a ese mismo mundo no le interesa la libertad del pueblo cubano, y mucho menos la democracia en Cuba. Para colmo, Castro II ha creado una disidencia “light” a su favor, que poco a poco -del mismo modo que sus militares de las Fuerzas Armadas en el pasado-, se han ido convirtiendo en empresarios (recuerden las corporaciones del grupo Gaviota, etc, todos eran militares transformados de la noche a la mañana en hombres de negocios a la cabeza de corporaciones mixtas), pues ahora esa disidencia pro “cambios” bajo el régimen de Castro II deviene una casta empresarial que viaja por el mundo entero dando lecciones de eficiencia capitalista, y participa en eventos en los que se incrementa la idea del negocio en sitios claves de Cuba que interesan a la tiranía, como es el Puerto de Mariel, desde donde se expulsaron en el año 1980 a tantos miles de cubanos, entre ellos enfermos mentales y prisioneros comunes, además de escritores, científicos, profesionales, en resumen lo mejorcito que quedaba… quienes debieron hacerse pasar por homosexuales y escoria para ser barridos de su país. No olvidarlo.
Antes de inventarse una disidencia letal para la verdadera disidencia, el castrismo penetró de falsos intelectuales exiliados a Europa y las universidades norteamericanas creando intercambios de profesionales, después sembraron publicaciones claves en distintos puntos europeos y norteamericanos; el castrismo también se inventó los músicos cubanos “prohibidos”, a los que terminaron por tolerar porque contaron con el factor tiempo y que todos eran unos viejos cañengos de medio pelo que se extinguirían pronto, frente a los músicos exiliados históricos: Compay Segundo contra Celia Cruz. Y les salió bien la jugada, como era de esperar. Lo mismo hicieron con los pintores, que ya campean por sus respetos en Miami y otras latitudes del planeta, mientras les paguen una comisión al castrismo que los promueve internacionalmente. Ante eso, ¿qué hizo el exilio? ¿Se ocupó de sus escritores, de sus pintores, de sus músicos? No, para nada. Todavía andan aplaudiendo a un mamerto de la izquierda como Joe García y a otro mamerto de la derecha como Ted Cruz, el primero cuando habla parece que tiene un saco de papas en la boca, el segundo compite con Castro I, su último discurso duró más de veintiún horas. Nada, nostalgia de la tortura del teque, el síndrome de Estocolmo. Y la cultura y el arte, ¡bah!
Desde hace rato lo mismo están haciendo con un grupo de escritores que hoy mencionan a Guillermo Cabrera Infante y a Reinaldo Arenas, autores de los que el castrismo ansía apropiarse por lo que significan y significará en el futuro como entradas de derechos de autor, tras haberlos ignorado, vilipendiado, y pisoteado durante años. Pero claro, continúan ignorando a los escritores vivos que seguimos acusándolos de los crímenes que han cometido. Si ustedes quieren enterarse quiénes son los escritores cubanos colaboradores del castrismo que se hacen pasar o se hicieron pasar en el pasado como exiliados, sólo tienen que ver los nombres que citan estos “novedosos” autores que promueve el castrismo en el exterior bajo el manto de disidentes. Pero el parche se nota demasiado. ¿Por qué? Pues porque tienen la mitomanía demasiado grande, más grande que las boquitas hinchadas con silicona, han accedido a los mejores cargos de funcionarios del castrismo de la UNEAC y todavía son premiados con el Premio Nacional de Literatura, con viajes al exterior, y se les autoriza lo que no se les permite ni en sueños al resto, acceden como figuras prominentes a los programas de televisiones autorizados por el castrismo e incluso los conducen durante años, han hecho un cine “independiente” en un país donde todos sabemos lo que costó a algunos hacer cine underground en los noventa, han actuado en películas del castrismo además, y ahora resulta que se venden como disidentes etéreos del raulismo, ¡qué risa me da! Los comprara si no los conociera, uno a uno, como los conozco.
En una de esas entrevistas que la prensa de la izquierda internacional le hace a una de esas “efigies”, producto y consecuencia directa del totalitarismo, la única verdad que dice es que Gabriel García Márquez “la tocó”, o sea, le dio un toque. Fue más de un toque, fueron muchos toques, a una edad prohibida, por cierto, y en compañía de otra hijita de papá del nudo k(g)ordiano de la historia. Todos los de ese grupo beneficiados por los “toques” del Nobel (menos uno que escapó airoso de sus garras) se encuentran en México, “arrejuntados” bajo la sombra del Nobel, y los que siguen viviendo en Cuba, se “arrejuntan” a cada rato, ya sea en Cuba, en México, en Miami (la nueva sede internacional del castrismo), o en otros países, o en El País, por supuesto.
¿Quién lo paga? ¿Quién los produce, quién los edita, quién los publica? La preguntas, como la respuestas, sobran… Al buen entendedor, ¿silencio, guerra? No, urgen la transparencia y la claridad.
Zoé Valdés.
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posted by PPAC @ 9/29/2013 09:41:00 p. m.
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