miércoles, julio 30, 2025

Así es como se fusilaba a los presos en Cuba: testimonio de un soldado

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 Tomado de https://www.cubanet.org/

Así es como se fusilaba a los presos en Cuba: testimonio de un soldado

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Vicente Hernández Brito, que fue soldado en la Fortaleza de La Cabaña durante los primeros años del castrismo y hoy vive en la miseria, revela cómo se ejecutaban los fusilamientos "en nombre de la revolución"

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CUBANET

Julio29, 2025

MADRID, España.- Por décadas, Vicente Hernández Brito fue parte del engranaje represivo que marcó los primeros años del castrismo. Era uno de los hombres encargados de cumplir las sentencias de muerte en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Hoy, envejecido, enfermo y sumido en la miseria, observa con amargura cómo los ideales que juró defender se diluyeron en una realidad de abandono y hambre. Su testimonio, recogido por CubaNet, desvela no solo los horrores de la represión “revolucionaria”, sino también el destino de quienes fueron instrumentos de ella.

En su relato, Hernández Brito reconstruye los escenarios del miedo desde La Cabaña: “Primer puente con la jaula, cuando traíamos a los presos para llevarlos a la capilla, para llevarlos a ejecutar. Ahí se escuchaba la orden: ‘Oficial ejecutor, cumpla la sentencia del Tribunal Revolucionario. En nombre de la patria y del pueblo, proceda.’ Así se fusilaban los presos”.

Vicente Hernández Brito también detalla cómo funcionaba la logística del paredón: “En el segundo puente, en una esquina había un palo, con sacos de arena detrás. Era cuadrado. Cuando fusilaban a alguien, el proyectil lo pasaba y se iba astillando el palo. Los reflectores se encendían cuando iban a fusilar a una persona. Las ventanas que se ven en el muro (señala) eran las galeras. Y los presos, cuando traían a fusilar a la gente, gritaban ‘¡asesino!’ cuando veían que se llevaban a alguien al paredón, casi siempre de madrugada”.

“Este lugar estaba lleno de presos. Ahora es para turistas esto, pero esto era malos momentos desde que entrabas. Era un lugar terrible. A nada bueno se entraba aquí. ¿Tú sabes cuánto le echaron a alguien por tener una pertenencia legal en divisas? Tres años. A otro, por tener dos o tres dólares en el bolsillo, seis años por tráfico de divisas”. rememora.

En la capilla, antes del paredón, comenzaba el ritual del final: “Les quitaban el cinto a los presos y los cordones para que no se ahorcaran. De ahí los bajaban por una escalera hacia donde los fusilaban, allá abajo”. También menciona otro lugar dentro de La Cabaña, al que llamaban “el saladito”. “Era una celda de castigo debajo del tanque de agua, donde te caía una gota en la cabeza durante horas. Doce horas ahí te volvían loco, pero no podías moverte ni apartar la gota. De ahí el nombre. Se volvían locos la gente”.

El relato continúa en el Castillo del Príncipe, otro emblema del sistema penitenciario cubano: “Por esa escalera subía el público para las visitas. A la derecha estaba la recepción. Luego uno doblaba a la izquierda y entraba en la prisión. Ahí estaba lo que llamaban la estrella. A la derecha estaba la Compañía 2, donde estaban los presos amarillos o los llamados ‘plantados’, presos políticos. Si subías por dentro, llegabas a la enfermería”.

El relato continúa en el Castillo del Príncipe, otro emblema del sistema penitenciario cubano: “Por esa escalera subía el público para las visitas. A la derecha estaba la recepción. Luego uno doblaba a la izquierda y entraba en la prisión. Ahí estaba lo que llamaban la estrella. A la derecha estaba la Compañía 2, donde estaban los presos amarillos o los llamados ‘plantados’, presos políticos. Si subías por dentro, llegabas a la enfermería”.

Fue allí donde presenció la agonía de uno de los presos políticos más reconocidos de Cuba: “Ahí fue donde falleció Pedro Luis Boitel. Yo estaba de retén esa mañana y subí a llevar café a la posta de la enfermería. Y me dicen: ‘Ese que está allá adentro se está muriendo.’ Le pregunté: ‘¿Pedro Luis?’ Me dijeron: ‘Sí, es Pedro Luis.’ Mi hermano me hablaba mucho de él. Cuando murió, le pedí permiso al teniente para cerrar sus ojos. Y fue ahí cuando todos los presos empezaron a cantar el himno nacional. Nos acuartelan a todos. Nadie se podía mover. Nadie podía salir”.

Décadas después, se enteró de que en honor a Boitel se creó un premio internacional de derechos humanos: “Me emocioné mucho. No sabía que existía ese reconocimiento. Me dio orgullo. Yo, este viejo que está aquí, está orgulloso de haberle cerrado los ojos a Pedro Luis. Él murió porque estaba muy débil”.

Su testimonio también toca su etapa como “trabajador internacionalista”: “Para ser trabajador internacionalista tienes que pasar entrenamiento militar antes de ir a una misión civil. Aquí dicen que no, que los médicos que van a Venezuela no son militares, pero para poder ir a trabajar en Angola, por ejemplo, yo tuve que entrenarme como soldado”.

El relato termina en el presente, donde el “combatiente” se enfrenta a una vejez que nada tiene que ver con la que esperaba: “Compañeros míos y gente vienen y comen de los basureros. Esto ha dado un cambio radical, que no es por lo que luchamos nosotros. Yo pensaba que cuando me jubilara estaría tranquilo, sin problemas, con una vejez asegurada: con medicinas, con atención médica. Si no hubiera sido por la ayuda de mi hija, no sé dónde estaría yo. Muerto seguro. ¿Se acabó la salud o no se acabó? ¿La culpa de todas esas cosas la tiene el imperialismo?”.

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Yo los he visto partir


Boitel: Muriendo a Plazos


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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano 


En un libro bastante serio sobre la invasión de Girón o Bahía de Cochinos escrito y publicado en Cuba y de nombre La Batalla Inevitable del historiador Juan Carlos Rodríguez, se muestra y demuestra que Humberto Sorí Marín había sido¨ penetrado¨ en Cuba por el G2 Castrista o Departamento de Seguridad del Estado. La amistad que tenían desde la Sierra Maestra Humberto Sorí Marín con el capitán Alcibiades Bermúdez sirvió para que Sorí Marín en el Exilio se acercara mediante cartas a Alcibiades Bermúdez, este se lo comunicó al G2 Castrista y desde que entró a Cuba todos sus movimientos eran conocidos; no fue casualidad el que detuvieran a prácticamente toda la dirección del clandestinaje antiCastrista en la casa en que estaba Sorí Marín; la equivocación del G2 de ir a la casa de al lado y no a aquella en la que se estaba efectuando la reunión de los líderes fue un error que se explica muy bien en ese libro. El hermano de Alcibiades Bermúdez, ya fallecido, también estaba trabajando para el G2. Humberto Sorí Marín fue herido en un glúteo cuando huía. Lo demás fue una ¨puesta en escena ¨para proteger a las fuentes que dieron la información.

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Wenceslao Cruz

23 abril, 2023

Cuba y su historia - FUSILAMIENTOS EN CUBA (1959–2023)


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Tomado de http://eichikawa.com

Foto Histórica Inédita de Sorí Marín


Dr. Antonio de la Cova

Abril 20, 2010

En esta foto aparecen, de izquierda a derecha, Tután Fajardo, Alberto Fernández Hechevarría, Humberto Sorí Marín, mujer no identificada, Capt. Mario Redondo, Emilio Posada, y Ramón Corona. El grupo está en Miami frente al “Tejana III”, uno de los buques madres con que la CIA infiltró armamentos y hombres en Cuba antes de la invasión de Bahía de Cochinos.

El “Tejana III”, un ex caza submarino de la Segunda Guerra Mundial, iba artillado con cañones de 40 y 20 milímetros, ametralladoras calibre 50, y otras armas. El yate se mantenía en aguas internacionales mientras enviaba su cargamento a la isla en lanchas rápidas V-20, que alcanzaban 35 nudos de velocidad.

