Es un blog diario digital conformado con los artículos, opiniones, ensayos, etc. del Catedrático universitario Lic. Pedro Pablo Arencibia Cardoso sobre diferentes temáticas de la problemática cubana, actual e histórica, así como por noticias y artículos de otros autores que se consideran de gran interés para profundizar en la realidad cubana.
miércoles, agosto 30, 2023
El orgullo de ser cubano. Francisco Almagro Domínguez: Para reconstruir el país habrá que difundir todas las historias alternativas que han sido celosamente trastocadas, ocultadas
Para reconstruir el país habrá que difundir todas las historias alternativas que han sido celosamente trastocadas, ocultadas
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Por Francisco Almagro Domínguez
Miami
28/08/2023
Le presento además a un número creciente de cubanos que han confundido la
Patria con un partido; la Nación con el proceso histórico que hemos vivido en las
últimas décadas, y la cultura con una ideología. Son cubanos que, al rechazar todo
de una vez sin discernir, se sienten desarraigados, rechazan lo de aquí de Cuba y
sobrevaloran todo lo extranjero. Algunos consideran éstas como una de las causas
más profundas del exilio interno y externo.
Monseñor Pedro Meurice, arzobispo de Santiago de Cuba. Palabras de
Bienvenida San Juan Pablo II (fragmentos). 24 de enero de 1998
No debería sorprendernos a estas alturas. Cada día los compatriotas que vienen de la Isla, no solo no saben casi nada de la historia de su país. La rechazan. Sienten vergüenza de llamarse cubanos. No quieren hablar “de política”. Solo quieren saber dónde se puede encontrar un pasaje de avión, sea para ver volcanes o conocer la estepa siberiana. Así me lo ha confirmado un amigo que recién llega para regresar en breve, pues otros cubanos en la Isla reclaman el concurso de sus muchísimos esfuerzos.
De más está decir el nivel de casi indigencia alcanzado por la Continuidad. Eso se traduce en (malas) conductas y un lenguaje típico de quien necesita subsistir. La miseria material puede ser vencida, usando las herramientas y las libertades en muy breve plazo. No la indigencia espiritual. El vacío existencial. El daño producido por no saber de dónde vienes, hacia dónde vas. Es el mayor dilema de la Cuba de hoy. Del peatón de esquina, del esperador de guaguas, del turista de futuros.
El padre Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, vicario de la arquidiócesis de la Habana, y quien por obvias razones conoció desde la cuna a varios sobrevivientes de la guerra de independencia, solía decir que su Casa-Cuba tenía una capacidad de reinventarse, de levantarse de las ruinas, que pocos eran capaces de imaginar. Eso es algo que la historiografía castrista minimiza y oculta con celo, salvo para engatusar a quienes todavía esperan la resurrección del comunismo insular.
Tras la reconcentración de Weyler y la Tea Incendiaria de los rebeldes, no quedó ni donde amarrar la chiva, literal. No solo la población cubana mermó en casi un diez por ciento, sino que los cultivos y la ganadería prácticamente desaparecieron en la mitad del país. Imaginemos, además, que la industrialización era mínima, excepto para la producción de azúcar y transporte ferroviario. Pues en un tiempo tan corto como poco más de cincuenta años —1902-1958—, Cuba se puso a la cabeza de América Latina en varios aspectos económicos, sociales y culturales. Las estadísticas existen, avaladas por organismos internacionales.
La estrategia del adoctrinamiento pasa, precisamente, por negar lo positivo y publicitar lo negativo de lo que, para vergüenza de intelectuales y políticos cubanos, han llamado Pseudorepública o República mediatizada. No se dan cuenta que fue esa misma República “a medias” la que les permitió, con luces y sombras, realizar sus obras, publicar libros, militar en el Partido Comunista y crear sindicatos de obreros. Todo el conocimiento y el oficio de quienes después se llamarían revolucionarios fueron forjados en las aulas universitarias —tenían autonomía— y en los círculos de estudio, en una época, permitidos.
Nuestros jóvenes son incapaces de establecer un hilo conductor entre la llamada Generación del seminario de San Carlos y San Ambrosio —el Padre Varela, Saco, Caballero, Bachiller Y Morales—, el maestro Rafael María de Mendive —también ex discípulo del seminario—, y su alumno, José Martí. Al despojar a Martí de su ancestros culturales y espirituales cristianos, y entregarnos un Martí que no es ni por asomo materialista, no comprendemos su poesía —que tanto debe a la mística española—, ni su filosofía política —liberal, nacionalista— y mucho menos su crítica a los Estados Unidos, no de enfrentamiento violento sino de corrección, para que los futuros cubanos evitaran ciertos excesos norteños, precisamente materiales, como la adoración al dinero, el egoísmo, y la individualidad irritante.
Cuando cayó el Muro de Berlín, la propaganda castrista tenía un mantra: se han quedado sin historia. Sin duda, estaban proyectando lo sucedido en Cuba años antes cuya expresión simbólica, visible, fue cambiar los nombres de pueblos, calles, parques y tumbar las estatuas de los presidentes anteriores, chapucería delatada por aquellos zapatos de Estrada Palma —el sustituto de José Martí en el Partido Revolucionario Cubano, y primer presidente— que escaparon a la tala de la memoria nacional. Y donde hubo un cuartel, inaugurar una escuela… con el nombre y el programa de estudios que cambie la historia; los cuarteles, fuera de las ciudades. No otro fatídico 26.
Bloquear toda narrativa alternativa es imprescindible si se quiere que la nueva versión cobre cuerpo. Ni por casualidad un cuento que roce con el pétalo de una cuartilla la “verdad” sobre la Sierra, el Llano, la Guerra Civil en el Escambray —“Eduardo era un León”—, y los éxodos o estampidas. El exilio es un gran museo de “excubanos” que un día se creyeron escritores, cineastas y plásticos dentro de la Revolución y terminaron con la Revolución nada.
Todo parecía, en el plano comunicacional, marchar como entierro de esclavos, hasta que apareció el Internet, el celular, y los influencers, que si bien a veces no saben nada, hacen bastante “ruido”. Entonces el peatón de esquina, el esperador de guaguas, el turista de futuros rechaza el todo de manera ciega. El emigrado cubano no quiere oír hablar del Martí comunista y antimperialista, autor intelectual del desastre. Ni le importa quién fue el ¿Padre? Varela, ni el contrapunteo del azúcar y el tabaco porque no hay ni uno ni lo otro, sino “caldosa” y nunca ajiaco con carnes y verduras. Si a eso se le adiciona la causa eficiente, la ausencia del vasito de leche, todo el discurso anterior, doctrinal, cae en el vacío.