El 13 de marzo de 1961, Sorí Marín y Rafael Díaz Hanscom viajaron de Miami a la costa norte de la provincia de La Habana en el “Tejana III” y lograron infiltrarse sin ser detectados. Cinco días después, ambos hombres fueron arrestados en la capital en compañía de otros dirigentes de la resistencia anticastrista y fusilados posteriormente.

-Foto: Archivo del Dr. Antonio de la Cova

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Tomado de https://www.facebook.com/

LO RECORDAMOS - 20 de abril de 1961 - Rogelio González Corzo “El Gallego”, de 28 años, ejecutado por un pelotón de fusilamiento después de un corto juicio. González estudió Agronomía en la Universidad de La Habana y se activó en la Agrupación Católica Universitaria. Se convirtió en el líder del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) con el nombre de guerra de "Francisco". Fue arrestado durante una reunión con otros líderes de la resistencia en La Habana y ejecutado unos días después. Extractos de su última carta a sus padres: "Estoy escribiendo esto a las 2 a.m. del 20 de abril. Estoy en una celda llamada capilla, ya que mi muerte es cuestión de minutos. Quiero que sepan que mi último pensamiento en la tierra fue para ustedes y mis queridos hermanos".

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Tomado de http://www.hermanos.org

Carta del 20 de abril de 1961 de Rogelio González Corzo a sus padres, escrita minutos antes de ser fusilado por el régimen de Castro.

20 de abril de 1961


Queridos padres y hermanos:

Sé lo que representa para ustedes el momento en que reciban la noticia de mi muerte encontrándose ustedes lejos de donde yo estoy. Quiero decirles que esto fue siempre lo que yo le pedí a Dios. Creo que hubiera sido para ustedes un sufrimiento mayor moral y quizás físico si hubieran estado aquí y hubieran tenido que pasar por todo este tiempo que entre mi prisión y mi muerte duró 32 días.

No tienen en ningún momento que abochornarse de mi prisión y fusilamiento, al contrario, espero que estén orgullosos de su hijo y que sepan adoptar una postura correcta en el momento en que Dios y la Patria pedían el sacrificio de su hijo. Quiero que sepan que era la única postura que podía tener en situaciones como la que está atravesando la patria en estos momentos.

Esto lo estoy escribiendo a las 2 a.m. del día 20 de abril. Estoy en una celda que le dicen capilla, ya que mi muerte es cuestión de minutos. Quiero que de esta manera sepan ustedes que mi último pensamiento en la tierra fue para ustedes y mis queridos hermanos.

Padres, hermanos, sólo tengo una terrible preocupación, pero confío que siendo mi última voluntad esta preocupación deje de serlo y se convierta en una gran alegría, ella es la vida espiritual, la vida religiosa de ustedes. Saben que siempre mi preocupación fue la Religión Católica y tratar de hacer la voluntad de Dios; en estos momentos estoy seguro que la estoy cumpliendo y quiero que esta muerte mía, de la cual deben de estar orgullosos, sirva para que ustedes papá y mamá, me hagan la promesa de ir a misa todos los domingos y de confesar y comulgar los dos y después hacerlo regularmente.

Que mis hermanos Manolito e Isidro hagan ejercicios espirituales, anualmente, que se confiesen y comulguen mensualmente y vayan a misa todos los domingos. Traten de ser buenos esposos con esas dos joyas que tienen, Laurita y Fifí, a las cuales también les pido mejoren su vida espiritual. Para mi sobrín Carlos Manuel que le digan lo mucho que su tío lo quería, que murió para que tuviera una Cuba digna y católica y por favor que vaya a un colegio católico. Recuerden que es más importante salvarse que saber inglés. A mi ahijado y mis dos sobrinas muchos besos. Que vayan a colegio católico y que sean buenos hijos todos.

En estos momentos en que la muerte toca a la puerta sabrán, padres y hermanos, que estoy con gran tranquilidad, lo mismo que todos mis compañeros, ya que ello me abre las puertas del cielo y de la dicha eterna. Además, me lleva al lado de abuelito y de mis abuelos donde, si Dios quiere, los espero a todos.

Recuerden, no lamenten, esto es lo mejor. Recuerden que los espero en el cielo, que tengan fortaleza como yo la tengo en estos momentos y que me voy con una sola preocupación de su vida espiritual. Por favor, no la abandonen, que en ningún momento mi problema vaya a afectar al catolicismo de ustedes, al contrario, lo fortalezca.

Sin más, esperándolos en el cielo, queda su hijo, que nunca los olvida y los espera con los abuelos,

Rogelio
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lgunos de otros fusilados en abril de 1961. En esta foto aparece Rogelio González Corzo.


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Carta postuma de Virgilio Campaneria Ángel


La Cabaña, Cuba Abril 17 de 1961 A mis compañeros estudiantiles y al pueblo de Cuba en general:

En estos momentos me encuentro esperando la sentencia del tribunal que me juzgo. La muerte no me preocupa, porque tengo fe en Dios y los destinos de mi Patria. Mi muerte será otro paso atrás de los que creen que pueden ahogar con sangre las ansias de libertad del pueblo cubano.
No le temo, que venga la muerte; yo voy feliz porque ya veo libre a mi Patria, ya veo como suben jubilosos mis hermanos la gloriosa Colina, ya no habrá más odio entre hermanos, ya no habrá gargantas que pidan paredón. Todo será amor entre cubanos, amor de hermanos, amor de cristianos.

Pobre Cuba, cuanto has sufrido, pero la Cuba nueva surge del odio para sembrar el amor, de la injusticia para sembrar la justicia, justicia social, no demagogia engañadora de pueblo; una Cuba madura porque ya conoce todos los engaños y a los farsantes; una Cuba para los cubanos y “con todos y para el bien de todos”.

A ti, estudiante, te cabe la gloria de liberar a la Patria y de levantar esa Cuba nueva.
¡VIVA CRISTO REY!
¡VIVA CUBA LIBRE!
¡VIVA EL DIRECTORIO REVOLUCIONARIO ESTUDIANTIL!

Firma: Virgilio Campaneria Ángel
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ÚLTIMA CARTA DE ALBERTO TAPIA RUANO

Queridos viejos:
Acabo de recibir hace unos momentos la ratificación de la Pena de Muerte y es por eso, ahora que estoy en el final, que les escribo estas líneas. No me creerán pero puedo asegurarles que nunca he tenido tanta tranquilidad espiritual como en ese momento: me siento con sinceridad muy contento presintiendo que dentro de poco estaré con Dios , esperando y rezando por Uds.
Hoy en el juicio vi a mis hermanos y padrinos llorando Y eso por que? No y mil veces No. Se que lo de hoy es doloroso para Uds., pero quiero que se sobrepongan y piensen que Dios en su infinita bondad me ha dado esta gracia de ponerme a bien con El, y todos deben de agradecérselo.
Adiós viejucos, tengan mucha fe en la Vida Eterna que yo intercederé por todos Uds.

! VIVA CRISTO REY !

Besos y abrazos, no lágrimas, a todos.
Adiós hermanos, padrinos y familia

FE EN DIOS.

Alberto
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TESTIGO DEL SACRIFICIO (HACE 50 AÑOS)

Por Tomás Fernández-Travieso

El sol se ponía cuando salimos del juicio. Luis Fernández-Caubí fue el único abogado que se atrevió a defender nuestra causa. El juicio demoró sólo 20 minutos; lo interrumpió varias veces el ruido de los tanques de guerra destacados en La Cabaña corriendo hacia Playa Girón: era el 17 de abril de 1961.

Cuando iban a fusilar, dejaban solamente en capilla a los condenados a muerte. El único que sabíamos que ya estaba allí era Carlos Rodríguez Cabo. A su compañero de causa, Efrén Rodríguez López, le pidieron 30 años. Lo habíamos dejado en la galera y cuando vino a despedirse de nosotros, muy apenado, dijo: “Miren, perdonen que les pida esto, pero seguro que ustedes no regresan. Salúdenme a Carlitos allá”. No pudo seguir hablando. Nos abrazó llorando. Caminando esposados cruzamos el puente levadizo. Abajo, en el foso, un palo solitario se alzaba delante de unos sacos de arena. Virgilio Campanería Angel y yo íbamos esposados juntos. Alberto Tapia Ruano venía solo.

Al llegar a la prisión, desde el patio al otro lado del rastrillo, muchos compañeros nos saludaron en silencio. Nos pasaron a través de una galera donde dormían los guardias, hasta llegar a la capilla (galera interior dividida en cuatro celdas con un pasillo central). Continuamos caminando por un largo pasillo. Cuatro guardias nos escoltaban. Atravesamos tres rejas con gruesos candados. Al entrar en la capilla, desde una de las celdas, la voz de Efrén, fuerte y decidida, nos saludó: “Parece que me quieren tronar (fusilar) también. Me elevaron la condena de 30 a paredón. Además, Carlitos estaba muy solo y no podía abandonarlo”, agregó riendo Efrén. Compartimos la información que teníamos del desembarco por Playa Girón que apoyaría el movimiento clandestino. Efrén y Carlitos eran de Rescate Revolucionario; Virgilio, Alberto y yo del Directorio Revolucionario Estudiantil. Nos metieron en una celda iluminada por una lámpara de luz fría con dos literas sin colchón y un hueco en el piso que servía de inodoro.

Al poco rato trajeron a Lázaro Reyes Benítez y a Filiberto Rodríguez Ravelo, ambos de Güines. Filiberto se había ganado el apoyo de “el marciano” ya que desde que llegó a La Cabaña insistía en que él era un extraterrestre y que estaba en contacto permanente con los marcianos. Después llegó José Calderín, quien junto a Lázaro y a Filiberto fueron a otra celda. Por último, Carlos Calvo Martínez; al igual que Virgilio y Tapita tenía 21 años. Lo acusaron de poner la bomba de El Encanto. Lo metieron en nuestra celda.

Ya estábamos todos. Un guardia trajo las sentencias. A mí me conmutaron la pena de muerte por 30 años de prisión “porque esta gente no va a fusilar a un menor de edad”, me explicaron todos. Ya no pude seguir compartiendo los cantos y los chistes de los demás. Me convertí en el depositario de sus recuerdos, el enlace con la vida. Yo sería el testigo de su sacrificio. Pasaron horas. No sé, ahí no existe el tiempo. Rezamos el rosario, todos teníamos rosarios. Por fin las tres cerraduras crujieron y pasos de botas resonaron en la capilla. El sargento Moreno llamó el primer nombre: “Carlos Rodríguez Cabo”. “Presente”, gritó con voz firme. Dos guardias con fusiles lo escoltaron hasta la puerta de nuestra celda. Nos abrazamos a través de los barrotes. Me encomendó a su hija, le dejaba su sortija y dijo: “ánimo, que tengas suerte”. Al rato el sonido de los fusiles FAL llenó la capilla, seguido de un tiro de pistola. “El sargento Moreno es el que da los tiros de gracia”, me habían dicho. Las tres cerraduras se abrieron otra vez, ahora para Efrén. Respondio: “Presente”.Me abrazó entre las rejas, le dejaba su fosforera a la esposa Los FAL sonaron cerca, seguidos de un tiro de gracia. El tercero fue Virgilio. En el último abrazo me dijo: “Tommy, voy a gritar un Viva Cristo Rey, Viva Cuba Libre, Viva el Directorio, que le va a traquetear los cojones. Alberto (Tapita) se abrazó a mí: “Ojalá que yo vaya después”. Abrazados escuchamos a Virgilio cumpliendo su promesa, sonaron los FAL y después tres tiros de gracia. “Alberto Tapia Ruano”, llamó Moreno. “La Virgencita me oyó”, dijo Tapita con alegría. Salió rápido. Quedamos Carlos Calvo y yo en la celda. “¿Crees que Tapita contó los tiros de gracia de Virgilio?... Fueron tres. De todas maneras él lo va a ver en el suelo, no hay tiempo de quitar los cuerpos entre uno y otro…”, dijo.

El cuarto fue Filiberto, quien, reconociendo su broma, me confesó: “Ya ni los marcianos pueden salvarme del trueno (paredón)”. Salió cantando el Himno Nacional. Le dieron dos tiros de gracia. “Lázaro Reyes Benítez”. “Presente”. Me abrazó y salió. “José Calderín”. “Presente”. El penúltimo abrazo y salió. Carlitos Calvo fue el último. Ya yo conocía toda su vida. Antes de que abrieran las rejas, me pidió: “Cuenta mis tiros de gracia y me lo dices allá arriba”.

Fueron ocho en La Cabaña, hace 50 años.

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TOMÁS FERNÁNDEZ-TRAVIESO, ex miembro del Directorio Revolucionario Estudiantil, fue condenado a 30 años de prisión por el régimen castro-stalinista de Cuba. La publicación en Miami de su obra teatral “Prometeo Desencadenado” le ocasionó una condena adicional. Cumplió 19 años de prisión. Actualmente reside en Miami. Recién publicó la novela, “El Silencio del Ayer”.

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DE LOS ARCHIVOS DE BARACUTEY CUBANO

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

He leido que quien asesinó a Fermin Cowley Gallegos (principal responsable del asesinato de los expedicionarios del yate Corinthya, pertenecientes a la Organizaci'on Auténtica, OA, y de las Pascuas Sangrientas de 1957) fue Carlos BORJAS.

William  Gálvez se destacó mucho por su prepotencia y  borracheras.

  (Raul Castro ayudando a fusilar antes del triunfo de la Revolución;  algunas personas señalan  que la persona que está  de espaldas es el sacerdote católico  conocido como ¨padre Sardiñas¨ )


La Revolución Cubana. fue una Revolución terrorista que se gestó, alumbró e instaló mediante la cárcel y el fusilamiento. Ya en la Sierra Maestra se fusilaba y esa práctica se generalizó durant décadas después del triunfo del 1 de enero de 1959.

Raul Castro con más de 500 fusilamientos bajo su responsabilidad es el mayor exponente de ese terror; le sigue el Che Guevara con aproximadamente 170 fusilamientos bajo su responsabilidad.
 

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Tomado de http://nuevoaccion.com/articulos/30699/

 OTRO ASESINATO EN LA SIERRA

Por Dariel Alarcón Ramírez “Benigno”

miembro de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia
jueves 1 de marzo del 2007

El 20 de agosto de 1958, a mí me sucedió un hecho que me impresionó sobremanera. Tenía un ayudante. Un campesino muy valiente, diecisiete años, pero que cometió la falta de sustraer de una mochila una lata de leche condensada y tres tabacos. Se le celebró un juicio, pues ya en aquellos momentos se había constituido en el Ejército Rebelde una Auditoría. En nuestra columna el auditor lo era el entonces capitán William Gálvez.

A ese niño lo condenaron a muerte. Era un chico muy valiente. Un hijo de campesinos que al igual que yo no sabía ni leer ni escribir, tampoco entendía bien porque estaba ayudando a Fidel, pero sí era fiel a la causa. Era el hijo único de dos campesinos, que le habían pedido a Camilo que lo cuidara.

Desde aquel momento  William Gálvez empezó a caernos extremadamente mal. Había celebrado el juicio de una forma muy sádica. Cuando dio lectura al acta de acusación, lo hizo en forma burlona, riéndose irónicamente, humillando al chico delante de todos.