Esa es la situación a la cual hemos llegado. Hay suficientes motivos y razones para, a pesar de tantos odios y contradicciones, sentir orgullo por haber nacido en Cuba, como canta Albita. Sentirse y actuar cubano, donde quiera que se esté, y profese la idea política o religiosa que desee —un derecho humano—, es también un acto de resistencia, de rebeldía, de fe en que un día volveremos a ser la Casa-Cuba que tanto amaron nuestros mayores y de la que no había motivos para emigrar, a no ser por culpa de las dictaduras que tanto nos persiguen en nuestra corta historia de nación independiente.
Pero duele. Duele que haya tanta gente llegando que no quiere saber de Cuba. Sienten pena por ser cubanos. Ocultan los acentos y los gustos culinarios. Hubieran querido nacer en otro país. Tienen lástima de sí mismos porque los han lastimado sesenta años de rencores y fracasos. Y lo que es peor: van a la Isla para restregarle sus familiares la libertad que gozan, con una ‘jaba” en ocasiones prestada o a crédito.
Para reconstruir el país habrá que difundir todas las historias alternativas que han sido celosamente trastocadas, ocultadas. Levantar la autoestima de un pueblo que ha dejado de creer en sí mismo y en sus potencialidades. Revisitar la historia verdadera, porque oculto en las peores sombras siempre se descubre un aro de luz. Quizás hasta sea necesaria una amnesia temporal, un reposo de antipatías, un margen a recobrar la espiritualidad perdida, la verdaderamente martiana, esa que no es ara ni pedestal de nadie.
Lidia: hiciste muy bien en nacer un 20 de mayo. Eres lista prenatal. Naciste en el día del nacimiento de la República, y tú y yo sabemos a cuánta maravilla sabe la palabra República, la República. Lo que eso quiere decir para los cubanos con un poquitico de raíces criollas intactas, es difícil contarlo a los extraños. Ahora andan sueltos por ahí y por aquí, y por todas partes, algunos cubanitos comemierdas que dicen no sentir la patria, ni importarles nada su destrucción y su pena. Yo creo que adoptan esa pose, no por la cursilería de hacerse los europeos o los norteamericanos, sino porque les falta el valor de amar a Cuba, de querer a la patria, y estar lejos de ella. Para no sufrir, fingen no amar, no sentir nostalgia, ni echar de menos las raíces. Han hecho de la expatriación una despatriación, para que no les duela la diáspora, porque su egoísmo, su frivolidad y su hedonismo de quincallería les exige quitarse del corazón todo lo que pueda llevarlos al santo insomnio de Cuba.
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Fernando Ortiz ya en 1913 escribió sobre el desarrollo económico de Cuba comparado con las de sus hermanas repúblicas latinoamericanas:
El sabio Don Fernando Ortiz y su artículo Cuba y sus hermanas
Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso
Miami
16 de septiembre de 2013
Don Fernando Ortiz, llamado ¨el tercer descubridor de Cuba¨, escribió en 1913 el artículo Cuba y sus hermanas donde mostraba comparativamente la posición privilegiada que ya en ese año tenía Cuba económicamente en comparación con el resto de las repúblicas latinoamericanas. Esta posición privilegiada se alcanzó después de una devastadora guerra de independencia en la que hubo, pese al pequeño tamaño de Cuba, más del doble de tropas de la Metrópoli que las que hubo en toda Sur América en el siglo XIX en las diferentes guerras de independencia. La guerra terminó en agosto de 1898 y Cuba se convirtió en una república libre e independiente en 1902.
Esta capacidad de recuperación de Cuba probablemente preocupan mucho a gobiernos de otros países del continente americano que verían afectadas las economías de sus países si Cuba se libera y en ella se instala la democracia con un sistema de economía de mercado y un sistema de gobierno que vele por el bien y la prosperidad de todos sus ciudadanos. Quizás esa preocupación explique la ¨indiferencia¨ que en muchos países hermanos ha existido con respecto a la tragedia cubana y la complicidad que han tenido muchos de sus gobiernos con la dictadura totalitaria de los hermanos Fidel y Raúl Castro.
En Miami ese milagro cubano volvió a repetirse a partir de 1959 con la llegada de exilados cubanos al sur de la Florida.
Si salva en su computadora u ordenador la fotocopia que está en pequeño y la amplian tendrán más datos interesantes.
Disculpen los garabatos en las fotocopias, pero muy probablemente fue uno de mis hijos cuando niño que trató de imitarme señalando en el texto lo más interesante :-)
Tras ser suspendida la concesión de este tipo de visados a los cubanos en 2019, bajo la entonces Administración Trump, los ciudadanos cubanos solo podían optar por visados de turista de hasta tres meses de duración y una sola entrada.
El sábado, Carlos Fernández de Cossío, viceministro de Relaciones Exteriores, dijo que el Gobierno de Estados Unidos "mencionó" al régimen la intención de "reanudar los servicios de otorgamiento de visas de no inmigrantes a ciudadanos cubanos con entradas múltiples", pero añadió que desconocía detalles, a falta de una declaración oficial de Washington.
Las visas categoría B2 son entregadas por razones de visitas familiares, consultas médicas, viajes de turismo y compras. La cifra de visas B1 y B2 concedidas en Cuba cayó de cerca de 41.000 en el 2014 a apenas 3.000 el año pasado, según un reporte de América Noticias.
"Nuestro Gobierno, por canales diplomáticos y contactos oficiales, ha reclamado incesantemente la reactivación de ese servicio. Su implementación tendría un impacto positivo a favor de la migración regular y ordenada, y para el contacto de las familias", dijo Fernández de Cossío.
"La existencia de una Embajada de Estados Unidos en Cuba con servicios consulares y migratorios haría suponer que las solicitudes se procesen preferiblemente en La Habana. Tenemos la disposición de contribuir con ese fin", añadió.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) de EEUU anunció el 17 de agosto la reapertura de una oficina de campo internacional en La Habana que se encontraba cerrada desde 2018, con el propósito de realizar trámites que agilicen el proceso de decenas de miles de cubanos que quieren emigrar a ese país.
Según el comunicado de prensa de DHS, la oficina de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) de La Habana ayudará con los beneficios y servicios de inmigración, incluidos la realización de entrevistas y el procesamiento de casos pendientes de parole de reunificación familiar cubana, así como las peticiones de familiares de refugiados y asilados, o formulario I-730.