A pesar de ser hoy general de Brigada la historia de William Gálvez  no es muy brillante que se diga. Ėl se incorporó al ejército rebelde jactándose de haber ajusticiado al Coronel del ejército de Batista Fermín Cowley, cuando quien realizó el atentado verdaderamente fue el capitán Carlos Borges, que Gálvez abandonó herido después de esa operación, seguro de que el ejército mataría  Carlos Borges. Pero un día, Carlos Borges, al que se creía muerto apareció por la Sierra y se supo la verdadera historia del atentado. William Gálvez fue hecho prisionero, pero sin hacérsele juicio, pues todavía no existía la Auditoría. No le quitaron el grado de Capitán, pues decían que se lo había dado Frank País. Encontrándose prisionero en la Sierra, le rogó a Camilo que lo incorporara a su columna. Y ocupó el cargo de la Auditoría, porque estaba en el segundo año de derecho, como una manera de darle una actividad porque nadie quería combatir bajo sus órdenes.

Al chico se le celebró el juicio en el Campamento de la Columna  2, pero era necesario mandar un mensaje al Estado Mayor, para que Fidel lo aprobara, y lo que nos sorprendió grandemente es que, cuando se encontraban alrededor de un cajón jugando barajas, precisamente Camilo jugando de compañero con el chico, llegó el mensaje de Fidel….Camilo de una forma fría, le dijo al chico mirándole a la cara: “a las cuatro de la tarde te vamos a fusilar. Fidel lo ha aprobado”.

Nos miramos creyendo que aquello era una broma de Camilo, pero después me di cuenta de que Camilo se había quedado blanco. El chico con una sangre más fría todavía que la de Camilo, siguió jugando y dijo: “está bien”.

Como yo había perdido mi gorra en el combate de El Jobal, el chico sacó la suya y me dijo: “ Toma, Lalito”- ¿ Y para qué me das la gorra?- “A mi me van a fusilar a las cuatro y tú no tienes gorra”.

Estaba en los diecisiete años. Oyéndolo me amargué, pero no lo creí. Seguí pensando que no era posible. ¿ Cómo quitarle la vida a un amigo, a un compañero,. A un hombre tan valiente como era el chico? Que no se tomara en cuenta que era un menor de edad y que habían sido sus padres quienes lo habían confiado al ejército rebelde, precisamente para que no cayera en manos del ejército de Batista. Cuando llegaron las cuatro de la tarde, yo seguía sin creer que tal orden, dictada por Fidel: fusilarlo para dar un ejemplo a la Columna 2 y a los otros invasores. se ejecutara…..

Pero entonces lo amarraron a un árbol, mientras que el señor William Gálvez iba haciendo sádicamente los preparativos para el fusilamiento como si de una fiesta se tratara. (De su libro: “Memorias de un Soldado Cubano”)


(Publicado en le edición del jueves 1 de marzo del 2007)
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Tomado de    https://www.youtube.com
Published on Nov 6, 2014
Dariel Alarcón Ramírez, «Benigno» (n. en 1939 en Manzanillo, Cuba), es un militar cubano que luchó en la Revolución Cubana, y luego a las órdenes del Che Guevara en el Congo y Bolivia donde fue uno de los tres cubanos sobrevivientes. Alcanzó el grado de Capitán del ejército cubano. En 1994 se exilió en París. En 1997 publicó el libro «Memorias de un soldado cubano».En 2006 publicó el libro «Benigno: dernier compagnon du Che» con Christophe Dimitri Reveille.

Se le conoce por coronel Benigno, el apóstol del Che. Luchó con el comandante Guevara en África. Fue su preferido entre el exiguo batallón que Fidel Castro envió a Bolivia: 49 guerrilleros iluminados para aliviar la presión norteamericana sobre Cuba. Sobrevivió, como por milagro, sobrevivieron él y cuatro más. Y escuchó a escasos metros los disparos que dieron muerte al Che.

Regresó como héroe a La Habana. Y como figura nacional vivió Benigno, hasta que el castrismo le defraudó sin remedio. Después de atar cabos y madejas, desde su refugio político en París, Benigno denuncia que "Fidel acordó con la Unión Soviética y con el Partido Comunista boliviano enviar al Che a morir a la selva de Bolivia. La desaparición del Che fue un alivio para muchos". Lo cuenta en Memorias de un soldados cubano, que publica Tusquets. Su acusación tiene mil indicios, pero sólo una prueba: la guerrilla debía encontrarse en la selva con el líder comunista boliviano, Mario Monje, para recibir el apoyo de su partido y sus juventudes. Pero en esa misma fecha, Monje fue requerido en Bulgaria por las autoridades soviéticas y, a continuación, en La Habana, por Fidel. El apoyo nunca llegó.



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sábado, julio 26, 2025

La cobardía de Fidel y de Rául Castro en videos y artículos relacionados con el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953

Nota del Blogusta de Baracutey Cubano


En el artículo 26 de julio de 1953: Memoria histórica de un hecho publicado en el diario Granma (Órgano Oficial del Comité Central del  PCC), se lee  lo siguiente  en el  pie de  la misma foto que encabeza este post.

Fidel con Ñico López, Abel Santamaría y José Luis Tassende en la Finca Santa Elena, en Los Palos, donde hacían prácticas de tiro antes de ir al asalto al Cuartel Moncada. En cuclillas de izquierda a derecha: Ernesto Tizol y Billy Gascón. Esta histórica foto se encuentra en el museo Casa Abel Santamaría de La Habana. Foto: Archivo



Esta foto la tuvo Raúl Castro  detrás de su buró en  su oficina   del MINFAR. El que está a su lado es Ñico López 


Ñico López era del  Partido Socialista Popular (PSP; nombre entonces del partido comunista en Cuba)   y desempeñaba  un papel relevante en la conspiración  y, al menos,  por disciplina partidista, tenía que informar lo que se estaba preparando. Quizás el partido lo situó para saber de primera mano los por menores de la conspiración. No olvidemos tampoco  que  Salvador Díaz Versón (Jefe de la Inteligencia Militar en todo el gobierno de Prío) tenía en su poder los expedientes de la Liga Anticomunista donde  estaban depositados muchos años de  investigación  sobre los comunistas en Cuba y fuera de Cuba. El expediente A-943 correspondía a Fidel Castro Ruz y en él se reflejaba que Fidel  Castro había comenzado a trabajar para la Unión Soviética  en 1943 y que en su reclutamiento y entrenamiento había desempeñado un importante  papel un diplomático supuestamente llamado Gomer Bashirov, En el expediente también habían fotos y documentos que  que evidenciaban su conexión con Moscú. Después del triunfo de la Revolución y concretamente tan cercano como el 23 de enero de 1959  se requisaron los archivos que estaban, si mal no recuerdo haber leido, en la casa de Salvador Díaz Versón en Cojimar.  En ese expediente había una carta de Fidel Castro dirigida  a Abelardo Adán en Praga que fue interceptada por Salvador Díaz Versón decía: ¨ Nuestro amigo me dijo que me mantiene reservado para mayores esfuerzos  y que no debo quemarme  viajando ahora. Ellos tienen  un plan  en el cual yo seré  el eje que  se implementara muy pronto. Es posible  que entonces volvamos a vernos sin temor al imperialismo yanqui¨.  La información de casi todo lo que está en este párrafo están en las páginas 777 y 778 del excelente libro (aunque no coincido en algunas interpretaciones que aparecen en él)  titulado La Verdadera República de Cuba , del Dr.Andrés Cao Mendiguren.

Deseo  mostrar parte del contexto  político en que se llevaron  a cabo los preparativos y el ataque a los cuarteles Moncada en la ciudad de Santiago sw Cuba  y  al cuartel  Carlos Manuel de Céspedes en la ciudad de Bayamo:

Dada la cantidad de implicados, hubo más de un juicio  respecto  a los sucesos  acahecidos  en el Cuartel Moncada en la madrugada del 26 de julio de 1953. En el juicio donde se juzgó, entre otros,  a Fidel Castro  Ruz,  se encontraba presente la periodista Marta Rojas, la cual  entonces trabajaba en la revista Bohemia y que según el padre de Carlos Alberto Montaner (el cual trabajaba en Bohemia) ellos se cuidaban de ella, ya que  tenía fama de batistiana. Marta Rojas afirmaba que ella estuvo   presente en el juicio a Fidel Castro y que éste al final de su alegato había dicho:  "¡Condenadme, no importa, la Historia me absolverá!" . Pero las actas de los dos juicios del Moncada desaparecieron muy tempranamente de los archivos de la Audiencia de Santiago de Cuba. ¿ Por qué y quiénes las desaparecieron ?. La tiranía Castrista trata de que no se les desbaraten sus mitos ni se les descubran sus abundantes mentiras; de consultarse esas actas se vendría abajo el supuesto alegato de Fidel Castro que se conoce como La Historia me absolverá ...PERO BORRAR TODAS LA HUELLAS ES DRECUENTEMENTE ALGO MUY DIFÍCIL:  en el número de la revista Bohemia (Sección En Cuba,  página 70) correspondiente al  27 de diciembre de 1953 SE LEE ALGO MUY DIFERENTE:


¨Al  final:
- Señores de la Sala, en gratitud  a vuestra generosidad, honorabilidad y justicia, voy a terminar. No pido mi libertad. Ustedes cuentan con el respaldo del pueblo de Cuba, aunque nos condenen. No importa el silencio de hoy. La historia, en definitiva, lo dirá todo.¨

En entrevista del historiador  Antonio ¨Tony¨ Rafael de la Cova con Mario Salabarría Aguiar (quien fuera comandante jefe del Servicio de Investigaciones Extraordinarias de la Policía Nacional durante el gobierno constitucional del Presidente Ramón Grau San Martín) el 7 de diciembre de 1983, Salabarría expresó algo que  se soslaya en muchos de los artículos sobre  los preparativos antes del ataque al cuartel Moncada,  que indica que ya antes de dispararse el primer tiro en el Moncada ya   Fidel Castro y algunos de los  futuros asaltantes estaban fuera de la ley:

Yo hable con Orlando Castro en presidio sobre lo del Moncada. El es un elemento serio. Hay otra gente que agranda las cosas, y agregan. Lo del robo de automóviles me lo dijo un preso común, José Sánchez Fernández, apodado “Veinte a Diez” que lo utilizaron para ese robo de autos que llevaron al Moncada. El me hablaba de [Raúl] Martínez Ararás. Sánchez cayó preso en uno de los robos de autos en Matanzas, y Fidel fue como abogado y se lo resolvió.

Antonio  Rafael de la Cova  Ph,D.  en la investigación sobre los asaltos a los cuartes de Santiago de Cuba y de Bayamo entrevistó a 104 personas (las entrevistas están en Internet) ; entre ellas a 39 militares y a 14 de los asaltantes.

Algunas cifras sobre los asaltos a los cuartes de Santiago de Cuba y de Bayamo:

El número de los convocados por  la jefatura (Fidel Castro, Abel Santamaría, etc.)  que  llegaron o estaban en  Santiago de Cuba fueron  160; de ellos murieron en combate y asesinados: 61.
Militares muertos: 19
De los convocados, 25 fueron a asaltar el Cuartel de Bayamo  y 3 desertaron a última hora. En la granja Siboney 8 o     10 se negaron a participar del asalto al cuartel Moncada al ver el pobre armamento que se tenía para ello, además del hecho que un grupo de no más de 5 ó 6 personas de los convocados sabía  realmente para qué viajarían a Santiago de Cuba.
Después del fracaso militar de  los ataques a los cuarteles, de los 45 que regresan a la Granja Siboney; solamente 19 se dirigen con Fidel Castro  hacia las montañas, el cual  se había retirado, o huido, del Moncada antes de las 6 am (el combate había comenzado aproximadamente a las 5:20 am) pese a que hasta cerca de las 8 am aún se estaba disparando hacia el Moncada desde el Hospital Civil, donde estaban Abel Santamaría y el Dr. Antonio Muñoz Monroy entre otros.

Muchas más revelaciones en:

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El Tesoro del Presidente
26 de julio, 2025

El asalto al cuartel Moncada: la voz de los militares de Batista /Cuba/ 26 de Julio 1953

Fidel Castro ¿se perdió, o huyó, en el asalto al cuartel Moncada?





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Ciertas peripecias del nacimiento con fórceps de la revolución cubana que dan para películas de Monty Python

Por Arnaldo M. Fernández
Broward
30/07/2020

El viernes 31 de julio de 1953, Ernesto Tizol —cuadro dirigente del Comité Militar del movimiento insurreccional aún anónimo de Fidel Castro— se entrega a las autoridades tras las gestiones de su padre con un cura y un masón en la estela del asalto a los cuarteles de Santiago de Cuba y Bayamo. Tizol había llegado a casa de sus padres en Holguín el mismo 26 de julio, luego de anticiparse al nacimiento de ese fenómeno histórico denominado revolución cubana con la acción contrarrevolucionaria de doblar por la Avenida Las Américas en vez de continuar por la Avenida Victoriano Garzón hacia el Moncada.

Los vehículos que venían detrás siguieron la rima y en La historia me absolverá (1954) Castro explicó: “Aun cuando disminuya nuestro mérito, la mitad del grueso de nuestras fuerzas y la mejor armada, por un error lamentable, se extravió a la entrada de la ciudad y nos faltó en el momento decisivo (…) Tomó por una calle equivocada y se desvió por completo dentro de una ciudad que no conocían”. Tal como Castro dictó la historia oficial que embaraja la deserción como extravío, Batista echaría a rodar la fake history de que Castro mismo “did not appear at the tragic scene of the fighting” [1]. Así corre aún por mentideros exiliares y redes sociales gracias a quienes no saben de qué hablan o entonan cualquier cosa para el alma divertir.

Ser o no ser bayamés

La ruta al Moncada era intuitiva y el lugarteniente de Castro para el ataque al cuartel de Bayamo, Raúl Martínez-Ararás, cuñado de Tizol, aclaró que no cabía equivocación. Tizol había negociado el arriendo de la Granjita Siboney —punto de partida de la caravana de 16 autos de los asaltantes— con el propietario José Vázquez-Rojas. A tal efecto fue dos o tres veces a una gasolinera en la Avenida Garzón que Vázquez Rojas también poseía. Por eso Tizol sabía bien que, para ir al cuartel Moncada desde la granjita, tenía que pasar por frente a esta gasolinera, sita más allá de la intersección de Avenida Garzón con Avenida de las Américas.

Tizol y los extraviados andaban por Alturas de Quintero cuando escucharon el tiroteo. Boris Luis Santa Coloma, Oscar Alcalde y otros regresaron, pero muchos optaron por no correr al combate. Tizol se deshizo del uniforme y del arma para tomar un ómnibus rumbo a Holguín.

Viernes de Concilio

Para el 31 de julio, las gestiones de otro cura [Arzobispo Enrique Pérez-Serantes] y otro masón [Gran Maestro Carlos Piñeiro del Cueto] habían frenado el desmadre de los militares en la caza de rebeldes. Pérez-Serantes enrumbó por la carretera de Siboney hacia el caserío de Sevilla con ánimo de regresar a Santiago trayendo a Fidel Castro, pero volvió sin él. Ya circulaba hasta en volantes la orden dada por Batista: “Respetar la vida de los insurgentes”. Piñeiro del Cueto oyó a Batista advertirle por teléfono al jefe del regimiento acuartelado en el Moncada, coronel Alberto del Río Chaviano, que iba a pasarle la cuenta si ejecutaban a otro prisionero [2].

De ahí que ese mismo día Ramirito Valdés fuera conducido vivito y cojeando [3] al vivac de Santiago, tras ser detenido cerca de La Calera en la carretera al Castillo del Morro. A sus interrogadores diría que sólo sé que no sé nada, ni siquiera quién es Fidel Castro, pero en juicio se vino abajo esta coartada socrática y fue condenado a 10 años. Otros 19 que negaron haber participado en el asalto corrieron mejor suerte y salieron absueltos por falta de pruebas.