Los objetivos de esta reapertura, según explicó el secretario de Seguridad Nacional, el cubanoamericano Alejandro Mayorkas, son ayudar a "reducir el número de cruces irregulares" en la frontera, dejar sin recursos a los traficantes de personas y "simplificar el acceso a vías legales, seguras y ordenadas a quienes buscan alivio humanitario" en EEUU, precisó un reporte de EFE.
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Mario J. Pentón
30 de agosto 2023
Embajada de EEUU da más detalles sobre visas de turismo de cinco años para cubanos
Dimas Castellanos desde Cuba: Enrique José Varona: el secuestro de su obra. El gran pedagogo cubano dejó advertido que el peor monopolio era el que pueda ejercerse sobre la instrucción pública, incluso de parte de un Gobierno.
Muy pocas veces se dice que el Gabinete del Primer Gobierno Interventor norteamericano 1899-1901 estaba integrado por cubanos. En ese gabinete Enrique José Varona y de la Pera atendía la esfera Educativa. Para los que retomen el cacareado tema de la injerencia norteamerica en los asuntos de Cuba, aquí van estas palabras de dos grandes patriotas cubanos que pueden aclarar ese tema respecto a la Guerrita de Agosto de 1906 en la que ambas partes contendientes solicitaban la segunda intervención norteamericana:
Manuel Sanguily y Enrique José Varona declararon respectivamente, a raíz del deceso de Teodoro Roosevelt, al Heraldo de Cuba el siete de enero del 1919: “ ... ocurrió fatalmente la intervención de los americanos por culpas que no fueron suyas, pues que, al contrario, procuró cuando estuvo en sus manos, evitarlas ...” y “ ... nos dio su consejo sano y desapasionado en momentos de prueba para la nueva nación ...”.
Antes de comenzar les diré que SOY UN INDEPENDENTISTA CUBANO, un independentista cubano en el sentido martiano de independencia, el cual generaliza aquel que restringe ese concepto a una relación Colonia- Metrópoli.
José Martí dijo:
¨ La independencia de un pueblo consiste en el respeto que los poderes públicos demuestren a cada uno de sus hijos.¨
y observen que los poderes públicos pueden ser foráneos o no y que el respeto es hacia cada uno de sus ciudadanos y no a una parte.
Por cierto José Martí dijo:
¨Y no quiero a mi patria ¡no! víctima de capataces. La prefiero esclava de los demás a verla esclava de sus hijos.¨ (* citada por Pichardo, 189) *
Lo cual es compatible con lo escrito en su carta a Máximo Gómez, al escribirle al dominicano su determinación de:
¨no contribuir en un ápice por el amor ciego a una idea en que me está yendo la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora soporta y más grave y difícil de desarraigar, porque vendría excusado por algunas virtudes, establecido por la idea encarnada en él, y legitimado por el triunfo¨ (Tomo 1, 177)
La carta de Roosevelt al embajador cubano Gonzalo de Quesada del 14 de septiembre de 1906 y su telegrama a Estrada Palma del 25 de septiembre de ese mismo año así lo muestran. Algunos fragmentos de la mencionada carta son:
" Solemnemente conjuro a todos los patriotas cubanos a unirse estrechamente para que olviden sus diferencias, todas sus ambiciones personales, y recuerden que el único medio de conservar la independencia de su república es evitar, a todo trance, que surja la necesidad de una intervención exterior para salvarla de la anarquía y de la guerra civil. Espero ardientemente que estas palabras de apelación, pronunciadas en nombre del pueblo americano, por el amigo más firme de Cuba y el mejor intencionado hacia ella que pueda existir en el Mundo, serán interpretadas rectamente, meditadas seriamente y que se procederá de acuerdo con ellas, en la seguridad de que, si así se hiciere, la independencia permanente de Cuba y su éxito como República se asegurarán." (Pichardo, Documentos para el estudio de la Historia de Cuba 283)
En el telegrama de Teodoro Roosevelt a Estrada Palma del 25 de septiembre, éste le escribe en un tono invocatorio y suplicante:
" Bajo su gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba República independiente. Yo le conjuro, en bien de su propia fama de justo, a que no se conduzca de tal suerte que la responsabilidad por la muerte de la República, si tal cosa sucediere, pueda ser arrojada sobre su nombre. Le suplico proceda de manera tal, que aparezca que Ud. por lo menos, se ha sacrificado por su país y que lo deja aún libre cuando abandone su cargo." (Pichardo, 285)
* Esa cita fue tomada del libro José Martí. Lecturas para niños de la notable historiadora cubana, fallecida en Cuba, Hortesia Pichardo del capítulo Mi Patria y de la página 189 de la edición publicada en Cuba en 1990 por el Combinado Poligráfico de Guantánamo.
El gran pedagogo cubano dejó advertido que el peor monopolio era el que pueda ejercerse sobre la instrucción pública, incluso de parte de un Gobierno.
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Enrique José Varona y de la Pera
Por Dimas Castellanos
La Habana
27 agosto 2023
Alguien de cuyos aportes a la pedagogía en Cuba escribía antes aquí, Alfredo Miguel Aguayo, dijo de Enrique José Varona: "De los muchos y admirables rasgos que el estudio ofrece la compleja y rica personalidad de Varona, ninguno a mi juicio la define mejor que su incomparable talento pedagógico".
Nacido el 13 de abril de 1849 en Puerto Príncipe, hoy Camagüey, Varona fue uno de esos cubanos de vasta cultura, adquirida esencialmente de forma autodidacta. De cuerpo débil, complementado con una fuerza espiritual extraordinaria, se unió a los alzados camagüeyanos en 1868, empresa que abandonó por razones de salud. Militó en el Partido Liberal Autonomista, de cuya Junta Directiva fue vocal y redactor de su órgano oficial: El Triunfo. Dirigió la Revista de Cuba, espacio de obligatoria consulta sobre la labor intelectual de esa época, y colaboró con otras publicaciones. A la muerte de José Martí, asumió la dirección del periódico Patria. En la República ocupó la presidencia del Partido Moderado. Catedrático de la Universidad de La Habana, aceptó en el Gobierno las secretarías de Hacienda e Instrucción Pública. Entre 1913 y 1917 fue vicepresidente de la República. En 1923 presidió el acto de fundación de la Federación Estudiantil Universitaria. Y en 1927 se pronunció contra la prórroga de poderes de Gerardo Machado. Falleció el 19 de noviembre de 1933.
Aunque participó en la política, a juicio de Elías Entralgo, "no fue un político al modo que comúnmente entendemos el concepto. Ni lo que se llama entre nosotros un hombre de partido. No fue jamás un incondicional de su partido […]. Para él, la política era el buen gobierno de la comunidad".