Destino de Tizol

El capitán Bebo Lavastida, jefe de inteligencia militar del regimiento, tomó declaración a Tizol. Su confesión corroborada selló la condena a 13 años, que también encajaron Oscar Alcalde, Raúl Castro y Pedro Miret por estimar el tribunal que habían desempeñado cierto papel de liderazgo. Al salir en libertad por la amnistía de 1955, Tizol marchó al exilio en USA con su esposa e hijos. Regresaría a Cuba en 1959 y ocuparía cargos gubernamentales de poca monta. En 1978 pasó a fungir como tercer secretario de la embajada cubana en Checoslovaquia, donde curiosamente prestaba servicio desde 1974 otro que también salió de la Granjita Siboney —en un Dodge 1950— y nunca llegó al Moncada: Oscar Quintela [4]. Tizol fallecería el 1 de julio de 1984 sin que Granma se dignara a publicar su obituario.

Coda

En vez de meter la pata con que Castro no llegó al Moncada, el teatro bufo del anticastrismo tardío debiera poner en escena ciertas peripecias del nacimiento con fórceps de la revolución cubana que dan para películas de Monty Python: Léster Rodríguez olvidó subir a la azotea en su exploración del Palacio de Justicia y a la hora del combate se topó con un muro tan alto que no permitía disparar contra el cuartel; Ñico López dejó en el motel Gran Casino los alicates con que debía cortar la alambrada para abrirse paso hacia el cuartel de Bayamo por el terreno yermo adyacente; Renato Guitar dibujó mal el plano de ubicación del arsenal del cuartel Moncada y quienes tenía la misión de ocuparlo subieron por una escalera hacia la barbería…

Notas

[1] Cuba Betrayed, Nueva York: Vantage Press (1962), 35.
[2] De la Cova, A. R.: The Moncada Attack, Columbia (SC): Editorial de la Universidad de Carolina del Sur (2007), 168.
[3] Siendo ya ministro del Interior, Ramirito contó al novelista francés Robert Merle que había disparado su pistola contra un sargento alto y mulato, quien devolvió el fuego hiriéndolo en un pie. Cf.: Merle, R.: Moncada: Premier combat de Fidel Castro, Paris: Robert Laffon (1965), 182. Tras escapar en un auto con los neumáticos ponchados por los tiros, Ramirito no pudo rodar más allá del reparto Vista Alegre y andaba a pie al ser arrestado.
[4] Quintela regresó a La Habana y dejó el Dodge en el mismo lugar de donde había salido, con las llaves en la guantera y las puertas cerradas. Sería interrogado como sospechoso unos días después, pero dio excusa tan plausible que ni siquiera fue a juicio. De su célula —Calabazar— sólo René Bedia cayó en el jamo batistiano y fue sancionado a 10 años.

© cubaencuentro.com
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Wenceslao Cruz
Junio 17, 2016

Pedro Corzo entrevista al Padre Jorge Bez Chabebe sobre la  rendición y detención de Fidel Castro después del asalto al Cuartel Moncada,  el triunfo de larevolución y  los cubanos fusilados por Raúl Castro


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Parodia de juicio y ejecución del Teniente Despaigne  en Cuba en   la zanja de la Loma de San Juan  a mediados de enero de 1959


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El Dr. Antonio de la Cova  y otros testigos habla sobre el asalto al cuartel Moncada con Oscar Haza, Julio 26, 2007



Más en:

El Dr. Antonio de la Cova y  participantes del asalto al cuartel Moncada  de la ciudad de Santiago de Cuba y al cuartel Carlos Manuel de Céspedes   de la ciudad de Bayamo hablan con Maria Elvira Salazar, Julio 26, 2004. Hacer CLICK  encima de Watch on YouTube.  A PARTIR DEL INSTANTE 26:02  EL  ASALYANTE ORLANDO CASTRO Y EL HISTORIADOR ENRIQUE ROSS   HACEN DECLARACIONES  MUY IMPORTANTES.  En  estos últimos  años  se ha conocido que  ya en esa época detrás de  Fidel Castro, y otros individuos, estaba la Inteligencia de la Unión Soviética, según se lee, por ejemplo, en el libro  El sóviet caribeño: La otra historia de la Revolución Cubana, del investigador y científico César Reynel Aguilera.

https://www.amazon.com/-/es/El-s%C3%B3viet-caribe%C3%B1o-historia-Revoluci%C3%B3n/dp/1088722571

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Servicio fúnebre  a los 19 militares muertos en el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Un ataque producido con premeditación, nocturnidad, y alevosía, ya que al comenzar el ataque estaban durmiendo. Los atacantes vestían  los mismos uniformes militares que los atacados. Años después Fidel Castro Ruz  criticó que los aviones de la Brigada de Asalto 2506 que combatió en Bahía de Cochinos y sus alrededores,  estaban pintados de manera similar que los aviones de la Fuerza Aérea Revolucionaria ....

LA MENTIRA DE FIDEL CASTRO EN LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ SOBRE EL ¨TIGRE¨, QUE REALMENTE ERA ¨EL MULO´, QUE SUPUESTAMENTE LE SACÓ LOS OJOS A ABEL SANTAMARÍA EN EL MONCADA CUANDO REALMENTE NI ABEL TENÍA SACADOS LOS OJOS Y ¨EL MULO ¨ ERA REALMENTE UN INFELIZ INCAPAZ DE MATAR A NADIE. EL DUEÑO DE LA FUNERARIA ATESTIGUÓ EN UN PROGRAMA DE " A MANO LIMPIA " DE QUE NO HABÍA NINGÚN CADAVER SIN OJOS.

Fragmento tomado de http://www.latinamericanstudies.org


Entrevista del Dr. Antonio de la Cova a Jesús Yanez Pelletier; en  letras negritas o bold lo que habla o pregunta  el Dr.  Dr. Antonio de la Cova

Debajo de las matas. Otra cosa, aquí se habla también de que el oficial Morejón fue uno de los que implicaron también en la muerte de esta gente. ¿Este no era el teniente Pedro Morejón Valdés?

Pedro Morejón, sí.

¿Este es uno de los oficiales que implican en las muertes de los presos?

Sí, sí, sí, y él, si le hubieran dado chance, hubiera acabado allí también.

Por cierto, yo también hablé con “El Mulo” González.

¿”El Mulo” González? [risa]

Murió en el año 78 [Febrero 28, 1988].

Sí, ¿no? Bueno, pues, “El Mulo,” ¿cómo se llamaba él, Eladio?

Eulalio González Amador.

Eulalio. Eulalio González. Era un infeliz. ¿Tú sabes lo que me dijo él? Que él, el único gran dolor que tenía él era que le habían perforado, que estuvieron a punto de matar la hijita. Que uno de los disparos rompìó la cuna.

Y le mataron la cotorra. El le echó la culpa a Alfonso Silva.

Yo no sé a quien le echó la culpa, pero él me decía a mí, “Coño, Yánez, por poco me matan la chiquita.”

Yo tengo la tesis que González, para mí, por lo que me has dicho tu y me ha dicho muchaotra gente, González yo no creo que participó en matar a los presos.

No, no hombre, no, mentira.

Sí. Yo creo, aunque a él le echan la culpa en “La Historia Me Absolverá,” y lo apodan “El Tigre,” y toda esa cosa.

Sí, el que le sacó los ojos a Abel y que tenía las manos ensangrentadas. “El Mulo” González no tenía valor para eso.

Efectivamente, no tenía valor para eso.

Era un infeliz.

Sí, era un infeliz. Eso mismo es lo que me han dicho otras personas. Y claro, los grandes culpables ahí eran Lavastida, Rico Boué, toda esta gente, Policarpo Ochoa Ferrer, toda esta gente. Y entonces, claro, cogen a este infeliz, le echan a él todos los muertos, y esta gente se queda callada.

Se quedan callados, por supuesto.

Sí. Oyeme, él, que trabajo, él, yo se que él trabajaba en la prisión de Boniato que era donde tenía los gallos finos. ¿Qué es lo que él hacía allí?