Si bien carecía de formación profesional en el campo de la Pedagogía, se consagró a la enseñanza junto con la política, la poesía, la literatura y la filosofía. Convencido que para vivir de otro modo se necesitaba aprender de otro modo, y de que nada sería bueno ni perfecto mientras los hombres no fueran buenos y perfectos, al ser nombrado por el Gobierno de Ocupación como secretario de Instrucción, Varona, se entregó de cuerpo y alma a esta labor, tanto en lo administrativo como en el ejercicio del magisterio.
Se desempeñó en ese periodo como profesor de Filosofía Moral, Psicología y Sociología en la Universidad de La Habana. Su norte en la enseñanza lo definió el mismo: "Llamado a dirigir la Instrucción Pública de mi país en estas circunstancias, y sabiendo que era propósito firme del actual gobernador general reformarla de modo que fuese más eficaz, entendí que era mi deber acometer la difícil empresa, para echar siquiera los cimientos de la obra".
Roto los lazos con la antigua metrópoli se imponía un cambio en la orientación de la enseñanza pública, que abarcó desde la escuela primaria hasta la universidad. Al respecto Varona expresó: "nuestra enseñanza debe cesar de ser verbal y retórica para convertirse en objetiva y científica. A Cuba le bastan dos o tres literatos; no puede pasarse sin algunos centenares de ingenieros. Aquí está el núcleo de mi reforma (…) Las fuerzas con que cuento para producir ese resultado son: la autonomía que dejo a las Facultades; la libertad de que disfruta el estudiante para satisfacer sus aptitudes e inclinaciones; el estímulo que ha de producir la concurrencia de los profesores no oficiales, a quienes se franquea las aulas universitarias".
Para crear "un ambiente pedagógico fecundo y eficiente", al decir de Alfredo Aguayo, Varona estableció la Escuela de Pedagogía de la Universidad de La Habana, primera institución de su clase unida a una universidad de lengua española. Fue precedida en América Latina únicamente por el Instituto Pedagógico de Chile.
En 1927 Varona manifestaba a los graduados de ese año su profunda convicción sobre la importancia de la enseñanza: "Pero no se conformen ustedes con los cambios políticos, si a estos no sigue, para completarlos y afianzarlos, un cambio de orientación social". En Con el eslabón, precisó: "Toda revolución política se esteriliza, como no abra el camino a una revolución social". En agosto de 1930, en Mis consejos, enfatizó: "La república ha entrado en crisis, porque gran número de ciudadanos han creído que podían desentenderse de los asuntos públicos. Este egoísmo cuesta muy caro. Tan caro, que hemos podido perderlo todo". Y en otra oportunidad advirtió: "De todos los monopolios artificiales, ninguno es más pernicioso que el de la instrucción. Y el monopolio existe, ya pretenda ejercerlo un individuo, una clase, un organismo social, ya el Gobierno en representación del Estado. Junto a la enseñanza oficial conviene que florezca la enseñanza privada".
La manifestación del 30 de septiembre de 1930, en la que murió Rafael Trejo, se dirigía inicialmente a la casa de Varona, un hecho suficiente para aquilatar su influencia en el estudiantado.
Elías Entralgo, en "Una vida sin prisa, pero sin tregua", escribió sobre Varona: "Ese incesante afán de conocimientos, esa incansable curiosidad cultural, constituyen la más alta expresión de heroicidad: La utilidad de los héroes de espada termina con la hora del triunfo; la de los héroes de la cultura es infinita" (Enrique José Varona: Su vida. Su obra y su influencia, La Habana, 1937).
En 1887 José Martí expresaba: "Fundar, más que agitar, quiere Varona. Como cumple aún en las épocas más turbulentas, a aquellos a quienes el desinterés aconseja el único modo útil de amar a la patria".
Un siglo después de la inmensa labor desplegada por Enrique José Varona, en lo que respecta a la educación y formación ciudadana, las universidades cubanas y el sistema de enseñanza en general, monopolizados por el Estado, han derivado en centros para formar súbditos. Con ese propósito, y a despecho de sus funciones. Desde 1959 el Gobierno cubano se ha encargado de borrar toda huella que conduzca al redescubrimiento de figuras como la de Varona, y en lugar de sus proyecto de enseñanza, ha impuesto consignas excluyentes y discriminatorias, entre ellas: "Pioneros por el comunismo, seremos como el Che", o "La Universidad para los revolucionarios".
La obra de Enrique José Varona, pilar de la nación cubana, mantiene plena vigencia. Y aunque parezca borrada de la historia, continúa pendiente de realización. Él puso un grano de esfuerzo en el mejoramiento de Cuba y del mundo. Continuar su obra es responsabilidad ética de los cubanos de hoy.
Intelectuales y escritores en Cuba: como el perro que se muerde la cola
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Hoy, los escritores cubanos son posmodernos, sólo que con una abigarrada mezcla de cinismo, desesperanza, hedonismo, camuflaje, pedantería, escapismo revoltoso y la autocensura que dicta su aguzado instinto de conservación
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Por Luis Cino Álvarez
27 de agosto, 2023
LA HABANA, Cuba. — A la literatura cubana, la posmodernidad, o una muy particular versión de ella, adaptada a las circunstancias del régimen castrista, llegó con retraso y desventaja, casi dos décadas después de mayo del 68 y unos pocos años antes de la caída del Muro de Berlín.
Para cuando se empezó a colarse de a poco entre las grietas de la plaza sitiada, los debates sobre la posmodernidad en los medios intelectuales del Primer Mundo ya habían concluido. Así, los escritores cubanos, hartos de tanta ideologización y ávidos de ponerse al paso del resto del mundo, tuvieron que estirarse y saltar como ranas de las aguas estancadas de la charca del Quinquenio Gris y el realismo socialista como política cultural de Estado a la procelosa corriente del arte pos-moderno.
Hoy, los nuevos escritores cubanos son posmodernos —¡Qué duda cabe!—, sólo que con una abigarrada mezcla de cinismo, desesperanza, hedonismo, camuflaje, pedantería, escapismo revoltoso y la autocensura que dicta su aguzado instinto de conservación. Porque, aunque ya quedó atrás el Pavonato, la parametración y Leopoldo Ávila abriendo fuego contra los escritores desde las páginas de la revista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, tampoco, por muchas redes sociales que haya, son los tiempos de los perestroikos y los pintores contestatarios de Arte-Calle.
No olvidemos que el régimen de la continuidad castrista, que se dice víctima de “una guerra cultural impulsada desde los centros de poder hegemónicos”, no escatima las leyes y decretos para limitar la creación artística y aherrojar todavía más el arte.
Frente a ese desestimulante panorama, los nuevos narradores se asumen como posmodernos y descontextualizados, cual si ese fuera el ropaje que los impermeabiliza de comisarios y censores.
Los nuevos narradores se empeñan en usar un lenguaje preciosista y críptico (metatranca lo llama el vulgo). Cuando se refieren a la realidad nacional, lo hacen del modo más difuso posible. Eso les evita buscarse problemas con la censura.
Seis décadas de aberrantes políticas culturales que se iniciaron en junio de 1961, con la advertencia de Fidel Castro a los escritores y artistas de que “dentro de la revolución todo, contra la revolución, ningún derecho”, han generado en Cuba un medio intelectual donde imperan el miedo, la simulación, el doble discurso y la desvergüenza.
Los jóvenes escritores y poetas de la Asociación Hermanos Saíz son parte de ese medio. Saben que tanto la AHS como la UNEAC, en vez de ser un gremio de escritores y artistas, funcionan como todas las demás organizaciones de masas: cumpliendo orientaciones “de arriba”. Por tanto, han tenido que aprender a lidiar con los comisarios reclutados por el régimen entre oportunistas y mediocres —y hasta algunos talentosos que aceptaron someterse— para implementar sus políticas culturales.
Si no quieren ser condenados al ostracismo, tienen que jugar con las reglas de los comisarios y arreglárselas con su mangoneo de los jurados de los premios, las revistas, las editoriales, la radio, la TV y los viajes al exterior.
En la más reciente narrativa cubana (¿pos-literatura para el pos-totalitarismo?), el discurso oficial es sólo un zumbido remoto, un abejeo que apenas molesta, relativamente fácil de obviar.
Para escribir sus atmósferas intimistas, alucinadas y cargadas de sexo, que no llegan a ser verdaderas historias, al menos en el sentido aristotélico, los autores, a través de la fusión, la parodia y la intertextualidad, apelan a todo tipo de influencias: Lezama, Borges, Bukovsky, Houellebecq, Cormac McCarthy. También les sirven de referentes la mitología del rock, las películas de Hollywood (especialmente las de Kubrick, Tarantino, Woody Allen, Alan Parker y los hermanos Cohen), la ciencia ficción o los muñequitos rusos. Hasta a los labios de Norah Jones echan mano, como hizo Alberto Garrandés, para titular un cuento homoerótico.
Gracias a la descontextualización, los narradores —y a veces ciertos ensayistas, que son los que se atreven a ir más lejos— en vez de regaños de los comisarios de la UNEAC, suelen recibir premios en concursos convocados por revistas literarias. Rara vez llegan a las editoriales nacionales. Cuando más, los publican en El Caimán Barbudo, La Gaceta de Cuba o la revista Unión. Pero se conforman con lucir sus dotes y desahogarse, diciendo hasta donde se atreven y sin buscarse demasiados problemas.
En definitiva, ellos tienen claro lo que quieren decir. El arte —no se cansan de repetirlo, y hay que admitir que tienen mucho de razón en eso— más que en cualquier otra cosa, está en la insinuación.
Chucho Valdés y Albita Rodríguez presentarán ‘Masters of Our Root’ en Miami. La firma de Chucho apoyando el fusilamiento de tres personas que no derramaron una gota de sangre en el secuestro de la lancha de Regla de nombre Baraguá
Chucho Valdés y Albita Rodríguez presentarán ‘Masters of Our Root’ en Miami
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Los dos músicos cubanos se presentarán en el Miami-Dade County Auditorium el 22 de septiembre para presentar 'Masters of Our Root'.
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CUBANET
25 de agosto, 2023
MIAMI, Estados Unidos. – La alquimia musical entre la guajira y el jazz afrocubano brillará con luz propia en el Auditorio del condado de Miami-Dade el próximo 22 de septiembre, con el encuentro entre el maestro del jazz Chucho Valdés y la versátil cantante Albita Rodríguez, quienes tras una extensa gira que incluyó Europa, Emiratos Árabes, parte de Estados Unidos y Puerto Rico, ahora presentan Masters of Our Root en tierras miamenses.
“Todo viene de Cuba, de lo que le dicen afro-cuban-jazz, de la música campesina. Es una mezcla de cosas, pero todo es muy cubano”, compartió Valdés en entrevista con la agencia de noticias EFE. Este proyecto, que se plasma tanto en concierto como en un álbum, nace de la idea de Chucho de unir su talento con una “voz femenina”. El músico pensó en Albita, y la magia surgió.
Este no es un concierto cualquiera. Masters of Our Root recoge grandes éxitos como Bacalao con pan, de Chucho, y Qué manera de quererte, de Albita. Pero además, “traerá también cosas nuevas”, adelanta la cantante. Una de las piezas más esperadas es la dedicada a la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, con música de Chucho y letra de Albita.
Albita resalta el virtuosismo de Valdés: “Chucho entra y sale de los diferentes estilos con una facilidad que hace muy fácil que esto sea, como dice él, una sola música”. Asimismo, expone cómo ambos artistas han apostado por la música cubana desde distintos ángulos pero siempre respetando sus raíces.
Chucho Valdés, a sus 81 años, no solo trae en su mochila el peso de una carrera musical admirable, sino también la ilusión de nuevos proyectos. Uno de ellos podría ser con el trompetista Arturo Sandoval, con quien fundó la banda Irakere en 1973. “Habrá sorpresas porque los grandes se tienen que unir”, insinúa el pianista sobre un posible reencuentro con Sandoval.
El concierto, que se promueve como “histórico”, contará con el acompañamiento del Royal Quartet, de Chucho, y una banda ampliada para el lucimiento de los metales. Ambos artistas anticipan que será una noche inolvidable, en especial en Miami.
“Lo hemos hecho en muchos lugares, pero que sea en nuestra ciudad donde hay tantos cubanos por todo norte, sur, este y oeste, entonces está claro…”, concluye Albita.
Cuando los intelectuales apoyaron "el terror del castrismo": A 17 años del “Mensaje desde La Habana..."
Algunos de los intelectuales firmantes del "Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos”, 2003.
Por Yolanda Huerga
Abril 19, 2020
Han pasado 17 años desde aquel 19 de abril en que un grupo de artistas y escritores cubanos firmara una carta respaldando el encarcelamiento de 75 disidentes, el fusilamiento de tres jóvenes y las sentencias a cadena perpetua de otros cuatro por haber secuestrado una lancha con la intención de llegar a Estados Unidos.