Nada. El no trabajaba allí.

¿No trabajaba allí?

El iba a la prisión a cuidar sus gallos, él tenía gallos allí, que los cuidaba allí.

El iba allí nada más a cuidar sus gallos.

A cuidar sus gallos. El no trabajaba en la prisión.

El falleció en el año 88. Yo lo ví semanas antes de que muriera. Oye, y cobarde. Tu sabes que a mí me dijo el teniente Camps, que una vez lo vió a él en una bodega, y él decía, “No, porque yo en Cuba, yo a lo que me dedicaba era a trabajar en un central. Yo era campesino, esto y lo otro.” Y dice Camps que él fue y lo miró y le dijo, “Oigame, yo lo conozco a usted del central Moncada.” Y que se asustó. Se asustó porque no lo reconoció. Y después lo vió y le dió un abrazo.

Era un guajiro infeliz. Yo tengo la idea que era un guajiro infeliz. El era amigo de mi suegro.
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LA VERDADERA HISTORIA DE LA CAPTURA DE RAÚL CASTRO

Raúl Castro Ruz, Jesús Montané Oropesa y otros asaltantes al Cuartel Moncada detenidos 

Por el Dr. Antonio de la Cova
La Nueva Cuba
Agosto 6, 2006

La verdad es más cercana a la versión que estoy citando aquí de mi libro "The Moncada Attack: Birth of the Cuban Revolution" (El Ataque al Moncada: Nacimiento de la Revolución Cubana), que será publicado por la Prensa de la Universidad de South Carolina, el 30 de junio de 2007.

Después que el ataque al Moncada fue sofocado, se envió aviso de radiocomunicación rapidamente a los puestos militares en la provincia de Oriente. El teniente Vicente Camps Ruiz, de 42 años de edad, había sido asignado dos días antes a la guarnición de San Luis, 17 millas al norte de Santiago de Cuba, que contaba con 15 hombres. Él respondió a la alerta. situando un bloqueo en la carretera y vigilancia sobre las línea ferroviaria entre San Luis y el poblado de Dos Caminos. El lunes, temprano en la mañana, Raúl Castro, entonces con 21 años de edad, caminaba rumbo a San Luis, siguiendo las líneas del ferrocarril, habiendo dormido la noche antes en un cañaveral en El Cristo. Había comprado pan y agua en Dos Caminos antes de caer en la emboscada tendida por el sargento de la policía Emilio Bóveda González, el cabo Canet y el policía Victoriano Pellecier. Bóveda condujo al detenido al puesto de San Luis, porque no tenía identificación, mientras dejó a los otros dos policías en el puesto de vigilancia.

Cuando el teniente Campos interrogó a Raúl Castro, alrededor de las 8 de la mañana, éste dijo llamarse Ramón González, y ser hermano del lider del PAP (partido de Fulgencio Batista) en Marcané. Declaró que había asistido a los carnavales de Santiago e iba de regreso a su casa en Cueto, cerca de Marcané. Camps recuerda: "Raúl no tenía documentación y sólo traía 50 centavos en los bolsillos. Se me hizo sospechoso cuando no pudo explicar satisfactoriamente por qué no había comprado pasaje de ida y vuelta para los carnavales. Entonces él dijo que había ido a Santiago en un carro con dos amigos que nombró." Camps hizo desvestir al prisionero para ver si tenía alguna herida y examinar su hombro para ver si tenía marcas de haber disparado con un rifle. "No obstante su declaración de que era un campesino, yo noté que usaba canzoncillos atléticos, una ropa interior no usada por los campesinos por su similitud con la ropa interior femenina." El teniente recuerda que las manos de Raúl Castro temblaban cuando lo dejó en la celda mientras verificaba su identidad.

El teniente Camps llamó al jefe militar del puesto de Alto Cedro, quien le contestó que la persona que supuestamente había llevado a Raúl hasta Santiago, había vendido su carro un mes antes y que el otro alegado acompañante estaba convaleciendo de una fractura en una pierna. La descripción dada de Ramón González, no coincidía con la del detenido. Cuando el sospechoso fue confrontado con los hechos, enseguida confesó su participación en el asalto al Moncada y su verdadera identidad. La prueba de la parafina demostró que el detenido no había disparado ningún arma de fuego. Al día siguiente Camps y dos cabos escoltaron al prisionero hasta el cuartel de Palma Soriano, donde permaneció por tres días hasta que fue trasladado al vivac de la Cárcel Municipal de Santiago, un edificio colonial construído en 1845. Camps le dijo a Raúl: " mira, a tu hermano lo mataron," y le entregó un ejemplar del periódico gubernamental Ataja con una titular que decía "Muerto Fidel Castro." Camps dijo que el jóven exclamó: "Murió como él quería, fue un gran cabrón." A la pregunta de Camps de "¿Por qué dices eso?", Raúl le contestó: "porque nos traicionó. Dijo que nos íbamos a unir a algunos soldados del Moncada que iban a dar un golpe de estado. Yo no maté a nadie".

Al llegar a Santiago Raúl Castro declaró a los reporteros de Cadena Oriental de Radio y del Havana Post lo siguiente:

"Yo arribé a Santiago el sábado por la noche con el propósito de tomar parte en el asalto al Moncada. Me marché de La Habana, donde vivía en la calle Neptuno # 214, el viernes, invitado por mi hermano Fidel, quien no me explicó los planes hasta que arribamos a la granja Siboney. Allí nos dijo que íbamos a asaltar el Moncada y como íbamos a hacerlo, pero todo resultó diferente (ellos fueron engañados y les dijeron que los soldados y los oficiales estaban contra el gobierno y que los iban a apoyar). Mi hermano me aseguró que no iba a haber asesinatos, pero cuando llegamos al hospital civil, ocurrieron algunos. Yo entré al edificio del Palacio de Justicia, con cinco compañeros, para evitar que los soldados lo tomaran y desde allí dispararan contra los atacantes."

"En la granja Siboney nos entregaron uniformes del ejército y armas. No teníamos planes de que hacer en Cuba, yo era ortodoxo, y dije "era" porque el ortodoxismo no existe ya. Al fallar el plan me deshice del uniforme del ejército y bajé, por la colina detrás del Palacio de Justicia y abandoné la ciudad y me dirigí a Dos Caminos, cuando fui arrestado y llevado a San Luis y al Moncada, donde fui bien tratado en ambos lugares."

(Citado del artículo "Brother of Fidel Castro Admits Hospital Murders," Havana Post, July 31, 1953, página 1).
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Parte 2
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(Aquí   Mario Chánes de Armas, asaltante al Cuartel Moncada, cuenta como Fidel Castro Ruz se rinde  donde estaba escondido y que no estaba dormido)


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Fidel Castro, Armando Mestre, Juan Almeida  y otros asaltantes en el VIVAC de Santiago de Cuba; observen que no están esposados ni se les ve golpeados.

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Las actas de los dos juicios sobre el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953  desaparecieron  muy tempranamente de los archivos de  la Audiencia de Santiago de Cuba; las actas criminales deben estar en los archivos durante 25 años. La existencia de esas actas de los juicios del Moncada desmentían  la propaganda  del incipiente Movimiento 26 de Julio con la distribución del supuesto alegato de Fidel Castro en su juicio sobre el ataque al Cuartel Moncada. Hay versiones que vinculan al cercano amigo  y cómplice  en hechos de matonismo y de juergas de Fidel Castro, al ya fallecido abogado Baudilio ¨Bilito¨Castellanos (cuyas hijas viven en Francia desde hace muchos años)  con la temprana desaparición de esas actas donde se recogían lo expresado por las diferentes partes, incluyendo a los acusado;  hecho muy necesario para fabricar el mito del alegato de Fidel Castro en el Juicio del Moncada . Un abogado conocido mío sí me expresó en los años 70s en Cuba, que Juan Almeida sí había sido muy valiente en el juicio.