La carta divulgada como “Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos” respondía a otro documento suscrito por decenas de intelectuales del mundo entero, incluyendo tradicionales amigos de la Revolución, en el que condenaban la represión por delitos de opinión en Cuba y ponían en entredicho la legalidad y la “justicia revolucionaria
Radio Televisión Martí buscó opiniones sobre el tenebroso ambiente de aquellos días de Primavera Negra y del fusilamiento de tres jóvenes que estuvieron encarcelados tan solo diez días.
“El 2003 fue un año definitivo, no sólo para la política sino también para la cultura y la sociedad cubana. Fue el año de aquel vergonzoso acto represor conocido como Primavera Negra que daría inicio al más importante de los movimientos de resistencia social de la oposición, las Damas de Blanco, y fue el año en que tres jóvenes que intentaron huir de Cuba en una lancha, fueron engañados prometiéndoles un juicio justo, y al final, en un proceso absolutamente ilegal e inhumano, fueron fusilados”, destacó Amir Valle, establecido en Berlín, Alemania.
Ya en 1961 Fidel Castro había resumido en una frase su política cultural: “Dentro de la Revolución, todo. Contra la Revolución, nada”. No Había alternativas. Los creadores, tuvieron que plegarse a tal mandato porque de ello dependía su supervivencia.
“Todos los que conocía, de todos los estratos de la cultura cubana, todos, pensaban que aquello era una aberración, lo comentaban en los corrillos no oficiales pero jamás levantaron sus voces y fueron muchos los que aceptaron esa afrenta que fue la carta en la cual personalidades como Alicia Alonso, Silvio Rodríguez, Miguel Barnet, entre otros, no sólo defendieron los fusilamientos sino que también tuvieron la indecencia de intentar que pensadores de otros países se sumaron a ese apoyo vergonzante”, apuntó el autor de “Los desnudos de Dios”.
A la carta inicial rubricada por 27 figuras destacadas de la cultura nacional y publicada en el diario oficial Granma, le siguió un llamamiento a todos los miembros de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la Asociación Hermanos Saiz (AHS) y de las instituciones culturales y universidades de todo el país para que avalaran la decisión tomada por Fidel Castro.
En las semanas siguientes, Granma publicó periódicamente las listas de los firmantes que se sumaban a lo largo del país.
Al respecto, el escritor y activista Ángel Santisteban dijo desde la capital cubana: “Cuando se abrió la convocatoria, como mi apartamento está muy cerca de la sede de la UNEAC, muchos llegaban a mi casa a saludarme, y puedo asegurar que hasta los más fervorosos defensores del régimen me confesaron en aquella oportunidad no estar de acuerdo con el encarcelamiento de los 75, pero sobre todo, les indignaba el fusilamiento de esos muchachos”.
El gobierno cubano afirmaba que había una “agresión en ciernes”, que Estados Unidos pretendía invadir Cuba.
“La mayoría justificaba haber signado el “Mensaje” con el hecho de que no estaban de acuerdo con la invasión”, lamentó Santisteban, quien ya en 1995 había recibido el premio UNEAC por su libro de cuentos “Sueño de un día de verano”.
El ensayista Carlos Aguilera, radicado en la ciudad alemana de Frankfurt, recalcó que “aquella carta fue una infamia. Por una parte, un Estado despótico encarcelando, asesinando, reprimiendo. Y por otra, un grupo de cortesanos apuntalando todo el terror del castrismo. Cuando un día se puedan hacer preguntas y llevar a juicio a culpables, habrá que exigirle a la claque intelectual cubana no solo por haber firmado la proclama, sino por haber contribuido al crimen y haber favorecido el desmantelamiento de toda posición crítica, todo espacio de reflexión y discrepancia”.
Sin embargo, más que las contundentes declaraciones de figuras como Günter Grass, Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards, tuvo un impacto mucho mayor en la intelectualidad nacional que artistas y escritores, abiertamente de izquierda, como Pedro Almodóvar, Joan Manuel Serrat, Fernando Trueba, Joaquín Sabina, Caetano Veloso, José Saramago o Eduardo Galeano hicieran duras críticas al régimen. Hasta Noam Chomsky pidió en el 2008 la libertad de los detenidos en la Primavera Negra.
“De pronto había una unidad manifiesta entre colegas de la izquierda y la derecha a nivel mundial. Fue una semilla pequeña que se sembró en la cabeza de muchos de nosotros y que floreció unos años después en la rebelión intelectual que se conoció como “Pavongate o Guerrita de los emails” en 2007”, señaló Valle.
“Por eso pienso que el 2003 marca un antes y un después, porque no sólo pasaron los hechos y no sólo la sociedad se conmovió sino que hubo cambios muy profundos en lo político, lo cultural y lo social en Cuba”, agregó.
“Nadie debería estar a favor de la pena de muerte, la vida humana es sagrada, en mi opinión", indicó el escritor Gabriel Barrenechea, natural de Encrucijada, Villa Clara. “Y me parece totalmente incongruente que un escritor o un artista apoye procesos contra la libertad de expresión; negarla es negar nuestra esencia como creadores”.
A través del Blog Segunda Cita, Radio Televisión Martí contactó con Silvio Rodríguez, a quien preguntó: “En abril de 2003, usted firmó el Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos. Diecisiete años después, ¿sigue apoyando las ejecuciones?”
A lo que el cantautor respondió: “Nunca apoyé aquellas ejecuciones. Y estoy seguro de que ninguno de los firmantes de aquella carta lo hacía”.
17 años después, Silvio Rodríguez afirma que no apoyó las ejecuciones con la firma de la carta.
“Firmamos la carta cerrando filas con el derecho de Cuba a ser soberana”.
“Era 2003, cuando Bush se lanzaba contra Irak e inspirado en lo peor de la Florida le dijo a Collin Powell: 'Primero Irak y después Cuba'. Después tuvo que decir que lo había dicho en broma”.
“Jamás renunciaré a defender a mi país de los abusadores y de los amigos de los abusadores”, dijo Silvio Rodríguez.
En una entrevista concedida al diario español El Periódico en 2008, el trovador Pablo Milanés dijo que, a diferencia de otras personas, se negó "a firmar una carta de apoyo a los fusilamientos decretados en abril de 2003 y las penas de largos años de prisión a 75 disidentes.
A la pregunta de si se trató de "puro oportunismo" por parte de esos intelectuales firmantes de la carta, Milanés respondió que "sí, y de pura cobardía".
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Published on Apr 1, 2016
Los tres jóvenes habían secuestrado la embarcación conocida como la Lanchita de Regla. Al quedarse sin combustible fueron capturados por las autoridades y tras juicio sumario, fusilados.
Familiares recuerdan a tres jóvenes cubanos fusilados tras juicio sumarísimo
Los tres últimos fusilados, los cuales no mataron, hirieron ni derramaron una sola gota de sangre:
Lorenzo Enrique Copello Castillo, Bárbaro Leodan Sevilla García y Jorge Luis Martínez Isaac.
Uploaded on Mar 31, 2008
Declaración de la madre cubana Ramona Copello, madre de Lorenzo Enrique Copello, uno de los tres jóvenes que el actual enfermo Dictador cubano Fidel Castro Ruz, envió a la muerte, ordenó que los fusilaran en Abril del año 2003 por el simple"delito" de querer emigar a Miami, EE.UU. en una lanchita de pasajero del Mucipio de Regla en la Ciudad de La Habana, sin estos jóvenes haber cometidos delitos de sangre o haber maltratado a los pasajeros. Sencillamente fue un asesinato ordenado por Fidel Castro Ruz.
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Uploaded on Sep 28, 2009
Los supuestos actos de "terrorismo" fueron intentar llevarse una de las lanchitas de regla, con pasajeros a bordo, NADIE resultó lesionado, se entregaron sin resistencia a los guardafronteras, fueron fusilados en el plazo de un poco más de una semana luego de que comenzara el juicio.
Rosa María Sevilla. Madre del fusilado Bárbaro Ledón Sevilla
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Emigrar al patíbulo
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Un testimonio de las últimas horas de Lorenzo Enrique Copello, el último fusilado del castrismo.
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Por Ricardo González Alfonso
La Habana
Convivir en un calabozo con un condenado a muerte es intrincarse en el laberinto de una vida ajena, que comienza a pertenecernos, a dolernos.
Lorenzo Enrique Copello, fusilado el 11 de abril de 2003.
Cuando abrieron la puerta de la celda tapiada y vi por primera vez a
Lorenzo Enrique Copello Castillo, no imaginé que lo fusilarían en una semana, tras uno de esos juicios sumarísimos de la primavera de 2003.
Lorenzo era un negro de treinta y tantos años, de buen aspecto, que caminaba cojo por la golpiza que le propinaron cuando lo arrestaron en el Puerto del Mariel, al oeste de La Habana. Los zapatos negros y sin cordones tenían marcas de salitre, y sus ojos reflejaban la extenuación de los náufragos, de esos que aún huelen a mar.
Nos saludó con una sonrisa doble: la de sus labios y la de sus ojos. Se acostó, y al instante dormía con la inmovilidad de los difuntos.
Mis compañeros de celda —el chino, un joven acusado de vender drogas, y un muchacho condenado por asesinato e involucrado en un tráfico de emigrantes— nos sentimos desilusionados. Nos sabíamos de memoria nuestras respectivas historias o leyendas y esperábamos del recién llegado una de estreno. En los calabozos de Villa Marista, sede nacional de la Seguridad del Estado, no hay espacio para caminar; y la única opción, entre interrogatorio e interrogatorio, es conversar sobre cualquier tema, para no pensar.
Por la mañana, descubrimos que Lorenzo era un criollazo. Nos relató, como quien cuenta una película, que a medianoche abordó con varios amigos y amigas la lancha Baraguá, una de esas que cruzan con pasajeros la bahía habanera. El grupo de piratas debutantes llevaba oculto en sus mochilas recipientes con combustible; y, además, contaban con un arsenal de desconsuelo: un revólver y un cuchillo. Lorenzo apoyaba su narración con mímica teatral. "Llegué hasta la cabina y disparé dos veces. Una contra la proa y otra al mar. Entonces grité: '¡Esto se jodió, nos vamos pa' Miami!'".
Al principio todo resultó a pedir de sueños. Entre los pasajeros habían dos extranjeras —magníficas piezas de cambio— acompañadas por un par de Rastafaris. En total, tenían una treintena de rehenes. La Bahía de La Habana quedaba atrás, y la embarcación se adentraba en el anchísimo Estrecho de la Florida.
Lorenzo cerró los ojos para disfrutar mejor de sus palabras. "Oigan, ya nos veíamos en las costas de Cayo Hueso enseñando unos carteles que habíamos hecho con frases contra el comunismo, para que los americanos nos dieran asilo político". Lorenzo sonrió, como un chiquillo que recuerda una travesura. Al abrir los ojos, despertó de su aventura onírica. Su expresión se transformó en la de un adulto en peligro.
(Lorenzo Enrique Copello Castillo)
Nos contó, siempre auxiliándose con su gestualidad criolla, cómo el mar —un mar histérico— cambió de humor repentinamente. Imaginé las olas como cascadas continuas, la lancha a la deriva, a merced de ascensos y descensos bruscos y constantes. Vi en el rostro del negro el terror que sintieron aquellos cachorros de mar —secuestradores y rehenes— al saber que en esa situación de espanto se había agotado el combustible, incluido el de reserva.
Un guardacostas cubano se aproximó. A través de un megáfono uno de los guardafronteras los conminó a entregarse. "Pero nosotros, de eso nada. Respondí a gritos que teníamos a dos extranjeras. Que nos dieran combustible o la cosa iba a terminar mal".
Llegaron a un acuerdo. El guardacostas remolcaría a la Baraguá hasta el Puerto del Mariel. Allí le proporcionarían lo necesario para llegar a Estados Unidos, a cambio de que no lastimaran a los rehenes.
Lorenzo intentó esgrimir una sonrisa de consuelo, pero, errático, emitió un suspiro triste. "Era una trampa. Muy cerca del muelle, un hombre rana del Ministerio del Interior le hizo una seña a las extranjeras para que se lanzaran al agua. Una de ellas se tiró. Traté de impedir que la otra hiciera lo mismo, pero un pasajero —después supe que era un militar vestido de civil— me empujó, caí al mar y perdí el arma. Varios hombres ranas me atraparon. En el agua comenzaron a golpearme. Continuaron en el muelle. Mis compañeros también estaban dominados".
"La cosa fue grande. Vino hasta Fidel. Nos dijo que si nos hubiéramos ido, dentro de unos años hubiéramos querido regresar".
Lorenzo movió la cabeza seguro de su negativa. "¡Qué va! Yo hubiera hecho como mi padre, que se pasó la mitad de la vida preso; pero en el 80, cuando lo del Mariel, se fue a Estados Unidos, se cambió el nombre, estudió y se hizo ingeniero. Sí, yo iba a hacer lo mismo. Después reclamaría a Muñe, mi mujer actual; y a Rorro, mi hija, que es del primer matrimonio".
Muñe —apócope de muñeca— vendía pizzas en su casa. Lorenzo la describía como una Venus de Milo, pero con brazos, cálida y cándida. Al hablar de Muñe la expresión del negro se asemejaba a la de un amante primerizo.