Por cierto:  ¿ alguien ha oido o leido algo escrito por Fidel Castro en que se emplee el galicismo: ¨OS VOY ...¨que aparece al inicio del capítulo XII de La Historia me Absolverá, conocedores de las técnicas de crítica textual apuntan que la mano, entre otras,  de Jorge Mañach está en ese inventado alegato. La entonces batistiana ( razón esta por la que se le permitió ser la primera periodista en entrar al Moncada y en asistir al juicio de Fidel Castro) Marta Rojas ha sido la única fuente del oficialismo  que estuvo presente y que asegura que Fidel  Castro expresó en el juicio lo que aparece en La Historia me absolverá, pero el testimonio  de Marta Rojas no es confiable, pues para su beneficio dice y escribe lo que le es conveniente. Veamos esta carta que le escribió a Fulgencio Batista después del ataque al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957.


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 La Historia me absolverá: una mentira olímpica

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Nos dijo lo que queríamos escuchar y, en menos de cinco meses, sin necesidad de Internet, su funesta y ruin comedia ya había recorrido la isla de San Antonio a Maisí.
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Por Juan Juan Almeida
20 de octubre de 2014

La Historia me absolverá , más que un documento histórico, es una invención fabricada que nunca es tarde para desmontar. Y no me refiero al hecho de que los actos denunciados en la conocida soflama, continúen teniendo vigencia.

Conocemos la autobiografía del fracaso y nuestra bancarrota moral, sabemos que los males que aquejaban a la sociedad cubana de entonces, hoy se multiplican. Los cubanos continuamos padeciendo a un dictador, la prostitución prolifera, la pobreza es una pandemia, los problemas de vivienda son el pan de cada día, y los militares y reclutas continúan trabajando sin paga en las fincas de los Generales. Nada de aquello ha cambiado, no hay una ley de transparencia que nos ayude a evidenciar, por ejemplo, el escandaloso gasto de una modesta funcionaria que a nombre del CENESEX, viaja por el mundo con acceso a un presupuesto que supera los $100.000 diarios.

No, yo hablo del documento, porque hace unos días leí que el pasado 16 de octubre se conmemoraron 61 años de "La Historia me absolverá", alocución de autodefensa pronunciada por Fidel Castro ante el tribunal de urgencia del Palacio de Justicia santiaguero; donde fue encausado junto a sus compañeros, los llamados Generación del Centenario del Apóstol, por los asaltos al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, el 26 de julio de 1953.

Primero, debo aclarar que las personas procesadas por la causa número 37 de 1953 fueron juzgadas en el Palacio de Justicia de Santiago. Mucho se ha dicho, tanto que empalaga, sobre los 29 acusados que fueron sancionados a entre seis meses y trece años de privación de libertad, del tiempo que pasaron juntos en el Presidio Modelo de Isla de Pinos, luego el indulto y posterior salida hacia México. Pero muy poco se conoce sobre un grupo de acusados que al ser considerados ciudadanos ajenos a los hechos, luego de finalizado el juicio, y de guardar prisión preventiva, inmediatamente fueron puestos en libertad. De ellos hablaré en otro momento; los menciono únicamente para que no nos engañen.

Fidel Castro no fue juzgado junto a sus compañeros de causa, su juicio fue el 16 de octubre en la sala de enfermeras del hospital Saturnino Lora, junto al encamillado Abelardo Crespo y Gerardo Poll.

Sin dudas, la defensa existió y, como cualquier reggaeton, fue una expresión muy barroca de verborrea inspiracional. Cuatro horas de entretenimiento oral salpicado de emotiva crítica social y adornado con narraciones épicas; que dista por mucho de lo que conocemos hoy.

Casi toda realidad encierra alguna entelequia, y "La Historia me absolverá" no es realmente el alegato, sino una libérrima versión adaptada a la literatura por la fantasía de Fidel. Me lo contó Melba Hernández, una de "las heroínas del Moncada": el documento lo escribió después, rodeado de libros en su propia biblioteca en el Presidio Modelo. Por cierto, el entonces joven abogado Castro Ruz nunca tuvo acceso a los apuntes que escribió durante el juicio la periodista Marta Rojas, ni a las transcripciones del letrado. Siempre a su favor, magnificó el hecho y modificó los datos.

Nos mintió olímpicamente y aceptamos por desidia, por ignorancia, por mala voluntad o por cualquier otra razón que ahora ni viene al caso. Nos dijo lo que queríamos escuchar y, en menos de cinco meses, sin necesidad de Internet, su funesta y ruin comedia ya había recorrido la isla de San Antonio a Maisí. Pero siempre habrá quien hable porque –como decía mi abuela, a quien le faltaba escuela pero le sobraba mundo–: "Ni todos los ojos abiertos ven, ni todos los cerrados duermen".
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Fragmento de la entrevista que el Dr. Antonio ¨Tony¨ de la Cova le hizo a Adolfo Nieto y Piñeiro Osorio,  el Magistrado  que Presidió el tribunal que juzgó a Fidel Castro por  el asalto al Cuartel Moncada el  26 de  julio de 1953. Esa entrevista  se llevó a cabo el 10 de mayo de 1975 y en Internet se puede OIR o LEER  íntegramente.

T: ¿Porqué es que el juicio de Fidel con este otro se hace en el hospital civil, en el cuarto de las enfermeras y en una sesión con las puertas cerradas?

No, las puertas no estaban cerradas. Todas las puertas estaban abiertas, lo que pasa es que no había nada más que dos puertas. Una de entrada a un corredor y la puerta de entrada al salón. Esas puertas estaban abiertas y había público, enfermos en el hospital, que estaban presenciando esa vista. Y Fidel habló, y habló largo y tendido con todas las garantías y todo 10 que le dió la gana de decir, que nadie lo interrumpió. Ahora, 10 que usted dice de "La Historia Me Absolverá", hubo cosas que dijo en el juicio, por ejemplo, habló de la reforma agraria y una serie de cosas que se debían hacer, y habló efectivamente que algunos compañeros habían sido asesinados por los militares en el cuartel. habló del gobierno, habló de Chaviano, dijo todo l0 que quiso y otras cosas mas que habló, pero todo l0 demás fue escrito posteriormente en el folleto "La historia me absolverá." Unos se l0 atribuyen a Miró Cardona, otros se lo atribuyen a los comunistas •••

T: Otros se 10 atribuyen a Jorge Mañach
.
Eso es una mentira. Entonces, el primer folleto que circuló fue mimeografiado como documento subversivo••• después el segundo, dos, tres, pero si usted los confronta unos con otros, lo que indica que todo eso fue fabricado a la medida, hay cosas ahí que él no dijo. El juicio dur6 un solo día para él y el otro que estaba ahí. Ese juicio comenzó .~ las 8:30 o 9 de la mañana y se termin6 como a las 3 de la tarde, estaban los testigos y el estuvo hablando largo y tendido y todo lo que le dio la gana. Que no había podido ••• Pero todo 10 que dijo, que dice el folleto que dijo, algunas cosas que dijo es cierto pero otras no eran verdad, y cosas que no tenían que ver con el caso.

T: ¿y usted como presidente del Tribunal, no le dijo, no hable más de cosas que no tienen que ver con esto?

No, porque nosotros no queríamos cortar a nadie sino que cada uno se manifestara se desahogara como quisiera, para que no dijeran que lo queríamos coaccionar, quitarle la palabra. Es más, si yo conozco a Fidel desde que estaba en el colegio de Dolores, en Santiago de Cuba. Fué compañero de una hija mía en la Universidad de La Habana, y Fidel tiene una memoria que es una caja fotográfica. Yo he presenciado, cuando pasaba las vacaciones en La Habana la casa de una familia donde él estudiaba yo he visto a Fidel tomar el derecho romano, y con ese montaje que él sabe hacer, y repetirlo por página de memoria •••

T: ¿Entonces durante el juicio se le dej6 que hablara y el habl6 yo diría unas tres o cuatro horas?

Bueno,'quizás tres o cuatro no, pero sus dos horas las hab16 perfectamente bien. 

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