Pero ella, como Rorro, desconocía que Lorenzo vivía dos existencias paralelas, y que con esa doble vida recorría su laberinto personal. Él era una moneda que giraba por el aire a cara o cruz, a mal o bien.
Lorenzo trabajaba días alternos como custodio de una policlínica del municipio de Centro Habana. Allí su actitud era ejemplar, nos aseguró. Mas sus días libres eran libertinos. Se dedicaba al proxenetismo y a la estafa. Esta la ejercía a veces a través de juegos de azar; otras, como "guía" de turistas inexpertos.
"Una vez —nos relató entusiasmado— viajé a Pinar del Río con un francés. ÁQué vida! El lo pagaba todo: un apartamento que alquiló, bebida de la buena y a las mejores jineteras. Allá conoció a una temba y se quedó con ella. No sé qué le vio. El francés era un buen hombre. Yo siempre me porté bien con él. Aunque era muy confiado, jamás me aproveché de eso". Nos miró con picardía y añadió: "¡Pero a otros…!".
En una ocasión Lorenzo me dijo: "Ricardo, qué lástima que te dio por la política. Con tu pinta y facilidad de palabras, serías un estafador de primera".
También nos hablaba de Rorro. Una linda adolescente que sabía valerse por sí misma. "Es como yo, pero honrada". El sobrenombre surgió cuando era una bebé, pues la madre y Lorenzo le cantaban para dormirla: "A rorro mi niña, a rorro mi amor". La muchacha estudiaba la enseñanza media en Miramar, un reparto de la antigua —y actual— clase alta. "Papi, allá los autos son cómicos, la gente se viste cómico, las casas son cómicas. En fin, Miramar es una comedia".
El día que a Lorenzo le entregaron la petición fiscal, le dijo al guardia que servía la comida: "Échame más, ¡qué soy un pena de muerte!". Y se rió. Pero un rato después nos miró serio y comentó en voz baja, casi consigo: "quién lo hubiera dicho, ¡yo deseando una sanción de 30 años!".
Lorenzo regresó del juicio muy optimista. "Mi abogado dijo que cómo se iba a pedir sangre, si no se derramó una gota de sangre". Y repetía a cada rato estas palabras, con el fervor que un moribundo invoca a Dios.
También nos comentó: "Ustedes no me van a creer, pero sentí más miedo cuando en el juicio vi el vídeo de la lancha subiendo y bajando en aquel mar furioso, que cuando yo estaba allí mismito, jugándome la vida".
Esa noche nos llevaron a una oficina. A los cuatro por separado. Cuando llegó mi turno, un capitán me explicó que aunque a Lorenzo le pedían la pena de muerte, eso no significaba que lo fusilarían. "Pero —puntualizó el oficial— algunos condenados a la pena capital se desesperan y se suicidan por gusto, pues la sanción no es ratificada por el Tribunal Supremo o por el Consejo de Estado".
Con este argumento solicitó mi cooperación para impedir —dado el caso— que Lorenzo atentara contra su vida. Accedí. Después me enteré que a mis otros dos compañeros de celda le pidieron lo mismo. Nunca supe que le dijeron a Lorenzo.
Desde entonces la ventanilla de la puerta tapiada la mantuvieron abierta; y afuera, un policía permaneció de guardia.
Al otro día por la tarde vinieron a buscar a Lorenzo. Regresó muy contento. "La Seguridad del Estado trajo en un auto a Rorro, a la mamá de ella y a mi madre. Me dijeron que el director del policlínico le iba a escribir al Consejo de Estado hablándole de mi buena actitud laboral". Al rato vinieron de nuevo por él.
Ya a solas , el Chino, el otro muchacho y yo comentamos que esa visita era la despedida final. La policía política —y la otra— no acostumbra a traer a nuestros familiares para que nos visiten. Estábamos equivocados. No era la última despedida, sino la penúltima.
Lorenzo retornó feliz. Dos oficiales fueron a buscar a Muñe y había tenido una visita con ella. A discreción, mis compañeros de celda y yo nos miramos consternados. Comprendimos que Lorenzo sería ejecutado próximamente.
Aquella tarde la comida fue diferente a la habitual: medio pollo, arroz con moros, ensalada, vianda, postre y refresco. Lorenzo sospechó. "¿Medio pollo para cada uno?". El guardián lo tranquilizó argumentando que habían traído tantos pollos que no cabían en las neveras, y a todos los detenidos les estaban sirviendo la misma ración. Lorenzo le creyó —o simuló creerle—: era su última cena.
Horas después, Lorenzo sintió un dolor en el pecho. Avisé al guardia. Se lo llevaron inmediatamente a la posta médica. Regresó al rato. Nos aseguró que se sentía mejor después que lo inyectaron. Estaba soñoliento. Obviamente lo drogaron. Transcurridos unos minutos, dormía otra vez con la inmovilidad de los difuntos. Recordé la noche que lo conocí. Apenas —y a penas— había pasado una semana.
Sería medianoche cuando abrieron la puerta. En el pasillo vi a seis guardias. Uno entró y despertó a Lorenzo. Se levantó aturdido. Se calzó con torpeza sus zapatos sin cordones. Me miró como preguntándome: "¿Qué ocurre?". Se lo expliqué con una mirada. Le di una palmada en el hombro, y lo vi partir a la muerte.
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Libro de Pedro Pablo Arencibia: Paradigmas Psicopedagogicos y caminos de la Investigacion Matematica en la Ensenanza de la Matematica Universitaria y Media
OPINIÓN SOBRE EL LIBRO:
Lo he ojeado, aqui y alla; es conmovedor. humano. Tardare en leerlo de tapa a tapa. Comprendo que es holistico, lo que me parece admirable, meritorio, politica, experiencia humana, Matematicas, Ciencias, y tambien ¨very scholar. Una combinacion unica. Gracias. B.M.
“Marco Rubio a Donald Trump: Te diré lo que es un buen acuerdo: que Cuba sea libre
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Licenciado en Matemática Pura en la Universidad de La Habana (UH) y Catedrático universitario con 24 años de experiencia en la docencia universitaria cubana; posee la Categoría Docente Principal de Profesor Titular universitario. Fue expulsado el 29 de enero de 1997 del Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río ( universidad de perfil formativo o pedagógico) por motivos políticos. Activo colaborador desde su fundación de la revista VITRAL y del Centro Católico de Formación Cívica y Religiosa (CFCR) de la Diócesis de Pinar del Río. Colaboró en Cuba con las organizaciones opositoras: Todos Unidos, Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba y con el Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC).
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COLABORADORES:
Paul Echániz